Fiesta con los clientes de mi marido

Después de aquella noche que pasé con el cliente de mi marido, mientras que este se quedaba en la delegación de policía para responder a los cargos que formularan en su contra y la de su compañía., a la mañana siguiente él comenzó a preguntarme sobre lo que había ocurrido después de irse. Por supuesto que yo no le conté todo lo que había pasado entre su invitado y su querida y linda esposa.

Me encontraba yo un tanto avergonzada por mi conducta y la manera tan sencilla en que como una colegiala me dejé poseer por aquel hombre en el asiento trasero de la camioneta en que me habían traído de vuelta a casa. Aún no sabía yo que decirle ni como tomaría él la situación en caso de confesarle que había hecho mucho más que bailar y ser «amistosa» con su cliente.

Sin embargo estoy segura que él notó mi nerviosismo y vergüenza., y aunque sabía que algo más había ocurrido, quizás por un dejo de temor a enfrentarse a la verdad y tener que encararla ya de manera directa, mi esposo no pregunto más.

Apenas semana y media después, una noche tras haber cenado y llevado a acostar a los niños a su recámara, fue que mientras mirábamos un rato la televisión, Daniel en tono muy calmado y meloso me preguntó si de verdad nada había ocurrido o yo me encontraba molesta porque me hubiera dejado en manos de su invitado.

Esa vez, apartando a un lado mis temores, fue que decidí darle algunos pocos más de los detalles y comentarle que aunque al principio me había tomado por sorpresa y hecho sentir usada, poco a poco al bailar con Jacques me fui liberando y ya no me causó tanta molestia cuando sentía sus manos que querían tocarme por todas partes y meterse bajo mi falda a cada momento. Incluso le conté la verdad a medias de haberlo dejado manosearme durante el regreso a casa.

«Es que no sabía yo que hacer, apenas le detenía una mano y ya tenía metiéndome la otra bajo el vestido, pellizcándome un poco aquí y tocándome hasta donde alcanzaba»….

Le comenté, pero luego notando que en vez de reaccionar en forma violenta, a mi marido simplemente se le aceleraba la respiración añadí. …»Tu me habías dicho que era un cliente muy importante para ti y que lo dejara hacerme todo lo que se le ocurriera»… » Recuerdas??»…

La casi inmediata reacción de mi marido ante mis palabras me tomó por sorpresa, cuando de pronto, él se volteó y casi de un solo tirón me arrancó la blusa para comenzar a manosearme los pechos mientras me preguntaba … » Así?? , así lo dejaste que te las sacará para jugar con ellas???.

«Hummm sssii, parecía niño chiquito tomando su leche como lo hacía tu hijo» … Le contesté para enardecerlo aún más mientras que él acerco su boca hacia uno de los pezones que había hecho saltar sobre la copas de mi brassiere. Y yo ya dejándome llevar le pregunté… «Sabes que le gustó mucho sacarme la leche??., decía que me ordeñaba y yo era su vaquita suiza??»…

Sin más Daniel reaccionó de una manera que nunca antes le había yo visto y con muy pocos preliminares se abalanzó sobre de mi y me tomó ahí mismo sobre el sillón del cuarto de televisión.

En verdad que yo también gocé inmensamente de aquel encuentro, aunque muy en el fondo de mi sentía algo de pena por mi marido, al no poder confesarle todas las cosas que le había permitido hacer conmigo a su cliente, y mucho menos atreverme a confesarle la manera tan poco digna en que me había permitido convertirme en la adúltera «amiguita» de su jefe y entretenimiento de sus invitados., máxime si bien yo ya sabía para ese entonces que aunque inicialmente me hubiera visto obligada a ceder ante sus indecorosas proposiciones, ello había sido solo en un principio y después me había producido un morboso e intenso placer al ser tratada como su «objeto de deseo».

Después de aquella noche, cada que nos volteábamos a ver mi marido y yo, intercambiábamos miradas que parecían estar llenas de complicidad y entendimiento, agradeciendo yo en cada momento que al menos se hubiera conformado con esa parte del relato de mis peripecias y no me obligara a tener que mentirle o poder decirle aún más sobre mi conducta de aquella noche o meses pasados.

Afortunadamente para mi, la situaciones con su jefe o amigos de este, de pronto habían disminuido y no lo había vuelto a ver, así como tampoco Jacques empezara a merodear en las cercanías queriendo obtener más de mi. Y no fue si no hasta por el mes de octubre, cerca del cumpleaños de mi marido, durante la fiesta que se llevó a cabo en el edificio de la empresa para celebrar el aniversario de la misma, cuando junto con otros de los invitados y clientes más importantes de la compañía que fueron convidados al festejo, me volví a encontrar con ellos., aunque y tal como era de suponerse, al verme acompañada de mi marido, ninguno hizo mayor intento por acercárseme y solamente les veía sonreírme ocasionalmente mientras que comentaban entre ellos volteando a mirarnos.

Sin embargo, el único de los invitados que no tuvo mayor empacho por acercársenos fue Jacques, quien se mostró muy contento de verme y de inmediato se nos unió para conversar., y tal como lo había hecho en la vez anterior, se mostró todo un caballero y pidió a Daniel mi mano para sacarme a bailar sobre la pista.

Aunque también como era de esperarse, de manera sumamente discreta, pronto comenzó a acercarme hacia su cuerpo mientras que sus manos se paseaban, primero por mis hombros, para luego seguir hacia mi espalda y es dejarla descansar cerca de mi trasero, más abajo de la cintura de mi vestido.

Deteniéndose siempre en todo momento justo antes de que pareciera demasiado inapropiada su cercanía para los otros invitados y sus acompañantes a la fiesta., no obstante lo cual, mientras yo bailaba con su cliente, poder como Daniel seguía nuestros pasos detenidamente sin mostrar molestia al verme entre sus manos, sino que más bien por el contrario parecía complacido de notar el interés que despertaba yo en su invitado.

Y claro que esto no le podría molestar si bien había sido él quien me arrojara a los brazos de este hombre para acabar de cimentar y sellar un importante contrato de negocios, sabiendo muy claramente que antes de esa noche su distinguido cliente de había tenido mucho más de mi que un simple baile, e incluso podido pasear sus dedos muy cerca de mi intimidad., aunque no sabía mi marido que el hombre con quien ahora yo bailaba, al igual que algunos otros de los allí presentes habían hecho más que pasear sus dedos cerca de tan intimo punto de mi anatomía que ya no les resultaba tan secreto como debiera de serlo.

En un momento, mientras que mi esposo fue a atender a otro de los invitados, Jacques se las ingenio para qué mientras bailábamos y sin que nadie se diera cuenta, llevarme hacia uno de los rincones del salón, donde tras abrir la puerta de una de las oficinas me hizo entrar sin siquiera molestarse en prender la luz o preguntarse si estaba yo de antojo y dispuesta para dejarlo tomarse aquellas nuevas libertades conmigo.

En cuanto me di cuenta ya estaba yo en el interior de aquella oficina y el como si de un atacante se tratara, se abalanzó sobre mi persona y comenzó a palparme por sobre mis ropas. Yo me contuve de pedirle que se detuviera, pero bastante nerviosa por la situación me resistí en primera instancia., no quería yo contradecirlo ni ocasionar un escándalo allí en el trabajo de mi marido. Cualquier escena aquí hubiera sido desastrosa, tanto para mi, como mi marido., o su invitado.

Allí en esa ocasión nuevamente era yo la esposa de uno de los ejecutivos y no se entendería muy bien que hubiera yo dejado a un cliente tomarse la libertad de llevarme dentro de la privacidad de una de las oficinas.

