Bien, me has descubierto! Y tras el susto que me hiciste dar con tu sofocón, quieres saber en qué estaba pensando.

Sé que buscabas que te respondiera de inmediato e insististe con ello luego de mostrarme tu carta pero no me atreví a decírtelo en ese momento y en tu estado, por lo que con excusas y zalamerías logré convencerte que esperaras unos días a cambio de mi firme compromiso de contarte.

Y bien que aquí estoy, dispuesta.

Me he tomado un par de días porque deberás saber que tuve dudas; dudas en cuanto a qué es lo que tu buscas preguntando.

No sé si lo que quieres es cargosearme o censurarme, si lo que buscas es morbosearte o si tu interés es genuino y comprensivo.

También me dio que pensar el hecho que no te hayas atrevido a planteármelo de frente, conversando, reemplazando el compromiso del diálogo por una carta, es decir, una manera un tanto oblicua aunque singular.

Y por supuesto! también tuve dudas acerca de qué y cómo contestarte. Pues bien, ya estás viendo que finalmente elegí tú mismo modo.

Creo que es una buena forma de plantear cosas sin riesgo de acalorarnos ni arriesgarnos a sostener un altercado verbal. Bien, y en cuanto al «qué», mi querido, mi amor… no te quiero mentir; en éste punto he dudado y tantísimo ya que bien tu sabes que por nada en el mundo yo quisiera herirte o lastimarte.

No hace tanto que nos conocemos ni hace tanto tampoco que nos enamoramos y ciertos temas no los hemos abordado más allá de superficies.

Podría por ejemplo mentirte o decirte alguna «mentirilla piadosa», pero antes de usar ese recurso creo que preferiría enfrentarte y decirte claramente que lo que yo estaba pensando es asunto mío y que no estoy dispuesta a revelártelo.

Sin embargo y habida cuenta que no es tanto lo que nos conocemos, no me atrevo a asumir las consecuencias que podría traer a nuestra relación si yo te diera una respuesta de esa naturaleza: no quiero que nazca entre nosotros la semilla de resentimientos o desconfianzas. Como te expresé, podría mentirte, un poco en más o un poco en menos, pero eso me traería culpa y además no ayudaría a conocernos.

Finalmente, tengo que asumir que si has preguntado…, es porque estarás dispuesto y preparado para asimilar una respuesta mía, una respuesta de verdad.

Uff! perdona, amor, me he ido por las ramas contándote de mis cavilaciones y haciendo fintas por el temor que aún tengo de darte la respuesta.

Pues bien, que aquí voy! al agua, aunque esté fría!!!

Sí, lo que viste es cierto: me estaba masturbando.

Estaba muy pero muy arrecha y me estaba masturbando, sintiendo y dándome placer tirando de la tela de mis bragas hacia arriba, presionando en mi clítoris, rozando mis labios vaginales y metiéndose dentro de mi chochito, provocándome oleada tras oleada de placer. Pero la paja, mi amor, la paja no era por ti ni para ti, mi amor.

La paja, me la estaba haciendo por otro, mi amor.

No quiero que te preocupes ni que me odies, mi amor; te quiero a ti, estoy enamorada de ti y mi proyecto de vida te incluye a ti.

No me imagino compartiendo mi vida con otra persona que no sea contigo.

Pero me han subido los colores, se me ha hecho de aguas el coñito con otro.

Es calentura, nada más que arrechura, no quiero que te preocupes.

No te voy a dar señas de él ni mucho menos decirte de quién se trata; estoy segura que en poco se me va a bajar la fiebre que me ha embargado.

Tampoco quiero que pienses o imagines que te he engañado; quiero decir, no te he engañado tanto ni te he sido desleal, él sabe cómo yo sé que sólo es calentura y que, a poco, a ambos se nos va a quitar, él sabe que tú eres mi amor.

Fue algo repentino y estoy segura que es algo pasajero y que en nada debería afectarte; sólo ocurre que éste chico me ha puesto caliente y por eso se está llevando mis pajas.

Contigo y para ti no me masturbo: no lo necesito.

Te tengo todo para mí y te disfruto siempre con pasión desbordante.

Nadie me coge como tú lo haces.

Para ti no tengo límites y me entrego sin ambages, me tienes toda para ti. Lo que me está ocurriendo con este chico es otra cosa, por eso por él y para él sí me masturbo.

No me ha cogido y no he cogido yo con él. Sólo hemos tenido algún roce y un escarceo, por eso te he dicho que no te he engañado tanto.

Es cierto que ganas de montarme no le faltan y es cierto que a mí ganas de montármelo tampoco me faltan, pero ello aún no ha ocurrido aunque seguro que en algún momento no tan lejano ocurrirá, tal es el nivel de arrechura que cargo y las pajas que por él me hago.

Pero, aun así, no quiero que te preocupes ni me odies: es llama de momento que pronto acabará.

PD: He respondido a tu pregunta y hasta aquí he respondido «casi» a tu modo, por escrito. Pero quiero responderte bien y completamente a tu modo por lo que yo también he buscado en la web una foto que aquí te agrego.

Para que veas hasta dónde he llegado, que no te miento cuando digo que no te he engañado, o por lo menos, si ha sido engaño, no ha sido un engaño completo, sino tan sólo un tanto.

Pero, por favor, ten presente: no quiero que te preocupes, soy y seré toda tuya, siempre.

Más que pronto, mis pajas por éste chico serán historia y tú estarás allí, entero para mí como yo estaré allí, entera para ti.

Por qué me ha subido la fiebre tal vez lo puedas captar en parte en la foto: me puse arrecha a la vista de su magnífica polla, mi coñito se hizo agua al asirla con mis labios y perdí el control al tomar de sus hermosos huevos sobrecargados por mí y para mí.

Mi miel fue a sus dedos, hundidos como estaban en mi raja.