Capítulo 1

Capítulos de la serie:
  • La mujer perdida I

Primer encuentro con el “Alpha”

Corría el año 1981 España estaba a punto de jugar su mundial de fútbol y este país empezaba a despertar de su letargo de escala de grises que duró 40 años…

En aquel entonces, yo contaba con 10 años y mis padres tenían que hacer verdaderas maravillas titánicas para conseguir llevar dos sueldos a casa.

Mi padre era vendedor ambulante y lo poquito que generaba de beneficios lo invertía al día siguiente y lo que sobraba, simplemente se lo bebía. Por el contrario, mi madre hacía todo lo que humanamente podía.

Hacía trabajos de costura de planchado limpiaba casas, escaleras… Vamos trabajaba como una auténtica bestia.

Apenas llegaban a final de mes.

Mi madre era lo que comúnmente se denominaba una auténtica Jaca. Una señora imponente elegante y con un cuerpazo de infarto.

Aun sabiéndolo, ella era muy modesta y siempre iba recatada.

Vamos lo que se dice una auténtica señora decente.

Pero este país no lo era,

Vivíamos en una post dictadura encubierta en la que el que tenía dinero o amistades se valía de cualquier cosa para conseguir lo que le diese la gana…

Así era mi vida en mi barrio. Yo jugando con los chiquillos de mi edad ajeno a todo aquello que me rodeaba… De vez en cuando al salir del colegio, me daba una vuelta por el barrio para ver si veía a mi madre en alguno de los sitios en los que ella solía trabajar, portales, tiendas escaparates…

Una tarde concretamente, recuerdo que era jueves y ese día por las tardes mi madre iba a limpiar un almacén de maderas, vamos lo normal barrer el suelo fregar las oficinas tirar las papeleras…

Pero me extrañó sobremanera que la persiana estaba bajada casi del todo, sólo cabía por ella un niño de unos 10 años…

Yo, ni corto ni perezoso, imaginándome que era ella la que había cerrado la persiana para que nadie la molestara, me colé dentro.

El almacén estaba todo a oscuras, apenas podía ver nada, solo al fondo se veía a lo lejos la tenue luz de la oficina y unos leves gritos como si se estuviese sucediendo una discusión acalorada.

Como pude intentando no hacer ruido fui avanzando a oscuras hasta llegar a la opaca cristalera de la oficina, en las juntas de los cristales las pegatinas de vinilo dejaban unas ranuras en el vidrio por las cuales se podía observar lo que ocurría dentro.

En ese momento me di cuenta de lo que pasaba.

Don Alfonso, que era el propietario del negocio tenía agarrada a mi madre por la cintura desde atrás, ella forcejeaba y pegaba codazos como podía, pero él la sujetaba por los antebrazos y la tenía casi completamente inmóvil.

-¡Vamos no seas tonta! Recuerda lo que puedes salir ganando si te dejas un ratito…

Te he dicho que te regalaré 2000 Pts… ¡Y podrás seguir limpiando si ningún problema! –

-Por favor Don Alfonso ¡Esto no está bien! déjeme irme… Estoy casada y soy una señora decente –

Yo estaba allí tras la cristalera paralizado sin saber si entrar o gritar…

Pero no hice nada… Aún me atormenta esa decisión… quizás ahora sabiendo lo que sé, habría entrado y me habría puesto gritar, pero en ese momento solamente miré…

En algún instante del acalorado forcejeo, mi mamá empezó a perder las fuerzas hecho este que aprovecho don Alfonso para con un brazo sujetarle los suyos y con el otro magrearle los pechos. Después de unos momentos de forcejeo y un activo manoseo en la zona de sus pezones,

El tono de su voz empezó a cambiar.

-Por favor Don Alfonso, que soy una señora casada.-

-Vamos no me digas que no te hace falta el dinero, piensa lo bien que os vendrían esas 2000 pts. Y continuar trabajando aquí…-

Mientras seguía sujetando los brazos, del bolsillo sacó un billete de 2000 pts. y lo puso sobre la mesa, volvió a magrearle los pechos… Los apretaba, se los estrujaba y le pellizcaba los pezones…

-Míralas bien, esas serán tuyas y conservarás tu puesto de trabajo…

Sólo tienes que dejarte hacer un ratito en el que lo vamos a pasar bien los dos… ¡Y nadie tiene que enterarse! –

Mi madre por un momento dejó de forcejear y se quedó mirando el billete.

