La historia que voy a describir a continuación es totalmente verídica y ocurrió hace poco más de ocho años atrás, cuando yo tenía 18 años, y es la primera vez que me refiero a ella (sólo la tenía guardada en mi memoria).
Me presento escuetamente: me llamo Gabriel y tengo 26 años.
Soy el mayor de dos hermanos de un matrimonio «normal», aunque un poco conservador en materia sexual.
Mido 1,70, soy delgado, tez trigueña, ojos marrones, etc… nunca me he considerado un chico buen mozo, aunque he tenido bastante suerte con las mujeres.
Mi madre es la tercera de cinco hermanos y mi padre es hijo único, pero la historia que os voy a relatar tiene como principal protagonista a la hermana menor de mi mamá, es decir mi tía Pilar, la cual actualmente está casada, aunque para la fecha del suceso de este relato se encontraba soltera y tenía 29 años.
Mis padres, médicos ambos, fueron invitados a un ciclo de conferencias de su especialidad fuera de Chile, donde vivimos, y para ese efecto decidieron llevar a Jorge, mi hermano menor, entonces llamaron a mi tía Pilar para que se quedara los diez días que duraban las charlas cuidándome.
Para ese entonces yo era la principal preocupación de mis padres, ya que dos meses antes mi padre me había sorprendido semidesnudo en mi cama con mi novia de es entontes, y no querían que esos días de ausencia se convirtieran en mis «pequeñas vacaciones sexuales».
Pilar es una mujer muy atractiva.
Trabaja como secretaria de una compañía multinacional de telecomunicaciones y siempre ha llamado la atención por su belleza física, la cual cuida prolijamente con sesiones de aeróbica y exigentes dietas.
Es de mi estatura, pelo castaño hasta poco más debajo de los hombros, tez blanca, ojos marrones, y una figura envidiable: un par de piernas muy bien contorneadas, bonito y espigado trasero y sus senos (aunque sin ser exagerados) son grandes, firmes y respingones.
Cuando ella llegó a casa ese día, mis padres de inmediato le dijeron como advertencia de mi carácter: «Cuidado con hacer fiestas, traer chicas o algo por el estilo», a lo cual ella solamente les dijo: «No hay problema, pues me encargaré de todo y como no nos conocemos mucho con Gabriel, la pasaremos recorriendo la ciudad».
A todo esto, debo decirles que ella no es de Santiago, donde yo vivo, sino de otra ciudad, al sur de la capital; por lo tanto, el recorrer Santiago parecía que sería nuestro pasatiempo durante los próximos 10 días.
Pilar, una vez solos, me confesó que si quería invitar a mi novia a quedarse una noche no habría ningún problema y que no se lo diría a mis padres, claro está, que eso de hacer fiestas estaba totalmente prohibido.
Yo le comenté que sería difícil puesto que los padres de Yanina (mi novia) eran bastante estrictos y no al dejarían quedarse una noche fuera de casa, menos ahora que estaba de novia.
«Pues bien -me dijo Pilar- de todas formas, no tengo ningún reparo», y se dirigió a la habitación de mis padres, donde ella se hospedaría.
Por la noche quedamos en que jugaríamos naipes y que compraríamos unas cervezas y una pizza para relajarnos; y así fue… ella me dijo que yo fuese a comprar mientras que se daba una ducha.
Hasta este momento, no veía la situación más allá de un chico al cuidado de si joven y hermosa tía. Es decir, sin morbo… difícil de imaginar.
Mientras jugábamos naipes charlamos de distintos temas: de política, de fútbol, de la situación económica, de historia (debo mencionar que yo estudiaba Licenciatura en Historia, por lo cual los temas sociales eran de mi preferencia)… hasta que el sexo salió al tapete: «¿Así que tu papá te sorprendió con tu chica? -me preguntó, y yo sonriendo le comenté- Pues sí, y si hubiese tardado 3 minutos más nos sorprende haciendo el amor.
Al decir esto, ella me comenta que hace más de 2 años que no tenía ningún contacto íntimo de ningún tipo, a lo cual yo le dije que no le creía pues ella era muy hermosa y me parecía sensual, como para no tener pareja o algo así… es decir, me insinué abiertamente. Sin titubear ante mis palabras, ella se me acercó y me besó en los labios apenas tocándolos y me dijo: «Gracias… eres muy tierno, pero de verdad, desde que terminé con Vicente, mi exnovio que no tengo sexo».
Ahí la cosa se puso tensa, pues comencé a sentir como me excitaba y se me ponía dura mi verga. Pilar, fue a la cocina a buscar servilletas y mi vista se clavó en su trasero… llevaba puesto un vestido azul delgado de tirantes en los hombros que llegaba a las rodillas, el cabello tomado y unas sandalias de cuero.
Traté de imaginar la ropa interior que llevaba la cual fantaseaba que será diminuta y sensual. Una vez de vuelta, ella volvió con el tema del sexo y me preguntó: «¿Qué tal todo con tu novia en lo sexual?… me da la impresión que eres un entendido en la materia»… «¡¡¡Pues no soy experto, pero creo llevar una intensa vida sexual”… JAJAJAJJA!!! Me reí nerviosamente mientras mis ojos se clavaban en sus senos, cosa que ella notó. Luego, se soltó el pelo y se arregló el vestido, que para mí favor dejaba ver muy bien su escote y ese par de tetas que a esa altura ya eran mi obsesión.
«Voy al baño a mojarme el pelo…me dio calor»… fueron mis palabras de excusa para poder masturbarme pensando el ella, puesto que mi erección ya me estaba incomodando, y como yo vestía un pantalón corto de buzo, era imposible esconderla; por ello tomé un cigarrillo y demoré en encenderlo para que su atención se desviara a otra zona mi cuerpo… no a mi entrepierna…. fue imposible.
