Querido coño exquisito

Me gustaría que ahora mismo te masturbases a mi salud, cuando leyeras esta carta, que tu mano poco a poco vaya deslizándose, se resbale y entre en el panal, y agite de mieles y lívidos tu sonrisa, y la vaya abriendo los pétalos, y la acaricie pensando en mí, hasta inundar de deseo la gruta que acogerá mi suero, porque yo estoy dentro de tu mano y ahora estoy sintiendo la humedad de tus braguitas, estoy metiendo un dedo entre tus labios, en la puerta del clítoris, y lo muevo, encantado de bucear en la pecera de los sueños, en las aguas cálidas, y sugieres tímida que mi mano se transforme en símbolo fálico que penetre tus vedados paraísos, que descifre los acertijos del placer en el pubis, y sientes cómo va llegando la luz de la explosión, cómo tu vientre enloquece por mí, y disfrutas conmigo de los tactos.

Al final te da por jugar con mi sexo y le sorprendes en el clítoris maullando el encantamiento, se abraza a ti mediante la mano que va deslizándose y te masturba y ronronea en este instante en las braguitas, porque escuchó cómo te frotas en la distancia, cómo leyendo esta carta mi símbolo fálico te posee una y otra vez en forma de mano, caricia furtiva que despierta el deseo y lo ofrece.