-Está bien… Acepto, Pero esto tiene que quedar aquí y sólo ocurrirá una vez. ¡Recuerde que yo soy una señora muy decente y estoy casada! –

Yo podía ver como desde atrás don Alfonso emitía una sonrisa de oreja a oreja.

-¡Entonces vamos a formalizarlo! Quiero que te desnudes para mi-

-¡Un momento! Eso no es lo que hemos hablado…

Hemos dicho que yo permitiré que usted me haga lo que quiera que me toquetee.. ¡Pero más allá no hemos hablado nada!-

En ese momento se abalanzó para ella la cogió del brazo y se lo retorcido por la espalda, y acercando su cara la suya le dijo.

-Veo que esto es solamente un problema de dinero, de modo que te voy hacer otra propuesta… Te vas a llevar de aquí otras 2000 pts. que yo te voy a dar cuando termine de pasarlo bien contigo y no antes… O sea, que hoy por hacer lo que yo te pida te vas a llevar 4000 pts. y vas a conservar tu puesto de trabajo…-

En este momento sacó otro billete y lo puso también encima de la mesa, mientras que lo soltaba, no paraba de restregarse con mi madre, su cuerpo, el de un hombre fuerte alto, algo panzón y muy rudo se pegó contra el de ella, empezó a rozarse con sus pechos… la apoyo contra la mesa del escritorio y con sus piernas fue maniobrando hasta abrir la suyas y comenzó a restregar su paquete contra su coño.

En ese momento me di cuenta que la expresión de mi madre había cambiado por completo. no era la misma persona que yo conocía ni la que me hablaba con su tono de voz dulce y característico…

Había cambiado, su voz y su forma de quejarse ya no eran en absoluto igual, ahora respiraba y hablaba entrecortada. -Hhhh es… Está biehhhn… Aaaacepto… Haré lo…. Que me… Ppida…-

El cacique sonrío y se sentó en la mesa del escritorio, por un momento dirigió la mirada hacia donde yo estaba. yo me quedé petrificado, no sabía cómo reaccionar… ¡Me di cuenta que me había descubierto! Pero él, con gesto triunfante y orgulloso, lanzó una sonrisa malévola…

-Quiero que te desnudes, que lo hagas lentamente, que empieces desabrochándote la camisa, luego la falda…

Después el sujetador y finalmente quiero que te quites las bragas…-

Dijo esto mientras miraba hacia donde estaba esa pequeña figura que era yo…

Él ya me conocía de antes, pues no era la primera vez que yo me colaba en el local para esperar a mi mamá… Ajena a todo lo que está ocurriendo realmente, comenzó a desvestirse y entre nervios, atinó a desabrocharse la camisa. A continuación, se despojó de su falda y finalmente se quitó el sujetador mostrando unos senos grandes y firmes, con unas areolas oscuras, grandes y muy pronunciadas.

El pudor le impedía bajarse las bragas.

En ese momento, don Alfonso lanzó una sonora carcajada y cogió los dos billetes de 2000 Pts y se los guardo en el bolsillo.

Mi madre visiblemente sobresaltada le preguntó qué estaba hacíendo.

-Pues verás zorra, yo estoy pagando por un servicio y tú no lo estás haciendo, de manera que me quedo con las 4000 pts…

Si decides hacer las cosas como yo te he pedido, las tendrás, si no… ¡¡¡Ya puedes recoger tu ropa y largarte de aquí sin pillar un duro y sabiendo que no vas a volver a trabajar!!!-

El cacique asqueroso ya había puesto las cartas sobre la mesa y mi pobre mamá no sabía lo que se le venía encima…

A continuación, muerta de la vergüenza se bajó las bragas y dejó a relucir un abultado, negro y peludo conejo, a don

Alfonso se le salían los ojos de las órbitas y no era para menos, Ante Él tenía un verdadero monumento, una preciosidad con unas tetas enormes y redondas y con unos pezones grandes y oscuros, su piel era blanca y tersa, tenía una pequeña cinturita y unas caderas generosas vamos… un cañón de hembra!