Así que no podía yo hacer mucho ruido, hablar en voz alta o salirse intempestivamente de la habitación, por lo que me limite a quedarme allí y dejarme hacer un poco por él., hasta que apenas un momento más tarde él malinterpretó mi indecisión y supuso que en realidad era simplemente parte de mi actitud hacia su juego y continuó acariciando mis nalgas mientras que se restregaba contra mi vestido. Me besaba como si quisiera devorarme por completo y sus manos continuaban apretujándome por todas partes, haciéndome temer por la apariencia de mi arreglo o que fuera a apretar demasiado uno de mis pechos y me ocasionara tener algún «accidente» bajo el escote.

Sus manos pronto dejaron de pasearse sobre la tela de y fueron a encontrarse bajo el dobladillo de mi vestido el, donde descubrieron el final de mis medias y la suave piel de mis muslos justo al final de las mismas.

Como en la vez anterior, aquella noche llevaba yo puestas unas medias oscuras ajustadas por un portaligas color rosa pálido que hacía juego con las pantaletas y brassiere de media copa que Daniel acababa de regalarme durante la semana, pidiéndome que las estrenara precisamente para la fiesta., para poder así imaginarme durante toda la velada, sabiendo exactamente el tipo de prendas de llevaba yo bajo mis ropas., provocando en mi una cierta sensualidad al llevarlas puestas y saber que al menos un hombre en aquel lugar ya sabía cómo luciría yo más tarde al terminar la fiesta.

Lo que no tomé en cuenta al salir de casa aquella noche, era lo expuesta y vulnerable que vestida de aquella manera, me encontraría ante los avances que otro hombre distinto mi marido pudiera tener., pero en ese momento ya era tarde y ni momento había para arrepentirse pues me encontraba en aquella oscura habitación, con el vestido levantado y la mano de aquél señor acopando toda mi feminidad, desde el punto donde con sus dedos situados entre mis muslos sobre el puente de algodón de mis pantaletas se lo permitían, hasta cubrir con la palma de su mano la mayor parte del triángulo de tela bajo del cual se oculta mi pubis.

Acariciando de manera tan impropia mi intimidad con sus dedos que no dejaban de juguetear con mis cada vez más húmedos labios vaginales, y haciéndome mojar la dedicada tela que me separaba del contacto directo con los mismos.

Aunque mi condición de mujer casada que quería seguir siendo respetada por la mayoría de la gente, me hacía querer detenerlo y pedirle que no siguiera volviendo loca con aquellos dedos que hurgaban bajo mi vestido, otra parte de mi quería que siguiera haciéndolo hasta colmarme de placer al., por lo finalmente se me abandoné a sus caricias y dejé de combatirlo aún antes de que con alguno de sus dedos apartara la tela aunque cubría mi más ansiado secreto y pudiera después de haberlo hecho, introducir sus dedos dentro de mi mojada cueva, que de inmediato los cobijo y cubrió con su tibia de esencia de mujer lista para el amor.

Al sentirlo, de manera casi involuntaria mis caderas se agitaron violentamente para recibirlo, a la vez que intentaban hacerlos penetrar un poco más adentro de mi ser. Traicionando con ello cualquier resquicio de buen juicio y voluntad que yo pudiera tener en aquel momento, por lo que sin más intenté acercarme cuanto más pude a su contacto, empujando hacia abajo y adelante mi feminidad contra su mano,, para poder restregármele al mismo tiempo en que suspirando de placer intentaba darle un beso.

…»De verdad eres una dama caliente!!!»… me comentó él mientras que empujaba hasta el fondo el más largo de sus dedos …»Me encanta ver cómo te pones como hembra en celo, ofreciéndose para que cualquier macho con los huevos suficientes se la monte»… terminó de decir mientras que yo no alcanzaba a contestar otra cosa que no fueran mis suspiros que morían apagados dentro de su boca.

Después de apenas unos dos o tres minutos más, el término de besarme justo antes de extraer sus dedos por completo y llevarlos hacía su nariz para olerlos …»Me fascina como hueles a hembra, así fuerte y penetrante olor de que éstas mojada»… Me dijo en tono divertido mientras que tras acabar de inhalar de sus dedos el aroma con que los había yo dejado impregnados, me los acercó para que los pudiera yo oler también…

No podría yo decir que aquel aroma me resultaba del todo desconocido para mi, pues en varias ocasiones encontrándome, ya sea acompañada o a solas había yo descubierto el propio aroma de mi feminidad en estado de exaltación., aunque no recuerdo ningún momento antes de aquella noche en que este me hubiera parecido grato por sí mismo.

«Quisiera cogerte por completo aquí mismo y ahora, pero no podemos estar aquí por mucho tiempo, seguramente ya alguien me puede estar buscando o a ti tu marido., nos vemos más tarde durante la fiesta» … terminó de decir y sin más abrió la puerta y salir de aquella oficina.

Yo temiendo ser descubierta decidí quedarme un poco más para recuperar el control se mis palpitaciones y acomódame las ropas, para que nadie notara lo que acababa de ocurrir. Y fue algo así como cinco minutos más tarde que por fin abrí la puerta y tras sesionarme de que nadie lo hubiera visto, me escurrí hasta los tocadores para damas., donde pude acabar de recomponerme y volver a aplicarme un poco de maquillaje.

Cuando regrese a la fiesta, de inmediato Daniel se excusó con algunas de las personas con los que conversaba y se me acerco para decirme que me había estado buscando., por lo que yo me disculpe por haberlo dejado sólo y le aclaré que había ido al tocador a arreglar algunas cositas que andaban mal. » Te sientes bien?»… Me preguntó … » Si quieres te consigo alguna aspirina o algo para que no te sientas mal???»se ofreció.

Yo sabiendo que en aquel momento él no se mostraría enojado por lo que yo le pudiera decir, le contesté …»No mi vida, no es eso, lo que pasa es que Jacques otra vez ha querido pasarse un poquito de la raya conmigo mientras tu no estabas y yo no sabía cómo pedirle que se estuviera quieto».

Él se quedó mirándome por unos instantes, notando que yo más que una queja, parecía estarle insinuando mi gusto por lo que su distinguido cliente pudiera haberme insinuado o intentado hacer conmigo durante su ausencia…»Por un momento pensé que me arrastraría hasta alguna de las oficinas de allá atrás y me pediría que lo dejara hacerme más cosas que sólo manosearme» Termine de decirle, fingiendo estar un poco perturbada por la posibilidad de lo que pudiera haber ocurrido…» Por eso le dije que iba al tocador y no salí hasta que tu me viste»… le mentí.

«Ahhh bueno, pensé que te sentías mal y ya me había preocupado Helena»… me comentó como si lo que yo acababa de decirle no significara nada con tal de quedar bien durante la fiesta, pero después me lo aclaró …»Ten cuidado y no vayas a dejar que nadie debía haciendo un escándalo, en la situación en la que me encuentro, no me puedo permitir una escena o siquiera un rumor por parte de mis compañeros o jefes»… Término de decirme mi muy confiado marido, quien al parecer, salvo el incidente aquel de hacía apenas unas cuantas semanas, no tenía mucha idea de que quizás para esas horas él era el único hombre de la compañía que no se habría enterado aún de las cosas que yo había tenido que hacer por él y para su empresa.

Después de platicar con algunos otros de los invitados, nuevamente Jacques se nos acercó junto con un muchacho bastante menor que él, como de alrededor de los 25 o 28 años y nos lo presentó como Sam, indicándonos que él era uno de los directivos del banco al que había solicitado financiamiento para poder extender la base de sus operaciones con la empresa en que trabajaba mi marido y a quien había invitado a la fiesta, para que se diera cuenta de la importancia del negocio que tenía en puerta y convencerlo de que la institución que él representaba lo apoyara.

