Capítulo 9
Abrió mi puerta y esperó a que me subiera, dando ella la vuelta y antes de sentarse se subió el vestido, descalzándose, llevando sus manos al borde del asiento y agarrándose, abriendo a la vez sus piernas todo lo que daban de si, dejando a mi vista unas bragas, ya húmedas, negras.
-Estas excitada PERRA.
-Nina. -Es mi condición AMO.
-Háblame de ti, mientras llegamos…
Así terminó el último capítulo…
-Nina. -Le mentiría si le dijese que no fui feliz, desde el primer día me dejó claro lo que quería y esperaba de mí, al principio me costó, tenía 14 años cuando mis padres para salir de la pobreza me vendieron, era la mayor de cinco hermanos y hermanas más.
– ¿Y tus hijos nunca se han dado cuenta?, porque por él no puedo hablar, pero estoy seguro de que si Olga lo hubiese mínimamente sospechado me lo hubiese referido.
-Nina. -Cuando lleguemos a su casa, -me sorprendía, pero la entendía-, le enseñaré mi verdadera habitación, llevo sin pisarla desde que enfermo mi marido, así que espero que sepa usted perdonar su suciedad, y contestando a lo de mis hijos, era casi imposible, además de que los dos siempre estuvieron en un internado en Londres y luego sus carreras universitarias las hicieron fuera de Sevilla, y mi habitación es un añadido del piso de al lado, que mi marido compró, le quitó una habitación y luego alquilo el resto del piso.
-Además de usarte, y no lo digo por ofender, he visto que lo has dicho con orgullo, y yo se reconocer muy bien eso en la mirada de una esclava, le ayudaste en los negocios.
-Nina. -Si, y jamás, a excepción de unos pocos, nadie supo quién era yo, siempre me usaba con máscara, también me dio una carrera que me vino muy bien, porque cuando empezó a ponerse enfermo, hizo que me pegara a él para conocer el funcionamiento de la empresa.
-Algo de eso me conto tu hija, y que tu hijo trabaja contigo, para hacerse cargo cuando te jubiles.
-Nina. -Ya estamos llegando AMO, si quiere cenando sigo…
-No, ya te diré cuando PERRA.
-Nina. -Como usted diga AMO.
Entramos en un garaje comunitario, con el mismo mando, abrió una persiana, indicándome que aparcara ahí. Me quedé alucinado, al atravesar esa persiana, el espacio era enorme, viendo dos turismos debidamente tapados.
Rápidamente se bajó, sin calzarse y me abrió la puerta, cerrándola cuando me bajé, sin moverse se sacó el vestido y fue a quitarse el sujetador…
-No, a mí me gustan mis PERRAS en lencería, vístete, no vamos a pasar por tu casa, primero vamos a cenar, se tuvo que girar para coger su vestido del suelo, un suelo por otro lado impoluto, como buena esclava, no dobló las rodillas.
-Quieta…
Se quedó en esa posición, y sacándome la polla, bastante dura, la cogí del pelo y apoyé su cabeza en el lateral del Tuareg e indicándole que dejara las manos en la espalda, vi que era cierto lo que dijo Amparo de las bragas, las tenía metidas en la raja del culo, por lo que con fuerza las rasgué y apoyándome en ella, se la metí en un coño mojado, chorreante.
-Uffff, que coño, viejo pero estrecho VIEJA DE MIERDA, como se nota que lleva años sin uso, ni se te ocurra correrte o te saco así a la calle.
Mientras entraba y salía de ese coño casi virgen con fuerza, ella solo soltaba leves gemidos, hasta que noté que me iba a correr y saliéndome de su coño, lo hice en su espalda, no fue mucho, la verdad es que no se ni como después del día que había tenido, me podía empalmar.
-Vístete.
Se incorporó y con una sonrisa me dio las gracias, sin hacer por limpiarse se puso el vestido, solo se recolocó las medias.
-Nina. – ¿Me sigue AMO?
Cogimos un ascensor al que solo se podía acceder con llave, cuando se dio cuenta de mi extrañeza, en este solo se veía un número
-Nina. -Solo hay dos plantas AMO, lo que pasa es que los pisos son de tres niveles, y cada piso tiene su propio ascensor, en realidad solo somos cuatro vecinos.
Sonreí, agradecí cuando me dio el fresquito de la calle, era cierto que estaba junto a su piso, solo teníamos que cruzar la calle. Entramos directamente y en la barra ya estaban las tres esperándonos.
-Ya nos están preparando la mesa, al decirles que venía mi madre, nos han preparado un reservado.
