Capítulo 1
- Verdad o reto IV
- Verdad o reto III
- Verdad o reto II
- Verdad o reto I
El juego se estaba poniendo cada vez más interesante, ahora Isabel tenía que elegir entre verdad o reto.
—Reto.
—Muy bien, mucha suerte.
Isabel cerró los ojos antes de escoger una tarjeta, verde, por lo que el reto sería con otra
mujer, y procedió a leerla en voz alta:
—Unta tus pechos con nata y deja que la persona que elijas te los limpie con la boca. Vale, elijo a… Sara. ¿Dónde está la nata?
—Te la traigo— dijo Javi, yendo hacia el frigorífico.
Isabel se sentó en el suelo para que todos pudiéramos verla mejor, Sara se arrodilló detrás de
ella y empezó a quitarle el jersey y el sujetador, dándole un pequeño apretón en las tetas, de
broma. Isabel tendría una copa C, no muy grandes, con unos pezones rosados preciosos.
Después, Sara tumbó a Isabel sobre el suelo quedando ella encima, cogió la nata que le había
dado Javi y empezó a esparcirla sobre sus tetas como si fuera una tarta.
Cuando terminó, Sara se lanzó directa a por sus tetas, le dio un lametazo al pezón
izquierdo e hizo que Isabel se retorciera, esto hizo que Sara pusiera más énfasis y comenzara a
lamerle más fuerte los pezones. En unos segundos, Sara ya había lamido la mayor cantidad
de nata de las tetas de Isabel y empezó a chuparle los pezones, Isabel gemía cada vez más
fuerte mientras se iba metiendo una mano debajo del pantalón para tocarse el coño, pero Sara
se lo impidió, para ser ella la que metiera la mano en el pantalón de Isabel.
Sara finalmente acabó y todos la aplaudimos, Isabel se tomó unos segundos para descansar
antes de levantarse y seguir con los retos, aquella escena nos había dejado bastante
cachondos a todos.
—¿Javi?
—¿Sí?
—Verdad o reto.
—¿Estás segura? Ya me elegiste antes.
—Lo sé.
—De acuerdo, reto.
—Esta vez te lo voy a poner yo, quiero que te vayas al baño, te corras en un vaso y te lo bebas
delante de todos.
Nos quedamos helados, era un reto muy fuerte, pero Javi no podía hacer otra cosa que
aceptar.
—Qué puto asco.
—Lo siento, pero al menos te he dejado irte al baño para masturbarte.
—Vale, pero me las pagarás.
Sara le acercó un vaso a Javi, que se fue al baño y dio un portazo.
—Me pregunto si no intentará engañarnos con el reto.
—A lo mejor — Me respondió Alejandro — Pero no creo, todos sabemos qué forma tiene el
esperma y no hay nada en el baño con el que poder dar el cambiazo, además, no va a poder
falsear el olor. ¡Dios, que ganas tengo ver a Javi tragarse su propio semen, jajaj!
Después de un rato largo, Javi salió de allí con el vaso con la mano.
—Espera déjame olerlo — Le dijo Isabel.
— ¿Qué eres ahora, el CSI?
—Está todo correcto, puede proceder a tragarse su propio semen — Le dijo Isabel,
cachondeándose de Javi.
Javi se llevó el vaso a los labios y esperó un par de segundos, juntando fuerzas, luego fue a
bebérselo, pero el semen tardaba un poco en caer y Javi se lo tuvo que beber poco a poco.
Cuando termino de caer todo, se lo tragó, entre aplausos y vítores. Puso una cara de asco
monumental y fue corriendo a la cocina a beber agua para quitarse el mal sabor de boca.
—Menudo asco tíos, Aarón, te toca.
— De puta madre, reto.
—Mierda, tenía la pregunta perfecta para ti, coge una tarjeta.
Me tocó una carta azul y sabía que no podía salir nada bueno de ahí.
—Ve al baño y sal solamente con vaso puesto en el pene. Tiene que estar puesto hasta el final del turno.
Bueno, al menos no era lo peor que podía tocar.
—Esto va a estar bueno—Dijo Sara.
—Pásame un vaso grande Javi, por favor.
—Toma, aquí tienes uno de tu tamaño— Me dijo, pasándome un vaso de chupito.