Por supuesto que de inmediato el saber de la importancia de nuestro nuevo invitado, cautivó la atención de mi marido quien de inmediato se volcó en ofrecimientos y planteamientos sobre la solidez del negocio que ofrecía a su cliente. Nosotros cuatro nos encontrábamos en un rincón apartado del salón mientras conversábamos, cerca de una mesa donde habían colocado todos ellos sus bebidas junto con la mía., yo me encontraba de espaldas a la misma y rodeada por los tres, teniendo frente a mi esposo y a cada uno de mis lados a los otros dos hombres.

Jacques fue el primero que sin querer llamar la atención de mi marido, suavemente colocó una de sus manos sobre mis caderas mientras se continuaba conversando con los otros dos., causando en mi una indescriptible sensación de nervios combinados con ansiedad al no saber que hacer ante su inesperada libertad que ahora se tomaba conmigo y delante de las propias narices de Daniel., incluso haciéndome casi sentir un ataque de nervios cuando como si nada ocurriera, su mano fue a descansar sobre la redondez de la carne de mis glúteos.

Entonces para empeorar aún más las cosas, Sam me alcanzó la copa estaba yo tomando y me la ofreció para que bebiera mientras que él seguía hablando con mi marido sobre números, alianzas estratégicas y un sinfín de cosas que yo en la condición en que me encontraba simplemente no podía siquiera suponer en entender., cuando de pronto después de hacer un pequeño brindis cambió de mano su vaso para aparentemente tomar un bocadillo con la otra., sin embargo no fue otra mi reacción sino la de casi soltar mi copa cuando su extremidad rozó por primera vez mi cuerpo y se detuvo por un instante en la parte baja de mis nalgas, levantándola apenas un instante más tarde, pero no sin antes aprovechar para con un mismo movimiento alzar levemente el vuelo de mi vestido es sentir la suave y cálida piel de mis muslos.

…»Dios mío., que esta pasando ??!!! «… Casi me escucho preguntarles en voz alta, pero alcanzando a contenerme, fue que alcancé a contener mi sorpresa y tratar de mantener la compostura. Estaba yo que no sabía que hacer, nadie podía notar mi predicamento, excepto Jacques que se encontraba a mi derecha, su amigo Sam o Samuel como fuera que le gustara que le dijeran, a mi izquierda y en frente de mi marido que parecía no darse cuenta de la situación o al menos fingía bastante bien no hacerlo., mientras que las manos de sus invitados se daban vuelo con mi parte posterior.

Apenas él podía yo creer, encontrarme en aquel lugar parada entre el cliente de mi marido y un sujeto al que apenas hacía diez minutos yo no había conocido y teniendo que dejarme manosear por ellos sin poder y siquiera respingar o apartarles mi cuerpo sus manos., Por que se tomaban esas libertades conmigo???, trataba de adivinar yo, mientras que pensaba que quizás simplemente Daniel para salir de la difícil situación en que se encontraba, me hubiera podido ofrecer con ellos, o que tal vez su mismo cliente habiendo sabido por parte de su jefe y visto lo simple que le había yo resultado como mujer fácil de tener, se lo hubiera mencionado al joven, anunciándome como una muy sencilla victoria para su conquista o entretenimiento a cambio de lograr así congraciarse con él y obtener de su banco el financiamiento que buscaba. …» Que le habría comentado de mi ???» me preguntaba yo., y luego trataba yo de suponer que sabría ese muchacho de mi o si se habría ya enterado que en la compañía donde trabajaba mi marido era ya conocida como una especie de regalo de entretenimiento y juguete para los clientes distinguidos???»…

Sin embargo aquello era sumamente estresante para mi y yo sólo me estaba quieta sin atinar a saber que hacer, mientras que distraídamente jugaba con la base de mi copa y trataba de encontrar en mi marido las respuestas a mis dudas. Notando que él sabía cuan incomodo me estaba resultando esto para mi, pero sin poder hacer otra cosa como no fuera aquella mirada que pretendía darme a entender su aceptación ante lo que fuera que pudiera ocurrir más adelante durante la velada, pero eso si, dejando sobre mis ojos todo el peso de la responsabilidad de la situación y pudiendo siempre dar a entender que aquello no era algo que él me hubiera solicitado.

Aquel pensamiento, súbitamente me hizo sentir algo molesta con él por simplemente quedarse allí parado, esperando a ver como lo sacaba yo de esa situación., por lo que pensando en consecuencia decidí … » Esta bien Daniel, esto es lo que quieres?? esto es lo que tendrás, que tu no te preocupes, ya lo he hecho antes y lo volveré a hacer hoy mismo, aquí en esta misma noche y en el lugar donde trabajas»… Me dije a mi misma un tanto disgustada.

La vez anterior él se había ido apenas cuando el toqueteo por parte de su invitado había comenzado, cuando mucho alcanzando a presenciar alguna impropia caricia sobre mi trasero o mano colocándose sobre mis rodillas, pero esta vez las cosas no serían igual y si eso es lo que él tenía en mente que yo hiciera para mantener su trabajo y nuestro acostumbrado nivel de vida , al menos tendría que saber lo que implicaban los privilegios que a costa de mi cuerpo ofrecía para mantener su lugar dentro de la empresa . Aquellos dos hombres podrían tener de mi lo que quisieran aquella misma noche antes de que yo regresara a casa en el automóvil al lado de mi marido.

Afortunadamente para mi, Sam me pidió que bailara con él en el momento justo en que ya no encontraba yo como salir de tan incomoda situación, por lo que acepte de inmediato esperando que al menos así tuviera un momento para serenarme antes de precipitarme a decidir que hacer a continuación. Pero lejos estaba yo de encontrar el momento para recapacitar y pronto me di que fue un error el pensar que al menos de esa manera podría yo zafarme de las impropias caricias, pues apenas habíamos comenzado a bailar cuando comencé a sentir lo que sin duda sería una bien dotada masculinidad, friccionándose contra mi barriga, al mismo tiempo en que con una de sus manos me había rodeado por el torso y se comenzaba a entretener jugueteando con el costado de uno de mis senos , que de inmediato reaccionó ante la caricia.

Cuando notó que yo en vez de reaccionar como la mayoría de la gente supone que una correcta mujer casada debe de comportarse y abofetearlo en el acto, en vez de ello o detener sus avances hacia mi persona., simplemente acepté sus atrevidas caricias, dando con ello a entender ya de inequívoca manera que no haría yo ningún escándalo y se podría entonces él tomar todas las libertades que quisiera con mi cuerpo., aún cuando preferiría que no hubiera sido él tan descarado ante el resto de la concurrencia.

Cuando por unos instantes me distraje para mirar a mi marido que continuaba observándonos, parado justo al lado de su distinguido cliente., fue que sin yo darme cuenta, de pronto me encontré fuera de la pista y siendo conducida por mi acompañante hacía otra de las puertas de las oficinas.

Una vez que me tuvo adentro de una de ellas, sus manos se tornaron incluso más agresivas que antes, por lo que y quizás en parte debido a mi indignación ante la actitud de mi marido que sumándose al alcohol ingerido, poco fue lo que yo quise o intente hacer por detenerlo, cuando sentí sus manos desabrochándome la parte trasera del vestido, para dejarlo caer a mis pies y hacerme salir del mismo antes de hacer una exclamación al ver el modo en que yo iba vestida para aquella velada.

