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Humillada II

No la volví a ver hasta tres días mas tarde.

Ese día le dije a mi mujer que me tenía que quedar a trabajar y

Llame a mi amiga: -Hola putita, como estas?

Ella me contesto: -Mi coño siempre esta mojado cuando hablo contigo.

A lo que le respondí:

-Así, pues caliéntate un poco que te recojo en 15 minutos.

Quiero que solo te pongas una camisa y una falda y perfúmate el coño que al igual te lo cómo.

En menos de esos 15 minutos la estaba esperando en mi coche cuando la vi salir por la puerta, llevaba una de esas camisetas que aprietan tanto y desde donde estaba (5 o 6 metros) ya podía observar sus pezones por lo negros y por lo duros que parecían y la falda que llevaba le llegaba justo por encima de las rodillas.

Al acercarse sus pechos se movían rítmicamente y pude observar como un hombre que pasaba se giraba descaradamente para mirarla.

En cuanto entro le metí mano debajo de la falda, introduje dos dedos en su coño empapado y al sacarlos mojados me los seque en la parte de la camisa donde se encontraba uno de sus pezones de forma que ahora uno de ellos se trasparentaba y le dije:

-Menos mal que me obedeces y estas mojada, como lo has hecho??

Ella me dijo:

-Pues al principio me he tocado por encima de mis bragas pero luego me las he sacado y con las manos mojadas en perfume me he masturbado un poco.

Le dije:

-Déjame olerlo, quiero saber si huele más tu coño de puta o tu perfume de furcia barato.

Saca la cabeza por la ventana ponte de rodillas, arquea la espalda y levanta tu culo sucio.

Ella obedeció y al levantarle la falda sentí un olor penétrate, pero no supe distinguir que olor era el más fuerte.

Que más daba, así que le dije:

-Joder guarra, seguro que lo llevas limpio? es que huele a coño sucio y usado.

En aquella posición pude ver como algunas personas desde la calle veían su trasero abierto con sus pelos al aire y sus piernas chorreando. Cuando se lo ordene se sentó bien.

Después de aparcar nos metimos en un Sex-shop, estaba dispuesto a todo.

Al entrar me fije que no era pequeño sino que era grande, con cabinas de esas de monedas al fondo y dos tiendas, una de películas y revistas a la izquierda y otra de accesorios a la derecha, por supuesto entramos en la de accesorios.

Los 4 o cinco hombres que había en el local no le quitaban la vista a su culo y tetas.

Empecé a mirar las pollas de plástico y eléctricas que habían y cuando una me llamaba la atención por lo larga, gorda o por lo que sea le decía:

-Oye guarra, tú crees que esta llenara tu coño inmenso y sucio? o quizás ese coño de puta tan grande que tienes no se puede llenar con nada.

-Joder mira este, es tan largo que te podría meter medio por cada lado, seguro que eso si le gustaba a tus perforaciones mojadas.

– Mira este como se mueve, seguro que tú gastarías las pilas en un plis. Es que llegas a ser de ninfómana.

Ella a todo esto solo decía que sí y se miraba al resto de hombres con la cara sonrojada porque estaba muy claro que ellos escuchaban mis comentarios.

Yo al darme cuenta pensé que eso había que remediarlo, así que cogí el consolador más grande que encontré (no excesivamente largo pero de un gran grosor), lo pague y le dije al del mostrador:

-Mi amiga aquí presente que es bastante guarra y puta, esta cachonda y le gustaría poder probar este consolador aquí mismo, si me dejas que se siente en una cabina, dejare la puerta abierta y quien quiera de esta tienda podrá verla pajearse y podrá masturbarse y correrse encima de ella.

Los ojos de mi amiga parecían platos y a pesar de que estaba ruborizada, las piernas le temblaban, estaba convencido de que en el fondo lo deseaba.

El chico del mostrador era reticente a ello pero los otros 4 hombres que en ese momento se encontraban allí casi lo obligaron a aceptar.

Así que le ordene:

-Venga puta enséñales a estos tíos lo guarra que eres y mastúrbate con este consolador hasta que todos ellos se corran encima de ti.

Sin rechistar se fue hasta una cabina, la abrió, se quitó la falda y la camiseta y allí mismo empezó a tocarse.

Yo avise a los hombres que se podían pajear pero que no la tocasen o se terminaría todo.

Al principio ella no parecía disfrutar mucho pero en cuanto vio a 5 tíos con sus pollas tiesas masturbándose por ella, empezó a pellizcarse los pezones y a meterse el consolador tan profundo como pudo.

-Es que no vais a decirle nada a esa guarra. Dije yo de golpe.

A lo que los hombres empezaron a decirle ‘que puta eres’, ‘te voy a llenar de leche hasta que te ahogues’, ‘esto si es una guarra’, ‘te gustan las pollas heee’. Aquí fue donde ella ya no aguanto más y empezó a correrse una y otra vez. Para cuando los 5 hubieron terminaron, su cara y sus pechos estaban empapados de semen.

Alguien le paso una toalla y mientras se limpiaba y se ponía la ropa, yo compre unas bolas chinas grandes.

Le dije: -Póntelas que no sea que te enfríes que ahora vamos a tu casa y me toca a mí. El próximo día me traigo una cámara y te filmo.

Mientras volvíamos a su casa le obligue a chupármela y a tragarse mi leche.

Al llegar a su casa, sin decirle nada la tumbe boca abajo en el sofá y se la metí hasta el fondo, la sensación de su coño caliente y las bolas dentro me provocaba un placer infinito, pero estaba dada y yo quería algo más estrecho así que le saque las bolas chinas y le metí el consolador de un solo golpe, al momento ya tenía mi polla en su culo y ella gemía y se revolvía con rabia. Yo le decía: -Joder guarra como me pones, eres la más puta y viciosa que conozco y tu coño sucio me proporciona gran placer.

El próximo día contratare a una puta porque quiero ver cómo le comes el coño a otra tía.

Yo no paraba de apretarle las tetas y de pegarle cachetes en el culo hasta dejárselo rojo.

No paraba de decirle: – Puta, como te gusta que te folle, seguro que en el Sex-shop deseabas que te la metiesen por todos lados. Eres una verdadera guarra y voy a conseguir que un día te follen hasta que digas basta! te van a follar tantos tíos y tías que te saldrá leche por tus poros. Suciaaaa!!!!

Me corrí en su culo y la obligue a limpiármelo con su boca, me lo lavó, me vestí y me fui a casa con mi mujer.

-Ya te llamare, estate atenta.

Lleva siempre las bolas chinas puestas y mastúrbate cuanto quieras con el consolador.

Adiós.

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