-¡Baila!-

Le gritó con una sonrisa triunfante, mientras miraba en mi dirección.

Ella comenzó a mover sus caderas al son de una música imaginaria, por un momento cerró los ojos y quiero pensar que se imaginaria que estaba bailándole a otra persona una canción que ella conocía…

Hay que reconocer que la imagen era preciosa…

Estaba viendo a una mujer bellísima bailando y era un momento extrañamente Sensual…

Yo, a mi tierna edad y que no sabía lo que era eso, empecé a sentir una extraña euforia…

Una sensación indescriptible y nueva que me bajaba desde la boca del estómago, me tenía paralizado y me impedía dejar de ver aquel espectáculo…

-¡Zorra, acércate a mí y bájame el pantalón!-

-Por favor don Alfonso, no me hable así… ¡Soy una señora decente! –

Ella ya había rebajado el tono…

-¡Si!… Ya se ve lo decente que eres… ¡No vuelvas a contradecirme ni una vez más o te quedas sin dinero y sin trabajo, pedazo de puerca! ¡Te voy a decir lo que eres!

Eres una ama de casa insatisfecha que necesita una buena dosis de polla, que no tiene bastante en su casa. ¡Y cada vez que vengas aquí, vas a tener que hacerme como mínimo este bailecito si quieres conservar tu puesto de trabajo!

…Y con un poco de suerte te llevarás alguna propinilla! –

En ese momento, ella agacho la cabeza y se dirigió hacia la silla en la que estaba sentado el empresario.

Completamente desnuda se acercó a él, se agacho y le desabrochó la cremallera del pantalón. Mientras ella se lo

bajaba, él volvió a girar la cabeza hacia mí, me sonrió y me guiño un ojo.

Yo observaba como ella, a continuación, le bajaba los slips y de allí salió un pene totalmente erecto que para mí corta experiencia era enorme…

Grande, grueso y lleno de venas…

-Ya sabes lo que tienes que hacer puta, métetelo en la boca Y empieza a chupar como si no hubiese un mañana!-

Ella colorada posiblemente por la vergüenza, empezó a introducir ese trozo de carne dentro de su boca.     al principio lo hacía con gestos de asco, pero al momento empezó a imprimirle más ritmo, cosa que agradeció enormemente el asqueroso cacique.

-Muy bien golfa… ¡Se ve que tienes experiencia!

Posiblemente te hayas tenido que vender en algún que otro almacén a cambio de dinero-

Y cogiéndola del pelo, empezó a imprimir su propio ritmo.

Ella al perder el control de la respiración comenzó a sentir arcadas, cosa que a él le hizo mucha gracia…

-¡Vaya, parece que la guarra no está acostumbrada a comerse una buena morcilla!-

En ese instante, soltó su cabeza y ella comenzó a respirar. Don Alfonso se levantó de la silla y cogiéndola del brazo la puso apoyada contra la mesa, ofreciéndole su precioso y redondo trasero, al mismo tiempo, el apretó la cabeza de ella contra la mesa para demostrar su total dominio, a lo que ella respondió permaneciendo completamente quieta…

Ella sabía perfectamente lo que iba ocurrir, el asqueroso cacique la iba a empalar contra la mesa…

Sin ningún miramiento y sin haber humedecido la zona antes ni nada por el estilo, don Alfonso, de un solo golpe le clavó ese tremendo trozo de carne a mi mamá…

 Ella soltó un alarido

-¡¡¡Ahhhhh!!! ¡¡¡Me hace mucho daño!!!

¡Por favor pare! ¡Tenga más cuidado!…-  – ¿Más cuidado? Jajaaja!