Entonces, después de contemplarme por unos cuantos instantes, me hizo girar hasta quedar de espaldas a él y ofrecerle la vista de mi retaguardia que súbitamente se sintió casi del todo expuesta., incluso antes de sentir como aquellos dedos me soltaban el sujetador para poder quitármelo por completo. Y dejarlo caer al piso, lugar donde fue a parar sobre aquel montón de tela negra que hasta hacía unos minutos había cubierto casi todo mi cuerpo., dejándome allí parada en medio de aquella oficina, vistiendo ya las más mínimas de mis prendas y zapatos de tacón alto.

De espaldas a él me encontraba yo, cuando me percate del espectáculo que mis tremendas nalgas podrían estarle ofreciendo, apenas cubiertas por aquella casi transparente tela de mis pantaletas nuevas., que según recordaba yo al haberme visto en el espejo aquella misma tarde al estarme arreglando para la fiesta, poco a más bien nada hacían por cubrirme y no pretendían ser nada más que una última , aunque meramente simbólica línea de defensa , que sin duda alguna pronto también sería vencida por él para dejarme vestida únicamente con mis aretes y collar de perlas, amen de las zapatillas de charol, medias y portaligas que en momento alguno hizo el menor intento por despojarme de ellos.

Me hizo inclinarme sobre el escritorio hasta quedar apoyada sobre su cubierta con mis codos, y ofrecerle así la vista aún mas impúdica de mis glúteos, cuya redondez comentó brevemente antes de llevar sus manos al elástico de mis pantaletas y comenzar a bajármelas para descubrir finalmente toda la superficie de mis nalgas …»Me encantan las tipas como tu que vienen a las fiestas con sus acompañantes vestidas así., mira nada más que rica te vez con esos calzoncitos, son todo un descaro y se te ven todas las nalgotas».

Termino de decir antes de continuar deslizándolas por mis muslos, pasando por mis pantorrillas hasta hacerlas llegar a mis tobillos donde las dejo caer suponiendo que irían a parar junto a las demás prendas que las aguardaban sobre la alfombra. Aunque en vez de ello, las mismas se enredaron en una de mis zapatillas , ocasionándome que trastabillara yo sobre mis tacones al intentar librarme de ellas y levantar uno de mis pies para zafarme de las mismas.

«Woooow, a eso es lo que llamo un verdadero par de nalgas»… Comentó … » Parecen ancas de potranca tresañera «… se rió. Y Yo me quede allí con las pantaletas enrolladas en los pies mientras que le obsequiaba aquel par de carnes de mi trasero para que las contemplara, incluso levantándolo un poco más para que lo gozara otro poco.

«Te gustan mis nalgas??» le pregunté.

«Claro que si mi vida, estas riquísima, viéndote así yo te llevaría a trabajar al banco para clavártela a diario»… Contestó al tiempo en que se escuchaba la cremallera de su pantalón abriéndose por completo y yo como chiquita de cinco años que ve la aguja hipodérmica con que la van atener que inyectar, volteé mi rostro para encontrarme por primera vez con su lanza de macho embravecido, cuando él caminaba hacia mi para situarse entre mis piernas que al no haberse librado aún del impedimento para separarse por completo, no me dejaron otra opción que la de seguir intentando zafarme de los panties mientras que los estiraba hasta donde su elástico me lo permitía.

Sin embargo cuando el ya se situaba entre mis muslos, levanto uno de sus pies lo suficiente como para que la tensa prenda quedara debajo de uno de sus zapatos y luego lo bajo hasta pisar con el mismo mis pantaletas… » A ver ahora si, levanta las piernas y sácatelos»… me ofreció como si fuera toda una galantería de su parte estar pisoteando mi prenda intima para ayudarme a despojarme de ellos. Mientras que yo por mi parte, me limite únicamente a conseguir liberar uno de mis pies de los huecos para las piernas y ya no hice más intento por sacar el otro., dejando que permaneciera enrollado alrededor de mi tobillo. » Al menos así no tendría que andar buscándolo si nos ganaban las prisas», recuerdo haber pensado aún en ese momento.

Entonces después de intentar mirar por última vez aquel enorme y venoso tubo que mi nuevo amigo pronto probaría para clavar dentro de mi, en actitud sumisa y expectante volteé hacia el frente mi cabeza y me dispuse a dejarlo hacer de mis nalgas lo que quisiera.

Aunque apenas pasaron un par de segundos, a mi me pareció en realidad mucho, cuando por fin sentí por primera vez el contacto de su barra encendida contra mi piel y sus manos me hicieron retorcerme cuando tocaron mis nalgas temblorosas que ansiosas lo esperaban para sentir su órgano deslizándose dentro de mi ranura femenina.

Yo no soportando ya casi tanta espera, sin voltear atrás, dejé clavada la mirada en la ventana de la oficina mientras que llevando mi mano hacia atrás hasta encontrar un poco mas allá de la tupida maleza de mi pubis, el paso hacia nuestro contacto que era franqueada desde ambos lados por mis piernas abiertas.

Tras unos instantes de buscarlo , finalmente mis dedos se cerraron alrededor de su encendida vara par intentar guiarlo más fácilmente dentro de mi …» Hummmm que rico señora., que rico»… comentó el al sentir mis delgados dedos y bien cuidadas uñas aprisionándolo por completo.

Jalándolo hacia mi centro de placer se fue acercando hasta que lo sentí abrirse paso dentro de mi cavidad que lo esperaba ya cubierta con mis propios jugos … «Que bonitas manos tiene usted. Me encantan sus uñas largas y sortijas de matrimonio»… Me comentó nuevamente dirigiéndose a mi de Usted e intentara guardar el respeto necesario ante una persona mayor que él y no como simplemente una mujer a la que estaba a punto de poseer mientras que el hombre que también le debería de haber causado respeto suficiente como para no poder intentar siquiera pensar en hacer conmigo lo que él estaba a punto de hacer, esperaba afuera de la habitación junto con otro hombre que seguramente cuando él acabara conmigo, pasaría a probar suerte entre mis muslos.

Oír sus palabras, me encendió aún más y fue por ello que decidida a darle un espectáculo digno de que no lo olvidara jamás , en vez de acabar de introducirlo dentro de mi cuevita, lo aparte un poco para acariciarlo tiernamente con mis dedos y dejarlo que contemplara un poco más sobre su lanza de macho, aquellos anillos que simbolizaban mi unión con otro hombre, a quien aparentemente debería yo mi, fidelidad y respeto. Y quien se suponía que tendría yo que reservar el placer que pronto le iba a obsequiar a él también. Teniendo que ser el hombre que había puesto esas argollas en mis dedos, el único ser que recibiera de mi semejantes privilegios que ahora yo le regalaría a él sin más contemplaciones.

» Te gusta como se siente tenerla dentro de mi??»… Le pregunté al tiempo en que dejaba yo que únicamente la bulbosa cabeza de su encendido falo, permaneciera cobijada dentro de los pliegues de mi vágina.

«Ooooossssiiii…!!!» fue su primera respuesta antes de añadir …»No esperaba que se sintiera tan calientito y apretadito allí dentro»… Terminó de decir, refiriéndose a mi temperatura y no se si también queriendo hacerme saber algo respecto a mi persona o las cosas que él pudiera saber de mi.

Entonces él ya decidido a ir por todas, acomodó sus manos sobre mis nalgas y me alzó un poco más para con un solo empellón empalarme casi por completo alrededor de su garrote., haciendo que de inmediato reaccionara a morderme los labios para intentar acallar un agónico suspiro de placer que por poco y escapa por completo de mi boca. Entonces se replegó un poco para acomodarse, antes de volver a la carga nuevamente y dejarme sentirlo deslizándose dentro de mi.

