Mario y yo hemos desarrollado una relación que dudo que muchas parejas logren en el mundo. De hecho, uno de los placeres que encontramos es el descubrir qué siente cada parte de nuestros cuerpos con el contacto con el otro.
Antes de continuar debo decirles a aquellas madres (hermanas, hijas, tías, abuelas, etc.) que el contacto sexual con alguien de tu propia carne es, literalmente, un choque eléctrico.
A mí me quita el aliento la sensación de calor, fuego y sensación cuando Mario me toca y, sobre todo, cuando su polla divina me toca y él siente lo mismo cuando lo toco con mis tetas, mis nalgas y mi coñito.
Pues bien, en una ocasión, estábamos en Las Vegas y fuimos a un show erótico. Se me ocurrió quitarme el zapato y comenzar a tocarle su verga por debajo de la mesa.
Abrió los ojos como plato y cuidadosamente se bajó el zipper y sacó su pito para que lo tocara mi pie. Me dejó empapado el pie y fue una sensación maravillosa.
Al regresar a nuestro cuarto (me toman por una mujer depravada en público, y creen que ando con un «chulo» y a mí me encanta escandalizar a la gente) ya teníamos el plan de la noche. Un orgasmo por cada parte de mi cuerpo en el que sintiera algo cuando él me toca.
Los primeros dos orgasmos los tuve mientras él me narraba todo lo que me iba a hacer. Se acercó por detrás mío mientras yo estaba sentada a la orilla de la cama, desnuda por supuesto.
Comenzó a hablarme despacio, quedito, desde atrás de mi oreja y me dijo algo más o menos así:
«Hola mamita, te quiero decir que estás buenísima y que adoro cogerte toda y que hoy te voy a coger por donde nuca te han cogido en tu vida…. tus tetas, tu boca, tu coño y tu culo serán los últimos en recibirme… primero te voy a acercar mi verga a tu oreja y te la voy a restregar hasta que te penetre toda, ahí oirás mi verga pidiéndote más de tu jugo de amor… luego, te voy a acariciar toda tu cara con mi verga, tu nariz, tus pómulos, tus párpados, tu barbilla, dándote gotas de placer de mi leche… después, voy a recorrer tu cuello todo alrededor, desde el frente hasta atrás… y una vez ahí, voy a resbalar mi verga mojada por toda tu espalda, hasta la cintura…. de ahí, pasaré a tus muslos y los recorreré hasta abajo… al llegar a la parte posterior de tu rodilla, te doblaré la pierna para que aprisiones mi verga… luego llegaré hasta tus pies y meteré mi verga entre tus dedos, sin falta ninguno… luego tomaré tus pies y me darás un masaje en vi verga con las palmas de tus pies…. luego, subiré hasta tus axilas y te penetraré desde atrás, para que veas salir una tercera teta en tu pecho…. y después bajaré mi verga por tu brazo hasta el codo. Ahí doblaré tu brazo para que sientas mi calor en él….para este momento, me estará pidiendo que te penetre, pero no te voy a penetrar hasta que me supliques de rodillas y llorando… sí en cada lugar que te toque no te corres, entonces pararé y nunca más, nunca te daré verga otra vez en tu vida…. al final, si te portas como debes y te corres cada vez que te toque… tal vez, solo tal vez te daré mi verga por tus tetas, tu coño y tu culo….»
Este discurso erótico duró unos de minutos, nunca levantó la voz más allá de un murmullo ronco y profundo, erótico, rico…mmmmmm. Me corrí por primera vez cuando habló de la rodilla y por segunda vez cuando habló de los dedos de mis pies y la tercera cuando habló de mis axilas…. y él ni siquiera me estaba tocando…cerré los ojos y me imaginé lo que sería ser tocada por mi hijo en cada parte de mi cuerpo y deseaba desesperadamente convertirme en un sexo gigantesco que reaccionara a todos sus toques…
¿Y saben qué?, pues hizo todas y cada una de las cosas que me había dicho y saben qué? Me corrí más allá de lo que nunca me había corrido en mi vida. Estaba mareada y hubo momentos en los que dudé poder soportar todo aquello… pero estoy entregada a mi hijo de una manera casi enfermiza.
Efectivamente, cuando estaba en los dedos de mis pies, comencé a pedirle su verga en mi coño… no podía más, tenía que tenerlo dentro de mí….ya!!!!!!!. Pero el cumplió su palabra y no interrumpió su exploración, y en el proceso me convirtió en puro sexo, cada pulgada de mi cuerpo reaccionaba con un orgasmo a su toque… de pronto, al terminar con mi codo, el muy hijo de puta (bueno, mi hijo del alma), de levantó y se me quedó viendo, mientras yo me retorcía de placer y me masturbaba porque él no quería meterme su verga… le pedí más verga, le pedí que me penetrara y él se quedó viendo, sonriendo como un verdadero demonio, viendo lo que había hecho de su madre.. yo quería su verga dentro de mí, en parte por el deseo y el fuego y en parte para agradecerle el que hubiera descubierto como lo que verdaderamente soy: un sexo hambriento de mi hijo, sin límites y sin pudor de ninguna clase. Su puta, su amante, su madre, su hija, su hermana, todo en uno con el sexo como religión, pasión y forma de vida.