¿Cuántos suelos tienes que fregar para conseguir 4000 pts. estúpida?…

¿Cuántas veces te tienes que agachar y levantar… y agachar y dejarte las rodillas en los suelos para conseguir solamente la cuarta parte de lo que te vas a llevar ahora? –

Mi mamá no contestó, simplemente se dejó hacer.   Las embestidas del cacique barrigón, iban en aumento, desde afuera podía escuchar perfectamente el sonido de sus cojones chocando contra sus cachetes…

Por un momento empecé a escuchar unos sonidos que nunca había oído de ella.

Eran unos leves gemidos que coincidían con cada embestida.

-Parece que se va entonando la zorra!

¡Verás si al final te vas a acostumbrar a mí, y me vas a tener que pedir polla cada vez que vengas! –

– P… Por fa… Voooor…-

La imagen que desde la cristalera podía ver era inenarrable…

Mi mamá disfrutaba como una perra en celo con los pollazos que le estaba pegando su jefe…

Pasados cuatro minutos de embestidas, ya no se cortaba ni medio pelo.

Sus gemidos ahora eran largos, intensos Y en voz alta…

Ya no era la misma señora recatada que veía cada jueves con la mano en la fregona limpiando el suelo…

Lo que tenía ante mí era una auténtica mujer lujuriosa y desinhibida, que gritaba Y disfrutaba enormemente de aquella polla extraña.

Ver a esa mujer gritando fuertemente de placer y con el sonido de ese pene pegando cada vez más fuerte contra su coño, volvió a producir en mí una nueva y extraña sensación que se tradujo en una erección, lógicamente yo no entendía nada de lo que me ocurría pero si sé que era muy gratificante.

-¿Te gusta?… ¿Quieres que pare? –     -N… Nooo… Por… Favooor…

Sss… Siga…-

-¡Tutéame golfa!… Y dímelo claramente ¡Dime qué quieres que te siga follando!-

 -¡¡¡Si!!!… Fòllame… ¡¡¡Fòllame fuerte!!!… No pares…-      Entonces empezó a imprimir más fuerza, velocidad y presión sobre la follada que le estaba pegando a mi mamá.

A esa presión ella respondió gritando más fuerte y soltando palabras totalmente desinhibidas, que jamás pensé que podrían salir de esa boquita.

– ¡Fóllame fuerte!…

¡Rómpeme el coño!…

¡Me vas a mataaar!-

-¿Ves lo que te has estado perdiendo todo este tiempo puta?…

¿Cuantas folladas te has perdido por ser tan comedida y decente? –

-Es veeerdad… Sss… ¡¡Sigue asi!!

¡¡Me voy a morir de gusto!!!

 Me… Me…-

De pronto noté como soltó un alarido y sus piernas comenzaron a temblar, acababa de tener un orgasmo bestial y apenas podía tenerse en pie.

En ese momento, don Alfonso mirando hacía a mí dijo:

-Esto es lo que necesita una buena hembra…

¡¡¡Una enorme polla que la tenga satisfecha!!!

 ¿Verdad puta? –

-S… Si… Aun siento…-

Ella se cayó por vergüenza y no continuó hablando.

-¡Ahora me toca a mí!-

Entonces cogió a mi mamá, la sentó sobre la mesa, abrió sus piernas y la dejó con su coño completamente expuesto.

-Ahora sí que vas a ver las estrellas…

¡Después de esto vas a saber lo que es un macho de verdad! –

En un instante volvió a clavar de nuevo su cipote dentro de su conejo peludo.

A los 10 segundos ya había vuelto a darle presión y velocidad a sus embestidas…

La imagen de mi madre toda despatarrada recibiendo los pollázos de ese desconocido, al mismo tiempo que volvía a escuchar el sonido de sus cojones chocando contra su culo, era increíble …

Ella comenzó a soltar una serie de palabras más bestias aún que las anteriores.

 – ¡¡¡Así!!! ¡¡¡Fóllame fuerte!!!

¡¡¡Rómpeme el coño!!!

¡¡¡Que no pueda ni moverme!!!

¡¡¡Me encanta como me follas!!!…-    – ¡¡¡Escúchame bien zorra!!!

¡La próxima vez que vengas te quiero con ese chocho totalmente pelado!