Poco a poco fue hundiendo toda su columna dentro de mi hueco, haciéndome sentir un inmenso placer que agitaba todos mis sentidos, y hacía parecer como si todo a mi alrededor comenzara a dar vueltas dentro de un remolino de excitación sensual., y yo continuaba estremeciéndome mientras que mis caderas comenzaban a moverse para ir en busca de lo más que el pudiera ofrecerme para gozar.

De pronto sentí como él de manera bastante brusca, alcanzando mis cabellos, dio un fuerte tirón para hacerme voltear hacia una de las paredes de la oficina., y allí de pronto apareció frente a mis ojos, la imagen de una mujer parada frente a un escritorio, doblada por la cintura, montada sobre unos altísimos zapatos de tacón que alzaban toda su figura al menos unos 8 centímetros mientras que con las piernas totalmente estiradas se apartaba del escritorio para buscar encajarse contra un hombre que la penetraba ansiosamente.

«Dios mio!!., ya viste que linda ves??»… me preguntó haciéndome reaccionar ante la imagen que nuestros cuerpos ofrecían en el espejo … » Lo que diría tu marido si entrara y te viera ahora mismo!!»…

Me hizo él su morboso comentario mientras que yo en un pequeño instante de lucidez pude ver sobre el espejo, el reflejo de mis nalgas siendo perforadas por él, para luego mientras hacía la cabeza hacia atrás para no sentir tan fuerte el tirón de mis cabellos, encontrar en el cristal uno de mis zapatos que en cuanto pude alcé para intentar no seguir pisando la tela de mis pantaletas nuevas, pues estaba segura que de no hacerlo, quedarían arruinadas antes de que terminara la noche.

Lo que hice cuando él me soltó un poco más la cabeza, fue levantar por completo mi pierna hasta que mi rodilla quedo sobre la cubierta del escritorio, para hacer así otro intento por desenredarlas y colocarlas sobre el mueble en que estaba ya yo medio recostada.

Sin embargo esto no fue posible y solo pude al menos dejarlas colgando ahora a poco mas arriba de la altura de mi rodilla., pues cuando de pronto él tras haber sacado casi por completo su exacerbada masculinidad., súbitamente como si de un torero se tratara clavo en mi todo un estoque perfecto que me sacudió por completo y me hizo sentirlo hasta el centro mismo de mi ser., y me hizo casi clavar mis uñas sobre la madera del borde del escritorio, como si fuera cuestión de aferrarme al mismo para poner a salvo mi vida.

En seguida me hizo bajar nuevamente la pierna para juntarla con la otra y quedar así con los muslos totalmente pegados, para ofrecerle aun más placer al friccionarse aún antes de recibirlo dentro de mi, al rozar contra mis nalgas que le ofrecían un ajustado paso en su camino hacia mi meta.

Lloriqueé como bebé al sentirlo y mis piernas se cerraron aún más para aprisionarlo por completo dentro de mi., sin duda alguna aquel joven era un hombre grande fuerte y vigoroso que sabía como complacer a una dama.

Lamentablemente para mi, todo termino demasiado rápido y pronto lo escuché casi bufando como toro herido de muerte, pegándose a mi oído al tiempo que me hacía enderezarme por completo dejándome sentirlo unos instantes más en aquella incomoda posición y con un final lamento me decía … » Ahí los tienes, tooodos tuyos , tómalos todos y regrésate con tu maaaaridooo que esta allá afuera, putona»…

Terminó de decir cuando lo sentí derramándose por completo dentro de mi cavidad, sin siquiera haberme dado tiempo para pedirle que me avisara antes de depositar su semilla allí adentro, pues después del susto de la vez pasada, no quería yo correr el riesgo de poder quedar embarazada nuevamente.

Sin apenas darme chance para reaccionar, me dejo caer nuevamente y termino de vaciarse por completo con sendos disparos que fueron a quedar junto con su primera descarga, hasta hacerme sentir inundada por completo, y finalmente apartarse de mi en cuanto hubo terminado de venirse y sin más jalar la tela elástica de mis pantaletas que usó para limpiarse los restos de nuestra copula y mieles de amor con las que yo había dejado cubierto todo su miembro.

«Eso estuvo fantástico, que rico coges mamita!!., ahí te dejo mis mocos para que te entretengas con ellos y pienses en mi durante la fiesta»… Fue su ultimo comentario, antes de salir de la oficina sin siquiera molestarse en dejar bien cerrada la puerta, dejándome ahí toda tirada sobre la mesa y con las pantaletas todas embarradas con su semen, mientras que más arriba, su pesada sustancia ya comenzaba a amenazar con brotar fuera de mi orificio y resbalar hacia el escritorio.

Como pude me levanté y con le mayor de los cuidados intenté volver a colocarme en su sitio mis manchadas pantaletas, procurando no untar con ellas sobre mis medias la viscosa sustancia conque aquel tipo las había dejado cubiertas, pero no pudiendo evitar cierta molestia al sentir los húmedos manchones pegarse contra la rizada mata de mi pubis y superficie de mis glúteos. Luego cuando me hube a acostumbrado un poco a la sensación de aquel pegajoso engrudo embarrándose sobre mi piel y para no llamar la atención, usando únicamente la tenue luz que provenía del exterior, busqué mis ropas para ponérmelas nuevamente, apenas percibiendo con la escasa iluminación que al parecer salvo por algún pisotón., después de todo mi vestido no parecía estar demasiado arrugado o haber sufrido mucho maltrato.

Sin embrago me fue imposible localizar por ninguna parte el brassiere que completaba la combinación del juego de ropa intima, que me regalara mi marido para estrenar esa misma noche y con el que por lo visto tendría que regresar a casa ya incompleto y sin siquiera haber tenido tiempo para agradecerle su obsequio y tan siquiera mostrarle como se me veía puesto lo que había comprado con su dinero.

Supuse que o bien, mi nuevo y apresurado amante, habría decido retenerlos a modo de souvenir que le recordara su anotación con la esposa de uno los empleados que lo había invitado a aquella fiesta, o que sin duda alguna, alguien se llevaría una inesperada sorpresa el lunes al llegar a trabajar, que suponía yo que no sería muy similar a la que mi marido tendría cuando le dijera yo que había extraviado parte de mis prendas y mucho menos aún si se llegara a enterar que la perdida había sido en el mismo edificio donde el trabajaba con sus compañeros y justo tras de aquella puerta a la que yo había sido introducida por el amigo de su cliente.

Finalmente deje de meditar sobre las implicaciones de mi perdida, suponiendo que quizás o mejor que podría yo hacer , sería no mencionar nada al respecto, excusarme con él en caso de que quisiera «tener» algo conmigo aquella noche y tratar durante el fin de semana, de ir a la tienda donde las había comprado, para hacerme de un nuevo sujetador que completara el sensual jueguito. Y sin más levante primero una y luego la otra de mis piernas para volver a acomodar sobre mi cuerpo el vestido. Al terminar de subir la cremallera que corría por mi espalda , me acerqué al espejo donde momentos antes lo había observado gozándome para intentar fijarme si había algo más que pudiera delatar algo de lo que había ocurrido entre aquel hombre y yo.

Instantes después intentaba yo escurrirme nuevamente hacia el tocador, sintiendo como el algodón de la entrepierna de mis panties nuevos, parecía embarrarse cada vez más con el pesado semen que parecía derramarse fuera de mi, haciéndome sentir totalmente incomoda y temerosa de que pudiera resultar insuficiente para retenerlo en su totalidad sin que comenzara a escurrírseme por las piernas. Y todo ello también mientras sentía su pegajoso liquido embarrándoseme sobre las nalgas, donde suponía yo que pronto pudiera también estropear mi vestido o al menos descubrir su delatora presencia sobre la tela.