El metre al ver a Nina, casi se rompe en reverencias.
-Triana. – -Al ver mi cara-, jajajaja, mi abuela ahora viene menos, pero cuando vivía mi abuelo, era raro el día que no comían o cenaban aquí, de echo al reservado le llaman el reservado Ricardo por mí abuelo.
-Nina. -Es cierto AMO, -bajando la voz-, aquí se han cerrado muchos negocios.
Nos sentamos y Nani, ya que era tarde, pidió por todos una cena ligera y de beber solo dijo que el vino de siempre, preguntando si alguien quería otra cosa, y hasta Triana se animó…
-Triana. -Si me lo permites Raúl, -Nani la miro extrañada-, voy a celebrar su aceptación.
-Jajajaja, me parece bien, y Nani no te extrañes, en las comidas, a no ser que diga lo contrario, no hay tratamiento.
-Triana. -Como hoy, jajajaja.
Menos Nina que no sabía a qué se refería nos reímos a carcajadas, a la vez entendí lo de que allí se habían cerrado muchos negocios, el camarero para entrar llamó a un timbre y hasta que Nina no pulso un botón oculto bajo la mesa, la puerta no se abrió.
-Nina. -No cerréis la puerta hasta que este todo servido.
Acertó, al ser una cena rápida y fría en cinco minutos estaba todo en la mesa.
Conforme salieron Nina se levantó, se descalzó y se sacó el vestido…
-Nina. – -Al ver la cara de extrañeza de las demás-, mi AMO me ha ordenado que actúe como lo hacía con mi marido, aquí hemos cerrado más de un negocio, y siempre con los pocos que conocían mi verdadero ser o estábamos solos.
-A que esperáis vosotras.
Rápidamente con una sonrisa en la boca las tres imitaron a Nina.
-Solo una cosa Nina, ahora me parece bien que te descalces, esos zapatos serán cómodos pero son horribles, cuando lleguemos a tu casa los tiras.
-Nina. -Su casa AMO.
No tardamos nada en cenar, se vistieron, y salimos, no tomamos café ni postre, Nina nos dijo de tomarlo en su casa, al salir solo dijo que lo cargaran en su cuenta, fuera del local, lo primero que hizo Nina, fue quitarse los zapatos y en la papelera que había al lado los tiró.
-Nina. -Hecho AMO.
Sonreí y cogiéndola de un brazo a ella y del otro a Olga, entramos en el ascensor, que era amplio y cogíamos los cinco.
-Triana. – ¿Estará ya dormida Daniela?
– ¿Quién es Daniela?
-Es la asistenta, mi padre la acogió con 16 o 17 años, ahora tendrá treinta y tantos, aunque es más de la familia que asistenta AMO.
Miré a Nina fijamente, conociendo como era su marido di por sentado que no era solo una asistenta, viendo como agachó la mirada.
-Nina. -Se lo iba a contar AMO, pero me dijo que más tarde.
-Llevas razón -reconociéndole que no actuó mal-, supongo que es algo más que asistenta y de la familia ¿no?
-Nina. -Cierto AMO, es peruana, y mi marido se hizo cargo de ella en uno de nuestros viajes a Berlín, y por petición de ella, llevaba ya unos meses con sus amos y no se adaptaba, y como nos unía una fuerte amistad con ellos, mi marido la tomó a su servicio, al principio…
-En otro momento…
Toda esta conversación dio lugar mientras subíamos y entrabamos en el piso y por eso corte la charla, al abrir la puerta nos encontramos con una mujer muy, pero muy guapa, a la vez que menuda, no llegaría al uno cincuenta, con los rasgos indios típicos de las zonas más rurales del Perú. Llevaba el típico uniforme de doncella, vestido sencillo negro, con un pequeño delantal, medias o pantis negros, y unos zapatos planos horribles negros. Nada más cerrar la puerta, Nina se sacó el vestido, haciéndome sonreír al ver la cara de sorpresa de las tres al ver como tenía la espalda llena de mi semen ya seco, pero que se le notaba, y más se sorprendieron al ver como Daniela al ver a su señora desnudarse hizo lo mismo, se descalzó y se quitó el vestido, quedándose solo con los pantis negros, sujetador no le hacía falta, sus pechos eran pequeños y muy firmes, llamándome mucho la atención sus afilados, finos y largos pezones, que supongo que al ver a su señora desnudarse, se pusieron así.
-Llévanos al dormitorio de tu señora -no me cabía duda de que iba a saber a cuál me refería-, quiero verlo.
Está miro a Nina con cara de extrañeza.
