El notario
Hola, nunca os he contado una de las cosas más inesperadas que mi novio/amo me hizo sin yo saber lo que me esperaba, y encima repetí, es decir lo hube de hacer dos veces, pero paso a contaros.
Os contaré la primera vez.
Desde que nos iniciamos en el juego de la sumisión/dominación, él siempre había pretendido que yo hiciese el juramento de sumisa, yo no puse problema, acepte completamente el contrato que redactó, lo firme, y ante él lo jure como él dijo que lo hiciera, os cuento:
Decidió un día que leyese bien el contrato de sumisión que redactó, y por el que yo pasaba a ser de su propiedad, casi, y que cambiase las partes en las que no estuviese de acuerdo y añadiese lo que me apeteciera, la verdad es que soy un poco perezosa para esas cosas, y como él mismo me había comentado que se había inspirado en algunos ejemplos que había visto por la red, imagine que era el normal, y además sí bien disfrutaba un montón con estos juegos una vez que me desinhibía del todo pues no le di más importancia y si bien lo leí, apenas le puse atención, además imagine que no era la cosa tan en serio y que bueno, muchas de las cosas que allí ponía no se podrían hacer, un error, como ya habréis comprobado por mis otros relatos, mi novio/amo lo quiere todo.
Le devolví el contrato debidamente firmado, y el entonces decidió cuando y cómo sería el juramento, pues dijo que el que yo había hecho estaba bien pero la ceremonia que exigía la entrega total mía debía llevar un ritual más exótico.
Sería en su casa, yo llevaría puesto unos zapatos altos de tacón, un collar de sumisa, y las manos atadas a la espalda, juraría de rodillas y todo quedaría grabado en una cinta de vídeo que mi novio/amo conservaría, como ya me había grabado muchas veces, no me importaba y lo demás incluso me gustaba, pensé que entre los dos era solo un juego morboso y excitante, bien llegó el día, me presenté en su casa, me abrió ya con la cámara grabando, fue muy amable, nos dimos besos, me elogió la ropa que llevaba, un vestido de verano corto y de mucho vuelo que sabía le gustaba mucho, pero que debía llevar con cuidado pues una brisa o un giro lo levantaba y me dejaba la retaguardia al descubierto, me pregunto si quería tomar algo, le dije que sí, nos tomamos unas copas, el no se me acercaba, decía que hasta después no me tomaría a mí, al rato me preguntó sí recordaba bien el contrato de sumisión, le dije que sí, me dijo si había traído todo para vestirme y le dije que había traído un collar de perrita pues no sabía dónde conseguir uno de sumisa, y una cadenita que venía con el collar, bueno, la normal de pasear a los chuchos, me dijo que genial, que muy bien, comprobó la cinta del vídeo y la cambió, puso una nueva, me dijo que empezase a prepararme como me había dicho delante de la cámara, él se sentó y me pidió que esperase un momento, trajo una copia del contrato y me lo dio, dijo que lo leyera ante la cámara, bueno, allí de pie, empecé a leer, eran unos cuatro folios, cuando llegue al segundo me dijo que levantase mi vestido hasta la cintura, lo hice así, y mientras lo hacia recordé que como era un vestido de verano llevaba puestas unas braguitas y que a él no le gustaba que las llevase, bueno lo entenderá imagine, me miro, y me ordeno bajarlas hasta las rodillas y que siguiera leyendo, lo hice, ya había estado así ante él y de todos modos la grabación era para nosotros, seguí leyendo, me hizo dar la vuelta, lo hice, y llegue al final del contrato, me pregunto de nuevo si estaba totalmente de acuerdo y le reafirme que sí, me pidió que lo firmara ante la cámara, lo hice, tras ello me ordeno desnudarme y ponerme el collar, él me ató las manos a la espalda cuando ya estuviese solo con los zapatos, entonces me hizo arrodillarme y leyó él las normas que imponía a nuestra relación, yo juraba una por una, y entonces llegó a la última, donde dijo que todo este ritual necesitaría de la presencia de un Notario.
