Hola me llamo Maria ahora estoy en los cincuenta y tantos pero quiero contaros vivencias de las que me han ido pasando a lo largo del tiempo que estuve casada con mi anterior pareja.
Voy a contároslo que me sucedió una de las veces que tuvimos obras en casa cambiando los radiadores ya que eran muy viejos y teníamos pérdidas de agua y en una tarde que los fontaneros ya habían venido dos días anteriormente asi que ya teníamos algo de confianza y sabían perfectamente lo que me gustaba enseñar y que me miraran y más con el consentimiento del marido ya que el más de una vez me había tocado el culo a la vez que me besaba a la hora de marchar a trabajar, delante de ellos sin cortarse un pelo, así que aquella tarde mientras se tomaban unas cervezas en un descanso me apoye en la mesa mientras hablábamos de lo que les faltaba o de lo bien que quedaban los radiadores nuevos y lo mucho que iban a durar etc. etc..
Y mientras hablábamos sentía como una mano me subía por la pierna por dentro del vestido que llevaba y acariciándome suavemente los muslos y llegando a la altura de las bragas, sin dejar de hablar de los radiadores , lo cual me ponía morbosa y excitada cruzando miradas pero sin desviarnos de la conversación, y sintiendo que mientras una mano me iba bajando las bragas la otra se paraba en el culo acariciándolo con suavidad cosa que me estaba excitando bastante y mientras miraba al compañero que me hablaba del calor que me iban a dar los radiadores, no tardo en alargar también las manos y sujetarme las tetas por encima del vestido que poco a poco me iba sacando estirando del vestido para abajo y dejándolas en segundo, al aire, acercó la boca y me las comió las chupo apasionadamente, y poco tardó en mordisquearme los pezones ya duros en esos momentos, mientras tanto ya sentía las manos del compañero acariciándome el culo y metiendo los dedos de vez en cuando en mi coño poniéndome cachonda perdida, ya que las bragas ya estaban en mis tobillos y me impedían abrir las piernas tanto como deseaba. Abandonamos la conversación de los radiadores cuando uno de ellos me dijo
- A una zorra como tu no le hacen falta radiadores para calentarla.
Se pusieron a reírse los dos mientras me daban la vuelta y me pusieron apoyada en la mesa con el culo para ellos y mientras uno de ellos se agacho y me comía el coño con toda su boca, el otro me dio su polla para que la metiera en mi boca, la chupe a conciencia mientras el me cogía de la cabeza o del pelo para meterla hasta dentro del todo, iba todo hilado y estando cada vez más excitados los tres, en poco sentí una polla en mi coño y unos movimientos de meter y saca suaves y que iban incrementándose con la calentura y cuando uno la sacaba me volvían a llenarme el coño con la del compañero, así en ningún momento sentí mi coño vacío ni mi boca ya que entre morreos y comidas de polla estaba bien servida y me sentía bastante zorra dejándome follar por aquellos dos desconocidos y más con el morbo de que a mi marido esas cosas le encantaban lo cual a mí me encantaba y llenaba de placer, y estaba dispuesta a aprovechar todas las veces que el me lo pidiera.
Acabé desnuda, al igual que ellos los tres en pelotas… Me cogieron en brazos y me llevaron hasta la habitación tirándome en la cama de matrimonio, y nada más uno se tumbó a mí me pusieron encima de el con su polla bien metida en mi coño y el otro comiéndome las tetas los pezones y el coño, me estaban dando el placer que deseaba y además a esas alturas ya no controlaba nada de nada y me dejaba hacer.
Acabé llena de leche ya que uno se me corrió en las tetas y el otro dentro del coño, y después de eso metieron sus pollas en mi boca y se las dejé lo más limpias que pude.
Ni que decir que después por la noche le conté a mi marido lo que yo quise y que los fontaneros tenían que volver al día siguiente para «acabar la faena».
Mari5
sietesseven@hotmail.com