Intentaba yo llegar al tocador, pero Jacques me descubrió antes de que pudiera yo hacerlo y como si se le notara muy divertido por haberme encontrado, me bloqueó el paso y ocasionando que me detuviera donde él continuaba conversando con mi marido, me fue imposible continuar o inventar alguna excusa para decirle y no resultara evidente la difícil e incomoda situación en que yo me encontraba.

«Bueno Danielin, creo que al menos lo mínimo que merezco es un poco del buen trato con que tu esposa trata a tus invitados., no crees??» … Fue el comentario que soltó y que casi hace que mis piernas ya de por si cansadas por el breve encontronazo que acababa de tener precisamente con uno de los invitados a los que él se refería., sintieran que estaban a punto de flaquear y doblárseme por las rodillas. » Quisiera yo bailar un ratito también con esta belleza»…

Le dijo a mi marido, para sin siquiera darle tiempo a negarse u opinar nada al respecto, tomar mi mano y llevarme de nueva cuenta hacia el otro extremo de la pista, cerca de la oficina de donde acababa yo de salir. Por las bocinas del salón emergía una lenta melodía que dadas las condiciones en que me encontraba agradecí cuando empezamos a bailar lentamente., mientras que yo ahora si ya de manera incuestionable comenzaba a sentir sobre la parte interna de mis muslos aquella sustancia que ahora se escurría y por lo que mi siguiente intento fue el de juntar lo más que me fuera posible las piernas mientras bailaba, frotándolos uno contra otro sin importar que quedaran totalmente cubiertos, pues al menos así al embarrárseme sobre la piel, evitaría yo que llegaran hasta mis medias o algún otro sitio donde ya no pudiera yo controlar su salida.

Afortunadamente para mi, antes de que alguien pudiera darse cuenta de mi predicamento y sin que siquiera yo me hubiera dado bien cuenta de ello., Jacques me había hecho entrar de nueva cuenta a la misma oficina de lo que apenas unos minutos atrás acababa yo de salir, y tras cerrar la puerta con seguro, se abalanzo por completo sobre de mi, casi arrancándome por completo el vestido que sin desabrocharlo bien de la parte posterior, atoró su cremallera sin apenas haber llegado ni a la mitad de mi espalda, pero resultándole más que suficiente para descubrir mis enormes senos que quedaron expuestos y temblorosos ante su ansiosa mirada.

… » Esta noche no tienes lechita para mi??»… Me preguntó excitado, a lo que yo me negué a contestar simplemente bajando un poco la cabeza, en señal de bochorno, mientras que llevando mis brazos hacia el frente intenté cubrirme un poco con los mismos, mientras que levantando apenas la mirada, volteé a verlo negando con la cabeza.

Sin duda alguna, encontrarse frente a frente con mis pechos fue algo que él no esperaba del todo, pues a diferencia de la vez anterior en que había estado conmigo de camino a casa, esta vez ya ningún brassiere los aprisionaba y por lo mismo estos aparecían ante él palpitando tempestuosamente debido a mi agitada respiración., expectantes y listos para que como en aquella ocasión el los colmara de besos, caricias y succiones.

Apenas un instante después, como un becerrito pegándose a su madre, se fue sobre de ellos y comenzó a besarlos y mordisquearlos suavemente, hasta que los hizo reaccionar ante su contacto., Haciéndome sentir interminables oleadas de placer al sentirlo lamérmelos por completo y comenzara succionar uno de mis abultados pezones.

Mientras lo hacía ya había comenzado a levantar mi falda, que por reacción natural y temiendo que descubriera la vergonzosa situación en que mis partes ocultas se encontraban, intenté detener en su sitio por unos instantes, antes de que tirando un poco más fuerte del dobladillo, finalmente me lo levantara hasta dejar expuestos mis embarrados muslos, así como parte de mi cinturón portaligas y húmedas pantaletas empapadas con el semen de su amigo.

«Vaaaya, vaaya!»… Exclamó … «Parece que alguien se me adelantó no crees??»… Me preguntó divertido al sentir toda aquel caldo derramado sobre mi prenda y que seguía escurriéndose de mi cuerpo cuando él apartando con un dedo a un lado la entrepierna de mi pantaleta, introdujo primero uno y luego el segundo de sus robustos dedos.

«Pero si mira que batidillo te dejaron aquí abajo mi vida»… Dijo él mirándome divertido a los ojos … «Pareces un deposito de semen»… Terminó de decir mientras que comenzaba a mover sus dedos dentro de mi inundada cavidad., primero suave y luego ya más bruscamente, haciéndome sentir que con cada una de sus embestidas más de aquel viscoso liquido manaba de mi cuerpo., pero ocasionando en mi una nueva oleada de placer que me hizo buscar aún más su contacto y gozar de aquellos dedos invasores que me penetraban vigorosamente., arrancado cada vez más de mi garganta algunos deliciosos gemidos de placer que ya no pude contener cuando sentí estallar en mil pedazos mi cabeza.

Mi climax fue intenso y yo pude sentir cada una de las oleadas que me recorrieron de la cabeza a las pies una y otra vez, mientras que cerrando los ojos me afiance a sus brazos para intentar guardar el equilibrio, mientras trataba de concentrarme un poco más en sentir aquella abismal caída de mi cuerpo al vació y apartando por completo mis labios intentaba respirar un poco más profundamente sin importarme ya contener el ininteligible y ronco sonido que mi boca hacía al intentar jalar más aire.

Entonces el se pego a mi boca y con su lengua busco la mía que lo recibió gustosamente en tanto que continuaba yo convulsionándome una y otra vez sobre su mano y acallaba dentro de sus labios mis últimos gimoteos de placer.

Cuando hube terminado de venirme, por fin el se aparto de mi y fue a recostarse boca arriba con las piernas bien extendidas fuera del asiento de un sofá y comenzó a desabrochar sus pantalones para bajárselos hasta las rodillas junto con sus calzoncillos. Dejando totalmente ante mi vista y apuntando al cielo aquella fenomenal erección que yo recordaba haber tenido entre mis piernas.

De inmediato yo supe que era lo que él quería que yo hiciera y me dispuse a acompañarlo sin que me hubiera hecho mucha falta que me diera más instrucciones, aunque si me tomó por sorpresa cuando acabando de abrir un paquete que llevaba en la mano, colocó sobre la punta de su miembro un preservativo que desenrollo hasta cubrir toda su enhiesta longitud.

«Más vale estar seguros no crees? Así que mejor le ponemos un plastiquito para cubrir un asiento para la dama»… Comentó sin quedarme muy claro si se refería a estar seguros de que no fuera yo a quedar preñada o si en realidad lo que quería era protegerse él de que su amigo pudiera haber dejado algo más que solo su esperma dentro de mi.

De cualquier manera, no sentí que fuera justo ahora yo molestarme por ese detalle, si bien podía el tener sus reservas al estar una mujer que como yo, él suponía que regularmente podía «estar» con muchos hombres., y simplemente termine de acercarme a él para tomar su encendida carne y disponerme a sentarme sobre la misma.

Separando mis piernas a ambos lados de las suyas, subí hasta situarme directamente sobre aquella magnifica pieza de artillería y lo tome entre mis dedos para poder guiarlo dentro de mi. Con la otra mano que aun me quedaba libre, aparté a un lado mis pantaletas para descubrir mi anhelante cavidad y comencé a descender sobre su tranca que poco a poco se fue encajando hasta el fondo de mi ser.

