Capítulo 1

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Como desvirgué a mi cuñadita I

Les voy a contar algo que me sucedió hace bastantes años, pero fue una experiencia tal que me quedó grabada a sangre y fuego.

Yo estaba casado ya con mi mujer, hacía uno o dos años, tenía 24 o 25 años.

Y su hermanita, mi cuñadita, era una preciosa mujercita de 16 añitos, alta, delgada, con unos pechos no muy grandes pero si paraditos, redondos y firmes, como pude comprobar ese día, con unos pezoncitos virginales, finos y duritos.

Tenía una carita de ángel, con el cabello corto muy lacio y unos ojos almendrados, pardos preciosos.

Su cintura estaba muy marcada ya que tenía unas caderas espectaculares que remataban en un culito respingón y redondito, bien firme, sin una gota de grasa de más o mal ubicada.

Me había pedido mi suegra que la ayudara (a la «nena») para que pudiera aprobar biología en el insti, porque sino no podrían irse de vacaciones ya que tendría que estudiar todo el verano para aprobarla antes de comenzar las clases el siguiente curso.

Total que la hice venir a la chiquilla a casa, un lunes por la tarde que yo libraba, pero me había olvidado que mi mujer no estaría hasta el día siguiente ya que viajaba a un congreso en otra ciudad y volvía recién al día siguiente.

Hacía bastante frío en esos días, por eso me extrañó ver, cuando la muchacha se quitó el abrigo, que llevaba puesta una minifalda de escándalo que dejaba ver sus largas y bien torneadas piernas, y sobre todo sus carnosos y firmes muslos, y casi el comienzo de sus nalgas, y arriba un sweater que también se quitó, porque dijo que en casa hacía calor, mostrando una remera de algodón que marcaba sus pezoncitos como si no llevara nada debajo.

Yo más que calor en ese momento estaba helado, tenía los dedos entumecidos del panorama ante mis ojos, sin embargo mi polla se me puso a mil y la sentía hirviendo, en contraste con el resto del cuerpo.

La chica tenía una voz gruesita de lo más sensual y ese día estaba para comérsela.

Me dio su abrigo para que lo colgara y rozó mi pierna con su cadera.

OOHH, que sensaciones estaban pasando por mi mente.

Pensé: contrólate tío que se va a armar la podrida.

Le ofrecí un café y me fui a prepararlo como para enfriarme un poco.

Cuando volví al salón la chica (Paty) estaba sentada sobre el brazo del sillón individual, con sus piernas separadas, acomodada su zona genital sobre la punta del apoya brazos.

Se veían sus muslos entreabiertos dejando ver las braguitas color rojo que destacaban bajo su falda escocesa cruzada y abotonada a un costado, solo a la altura de la cintura.

Me acerqué a ella dándole su jarro de café y apoyando mi muslo contra el suyo.

Que te pasa cuñado me dijo, te noto algo raro.

No sé le dije, me ha llamado la atención tu ropa tan primaveral y que además (se lo tenía que decir o reventaba, y que fuera lo que dios quiera, pero me parecía que traía aviesas intenciones) hoy estás especialmente guapa.

Te has dado cuenta, me dijo, me arreglé para vos.

Y dicho esto se levantó poniéndose a mi altura y acercando mucho su cuerpo al mío con lo cual me invadió la fragancia de su colonia.

Esto me terminó de matar, y tomándola por la cintura, poniendo mi rostro a dos centímetros del suyo le dije: que pretendés Paty? Estás jugando con fuego.

A lo que me contestó: pues eso, quiero quemarme contigo!! Pero que dices si eres mi cuñada y además una niña! Ella: no seas boludo, cuñado, no te das cuenta que estoy loca por ti y estampó su boca contra la mía.

Yo no supe o no quise reaccionar pese a las consecuencias de aquél acto, pero abrí mis labios y busque su lengua con desesperación.

Me sabía a miel, ella siguió con su profundo morreo colgándose con sus brazos de mi cuello y yo estrechándole su cuerpo contra el mío mientras acariciaba su espalda, sin atreverme todavía a descender mi mano hasta sus nalgas.

Cuando al fin separó su boca de la mía dejándome con ganas de más, me miro fijo a los ojos y me dijo, hace tiempo que espero esta oportunidad, me tenés loquita del todo.

Te juro que mi hermana no se enterará jamás de esto, porque nos mataría a los dos.

pero no podía aguantar más y sabía que hoy ella no iba a estar.

Por favor no soportaría tu rechazo.

Me destruiría irremediablemente.