-Nina. -A que esperas, desde ya, él es el DUEÑO y SEÑOR de todo.
-Daniela. -Perdón AMO, ¿quiere subir en el ascensor?
-Triana. -Mi abuelo cuando se puso malo, instalo un ascensor AMO.
-Esperad aquí PERRAS.
-Amparo. – ¿Quiere que le preparemos un café o una copa AMO?
-No, es tarde, si vosotras queréis tomar algo, adelante, ahora vuelvo.
Seguí a Daniela, que ufffff, era una muñeca, literalmente, y a Nina, que se la veía rejuvenecida, hasta el ascensor.
En la tercera planta solo estaba la habitación de Nina, en la cual entramos, contemplando como Daniela se acercaba a la cómoda, cogía una llave y con esta en la mano se acercó a unas estanterías encastradas en la pared o eso es lo que se veía, apartando una foto y levantando una pestaña, metió la llave y empujando la estantería accedimos a otra habitación, igual de grande que la anterior, pero para nada decorada igual, al encender la luz todo estaba decorado con tapices rojos y cuero negro, además de todo lo necesario para una mazmorra, potro, cepo, cruz, cadenas que caían del techo, un columpio, una cama tipo king size, con sábanas de seda negra, y en unos estantes acristalados, látigos, velas, cadenas, flogger, fustas, pulseras, mascaras, etc., pero lo que nos sorprendió a Nina y a mí, es que estaba reluciente, para nada estaba como me había dicho…
-Daniela. -Lo siento señora, sé que no debía, pero no podía evitar hacerlo, perdón -con la cabeza baja y casi llorando-.
-No pasa nada, y que sea la última vez que en mi presencia la llamas señora o te diriges a ella antes que a mí.
Dándose cuenta de su error, se puso de rodillas con la mirada baja y los brazos en cruz.
-Daniela. -Perdón AMO, lo siento, esta humilde esclava ha olvidado lo dicho por su otra esclava -esas palabras me hizo saber que ante su marido, Nina tenía el mismo estatus que Daniela-, no volverá a suceder.
Estaba cansado, pero caí en lo que me dijo esa tarde Nina.
-Supongo que tu culo como el de esta esclava es virgen ¿no?
-Daniela. -Si AMO, y si le sirve, este cuerpo jamás ha sido usado, ni por mí, desde que nuestro antiguo AMO dejo de hacerlo.
-Está bien, mañana tomaré alguna decisión respecto a esta habitación, por ahora se queda abierta, y por tu falta de respeto de antes, esta noche vas a dormir aquí. Mientras me ocupo de esta PERRA ve abajo a por las demás, el ascensor por ahora esta vetado a todas menos a mi MUJER y a mí.
Vi cara de orgullo en Nina, más por el estatus que le daba a su hija, que por lo demás, asintió con la cabeza y salió a buscarlas.
-Quítate esos pantis PERRA, nunca más usaras pantis, solo medias.
-Daniela. – -Quitándose los pantis-, solo tengo pantis AMO, mi antiguo amo no nos dejaba usarlas.
-Debajo de las cadenas PERRA.
Mientras se colocaba debajo, cogí de los estantes, dos pulseras, que al ver su tamaño, supe que estaban hechas especialmente para ella, se las puse en sus diminutas muñecas y la colgué, no tense mucho las cadenas, lo justo para mantenerse en pie. Estaba terminando de ajustar las cadenas cuando sentí un oh a mi espalda de las tres, lo que me hizo volver la cabeza y sonreír al ver sus caras de asombro.
-Jajajaja, ¿nunca habíais visto una mazmorra?
– ¿Cómo puede ser que toda mi vida en esta casa y no darme cuenta?
-Ya habrá tiempo a hablar de ello, ahora es tarde, como vosotras dos mañana tenéis que madrugar os quiero ya acostadas, supongo que aún existe tu antigua habitación, así que iros y procurar no hacer mucho ruido, ya os llamaré o escribiré mañana, -me acerqué a Olga y con cariño la besé-, te quiero Nena.
Se le iluminó la cara, sonrió y mirando con orgullo a las demás…
-Ya has oído PERRA, vamos a mi antigua habitación.
Cuando nos quedamos solos Nina, Triana, la colgada Daniela y yo…
-Me ha dicho esta esclava que tu marido no os dejaba usar medias, solo pantis.
-Nina. -Cierto AMO, hoy ha sido la primera vez que he usado, eso sí, tengo pantis abiertos, nunca me explicó, ni yo le pregunté el porqué, pero no le gustaban.