Ya cuando mis muslos no pudieron bajar más y yo sentí que lo tenía todo entero dentro de mi, lentamente me levante hasta dejar nada más aprisionada la pura cabeza de su miembro y volverme a dejar sobre de él… «Huuuyyyyy paapiiii, ya se me había olvidado lo grande que eras!!!»… Le susurré al oído.

«Si verdad???»… pregunto él entre gemidos … » Pero no te apures que es – esto es como tener el tubo de una bicicleta entre las piernas, nunca se te olvidaahhh y sólo tienes que moverte para no caerteeehhh ehhhh!!!»…

…»Pues tengo el tubo todo metido y no creo que pudiera caerme aooouuuhh».. le dije mientras que continuaba moviéndome cada vez mas ansiosamente.

«Tu muévete y apriétamelo que quiero sentirte y con esta cosa casi no se puede sentir nada»… Me pidió.

«Así?? Así quieres que te lo ordeñe ¿??» pregunté en tanto que para complacerlo, intentaba aprisionarlo y apretujarlo con mis sensibles músculos vaginales

Él soltó un ronco gruñido de placer , al mismo tiempo en que colocando sus manos bajo mis nalgas me elevó para dejarme caer sobre su erección y comenzar a repetir la misma operación de forma cada vez más frenética. Mientras que yo ya no teniendo que encargarme de sostener todo el peso de mi cuerpo en aquella extenuante posición que me obligaba a tener, comencé a menear de un lado a otro mis caderas, girándolas también mientras que me deslizaba de arriba abajo sobre su estupenda columna del placer.

«Así chiquita, así bate que bate chocolate!!» Exclamo ahogadamente entre gemidos que parecían más bien lamento de algún animal herido.

Entonces y tomándome totalmente por sorpresa en un momento cuando me tenía hasta lo más alto de su tranca y justo antes de que me dejara caer sobre él nuevamente, me pidió al tiempo que se salía de mi que le retirara la película protectora con que cubría su órgano reproductivo … «No puedo sentir nada!!» refunfuñó y luego añadió … «Para estas alturas y después de todo lo que aquel te regó allá adentro, no creo que fuera yo el que te deje embarazada o si ¿??»…

Yo sin contestar me alcé un poco más para quitar el preservativo y justo cuando lo acabé de apartar de su bulboso glande, volví a recibirlo dentro de las paredes de mi vagina que lo recibió gustosa sintiendo como cada una de sus venas rozaba en mi interior.

Entonces mientras que comenzaba a moverme nuevamente muy quedito al oído le dije algo que lo puso a más de cien …»Sabes que en este mismo momento podría yo quedar embarazada de ti o de tu amigo al que mandaste a que me cogiera???»…

… » Si, lo se y tu cargaría con el bebé sin saber quien de los dos te lo había puesto en la barriguita verdad putona ¿??

«Si , lo haría aunque a mi marido le dijera que es suyo y no de ustedes!!»… Le conteste suavemente mientras que entre nuestra morbosa plática le respiraba pesadamente sobre la oreja

… » Por eso me gustas cabrona, por que eres la más pedida de las adulteras y te gusta la verga que te dan todos los hombres»…

…» Si soy una puta y ya no tengo como detenerme, me gusta que me cojan por todos lados y me griten a la cara lo miserablemente puta que soy» … Le contesté saliéndome ya casi de mis casillas.

«Pobre de tu marido que ni se había dado cuenta desde hace cuanto que esta casado con una puta de marca como tu y quizás ni sospecha que alguno de sus hijos podría no ser suyo»… Ladró.

… «Síí, siii ohhhh si!!» le dije apartándome de su oído mientras que restregaba mis colgantes senos contra su rostro.

…»Quieres que te haga otro bebé para que lo presentes a tu marido ¿?»… Hizo una pausa … » Ehhh Zooorraaaahhh!!!???» me preguntó dejándose llevar por la emoción del momento.

«Síí Paaaapí, ya sabes que sí ., soy tuya y de esta cosota que tienes entre las piernaaassshhh»… le conteste excitada mientras que alzándome, lleve mis manos hacía atrás de mi cabello para recoger mi pelo y permitirme sentir como se me erizaban los delicados pelillos de la nuca. «Mándame de regreso a casa bien cargada, para que mi marido sepa que fui tuyaa aaaahhhhh»…

Apenas termine de decirle cuando sentí que por segunda ocasión en aquella misma noche un macho distinto depositaba dentro de mi su pesada descarga de liquido hacedor de vida …»Ohhhh papí que lindooo, asiiii, siii, damelos todos bonito!».. Continué azuzándolo mientras que sentía como su embravecido miembro se agitaba y golpeaba dentro de mi matriz.

«Pues si de verdad los quieres» … Farfulló …»Pues ahí los tienes todos para que te entretengas!!!»… Bramó él ya sin tener mucho cuidado por que alguien nos pudiera descubrir., al mismo tiempo en que con una última embestida se me clavo hasta el fondo y me hizo sentir que me tocaba hasta el alma, justo antes de hacerme caer dentro de aquella adictiva espiral de placer que estremeció todos mis sentidos con un nuevo orgasmo.

Después de unos instantes durante los que me dejo quedar recostada sobre su pecho reponiéndome de tan inmenso placer recibido, poco a poco fui recuperando la respiración normal , aunque podía aún sentir mi acelerado corazón que no dejaba de palpitar aceleradamente dentro de mi pecho. Finalmente descendí de su regazo para que antes de separarme definitivamente de él, poder dar un último y muy sentido beso de gratitud que coloqué con mis labios sobre la punta de su fatigado miembro.

Él siendo todo un caballero y a diferencia del intempestivo muchacho con quien había yo estado antes., supongo yo que a modo de reciprocidad ante mi gesto de humildad ante su masculinidad, buscó dentro de su saco y me ofreció un pañuelo para que me limpiara yo antes de usarlo él y tirarlo dentro de un cesto de basura donde fue a parar junto con el condón que finalmente no usamos… » Creo que ese ya ni lavándolo serviría»… Sonrió mientras que me daba un último beso en la mejilla y arreglándose las líneas de planchado de sus pantalones, se dirigía hacia la puerta.

Apenas y podía yo creer lo que acababa de hacer y todas las cosas que había yo dicho a aquel hombre., algunas de ellas comenzaban ya a llenarme de remordimiento, pues eran palabras o palabras que jamás me había considerado yo capaz si quiera de pensar y mucho menos decir a otra persona.

Minutos después y como me mejor pude, acabe de arreglarme en el espejo y buscando dentro de mi diminuta cartera de noche encontré mi lápiz labial y una pequeñísima muestra de perfume que abrí para aplicarme y tratar con ello de disminuir el intenso aroma a sexo que emanando de mi cuerpo, llenaba ya toda aquella habitación y sin duda alguna podría ir dejando yo como estela a mi paso por el salón donde dentro de unos instantes más tarde todos me verían salir al encuentro de mi esposo.

Cuando estuve afuera de aquella oficina, en vez de intentar ir al baño, fui directamente a buscar a mi marido y le pedí que nos marcháramos cuanto antes. Él en cuanto pudo se despidió de algunos de sus superiores excusándose por tener que regresar tan rápido a casa y diciéndoles que no me sentía yo bien pero que si le era posible regresaría en cuanto me hubiera dejado.

… «Pero si por lo que se ve, ella se la ha pasado más que bien»… Fue el único comentario morboso que le escuche hacer sobre mi a su jefe, que tal y como yo suponía, tampoco me había quitado el ojo de encima durante la noche.

