La mejor amiga de mi hermana

Por aquella época yo contaría con veintiún años o así, y soy algo mayor que mi hermana, ya que tiene 18, al igual que su amiga, cuyo nombre es Lourdes.

Todo empezó cuando un día quedamos para que subiera con mi hermana y unos amigos para ver el partido de España-Corea en un recinto de atracciones de agua que hay en mi tierra, tipo de esos con toboganes con agua y piscinas de olas.

Yo pocas veces había salido con mi hermana, tenemos diferentes amistades, pero era bien sabido que el grupito de las amigas de mi hermana (y diría que mi hermana) son bastantes apetecibles, en especial una, y como dije antes era Lourdes, ahora paso a describirla, pero sin duda son de las mujeres que no pasan desapercibidas, es una chavala no excesivamente alta, 1,62-64 cm, con la piel siempre morena, un cuerpo de esos espectacular, del cual ella se encarga de moldear a base de sus clases de baile, lo que hace que presente unas piernas súper estilizadas y muy bien moldeadas, y un culo realmente conmovedor, pero es justo decir que sus pechos son de esos levantados, con poco pezón y poca aureola, firmes como corresponde a una chica de su edad (hablo en presente porque todavía lo siento cercano y ya pasaron años), pero lo más increíble es su cara de niña pícara, con unos ojos brillantes y muy vivos, negros como la obsidiana, y una sonrisa de esas blancas, que atraen por su enorme simpatía, y con sólo dibujar una sonrisa en su cara hace que te sientas bien.

Sería una tontería describirme a mí, pero bueno creo que soy atractivo, mal no me ha ido, mido 1,79 cm y peso 76 kg, pelo castaño y ojos también castaños, y me gusta hacer deporte y cuidarme.

Ahora que ya termine con la descripción pasaremos a contar todo, como decía antes todo empezó al subir al centro de atracciones ese, y ya nada ver a la chica en cuestión pues casi me puse malo, la recogimos a las 8 de la tarde, para ver el partido por la noche en una pantalla gigante, e íbamos varios coches, pero en el mío venían entre otros mi hermana y su amiga, las dos detrás…

En realidad yo me sentía como un chofer o un invitado que sobraba, puesto que yo no salía nunca con mi hermana, y todos los que subían eran amigos más bien de ellas, y no claro es lógico que no supiera qué pintaba yo allí, excepto que iba a ver un partido.

Cuando llegamos al recinto mi decepción fue mayor, al ver como las tías pasaban del fútbol y yo me quede como un pringado sentado como podía en aquel sitio y encima de unas mesas ya recogidas hasta esperar a que empezara el partido, pero claro yo tendría que bajarlas.

Allí me quede las dos horas y media hasta que empezó y terminó el partido, y para colmo tendría que ir a recogerlas a una terraza que había en el mismo recinto que había un bar y música.

En ese momento cuando es cuando realmente me fije en lo espectacular que iba la niña esa, joder, con todo el cabreo que llevaba de antes ni siquiera me había fijado como iba, llevaba una traje de esos ajustados, negro, de una sola pieza, que terminaba en una falda de esas de infarto a mitad de muslo, yo llegaba ser minifalda.

Pero me quedé embobado mirándola como bailaba, y me acerque al grupo para decir que nos íbamos, y se quedaron rogando que un ratito más, a lo que nuevamente lo consentí, pero ahora quería yo pasar a la acción, puesto que Lourdes me ponía realmente enfermo, con lo que me pedí una cerveza y para ella otra, y nos la bebimos bastante rápido, a lo que siguieron unas cuantas mas, y note como cada vez ella sea aproximaba más a mí, y me hablaba dulcemente al oído, cualquier cosa que me preguntaba era para acercarse más a mi, aunque yo no se porque exactamente, estaba receloso, no me gustaba la presencia de mi hermana.

Pero mi mente pensaba una cosa, y mi miembro otra, por lo que estaba ya mas duro que una barra de hierro, y cada vez con el baile me rozaba mas con ella, y cuando ya no podía más, le dije, oye no me mola que mi hermana este aquí mosqueando, nos alejamos un poco, y ella sin responder me cogio de la mano y me perdió en uno de esos jardines que habían, entonces nos besamos locamente, con más pasión de la que yo había tenido nunca, y mi cuerpo y por supuesto mi vergota, se rozaba frenéticamente en su estómago, entonces note como ella bajaba la mano y me cogia el mástil y me pajeaba por encima de mis pantalones, aunque en realidad entre los pantalones vaqueros y los calzones la sensación no era de lo mejor, era más la excitación, y fue cuando yo metí una mano mía por debajo de su faldita y empecé a meter un dedo en su raja, con mucha suavidad, nosotros estábamos así en lo nuestro sin importar que pudiera pasar gente (generalmente otras parejas), nos acercamos a un banco y yo me senté, y ella desabrocho hábilmente mis pantalones y sin decir nada se sentó encima de mi miembro, y como pudimos absortos de lo que pasaba a nuestro alrededor empezamos a follar como locos, con suavidad por momentos y con una fuerza descomunal en otros momentos, y todo continuó hasta que yo casi sin poder avisar me corrí dentro de ella y mezclar mis jugos con los suyos, aunque yo no se si ella se corrió o no, (por lo menos en ese momento).