—Ja Ja — Me reí irónicamente, aunque los demás sí se rieron de verdad.
—Toma, en serio — Y esta vez sí me paso un vaso de verdad, de esos de tubo de plástico.
Fui al baño y me desnudé, me costó un poco tener una erección en frío, pero después de recordar el rato con Sara, ya estaba listo. Me puse el vaso y salí del baño.
Según fui entrando en salón, noté que todos se giraron hacia mí riéndose. Me senté en el sofá lo más decentemente que pude e intenté seguir con normalidad.
—Vas a necesitar ayuda para mantener eso — Me dijo Sara, recorriendo mi espalda con su mano.
—María, verdad o reto.
—Reto
—Muy bien, quiero que te masturbes con un plátano delante de todos.
—¿QUÉ? — Me dijo, entre enfadada y confundida, no se esperaba que fuera a pedirle algo así, pero como vio que no tenía más remedio, me respondió. — Vale, pelado o sin pelar.
—Sin pelar. Y tienes que hacerlo totalmente desnuda.
María me miró muy enfadada, pero en el fondo se le podía notar que no podía esperar a hacer la prueba.
—Javi, tienes un plátano en el frigorífico, ¿no?
—Pues claro, tengo uno especial justo para ti — Fue al frigorífico y sacó el plátano más grande que tenía, parecía una banana. —Toma.
María se fue al cuarto de los padres de Javi, para más ironía. Nosotros la acompañamos, ninguno podíamos creer que María estuviera a punto de masturbarse con un plátano, pero quería subir el listón de los retos y a los demás les encantó.
Cuando llegamos nos pusimos todos los chicos en los pies de la cama, excepto Carlos, que se quedó al lado de María, para consolarla, mientras las chicas se ponían alrededor de la cama. María se fue desnudando, poco a poco. Pude ver que María también se había depilado, al parecer todos habíamos venido preparados para la ocasión.
—María, ¿quieres un poco de lubricante?
—Sí, por favor y un condón.
María le puso el condón al plátano y empezó a aplicarse el lubricante suavemente por todo su coño, se tumbó, abriendo bien sus piernas y fue metiendo poco a poco el plátano, noté que su respiración se aceleraba y se retorcía a medida que lo iba metiendo más y más, debía de estar muy frío. En unos pocos segundos, María ya había hecho desaparecer casi todo el plátano dentro de su coño.
—Joder — murmuró Alejandro ante la rapidez de María.
Fue sacando y metiendo el plátano una y otra vez, mientras todos estábamos en completo silencio. María estaba demasiado tensa, se notaba que no lo estaba disfrutando, eran movimientos completamente mecánicos.
Carlos, preocupado, se acercó a María y empezó a susurrarle al oído, después, fue besándola lentamente, en el cuello, en la boca, en las tetas. María empezó a mover más rápido el plátano, mientras Carlos le chupaba y acariciaba sus pezones sin ningún tipo de disimulo. Se notaba que quería ayudarla con todo lo que pudiera para superar el reto, haciendo pausas para besarla apasionadamente.
El ritmo del plátano comenzó a aumentar cada vez más, mientras la mano de Carlos bajó hasta su coño, haciendo movimientos con los que María no pudo evitar gemir. Era evidente la falta que hacían las manos de Carlos en María, que se concentraban en darle todo el placer posible.
—Ah, sigue así Carlos — Gimió María, empujando su cabeza hasta su coño. Carlos entendió perfectamente a María y empezó a hacerle una chupada de campeonato ante la mirada de todos los tíos, que no pareció notar porque estaba demasiado concentrado en el coño de María.
En toda mi vida no había visto una cosa así, los chicos no paraban de recolocar sus erecciones mientras no perdían detalle, hipnotizados y con las pollas durísimas. Sara se me acercó, dándome un beso con lengua recorriendo toda mi boca mientras me acariciaba los huevos, ella también estaba muy cachonda por la escena.
Carlos se puso encima de María, colocando sus manos en sus ingles, apretando ligeramente, y las fue acercando, acariciando su coño de abajo a arriba, mientras seguía chupando como un animal.
—Joder, SÍ — María no paraba de jadear y gemir — ¡MÁS!