Finalmente cuando termino aquel apresurado ritual del besamanos, y pudimos llegar hasta el elevador., el liquido portador de esperma que aquellos dos hombres habían depositado dentro de mi, había empapado por completo toda mi prenda intima y algunos hilillos de semen habían llegado hasta la banda elastica de mis oscuras medias, donde al menos se detuvieron por un tiempo en tanto que comenzaban a empaparlas también.

Daniel no se había dado cuenta de ello ni de la obscena y delicada circunstancia en que yo me encontraría dentro de unos minutos más, aunque no sabía yo bien cuanto tiempo más aguantaría sin escurrirse fuera de control, pero al menos si esperaba poder salir del edificio sin que alguno de los invitados o guardias de seguridad pudiera alcanzar a distinguir una sola de aquellas gotas que ya amenazaban con seguir corriéndose hacia abajo por mis muslos y llegar hasta el dobladillo de mi elegante vestido.

y pudiera

Pero por fortuna para mi y la de mi propio marido, alcance a llegar al automóvil, donde solamente tuve que cuidarme de que el valet del estacionamiento no viera demasiado arriba por mis piernas al abordar el vehículo y pudieran así haber sido en vano todos mis apuros para procurar no enfrentarme ante la ignominiosa situación de que alguien pudiera haberse dado cuenta de todo aquel vertedero de semen que traía entre las piernas.

Y no fue si no hasta que salimos de las instalaciones de la empresa, al llegar al primer semáforo, tomando un pañuelito facial, yo limpié algo de la humedad que ya llegaba hasta mis rodillas, cuando Daniel volteó a ver hacia mis manos y mis piernas separadas que parecían estar escurriéndose y sobrecogido exclamó.

… «Ohh Dios!!!., que es…???» No alcanzó a terminar de preguntar cuando alguien detrás de nosotros hizo tocar su claxon para reclamar que avanzáramos.

Yo movida aún por un deseo en parte maligno por continuar mi escalada sensual y morbosa, decidí dejar llevarme por mis instintos hasta conseguir ver que reacción arrancaba de él y me le acerque mientras que conducía.

«Shhh»… Primero lo hice callar suavemente …»Sssi, es lo que tu crees»… Le dije muy bajito…

«P- pero» … alcanzó él a balbucear cuando yo seguí … «Me dijiste que fuera buena con el amigo de tu cliente., recuerdas???»…

«S- si. Pero n-no…» No alcanzaba a decir, ya sin saber si me quería seguir viendo mientras me escurría sobre el asiento de su coche, si intentaba concentrarse en el camino o si prestaba atención a mis murmullos sobre su oído.

«Si mi vida, tu me pediste que fuera yo buena con ellos y bueno., pues yo los deje que ellos fueran…» No termine de decirle cuando plante un suave beso en su oreja.

«Tu bien sabías lo que ellos querrían hacerme toda la noche, no me digas que no»… continué.

«Tu los viste como la otra noche tocándome con sus manos por todo mi cuerpo, buscando bajo mi vestido para tocar los panties que me acababas de regalar»… dije a continuación mientras que lo hacía encenderse aún más dejándole sentir mi respiración entrecortada.

«Los viste manoseándome y no fuiste para decirles nada»… le susurré …»Por eso es que yo pensé que tu querrías que si ya los habías dejado tocarme por todas partes, los demás no vieran que tan amistosos se podrían ellos poner conmigo».

«Bueh, beuno si pero…» Iba él a contestarme cuando lo dejé sentir mi lengua penetrando dentro de su oído.

«Tu querías que me llevaran hasta aquella oficina para que nadie más pudiera ver como los dejabas que se propasaran conmigo , no es cierto??»… le pregunté con tono sumamente morboso.

«Bueno pues yo simplemente los deje hacer conmigo lo que tu no tenías los pantalones o estabas dispuesto para negarles» le dije sin esperar por su respuesta, para acto seguido apartar con la mía una de sus manos del volante y llevarla hacía mi regazo y después moverla sobre la tela de mi vestido, hasta hacerlo que encontrara la tibieza que bajo el mismo y entre mis muslos aún se conservaba.

Guié su mano hacía una de mis piernas, sin siquiera tener que hacerlo que se distrajera mucho del camino, cuando cerrándolas un poco lo aprisione dentro mis ropas… «Siente mis piernas papito y piensa que lo que estas tocando ahora ya no nada más te pertenece a ti»…

«Ves que húmedas se sienten??»… Le pregunté aunque sin esperar realmente una respuesta … «Otro hombre ha estado entre mis piernas hace unos minutos y me gusto hacerlo contigo allí presente mientras atendías a otro de tus queridos clientes»

… » S- si » fue la única palabra que alcanzó a tartamudear mi ahora ya muy turbado marido.

«Tócalas y siéntelas»… continué mi asalto a sus ideas … » El semen de tu cliente y de su amigo esta dentro de mi ahora mismo y hasta pudiera yo haber quedado embarazada nuevamente. Ninguno de los dos quiso usar preservativo conmigo»… Le mentí.

«Oooohh noooo aagghhh» alcancé a escuchar a mi marido casi gemir, al mismo tiempo que se orillaba para detener el vehículo y lanzarse sobre mi asiento para recostarlo completamente y hacerme separar las piernas nuevamente.

El ya como poseído y sin importarle los peligros de que alguien pudiera descubrirnos en aquella oscura calle., jaló mi vestido hasta dejar totalmente expuesta ante sus ojos toda aquella decadente imagen de mis piernas cubiertas por el semen de aquellos dos hombres y las pantaletas que hasta ese momento no me había aún usar para él, totalmente manchadas con la esencia de aquellos machos que antes que él ya habían tenido la oportunidad de verme puestas, dejándomelas absolutamente embarradas con sus «mocos» que era como uno de ellos había llamado a aquella sustancia que ahora parecía comenzar a secárseme.

«Esto es así verdad??» … Le pregunté … «Así es como habías querido verme desde antes no es cierto??… Dejar que me tocaran otros hombres y que yo los dejara usarme y me manosearan por todas partes, incluso dejarlos que se cogieran a tu mujer??»…

Mis palabras debieron aturdirlo por completo pues aunque por un momento noté cierta confusión en su semblante y supuse que quizás había cruzado la línea final de su dignidad comenzaba, de pronto temí que se me fuera a ir a los golpes, pues se agitó por un instante, antes de arrojarse sobre mis piernas y clavar entre mis muslos su rostro para, de una forma similar a la que en los perros lo hacen, comenzar a olisquear y lengüetearme por todas partes., como si quisiera limpiar de mi toda aquella pegajosa sustancia que aquellos dos tipos habían dejado dejado depositada en mi.

«Hmmmmssiii, así mi vida, límpiame bien y recoge todo el tiradero que tus invitados me dejaron allá abajo» … le dije y luego concluí … «Al menos eso es lo único bueno que puedes hacer tu de bien por mí después de que yo estuve con ellos y no tuviste el valor de pedirles que no me cogieran sin usar nada para protegerme»

Fueron mis últimas palabras, antes de sentir sobre el rostro una potente luz que me hizo voltear hacía la ventanilla del conductor y encontrar entre aquel torrente luminoso, las luces de una patrulla que se estacionaba justo a nuestro lado.

Aunque en realidad yo nunca me hubiera imaginado lo que a continuación nos sucedió, pero no se si alguno de ustedes lo quisiera saber y ni si quiera se si a alguien le haya interesado algo de lo que les he contado hasta ahora =(

Continuara?…