«Caray que si has crecido bastante -dijo mientras se ponía de pie frente a mí y con su mano derecha me tocaba por encima del pantalón. Yo me quedé pasmado, sin decir palabra, solo atiné a tomarla de los hombros y a darle un beso, el que ella correspondió abiertamente.
Nuestras lenguas se entrecruzaron por un buen rato, me parecieron horas, hasta que algo ocurrió en ella que se soltó con fuerza de mí, bajó la vista y se fue a la cocina.
Yo la seguí y le ofrecí disculpas, y ella con su rostro sonrojado me dijo: «No es tu culpa corazón, fui yo que me excité con la charla y olvidé por un segundo que eres mi sobrino». Yo le dije que también había sentido deseos de besarla y que si había algo erróneo yo también tenía culpa.
Ella me dijo: «Vale, pero mejor guardamos silencio de esto y seguimos normal y como corresponde»… «Ok», fue mi escueta respuesta… para ese momento ya mi erección había pasado y volví a mirar a Pilar como lo que era.. mi tía.
Esa noche me costó dormir. Pensaba mucho en ella y me masturbé como 3 veces imaginando su cuerpo, sus pechos, su trasero, sus piernas, su sexo…. etc., y entre cigarro y cigarro trataba de apartar de mi mente las ganas de ir a la habitación donde ella se encontraba y hacerle el amor. Pero a la mañana siguiente ocurrió el milagro…
Mientras iba a la ducha vestido en mi pijama corto, ella sale de su habitación en ropa interior, y de manera decidida me saluda con un inocente «buenos días» sin ruborizarse ni cortarse de que la viese así;: me besó en la mejilla y fue a la cocina… pude observar en plenitud su trasero, solo vestido por un diminuto bikini blanco y un sostén de encaje transparente que dejaba ver sus pezones oscuros y firmes. Quedé paralizado; mi cabeza a 100 por hora… y mi pene despertó también.
Para no volver por lo mismo de la noche anterior, me metí a la ducha rápidamente y me comencé a bañar mientras me masturbaba… en eso siento la puerta del baño (que no tiene seguro) y ella me decía si podía entrar a orinar, puesto ya no se aguantaba más.
Yo dije que sí, y dejé inconclusa la operación de autosatisfacción, hasta que… la cortina de baño se abrió y Pilar apareció desnuda a mi lado… puso su dedo índice en mis labios en señal de silencio y luego me besó apasionadamente, yo respondí ese beso mientras mis manos recorrían su figura lentamente, y al mismo tiempo que nuestras lenguas entraban en íntimo contacto, con su mano comenzó a masturbarme frenéticamente.
«Pensé en ti toda la noche y no me puedo quedar sin probar lo buen amante que eres», fueron sus palabras mientras bajaba y se ponía de rodillas ante mi… ya podéis imaginar lo que ocurrió… me chupaba lentamente mi verga, con pasión y locura al mismo tiempo que tomaba mis bolas y las masajeaba. Yo la tomé de los cabellos y la dirigía hacia mi herramienta alcanzando fácilmente el primer orgasmo, el cual ella se bebió hasta la última gota.
Se puso de pie y e dijo que le besara los pechos, cosa que obedecí casi hipnotizado… eran increíbles esos pezones duros y grandes, los mordía lentamente y mi lengua jugaba intensamente con ellos… mis manos bajaron hasta su vagina, cuidadosamente depilada y con mis dedos buscaba su orificio del placer…ohhh, que delicia… el aroma de su sexo era delicioso e inundaba el escueto espacio de la ducha… así la masturbé hasta que me dijo: «Quiero que me la metas… que me hagas sentir toda una mujer»… entonces salimos de la ducha y con nuestros cuerpos mojados nos dirigimos a la habitación más cercana (la de mi hermano) y nos tendimos en su cama.
Me recosté boca arriba y ella inmediatamente se subió encima… me cabalgó por un espacio de casi 10 minutos, primero muy lento… sintiendo como mi verga llenaba su espacio vaginal a cada milímetro.. y luego de manera muy frenética alcanzamos el tan anhelado orgasmo.
Luego, se recostó con sus piernas abiertas ofreciéndome su delicioso sexo… mmmmmm que ricura, jamás olvidaré esa imagen, me puse entre sus piernas y la penetré como todo un profesional mientras le chupaba sus pezones y sus carnosos labios, al acabar, me pidió que no lo hiciese dentro de ella (como en los orgasmo anteriores) sino más bien en su boca, cosa que obedecí de inmediato, y así fue.
Mi leche llenaba su boca y ella succionaba como una frenética.
Nos vestimos y me dijo: «Fue super rico… de verdad, hacía mucho tiempo que no me sentía así bien», yo me limité a decirle: «Te tenía ganas desde que te vi ayer, y me pareció que ha sido la mejor experiencia de toda mi vida», nos besamos y me obligó a prometerle no contárselo a nadie, bajo ningún motivo, y que si yo cumplía esta noche lo podíamos volver a repetir. Simplemente dije: «Lo prometo», y la besé apasionadamente justo antes de salir a la universidad.
Lo que ocurrió esa noche formará parte del segundo cuerpo de este relato, el cual sólo me atrevo a confesarlo hoy, después de 8 años de ocurrido, yo sigo soltero, ella se casó y está esperando su primer hijo, pero debo confesar que esos 10 días fueron los más esplendorosos de mi vida en materia sexual, y para Pilar también, por lo menos eso me dijo hace 5 noches atrás cuando hablamos por teléfono.