Me dejó de piedra, aún no teníamos relación con el Profesor, del que os he hablado en otros relatos, y en principio dije que no, que de eso nada, que todo lo que quisiera pero entre nosotros; en principio, aceptó, pero empezó a decir que no habría de repetir el juramento como lo estaba haciendo ahora, que sería otro texto, y por supuesto vestida, y que el Notario sería alguien que o me conociese y que nunca hablase con nadie que no fuésemos nosotros del tema, por lo que nosotros conoceríamos algún secreto de él tan importante que le dejase a nuestra merced; no me convencía nada, allí estaba yo de rodillas, con collar y cadena de sumisa/perrita, discutiendo con mi novio/amo que estaba bien sentado en su sillón, le dije si me podía levantar y me dijo que sí, me soltó las manos, me quitó el collar y me pidió que me vistiera de nuevo, sacó el contrato que acababa de firmar, y me dijo que o una de dos, o aceptaba todo lo que había jurado o ahí se acababa nuestra relación de pareja y que en el contrato había un punto que yo había aceptado y jurado y que consistía en que aceptaba ser exhibida por mi amo a quien el dispusiese, eso sí de común acuerdo, pero que ya veía que yo no aceptaba así que no había motivo para seguir juntos.
Sí habéis leído mis anteriores relatos, «Noche con las amigas», «El profesor», «La web cam» y «Cena de protocolo», ya conoceréis un poco nuestra relación, de todos modos os diré que yo le quiero muchísimo, que sufrí mucho cuando lo dejamos y que no me sentía capaz de pasar por ello otra vez, allí estaba yo, desnuda a excepción de mis zapatos, repasando nuestra relación desde el principio, incluyendo el inicio en el mundo de la sumisión, los juegos, todo, sabiendo que sí le perdía a él perdería todo y que ya había empezado a disfrutar de este mundo secreto, en fin, no me decidía, él seguía con el contrato en la mano y cuando pasó un momento, me lo dio, y me dijo que una de dos, o lo rompiera allí mismo y eso pondría el punto final, o lo aceptase y aceptase todo lo que en el texto se recogía.
Pensé unos momentos y le pregunté como sería el juramento ante el Notario, que me dijese con todo detalle que habría de hacer. Respondió, que estaría de pie, cada uno de los tres tendría una copia del contrato y de las normas, el Notario leería las normas y el contrato, yo las juraría y firmaría, ese sería el acto; ¿cómo iría vestida?, Pensó un momento, ¿cómo deseaba ir yo?, no se me ocurría nada, pero tenía claro que vestida eso sí, bien, ¿qué tal un vestido corto, pero con vuelo, zapatos de tacón, medias, liguero, pero sin ropa interior?, ¿ o prefería que en vez de un vestido llevase una camisa larga de esas que llegan a medio muslo?, o ¿bañador?, ¿Lencería?…no me decidía, ¿debería llevar el collar?, Sí el collar sí, pues era el símbolo de la sumisión, ya, pues…con el vestido.
Así sin darme cuenta acepte, mi novio/amo, me lo agradeció y dijo que no me preocupara, que sería muy corto, y que ahora, por lo que había pasado me merecía un castigo así que me azotaría, me interrogó si prefería ser castigada ahora o después de un rato, le dije que ya, que mejor cuanto antes, me ordenó ponerme el collar pero sin cadena, lo hice, fue al mueble del salón y puso la música alta, cogió una varita de bambú que siempre tiene en casa y que yo ya he probado más veces y la dejó al lado del sillón, me hizo ponerme en sus rodillas y sobre mi culo desnudo descargo una tanda de azotes con la mano, repitió, y cuando paró me ordenó ir cara a la pared un rato, a los quince minutos vino y me acarició el culo que estaba muy rojo, pero no dolía aunque guardaba el cosquilleo y el calor que siempre dura después de la sesión, entonces me besó, me dio las gracias por aceptar lo del Notario, y me coloco para la sesión del bambú, me hizo agacharme con las manos en los tobillos, de pie, así recibí quince golpes por nalga, el bambú duele bastante y deja marcas finas, una vez acabó, trajo la crema hidratante y me dio por todo el culo.
Estábamos en el sofá, él sentado, yo no podía y estaba boca abajo sobre sus rodillas, veíamos el vídeo que habíamos grabado antes, entonces le pregunté cuando sería el juramento ante el Notario.
Hoy me dijo, me quedé de piedra, ¿hoy? Sí he enviado un mensaje por el móvil a quién hará de Notario y ya debe estar de camino, me incorporé de un salto, ¿a qué hora llega? , Miró su reloj, en veinte minutos, pero yo no tengo aquí la ropa…. sí, tienes el vestido y yo te he comprado un regalo por tu juramento, te lo daré, se fue y volvió con un paquetito envuelto en papel de regalo, era unas medias y un liguero, azul marino todo, el liguero con detalles dorados, precioso, la verdad me gustó.
Ve a vestirte, pero antes de ponerte el vestido ven que te vea como queda ese liguero.