Colocó su mano encima de la María, mientras la besaba, para tomar control del plátano y llevar él el ritmo, que empezó a aumentar, entre los gemidos de María, que abrió aún más sus piernas, dejándonos ver al completo su coño bien abierto y chorreante.
María agarró a Carlos del pelo, lo tumbó debajo de ella y empezó a gritar como una loca —DIOS, CARLOS, AAAH. Se llevó las manos a las tetas, acariciando sus pezones con fuerza, mientras Carlos siguió metiendo y sacando el plátano entero cada vez más deprisa, a la vez que María saltaba sobre el plátano, perfectamente coordinados.
—SIGUE, POR FAVOR, NO PARES — María gemía cada vez más fuerte, hasta que se corrió con una intensidad que no pensaba que fuera posible, parecía que no iba a acabar nunca de gritar, se sacó el plátano y se desplomó sobre Carlos, con las piernas temblando del orgasmo y fundiéndose en un beso lleno de pasión y caricias por todo su cuerpo. Luego, Carlos se sentó en la cama, peló el plátano y le dio un mordisco.
—Está delicioso, ¿queréis un poco?
María le dio otro bocado y el resto nos los fuimos comiendo entre los chicos. Estaba riquísimo.
—Ha sido asombroso — Dijo Alejandro, mientras se comía su parte.
Todo el mundo se fue yendo para el salón en lo que María se vestía, pero me retrasé un poco porque quería pedirle disculpas a María. Me dijo que no pasaba nada, que al principio estaba un poco nerviosa, pero después, gracias a Carlos, fue una de las cosas más cachondas que ha hecho en toda su vida.
Menos mal que había estado Carlos, si no me iba a llevar el reto de mi vida en la siguiente ronda. Cuando llegamos al salón, Sara ya estaba esperándome para preguntarme por qué tardaba tanto, así que le expliqué mi conversación con María.
Ella fue la última en llegar, pero cuando lo hizo, no tardó ni un segundo en elegir a la siguiente participante: Laura.
—Elijo reto — Mientras cogía una tarjeta. Le tocó una rosa y seguramente algo bueno, porque a Laura se le dibujó una sonrisa lujuriosa.
—¿Qué pone?
—Acaricia la polla de un chico hasta que esté dura. Después, hazle una mamada de tal forma que el resto del grupo solo pueda ver de cintura para arriba.
Todos teníamos un montón de ganas de que nos eligiera, aunque mientras tanto, Sara me acariciaba la espalda para que no perdiera mi erección en frente de todos, sería una vergüenza, sobre todo ahora, que todo el mundo estaba vestido.
—¿Puedo elegir a mi víctima?
—Por supuesto, aunque no estaría mal que eligieras al anfitrión — Respondió Javi, intentándolo.
—Muy gracioso, pero no, elijo a… ¡Alejandro!
—De puta madre — Dijo Alejandro, celebrando haber sido el elegido.
—Ven, vamos al sofá —Laura, levantó a Alejandro, lo lanzó sobre el sofá y empezó a sobarle el paquete mientras lo besaba en la boca y en el cuello, con violencia.
Mientras tanto, Sara empezó a acariciarme los huevos al mismo ritmo que Laura, era como si ella misma me lo estuviera haciendo desde la distancia. Pude ver que María estaba haciendo lo mismo con Carlos e Isabel con Javi. Parece que las chicas se habían puesto de acuerdo. Se podía cortar la tensión con un cuchillo.
Alejandro ya estaba empezando a tener una buena tienda de campaña encerrada en sus pantalones, tenía que doler, se levantó la camiseta y fue a colocársela, pero Laura se lo impidió.
—No puedes ayudarte, recuerda la carta.
—Pero duele un montón.
—Tranquilo, yo te ayudo. Le metió la mano en el pantalón y se la recolocó. Alejandro soltó un gemido de placer y de alivio.
—Dios, que maravilla — Gimió Alejandro, mientras Laura seguía sobando su polla.
—Todavía no has visto nada, bueno, ya está dura, vamos con la segunda parte del reto.
Laura levantó a Alejandro y se lo llevó al despacho del padre de Javi, que era abogado y le gustaba trabajar en casa.
Alejandro se sentó en la silla y fue siguiendo las indicaciones de Laura, bajó el asiento y la echó para atrás todo lo que pudo para que no pudiéramos ver nada más que la cara y el pecho de Alejandro.