Note como ella fue bajando el ritmo y mi pene se fue poniendo flácido, no sin antes hacer un chof, cuando su coño soltó mi polla.

Nos besamos dulcemente y ella se levantó, con restos de mi corrida y supongo que de sus jugos entre sus piernas, se limpió y arregló tan bien como pudo.

Y yo metí mi miembro con todo manchado dentro de mis pantalones, en los cuales para mi vergüenza se notaba un cerco entre la bragueta de nuestros jugos.

Al principio nos dio por reírnos, pero luego fue motivo de ingenio al utilizar mi jersey para tapar de alguna manera tan notoria señal.

Al unirnos nuevamente a la fiesta, extrañamente no había miradas de esas sospechosas, era raro, pero parecía que nuestra ausencia no se había notado en exceso, o por lo menos eso nos pareció en ese momento.

Toco la hora de bajar a nuestras casas, y vimos como unos ya se habían ido con otra gente que encontraron, por lo que decidimos después de liar mucho a la gente y como mi hermana estaba cansada, que unos se bajaran a mi hermana y yo me bajaría a Lourdes que iba en dirección contraria al resto del grupo.

La cuestión que muy bien lo tuvimos que hacer puesto que los chavales se reían de mí al decir que me había tocado llevarla y yo con cara de resignación les seguí el cuento.

Pero la cosa cambió cuando todos se fueron y ella y yo nos encontramos en el coche, nada más estar dentro nos besamos con ganas, ya que lleváramos un buen rato conteniéndonos y mientras nos íbamos comentábamos todo lo que había pasado entre nosotros y si la gente había notado algo.

Al llegar a su casa, le di otro beso y la deje enfrente de la puerta de su chalet, y mientras daba la vuelta para salir por donde entre (es una calle ciega) vi a ella diciéndome que me parara, lo hice, y me dijo que aparcara el coche un poco más adelante que sus padres no estaban.

Dicho y hecho, y ya no tuvimos que hablar mucho entre nosotros, directamente me llevó a su cuarto que está en el piso de arriba, y nos desnudamos, y le propuse tirarnos a la piscina tal como estábamos (en parte porque tenia calor y quería refrescarme), cosa que hicimos, estuvimos jugando un rato, y cuando íbamos a salir ella se subió al pollete de la piscina y yo le cogí sus piernas para que no se fuera, aproximándome lentamente mientras le daba besos suaves por sus piernas hasta su conejo, el cual lamí y jugaba con mis manos entre sus pechos, y otras veces con su clítoris, yo notaba como ella con sus pies tocaba mi polla apunto de estallar incluso dentro del agua fría de la piscina, así seguí jugando hasta que ella se corrió (esta vez si lo note) y soltó en mi boca una baba viscosa que sabía muy picante y muy dulce a la vez, y me cogió con fuerza la cabeza con sus piernas y me dijo: «cabrón que pasa, ¿te vas a dar el homenaje tú solo?, dejame que me coma tu polla.

Lógicamente no tuvo que decirlo dos veces, mi pene era todo suyo al instante de salir del agua y empezó a mamarlo con mucha fuerza, lo que hizo correrme en muy poco tiempo, todo ello sin avisar, y dentro de ella, lo cual le creó pequeñas arcadas, aunque no creo que soltara excesiva leche, pero si fue con fuerza.

La cogí del brazo todavía ella tosiendo y le dije subamos a tu cuarto, y en ese momento es cuando ella escuchó el coche de los padres, más bien por su perro que gemía cuando noto que llegaban sus dueños.

Teníamos dos opciones vestirme muy rápido y acalorado y que me vieran sus padres y no se sabe lo que pasaría o esperar en la terraza a que me echara la ropa vestirme e irme, y como mi sangre digamos que no estaba en el cerebro pues optamos por la opción rápida y con pocos riesgos que era esperar en la terraza a que sus padres entraran por el salón y ella echarme la ropa y vestirme.

Así fue la primera montada con Lourdes, y la última (que rara es la vida), ahora sé que la tía se va a casar y estoy seguro que cuando nos veamos de nuevo nos quedaremos mudos por lo que nos pasó.