Así lo hice, le gustó, me mandó a ponerme el vestido y arreglarme, estando en el baño, oí el timbre y empecé a temblar, oí a mi novio/amo, hablar con alguien y le hizo pasar, al momento me llamo, salí no se como y allí estaba un chico más o menos de la edad de mi novio/amo, que me presento como a un antiguo amigo, se le veía un poco azorado, para romper el hielo, mi novio/amo, propuso tomar algo, yo había bebido más copas de lo que es habitual en mi, pero acepte para darme valor, estuvimos un rato charlando de cosas intrascendentes y yo aunque estaba roja como un tomate, no pude más que aceptar que era simpático y que estaba tan nervioso como yo misma, mi novio, no, él estaba disfrutando.
Bueno, vamos al tema dijo mi novio/amo, el Notario y yo nos miramos un instante y ambos rehuimos la mirada, pero seguimos a mi novio al salón, él dispuso que el Notario se sentase enfrente de mí, y él mismo, a un lado, nos repartió a los tres, copias de los escritos, antes de nada nos preguntó a ambos sí sabíamos lo que íbamos a hacer, los dos nos miramos otro instante y dijimos que sí, bien pues comencemos, me miró y dijo ¿no te falta algo?, yo no sabía a qué se refería, el collar me dijo, lo busque, estaba detrás de mí sobre una mesa, me giré rápidamente y mientras lo hacía recordé el vuelo de la falda y que no llevaba bragas, cogí el collar y mientras me lo ponía mira hacia le Notario, por su expresión supe que me había visto, lo peor aún estaba por llegar.
Me coloque el collar, y mi novio le dio paso al Notario, este me preguntó si comprendía e iba libremente al acto que se iba a celebrar, le dije que sí, me pregunto si vestía tal y como mi amo me había ordenado, pensé que se refería al collar, dije que sí, entonces pidió que demostrara que cumplía las órdenes de mi amo, le mostré el collar, el Notario, miro a mi novio/amo, este se levantó me ordenó girarme y cuando me di cuenta me había subido la falda, fue tan rápido que no reaccione, me volvió a girar y de nuevo me quede frente al notario, más rojo que yo aún, mire a mi novio, y le dije que no debía haber hecho eso que no estaba entre lo que habíamos acordado, el se levantó, recogió la copia del Notario y la mía, las unió a la suya y me las dio, me dijo, de acuerdo, aquí tienes el contrato, por favor ahora recoge tus cosas y vete, me quede fría lo decía en serio, le dije que bueno, que no tenía importancia, que siguiéramos adelante, el me miró y me dijo que antes de seguir adelante demostrara que deseaba seguir, ¿cómo?, pregunté yo, eso lo decidiré yo, contesto.
Vale acepto, conteste yo imaginando que me había ganado otra tunda de azotes, pero no fue eso, Quítate el vestido, ordeno mi novio/amo, no me lo esperaba, mire al Notario que miraba los papeles como un poseso y no levantaba cabeza.
No discutí, ¿para qué? Estaba claro que o lo hacía o le perdía, muerta de vergüenza me quite el vestido y quede de pie ante ellos con un liguero, medias y zapatos solamente, empieza, dijo mi novio al Notario, leímos el contrato, acepte, leyó las normas, acepte, el Notario no levantó ni una vez la mirada de los papeles hasta el final, cuando habíamos de firmar los tres, entonces me miró a los ojos un momento, yo le mantuve la mirada, el bajo la suya y se quedo sin saber que hacer, mi novio rompió el hielo, propuso una nueva copa y me ordeno ir a buscarlas, cuando me dirigía a la cocina me volví para preguntar al Notario que quería beber, le sorprendí mirándome el culo que estaba rojo de la sesión de antes con el bambú, no supo que contestar, me pidió whisky, yo estaba muerta de vergüenza, pero ya no tenía arreglo, en la cocina pensé en lo morboso de la situación y reconozco que era excitante, en fin, regrese al comedor y entonces sí caí de golpe, el Notario me miraba entre las piernas con una cara de asombro que nunca había visto en nadie, miraba mi coñito depilado como me ordenaba mi amo llevar, a partir de ese momento ya no podía hacer nada, ese chico sabía todo de mi, me dejaría llevar.
Tomamos más copas, hablamos de sumisión, y para no aburriros os diré que mi novio/amo me azoto un poco ante él, pero el Notario declinó hacerlo, eso sí, mi novio/amo, le grabó conmigo, le hizo fotos y le dijo que las guardaría para que no se le ocurriera contar nada, y que si así lo hacia, más veces vendría a vernos, él aceptó gustoso y ha vuelto, pocas pero alguna, nunca me azota pero le excita ver que mi amo lo hace ante él, es un chico muy tímido, pero yo ya no lo soy cuando mi amo lo trae, y es divertido, creo que descubrí que soy un exhibicionista de primera en esa tarde.