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Raras costumbres

Raras costumbres

Parece que cuando se habla de sexo esto es sólo patrimonio de los hombres y no es verdad.

Las mujeres también tenemos muchas fantasías y en cuanto podemos las llevamos a la práctica.

Por ejemplo, este verano estaba en la piscina con mi novio Raúl dándonos un buen chapuzón y sin que este se diera cuenta me que quedé un ratito más en el agua.

Mientras el se secaba y tomaba el sol.

Yo no tenía otra cosa que hacer que meter mi mano por debajo del bikini y masturbarme como siempre lo hago, frotándome el clítoris.

Claro, la gente no se da cuenta porque estoy metida en el agua aunque mis movimientos son muy enérgicos.

Si se dieran cuenta no se lo que pasaría puesto que soy muy atractiva, de buen cuerpo. ¿Y qué es lo que hago?. O ¿en quien pienso?.

Pues me dedico a ver y a imaginarme cosas. Leí en una revista una vez que esto es patrimonio de los hombres.

Había un chico, fuera de la piscina leyendo, sentado; bueno más que un chico era un hombre de treinta y tantos pero que me daba mucho morbo porque apenas tenía barriga.

Y era bastante atractivo. Me imaginaba que me descubría, se tiraba de pronto al agua, llegaba hasta a mí y disimuladamente me metía un dedo en la vagina.

Así hasta llegar al orgasmo que es lo que me terminó sucediendo. Luego me imaginaba que quedábamos en la intimidad de su casa y me hacía el amor. Él no paraba de eyacular.

Cuando me canse de éste, me fije en el socorrista, el típico tío escultural con espaldas de nadador.

Éste, sumergía su cabeza en el agua y me lamía todo el bajo vientre, empezando por las piernas y luego en un rincón me sentaba follándome implacablemente. Raúl no se enteraba de nada.

Pero me canse pronto y me fije en un gordo, viejo y baboso que llevaba un tanga y me puse cachondísima.

Me imaginé que se metía en el agua y yo llegaba le cogía su picha y le hacía una paja.

Costaba que se le pusiera dura lo cual a mi me encantaba.

Hasta que terminaba eyaculando. Pero es entonces cuando me sorprendía sentándome sobre él, besándome en la boca y follándome aunque la tuviese doblada. Y volvía a eyacular. Tuve un segundo orgasmo. Me pase. Jadee. No se si alguien se dio cuenta.

Pero una mujer siempre es una mujer y me imaginé que mi novio Raúl se metía en el agua y yo le hacia una soberbia mamada acuática. Luego me follaba a cuatro patas. El agua se quedaba impregnada de su esperma.

Yo seguía fantaseando y masturbándome cuando sucedió algo imprevisto.

Vi a una chica que se metía en el agua y volvía a salir. Era una rubia. Me di cuenta de que Raúl se le quedó mirando.

Me fijé que tenía un culo mas grande que el mío, mejores pechos, rostro más hermoso, más alta, de hombros anchos, más corpulenta.

Sentí que me excitaba. Soñé con que de pronto se lanzaba al agua y se abalanzaba sobre mí. Apretujándose. Bajándome mi bañador y el suyo. Estrujando sus tetas contra las mías.

Besándome en la boca. Metiendo su lengua. Sintiendo su aliento sucio. Oliendo en cambio su delicioso perfume. Apretando su vagina contra la mía.

Clítoris contra clítoris. Violándome sin serlo. Ella era más fuerte que yo. Me decía al oído que yo era una pusilánime. Se formaba un remolino de agua a nuestro alrededor por el ímpetu de sus movimientos y de los míos.

La piscina entera se había dado cuenta. Y algunos tíos se la meneaban. Mi Raúl no. Cogía la toalla, la bolsa y se marchaba. Y aquello me gustaba. Se marchaba porque la mujer que me tenía atrapada era una bestia.

Así llegué al tercer orgasmo. Suspirando. Creo que una vieja se dio cuenta, je, je, je….

Cuando salí del agua, Raúl me dijo que llevaba una media hora metida. ¡Qué pesados son los hombres!. Siempre están pendientes de ti.

Se que luego cuando estemos en el coche me va a pedir que lo hagamos pero la verdad es que yo ahora no tengo ni pizca de ganas.

Le diré que estoy cansada y además es que es verdad.

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