No solo era profesor en esa institución a la que asistían jóvenes ya mayores de edad, sino que tenía a mi cargo cerrar las instalaciones. Hacía varios días que me hacías miradas insinuantes, pero yo no había aprovechado la situación para acercarme, hasta ese día, cuando terminaron las clases y fuimos a tomar algo a la cafetería. Allí la conversación con otras personas nos permitió avanzar con una serie de indirectas que solo tú y yo entendíamos. Les dije que ya iba a cerrar la institución, así que, poco a poco, todos se fueron. Tú fuiste al baño y cuando saliste ya no quedábamos sino tú y yo. Quisiste acompañarme a cerrar mientras nuestra conversación volvía al camino de la seducción mutua. Sin embargo, a esa altura, sabíamos que no saldríamos pronto. “¡Me vas a evaluar?” preguntaste con picardía. Ya habías aprobado la materia, aunque con dificultad., sobre todo en el último tema. Respondí que sí. Entramos a un salón y te hice sentar en una silla mientras yo me ubiqué al frente. «Te voy a hacer varias preguntas: si respondes bien, tienes un punto y puedes ponerme una penitencia, pero si no lo haces, tienes que cumplir una penitencia que yo te imponga». Aceptaste, sonriendo con esos labios pequeños y carnosos, sensuales y provocativos, que acostumbrabas a llevar sin labial. “Pero cada uno pide lo que quiere”, dijiste. Te dije que sí.
Te hice la primera pregunta sobre el último tema que. Respondiste, pero mal. “Muy bien, tienes que darme un abrazo.” Con algo de vergüenza te levantaste y cumpliste la penitencia. Pude sentir tus duros y grandes senos. Eso me provocó que la verga comenzara a crecer. Te sentaste y te hice otra pregunta. La respondiste bien. Pediste que me abriera la camisa. Esto me sorprendió, pero lo hice. Quedó mi pecho velludo descubierto. “Sí, porque hoy no se dejó ver nada”, me dijiste. La tercera pregunta no supiste responderla. Te pedí que me abrazaras y me dieras un beso. Así lo hiciste. Tus labios apresaron mi boca y tu lengua buscó la mía. Debiste sentir mi verga parada, así como yo sentí de nuevo tus tetas duras. Tampoco pudiste responder la cuarta pregunta. “Ábrete la blusa”. Sonreíste y me miraste. La abriste y pude ver tus tetas deliciosas bajo el sostén. No eran excesivamente grandes, eran como me gustan a mí. Lasa miré con descaro. Tú sonreíste, aunque también era notorio tu pudor. Acertaste la siguiente pregunta y me pediste besarte. Lo hice y pronto pasé de tus labios a tu cuello. Dejaste escapar unos gemidos suaves, pero no continué. Yo debía ganar esta partida. Pero las siguientes dos preguntas respondiste bien, así que me pediste quitarme la camisa, primero, y luego que te besara las tetas. Así lo hice. Me mirabas sonriente y triunfante. La siguiente fallaste y te pedí que te quitaras el sostén. Saltaron ese par de tetas tuyas que me apuntaron a los ojos con sus pezones erguidos como puntas de lanza. Volví a ganar y te pedí que me besaras y acariciaras el pecho. Lo hiciste y al final pasaste tu mano por mi paquete palpando mi verga parada bajo la ropa. La siguiente pregunta la respondiste bien y me pediste quitarme el pantalón. Volviste a acertar y pediste que me quitara el bóxer. Lo hice. Me miraste triunfante y sin quitar la vista de mi verga que tenía una erección mediana . Te recordé que el número de preguntas era limitado y se nos estaban agotando. La siguiente fue para mí. Te pedí que me pajearas. Te acercaste y pasaste tu mano suave sobre mi verga. Te dejé hacerlo unos dos o tres minutos. Mientras lo hacías me mirabas y mirabas mi verga. Era notorio lo mucho que te gustaba hacerlo. Ya me tenías muy firme. Me preguntaste que hasta cuándo y te dije que ya, pero seguiste pajeándome otro momento. Te hice la nueva pregunta y acertaste. Me pediste que te acariciara la cuca, así, por encima de la ropa. Así lo hice por un buen rato. Gemías al tiempo que, sin yo pedirlo, me pajeabas. Bueno, yo iba ganando por partida doble. Pasamos a la siguiente pregunta y volví a ganar. Entonces te pedí que me la mamaras. Lo hiciste de una manera exquisita. Tu lengua y tus labios acariciaban con suavidad mi verga, se deleitaban en rodear mi carne, iban a mis huevas y subían a mi cabeza redonda. Después hundiste mi verga en tu boca y chupaste lentamente, llevándola hasta tu garganta, la sacaste y volviste a meterla hasta el fondo. Así lo hiciste varias veces. Luego aumentaste la velocidad. Pero quedaba una pregunta. Y no supiste responderla. Te dije: “Ya sabes tu penitencia”. Riendo, al saber que el juego acababa, te aproximaste y volviste a mamar mi verga. Estabas sentada en la silla y yo al frente viendo cómo esos labios deliciosos engullían suave y lentamente mi pedazo de carne. Tus ojos me miraban continuamente y tu garganta gemía indicando el placer que hallaba en mamar mi verga. Por momentos incrementabas el ritmo y luego lo reducías casi al mínimo. Volvías a un ritmo medio, regresabas a la fase súper lenta y sin previo aviso volvías a mamar con rapidez. Cuando mis gemidos te indicaron que estaba próximo a terminar, me miraste intensamente a los ojos esperando que yo le diera alguna señal, pero no lo hice. Yo seguía gimiendo o gruñendo como lo había hecho a lo largo de la mamada. Entonces optaste por el ritmo medio y desde ese momento no me apartaste la mirada de los ojos. Gemías como si ello ayudara a acelerar la corrida. Unos instantes después sentí que mi leche caliente se amontonaba en la base de mi verga y que iba a ser expulsada. Vino un chorro no muy abundante y escuché tu gemido más fuerte que los anteriores. El segundo fue mayor y el tercero. Yo gruñía y tú gemías al tiempo que disminuías la velocidad de la mamada. Mi leche seguía fluyendo mientras mis piernas temblaban. Me apoyé en la silla para sentir cómo salían las últimas gotas de leche. Aquellos ojos me miraban aún. Tu boca exprimió mi verga que perdía firmeza y sentí cómo, sin sacar la verga de tu boca, te tragabas mi leche. Solo entonces la liberaste. Terminaste de tragar mi semen y reíste. Yo te miraba sonriendo y exclamando mis últimos gemidos.
“Para la próxima voy a estudiar más”.
 
	
		     
												
												
											 
												
												
											 
												
												
											 
												
												
											 
											 
											 
											 
														
													 
											 
          
         
          
         
          
         
          
        