Le suplique y no se movía, baje de la cama y me puse de rodillas delante suyo y le supliqué y después de un buen lapso, me dijo: «bien, ahora vas a repetir conmigo este juramento, así de rodillas» y repetí lo que él dijo
Mario: Por tu verga hijo mío
Sheena: Por tu verga hijo mío
Mario: Más que madre soy tu puta
Sheena: Más que madre soy tu puta
Mario: Cada parte de mi cuerpo
Sheena: Cada parte de mi cuerpo
Mario: Adora y desea tu verga
Sheena: Adora y desea tu verga
Mario: Esa verga que me ha dado todo
Sheena: Esa verga que me ha dado todo
Mario: La verga que me hace sentir más mujer que nadie
Sheena: La verga que me hace sentir más mujer que nadie
Mario: Por esa verga hijo mío
Sheena: Por esa verga hijo mío
Mario: Te seguiré a donde vayas
Sheena: Te seguiré a donde vayas
Mario: Para llevarte al cielo
Sheena: Para llevarte al cielo
Mario: Aunque me lleve al infierno este fuego incestuoso
Sheena: Aunque me leve al infierno este fuego incestuoso
Mario: Aunque condene mi alma
Sheena: Aunque condene mi alma
Mario: Aunque condene mi cuerpo
Sheena: Aunque condene mi cuerpo
Mario: Llévame al cielo hijo mío
Sheena: Llévame al cielo hijo mío
Mario: En la cresta de tu verga
Sheena: En la cresta de tu verga
Mario: Navega en mí, hijo mío
Sheena: Navega en mí, hijo mío
Mario: Soy tu mar y soy tu viento
Sheena: Soy tu mar y soy tu viento
Mario: Soy tu madre y soy tu amante
Sheena: Soy tu madre y soy tu amante
Mario: Haz conmigo lo que quieras
Sheena: Haz conmigo lo que quieras
Mario: Soy tu esclava, soy tu puta
Sheena: Soy tu esclava, soy tu puta
Mientras este juramento se desarrollaba, su verga latía parada y dispuesta y yo me relamía del gusto de verlo y anticipaba sentirlo. Estaba corta de aliento de deseo, de cansancio y casi mareada, pero mis ganas de la verga de mi hijo me mantenían alerta y dispuesta.
Entonces él me dijo, «¿quieres verga verdad?, hija de puta». Hay algo más que quiero que hagas y te daré verga y yo dije «lo que quieras amor, lo que quieras hijo mío» (me encanta que nos llámennos mutuamente madre e hijo en situaciones sexuales, me excita terriblemente llamarlo «hijo» y que el me llame «madre» así con todas sus letras, mientras estamos corriéndonos juntos) y él dijo:
«quiero que salgas así, desnuda y vayas caminando por todo el pasillo (del Bellagio) hasta el elevador y compres una lata de refresco y la traigas mientras te la frotas en las tetas y el coño»
Me quedé de una pieza, no podía creer que me estaba pidiendo eso, (eran las 3AM) y ya me veía yo desnuda, por el pasillo mientras todos los demás huéspedes salían a la puerta de sus cuartos para aplaudirme…. jajajaja…. y le dije «estás loco, eso no lo voy a hacer» y él dijo, «por cada cosa que no hagas, me voy a masturbar enfrente tuyo y no te daré mi leche, ¿entendido?»
Y lo hizo el muy cabrón Comenzó a masturbarse y yo veía que iba a salir la leche y no me daría ni una gota. Se corrió y yo traté de chuparle, pero no me dejó e insistió en su pedido… al final acepté…. salí con unas monedas por todo atuendo y caminé los (mil kilómetros) hasta el elevador… desnuda, entre temerosa, caliente, divertida y furiosa…. nadie salió de su cuarto… regresé al nuestro y estaba cerrado… tuve que tocar y volver a tocar más fuerte y gritarle y suplicarle que me abriera… el muy cabrón quería que alguien me viera….
Finalmente me pasó la tarjeta-llave por debajo de la puerta y cuando abrí, oh dios mío, ahí estaba, en la cama, boca arriba, con la verga parada… y me dijo… ¿quieres ir al cielo, madre?
…. y juntos fuimos al cielo
Soy toda sexo para mi hijo.