Mis inicios
Cuando tenía 10 años los juegos con mis tías y primas eran inocentes, solo abrazos, tocamientos y besos; nada que ver con el sexo.
Hasta que un buen día todo cambió en mi vida a consecuencia de la primera experiencia sexual que tuve con mi tía política Laura de 16 años y su amiga de 18 años.
Cierto día mis papás salieron de la ciudad y nos dejaron bajo el cuidado de Laura a mí y a mis hermanas.
Ese día Laura llegó temprano a mi casa para que mis papás se pudieran ir.
Nos levantamos tarde y en el desayuno mi tía se portó conmigo de una forma inusual; se me acercaba mucho, me tomaba de la mano y de la ponía en su pierna, y se inclinaba hacia a mí, para que le viera sus tetitas por encima de su blusa.
En la tarde nos pusimos a ver televisión y Laura dijo –me voy a poner cómoda-; delante de mí se quitó el pantalón y se puso una minifalda; traía una tanguita blanca, sus nalguitas eran chiquitas y redonditas; cuando se dio vuelta hacia a mí, vi su panochita con vello que de las orillas de la tanga le salían.
Sus piernitas estaban llenitas y torneadas; me excité con verla y se me paró el pene.
De momento tocaron a la puerta y era la amiga de mi tía, se pasaron a la recámara y se acostaron en la cama. Yo estaba sentado en un sofá viendo televisión cuando Laura me dice –ven a la cama con nosotras, te hacemos un lugarcito-; yo sin pensarlo me acosté en medio de las dos; todavía estaba excitado y mi pene se ponía cada vez más duro al estar rozando y respirando el olor de dos mujeres excitadas.
Después de unos minutos, Laura me dijo que si le daba masaje en sus piernas porque estaba cansada, le contesté que sí; la amiga al ver que acepté también me pidió que por favor lo hiciera con ella, quien traía una falda a la mitad del muslo.
Laura y su amiga se pusieron boca abajo, mi tía me dijo que les subiera la falda hasta la cadera para que masajeara sus nalguitas también.
Rápido les subí la falda a las dos y al verles las nalguitas me excité tanto que tuve que acomodarme el pene hacia un lado porque me estaba lastimando con el pantalón.
Comencé a acariciar despacio y suavemente sus piernitas, conforme me acercaba a sus nalguitas mi excitación se incrementaba cada vez más. Laura al ver que estaba tocando el inicio de las pompis y que no me atrevía a tocárselas, me tomó la mano y me la posó en sus nalguitas presionando para que se las masajeara; entonces me dijo – quítanos las tangas para que acaricies nuestras pompis-.
Les quité las tanguitas, empecé a acariciar y a besar sus nalguitas; después de varios minutos de estarlo haciendo, Laura sin avisar, se volteó boca arriba al igual que su amiga y tuve a la vista 2 panochitas calientes que despedían un olor a sexo muy excitante y seductor. No supe qué hacer al verlas, me quedé viendo fijamente esos cuerpecitos hermosos; mi tía me interrumpió diciendo –puedes hacer lo que quieras-.
Acerqué mis manos a sus panochitas acariciando el vello y con el dedo seguí el caminito de la abertura de sus labios mayores presionando un poquito; los ojos de mi tía y su amiga se cerraron, dando un pequeño gemido con una expresión de gozo en sus caras.
Me incliné a besar sus cuerpos desde el vientre hasta llegar a sus panochitas.
Besaba y acariciaba despacio disfrutando el momento, provocando en ellas gemidos de placer; excitado y con un pene erecto a todo lo que da, le dije a Laura –tengo la trusa mojada- mi tía y su amiga se voltearon a ver una a la otra con una expresión de sorpresa, a lo que mi tía dijo –quítate la ropa mojada-; la amiga me ayudó a desvestirme y al hacerlo fijaron su mirada en mi pene viendo su proporción, exclamando Laura con voz nerviosa –que pene tan bonito y los huevitos me los comería de una mordida-.
En los pliegues del prepucio tenía mucho líquido lubricante algo espeso por la excitación que había tenido; mi tía nerviosa y excitada tomó mi pene con su mano izquierda, al hacerlo mi pene tuvo contracciones y mi cuerpo se estremeció; la amiga, con la mano tomó mis testículos y los masajeó, al instante unos hilitos de líquido lubricante salieron del pene al tiempo que me estremecí y sentí un calor intenso en todo mi cuerpo.
Mi tía intentó descubrir la cabeza del pene haciendo el prepucio para atrás, al ver que no se descubría le hizo con más fuerza lo que me provocó dolor, al ver lo que pasó dejó de insistir y me limpió el prepucio.
Laura y su amiga se acostaron boca arriba colocando una almohada debajo de sus caderas con las piernas un poco abiertas, lo suficiente para que sus labios mayores se separaran y se pudiera ver el clítoris y los labios menores; mi tía me pidió que les besara sus partes íntimas y acariciara sus piernas para excitarlas mientras ellas se masturbaban.
Con el dedo entre sus labios mayores iniciaron la masturbación estimulándose el clítoris. Mientras lo hacían cerraban los ojos, dando pequeños gemidos con suaves movimientos de sus cuerpos; sus clítoris se hinchaba más y más.
Me acerqué a besar sus panochitas, el aire caliente de mi respiración y el roce de mis labios aumentó la excitación de los tres; los gemidos de ellas eran más fuertes, el movimiento de sus cuerpo eran más frecuentes, la respiración se volvía más rápida, llegó el momento en que ellas presionaban mi cara contra sus partes íntimas; y yo sentía mi pene más grande expulsando líquido lubricante; después de unos minutos llegó el orgasmo para ellas, un gemido fuerte, una contracción de sus cuerpos y una relajación; volviendo de nuevo a la estimulación de sus clítoris para provocarse un segundo orgasmo.
Después de dos orgasmos seguidos, nos quedamos en silencio; ellas relajando sus cuerpos, a la vez que de sus vaginas salía líquido lubricante caliente en abundancia mojando el vello y escurriendo entre sus nalguitas.
Yo solo las observaba; mi pene seguía erecto arrojando líquido a intervalos que discretamente ellas observaban porque les causaba excitación.
Yo sin decir nada tomé papel de baño y limpié el líquido del vello y de sus nalguitas.
Pasaron los minutos y llegó lo que esperaba. Laura se sentó en la cama y me preguntó –quieres que toquemos tus partes- y contesté –sí-.
Me acosté boca arriba en la cama en el instante en el que ella se abalanzó sobre mí besando varias veces mi pene mientras acariciaba mis testículos; mi pene arrojó líquido y ella con el dedo lo limpió; la amiga se acercó a nosotros y me besó las piernas y alrededor de mis partes.
Laura con su mano tomó mi pene y la movía como si me estuviera masturbando; no completaba el movimiento porque veía que aunque tuviera líquido lubricante no se descubría la cabeza.
Con lo que ellas me estaban haciendo yo sentía que explotaba en orgasmos uno tras otro y arrojando líquido; mi tía tomó con su dedo de mi líquido y lo untó en su clítoris para masturbarse; la amiga se acercó a Laura y también se empezó a masturbar mientras me acariciaba los testículos.
Cuando terminaron su orgasmo descansamos unos minutos, nos limpiamos y nos vestimos; la amiga se fue a su casa y Laura y yo nos quedamos platicando de la experiencia sexual maravillosa que habíamos tenido.