-Mañana le daremos solución -vi cómo se le iba la mirada a Daniela con deseo-, no te preocupes, tú también lo vas a usar, dentro de cuatro horas, la soltaras y ella te atara a ti ¿entendido PERRAS? -me gustaba ver la cara de alucinada, y muy excitada de Triana-, y cuando la ates, te vas a tu habitación y a las nueve si no nos hemos levantado nos despiertas, y ten el café preparado.
-Daniela. -Así lo hare AMO.
-Nina. – ¿Puedo hablar AMO? -asentí-, mañana tengo una reunión importante en el despacho de mis abogados a las nueve, pero si quiere la cancelo.
-No, si es importante te vas, te soltaré a las ocho, y en cuanto acabes me llamas para recibir instrucciones, además tenemos que hablar sobre el cornudo -lo dije con todo la intención- de tu hijo, y procurar no despertarnos -lo más seguro es que como siempre ya estuviera despierto-, nosotros no tenemos prisa.
-A la cama PERRA, quiero ver como tu abuela te come el coño.
De un salto se subió a la cama, se abrió de piernas, se apartó las bragas…
-Triana. -Ya has oído PERRA VIEJA.
Como buena esclava, se puso de rodillas y el tramo que había desde donde estaba hasta la cama lo hizo a cuatro patas, subiéndose por los pies de la cama, hasta llegar al coño de su nieta…, estaba excitado, pero era imposible que después de un día como el que llevaba, me empalmara, me quedé con las ganas de follarme ese culo, porque la PERRA VIEJA, como me reconoció más tarde, deseaba que se lo rompiera, por eso se puso de rodillas, sacando todo lo que pudo el culo, cuando le comía a una vocinglera Triana el coño. Como hay otras formas de placer, me acerqué a la pared y descolgué una fusta de cuero y subiéndome en la cama de rodillas, sin miramiento, empecé a usar la fusta en ese culo ofrecido.
-Te puedes correr cuando quieras, pero esta VIEJA no -quería llevarla al límite, eran muchos años de abstinencia y antes de cenar ya se lo prohibí mientras me la follaba-, ya lo harás cuando lo merezcas.
Cuando iba por cuarenta fustazos y ya su culo estaba tirando a morado más que a rojo y Triana se había corrido tres veces e intentaba separar a su abuela de su coño, que como buena esclava, sabía que solo yo le podía ordenar eso, Triana se volvió a correr, de una forma tan intensa que como luego comprobé, se meó, tragándose Nina todo lo que pudo, quedándose desmayada.
-Déjala PERRA -en parte orgulloso, y en parte desilusionado, no había conseguido que se corriera, la premié-, de pie en posición.
Como si no le molestaran los fustazos, saltó de la cama, colocándose frente a mí, abriendo sus piernas todo lo que pudo y sus manos en la nuca. Al quedarse sola Triana en la cama, comprobé la gran mancha que había en la cama, de las corridas y sobre todo de su meada.
-Córrete.
Por primera vez se le escapó un gemido fuerte, que la hizo temblar, se corrió con un squirt, como me reconoció más tarde, jamás se había corrido así, dejando el suelo perdido con su corrida.
-¡¡¡PERRA!!! -Triana abrió los ojos, sabía que me dirigía a ella-, ayuda a la VIEJA de tu abuela a limpiar su corrida.
Dando un salto de la cama, se puso junto a su abuela que ya estaba de rodillas a limpiar con sus lenguas la corrida, mientras las veía aproveché para desnudarme. Cuando terminé de desnudarme, las dos estaban de rodillas con las manos atrás, Triana se limitaba a copiar a su experimentada abuela, y la mirada baja.
Me puse frente a las dos…
-Miradme y abrid la boca PERRAS.
Las dos con una sonrisa lo hicieron, recibiendo en ese momento mi meada, que para nada fue corta.
-A la cama las dos, a dormir, yo me voy a la otra cama.
Las dos a la vez me dieron las buenas noches y de un salto se metieron en una cama sucia de más, salí de allí y me metí en una cama cómoda aunque para mi gusto anticuada, ya que tenía dosel, quedándome dormido a los dos minutos. Un poco antes de las ocho, vi pasar a Daniela, totalmente desnuda y descalza, sentí como soltaba a Nina de donde antes había estado ella, me hice el dormido, vi salir a Daniela y a Nina entrar por una puerta que al abrirla vi que era el baño, tardó en salir veinte minutos y dirigirse al ropero, desde mi posición no podía ver su interior y si a ella y verla dudar sobre que ropa ponerse, al momento la vi entrar, no tardando nada en aparecer, se había puesto un traje de falda y chaqueta gris perla, muy formal para mi gusto, con una blusa azul marino, traía unos zapatos de tacón fino en las manos, llevando sus piernas desnudas, me miró y como yo ya tenía los ojos abiertos…
-Nina. -Buenos días AMO, espero no haberle despertado, me tomo un café y me voy, lo siento pero no tengo bragas ni medias, pero será la última vez.