Laura se metió debajo del escritorio, le bajó los pantalones a Alejandro y dio por iniciada la segunda parte del reto.
—Cuidado, me haces cosquillas. — Alejandro estaba sonriendo, aunque se le notaba un poco nervioso.
—¿Qué está haciendo? No podemos ver nada, al menos, cuéntanos un poco lo que hace.
—Vale, está lamiendo todo lo de alrededor, todavía no ha empezado en sí.
—Laura, dale más emoción que lo vas a matar del aburrimiento. — Dijo Carlos, cuando de repente, Alejandro se sobresaltó.
—Dios, que gusto, Laura se acaba de comer mi polla de un solo golpe y está pasando su lengua por mi glande.
Después de un rato, Alejandro se quedó callado, concentrado en la mamada que le estaba dando Laura y que no podíamos ver.
—¿Sigues con vida?
—Síii, sigue, ah.
—Cuéntanos más cosas Alejandro.
—Vale, acaba de soltarme la polla y ahora la está recorriendo con su lengua, de abajo a arriba. Me está chupando los huevos. Ah, se los acaba de meter en la boca y los está chupando como si fueran caramelos, jodeeer.
—¿Y sus manos?
—Una está en mi ingle y la otra me está acariciando los muslos, cerca del culo. ¡Esto es increíble! Se ha deslizado por debajo de mis huevos y me está chupando el ano, qué puta maravilla.
—Modera tu lenguaje, que hay damas delante. — Le dijo Carlos, de broma.
—Creo que quiere matarme, aah, ahora me está chupando la punta de la polla mientras me mete un dedo, si sigues así no voy a aguantar mucho más, Laura— Los gemidos de Alejandro nos estaban poniendo cachondos a todos, parecía que le estaban haciendo una mamada de campeonato.
—Acaba ya Laura, que estoy deseando algo de acción. —Dijo Javi, aunque tenía la polla a mil por hora.
—Ah, me la está volviendo a chupar, aunque esta vez solo la mitad —Alejandro, a estas alturas jadeaba como un toro. — Joder, me la está chupando a la vez que me mete y saca los dedos, me voy a correr ya Laura, así es imposible seguir. ¡NO!
Alejandro cambió drásticamente su sonrisa por una cara de preocupación monumental.
—¿Qué pasa? — dijimos todos.
—Se la acaba de sacar, Laura, por favor, termina, te lo suplico.
—Ya voy, ya voy, pero espera un rato, así es más divertido.
—Date prisa, no puedo aguantar más.
—Tranquilo, no llores.
Alejandro volvió a sonreír y en unos segundos estaba convulsionando mientras gritaba: “SII, AAH, MÉTEMELOS MÁS AL FONDO, JODER”. No paraba de gritar y jadear mientras se corría, después, se quedó en el sofá como si le hubieran robado el alma, sonriendo.
Mientras Alejandro se estaba recomponiendo, Laura apareció de debajo del escritorio.
—Y a ti, Laura, ¿te ha gustado tanto la experiencia como a él?
—Por supuesto, me ha encantado chupar una polla tan grande como la suya. ¡Tenía los huevos enormes! Lo único malo es que no se había depilado el culo, pero no pasa nada. Me ha sabido a gloria.
—Muy bien, ya basta de hablar de mí — Dijo Alejandro, que ya se había levantado.
—¡Dios! — gritó Sara, alarmada
—¿Qué? — pregunté yo
—¿Has visto eso? — Dijo, apuntando a la polla de Alejandro, era enorme, incluso después de la mamada de Laura. —Javi, pásame una cinta métrica, no me voy a morir sin saber cuánto mide.
Javi fue a por una cinta al costurero de su madre, mientras Sara, para asegurarse de que la polla de Alejandro estuviera al máximo, la iba masturbando mientras también se entretenía con mis huevos y mi ano.
Cuando Javi llegó, Sara empezó a medirla a lo ancho y a lo alto.
—Mide unos 20 centímetros de largo y 15 de grosor, menudo pedazo de polla.
—Gracias — Dijo Alejandro — ¿Podemos volver ya al juego?
—Buena idea — Dijo Javi — Volvamos al salón, ahora le toca a Laura elegir al próximo jugador.
—No necesito ni pensarlo. Sara.