¡Si vuelves a entrar con esas pelambreras, te vas directamente a la calle! –

-S… Si… E… ¡El próximo día vendré con el coño afeitado

… ¡¡¡Pero por favor sigue follándome igual de fuerte!!!-  El mastodóntico cipote parecía que no tenía fin…

Era un mete y saca constante y continuo durante cinco minutos en los que mi mamá se acariciaba los pechos y se los estrujaba, se daba palmaditas en el clítoris y soltaba toda clase de improperios…

Era una increíble y maravillosa desconocida para mí…

De pronto ocurrió algo que no esperaba

  -Me voy a correr…-

Parece que una lucecita se le encendió a mi mamá y la devolvió a la realidad

  1. Por Favor don Alfonso ¡No se Corra dentro que tengo cuatro hijos ya! –
  2. ¿Después de la follada que te he pegado me vas a privar de que me corra dentro de ti? –

 -Por favor don Alfonso es lo único que le pido!!!

¡No podría alimentar otra boca más! –

Entonces ella comenzó a llorar, su jefe se impresionó al ver como realmente le había afectado esa dosis de realidad.     – ¡Está bien!

Pero me correré como quiera y donde quiera del resto de tu cuerpo-

  1. ¡Vale! –

-A partir de ahora, te pienso follar como quiera y cuando quiera…

Cada vez que entres a mi oficina a limpiar, me tendrás que dar novedades enseñándome esas tetazas y ese coño afeitado. –

-Vale… Lo haré. –

Don Alfonso sacó su pedazo de polla del hinchado rojizo e irritado chocho de mi mamá, la puso de rodillas y le dijo

-Me voy a correr dentro de tu boca, quiero que te tragues mi semen… Y cuando me haya corrido quiero que me limpies bien el cipote con la lengua-

 Ella empezó a chuparle la morcilla cómo él la había enseñado antes, con fuerza rapidez y hasta el fondo. Solo

tardó un minuto en sucumbir al maravilloso trabajo bucal de mi mamá.

-¡¡¡¡Ghhhhh!!!!…

¡¡¡Me coooorrrrooo!!!-

Mi madre se la introdujo por completo dentro de su garganta de manera que todos los chorros y espasmos iban directamente a su laringe.

A continuación, con la lengua empezó a acariciar y a lamer todo el tronco de carne de su jefe,    -Gran trabajo el tuyo Merceditas!…

Creo que a partir de ahora te voy a subir el sueldo…-

Por cierto, vístete rápido y vete, que quiero irme temprano, ya fregarás la oficina otro día.

Mi madre rápidamente se vistió y avergonzada salió corriendo del almacén. Yo para no ser visto, me quedé en un rincón a oscuras hasta que salió mi madre. Cuando me disponía a marcharme, don Alfonso me agarró del brazo.

– Dime chaval, ¿qué te ha parecido lo que has visto hoy? –    Yo no supe qué decir ni qué hacer, no supe reaccionar.   -Verás, las mujeres necesitan este tipo de cosas de vez en cuando…

 Imagino que será tu primera vez, pero creo que no será la última… Verás, cada vez que venga tu mama, vamos a hacer las mismas cosas, y tu podrás venir cuando quieras para mirar… Toma-

Me regaló 100 pts. y me fuí corriendo de allí.

Al llegar a casa, mi mamá estaba en la ducha, sin hacer ruido me acerqué y entré en el baño sin que ella se diera cuenta.

Algo no era normal, a través del cristal opaco de la mampara, observe como se frotaba el coño con fuerza, con furia… ¡Se estaba masturbando después de la follada que acababa de recibir! Se estrujaba los pezones, se palmeaba el clítoris…

Es como si ese asqueroso cacique, hubiese despertado en ella una faceta nunca descubierta por mi mamá. Al cabo de unos gemidos ahogados, cerró el grifo y yo salí disimuladamente de allí.

Mi papá llegó al cabo de un rato, y mi mama lo saludo de manera muy normal, como si no hubiera ocurrido nada…

Novela completa disponible en Amazon:
https://amzn.eu/d/03bf4tLa