-No, no me has despertado, no pasa nada, ¿Cómo estás?
-Nina. -Feliz AMO -casi con lágrimas-, gracias, gracias, ha devuelto usted a la vida a esta vieja esclava.
-En cuanto acabes llámame, ¿te vas en coche?
-Nina. -No AMO, mi chofer esta ya abajo, si le hace falta coger algún coche, Daniela sabe dónde están las llaves, con su permiso me voy, odio llegar tarde.
-Eso me gusta PERRA, luego hablamos, voy a ducharme, mándame a Daniela.
Asintió y salió por la puerta con una gran sonrisa y una cara iluminada.
No habían pasado ni cinco minutos, cuando apareció Daniela con una bandeja donde llevaba una jarra con café y otra con leche, mientras lo servía con una mano, mi vista no se podía separar de ese diminuto pero a la vez perfecto cuerpo, lo que hizo que si ya de por si me levantaba empalmado, aún se me pusiese más dura. En ningún momento soltó la bandeja, mientras me tomaba el café.
-Suelta la bandeja y sígueme.
Entre en el baño, que casi me caigo de espaldas, tenía una ducha enorme y dentro de ese espacio una bañera tipo spa, preciosa. Sabiendo lo que deseaba, entró antes que yo en la ducha, que en eso era como la de Olga, ya que desde el inicio el agua caía a la temperatura deseada, fue a coger una esponja, aún envuelta en su plástico… no la dejé, la aupé sin esfuerzo y de un solo golpe la dejé caer en mi polla, pegándola en la pared, empecé a entrar en su coño, que al contrario que el de Nina, entró sin trabajo. Sintiendo el agua correr por ambos, me la follé con fuerza, mientras la besaba y mordía, mordía sus largos pezones, que parecían que se iban a romper, notando como sus gemidos iban creciendo, notando como se corrió sin permiso, pegando su cabeza a mi pecho, su cuerpo sufrió un terremoto, soltando un grito de placer que despertó a Triana. Como yo no me había corrido aun, seguí un rato, viendo como esta entraba en el baño y sonriendo se apoyó en la puerta, llevando sus manos a su coño y tetas. Cuando noté que mi corrida estaba al llegar, sin ningún trabajo la levanté lo justo, para llevar mi dura polla a su culo y de un golpe seco la penetré, lo hice tan fuerte que casi se ahoga, abrió la boca para respirar y soltó un grito de dolor, volviendo a llevar su cara a mi pecho, era tan pequeña tan delicada, que me hizo estallar en un gran orgasmo, sintiendo como ella nuevamente se estremecía y se volvía a correr, quedándose desmayada en mí cuerpo. Triana se había ido acercando y mirándome esperó mi aprobación, y una vez dada, entró y pegándose a mí, dejando a Daniela en medio, empezó a besarle la espalda, dejándose caer de rodillas, lamio mi polla y su culo, aún a pesar de la corrida seguía dura, así estuvo un rato, hasta que Daniela se recuperó y mirándome con cara de culpabilidad y entrega…
-Daniela. -Por favor AMO, déjeme sentir sus labios…
No la dejé terminar, llevé mi boca a la suya y la besé con ganas, mientras sentía como Triana, besando mi cuerpo se fue incorporando y unió su boca y su lengua a las nuestras. Las separé a ambas, y mientras Triana se dedicó a lavarme, Daniela fue dejándose caer de mi cuerpo, hasta quedar de rodillas frente a mi polla, y mirándome…
CONTINUARA…
Soy Amo, me encanta la dominación, me gusta tener, someter y humillar a parejas y a quien se quiera iniciar, necesitar un tutor o conocer este estilo de vida.
Mi Skype es ra_ul1967, mi correo ra_ul1967@hotmail.com y mi Telegram @Amo_Leo, hablo y respondo a todo el mundo, siempre que lo haga con respeto.
Nota del autor. Este relato como indique era real, y así ha sido hasta la incorporación de Triana y Nina, que aunque son personajes reales, bajo nombre ficticio, ninguna fue sumisa mía, ni de nadie que yo sepa.