Capítulo 2
- Escuela de hogar feminista I
- Escuela de hogar feminista II
Escuela de hogar feminista II
Allí me encontraba yo, a los pies de aquella mujer y de mi esposa Ana. ¡Desnúdate!, y lentamente me fui quitando la ropa para quedar a cuatro patas ante la atenta mirada de esas dos mujeres.
«Bueno Ana, deberemos adiestrar a tu marido en diversas áreas para que pueda servirte»
Órdenes y posiciones. Vestimenta. Comportamiento en público.
Sumisión y humillación.
Adoración al Ama y trabajo doméstico. Cuidado del hogar y de los niños.
Trabajo fuera de casa.
Castidad sexual, feminización forzada.
Régimen de castigos.
Tu horario de trabajo en la escuela será:
Despertar a las 5:00 AM y ducha fría.
Ejercicio físico forzado en el exterior desnudo.
6:00 AM Aseo personal y colocación de la ropa de trabajo.
Aseo de la ropa de tu Ama, lustrado se sus zapatos y limpieza del WC de tu Ama.
Limpieza de las estancias comunes junto al resto de los maridos sumisos.
Preparación del desayuno de tu Ama.
8:00 AM , despertar suavemente a tu Ama lamiendo sus pies y si ella lo desea lamiendo su sexo. Esperar tendido a los pies de la cama a que decida despertarse.
Desayuno en la cama para tu Ama, mientras el esclavo le ofrecerá adoración y sexo oral en pies, sexo y orificio anal.
8:45 Baño y aseo de la Ama, ayudar a vestirla, peinarla etc. Baño de agua caliente y sales es sus pies, secada, lustrado y posteriormente manicura y pintado de uñas, después la calzarás según sus instrucciones.
9:30-12:00 Clases de feminización forzada, delante de tu Ama, profesoras y otras posibles mujeres según los deseos de tu esposa.
12:00-12:30 Castigos físicos y humillación.
12:30-14:00 Clases generales de sumisión.
14:00-16:00 Preparación de la comida del Ama, servirla en la mesa. El esclavo comerá comida de esclavos en un bol de perro debajo de la mesa, a los pies de su esposa.
16:00-17:00 Siesta del Ama, mientras el marido le servirá de escabel o reposapiés.
17:00-18:30 Entrenamiento como pony. El Ama vestirá ropa de montar y el caballo los arreos adecuados según el tipo de monta a efectuar.
18:30-20:30 Clases generales de sumisión.
20:30 Preparación y servicio de la cena.
21:30 Dormir en el cubil de esclavo.
En ese momento nos hicieron pasar a otra habitación, yo seguí a mi mujer a cuatro patas. Ante mi sorpresa nos encontramos con dos mujeres conocidas por mi, eran amigas íntimas de Ana.
Una de ellas era una chica con cara de inocente, rubia, llamada Esther. Había sido compañera de trabajo de Ana, también había sido camarera.
La otra era una amiga de los dos, una persona con la que habíamos salido en multitud de ocasiones, se llamaba Elena y era morena con un cuerpo exuberante, ambas vestían ropas de montar a caballo.
Comenzó a hablar Esther:
«Bienvenidos al ultrafeminismo. Nosotras hace tiempo que ya sometimos a la nueva disciplina a nuestros novio, y ya han sido completamente adiestrados. Te ayudaremos Ana a adiestrar a tu esclavo. Nos alegramos que Ana se haya decidido al fin, después de insistirle a probar las bondades de este nuevo sistema social».
Siguió hablando Elena:
«Tu esclavo no te sientas triste, lo que te ha pasado es un simple paso evolutivo de la especie, las mujeres están destinadas a mandar y vosotros a obedecer, será bueno para la humanidad. Cuanto antes te adaptes a la nueva situación será mejor para ti y aprenderás mas rápido».
Esther se colocó detrás de mi estando yo a cuatro patas:
«Lo que tendrás que hacer es acostumbrarte a algunas cosas, en primer lugar sabrás que ya no puedes seguir de médico, puesto que no puedes desempeñar un trabajo mejor que el de tu esposa. Habiendo sido ella camarera, tendrás que acostumbrarte a ser sirvienta o trabajos de ese estilo, no te preocupes te ayudaremos»
Elena:
«También tendrás que acostumbrarte a tener tu aparato sexual en reposo, pero nosotras tenemos un método ideal para hacerlo».
En ese momento Esther me comenzó a poner un aparato de castidad masculina, cerró los candados con llave y se la entregó a Ana. Esta observó mi sumisión sexual a ella con una sonrisa cómplice a sus amigas. Cogió la llave y la puso en una cadena, en su cuello, entre sus hermosos senos.
Intenté tener una erección pero el aparato se encargó de recordarme que esa facultad ya no me pertenecía, con lo que experimente un terrible dolor, ante la risa generalizada de las tres mujeres.
Siguió hablando Esther:
«Muy bien , ahora solo necesitas un nombre de criada y tu ropa de trabajo, como nombre te podríamos llamar Cristina»
Continuó hablando mi mujer:
«Bien Cristina, toma tu ropa de trabajo, pruébatela».
Ante mi sorpresa me entregó el uniforme de camarera que vestía ella el día que nos conocimos. Era un vestido negro por encima de la rodilla. Tenía un cuello de encaje abierto y puños de encaje a la altura del codo. Tenía un delantal blanco estilo clásico y atado detrás.
El conjunto se remataba con unas medias de rejilla negras con liguero y una liga (que pertenecía a Esther). Además me entregó un sostén y unas braguitas negras muy finas de encaje que habían pertenecido a Ana, estaban incluso usadas por ella con su olor más íntimo. También me dio un par de zapatos de charol.
Dijo Elena:
«Le falta algo, esta criadita tuya es un poco guarra, se pensaba probar el uniforme teniendo la regla, ¿y si lo llegas a manchar?, vamos agáchate y pon tu culo hacia arriba que te voy a poner uno de mis tampones.
Allí me encontraba yo, a cuatro patas, entregado completamente a esas tres mujeres, mi mujer y sus dos amigas. Ahora estaba a merced de Elena. Si bien mi aparato masculino me había dejado de servir, otro de mis pasadizos iba a ser poseído por uno de los tampones de Elena.
Me sentía humillado, pero hasta cierto punto feliz, porque se de verdad las mujeres son seres superiores, ¿ no merecía mi mujer tener el mejor marido sumiso del mundo?.
Continuará…