Pero que decís flaca, vos sabés que yo te quiero muchísimo, y, es más me gustás también mucho, pero esto no está bien vos sos la hermanita menor de mi mujer, y además eres una cría.

Soy mucho más mujer de lo que pensás, el hecho de que nunca haya tenido relaciones ni novios conocidos, (encima virgen!!) es que desde que desperté a la sexualidad, hormonalmente hablando, siempre has estado tú delante mío y no ha habido ningún otro chico que capte mi atención más que como simple amigo para charlar o ir al cine.

Y para que veas que soy muy mujer, mirá, y se soltó el broche de la falda, con lo cual esta cayó al suelo dejando a la vista sus tanguitas rojas que solo le cubrían su abultado monte de venus y por detrás dejaba las nalgas totalmente expuestas a mi atónita mirada.

Joder, Paty estás como un camión, pero eso no significa nada ni cambia las cosas con respecto a nuestro parentesco político pero parentesco al fin.

Y me tapó la boca diciendo: mirá yo de política no entiendo nada y me tiene sin cuidado, así que dejemos de perder tiempo.

Yo estoy decidida a todo.

Y dicho esto volvió a abrazarme y buscar mi boca.

Esta vez me dije, ma sí!!, a la mierda con todo.

Y abrazándola respondí a sus besos aprovechando ahora sí para recorrer su cuerpo con mis manos y al llegar a sus nalgas pude comprobar que no solo eran hermosas y bien contorneadas y paradas, sino que además estaban duras y firmes como toca a una belleza de esa edad.

Al llegar a su pubis por sobre el tanga, comprobé que estaba empapada y la miré a los ojos y entonces me dijo: así me pones cada vez que te veo, además suelo tener muchísimo flujo cuando me excito.

No se hable más dije y alzándola entre mis brazos la llevé a lo que sería el altar del sacrificio: mi dormitorio con una cama de dos plazas y media.

La deposité en la cama sentada y le saque su remera viendo sus pechos al aire (no llevaba sujetador la muy zorra) y me dediqué a comerme sus tetitas, saboreando sus pezones que se pusieron rojos y durísimos al contacto con mi lengua ansiosa de esa carne fresca y virginal.

Ella sacó mi polo y desabrochó mi hebilla del jean con maestría como si estuviera acostumbrada a hacerlo (aunque sabía que no era así).

Tuvo su primer orgasmo con mi chupada de tetas.

Aproveché su conmoción y dejándola acostada de espaldas me levanté y quité mi jean junto con el slip saltando a la arena mi polla inmensamente tiesa y morada.

En ese momento tuve una alucinación, me parecía que mi polla sacaba una lengüita y se relamía el capullo ante lo que tenía delante.

Yo por supuesto que sí me estaba relamiendo.

Sin más preámbulos le saqué el tanga con los dientes aprovechando para oler y saborear el flujo que la empapaba.

Me sabía a néctar celestial.

Terminé de quitarlo y lo arrojé a mi mesita de noche para dejármelo como recuerdo.

(todavía lo atesoro envuelto en un bolsa de nylon y cada tanto lo huelo y viajo mentalmente hasta ese primer y único día de sexo con mi cuñadita) Me agaché y comencé a lamer los deditos de sus pies uno a uno introduciéndolos en mi boca y lamiéndolos con la lengua mostrándole y diciéndole como tendría luego que hacer ella con mi polla.

de eso ni hablar me dijo, me da asco.

Pues ya veremos le contesté.

seguí subiendo con mis labios y lengua por sus interminables piernas, saboreando cada cm de su piel juvenil.

Me interné por la cara interna de sus muslos que lamí insaciablemente hasta llegar a su monte de venus.

Aquí inspiré profundamente para embriagarme con su olor hormonal de hembra en celo, y me asombró sentir su pubis empapado y, alejando unos cm mi cara de su pelvis pude ver como por su rajita virgen manaban cantidades increíbles de flujo, producto de la calentura que tenía la chavala.

Por supuesto me sumergí en ese mar de miel de romero, que bebí, olí, lamí y saboreé hasta casi empalagarme, mientras escuchaba los suspiros y gemidos de Patricia.

Así Beni, por favor no pares, esto es más maravilloso aún de lo que suponía.

Yo seguía recorriendo una y otra vez sus labios virginales, de arriba abajo y al revés, los separaba con mis labios y lamía el surco entre los labios externos y los internos, hasta que me introduje en su vagina en pos de más de sus jugos.

Así en una de esas entradas y salidas encontré su botoncito, duro, rojo y caliente.

Parecía un pequeño pene.

Comencé a frotarlo con mi lengua y en un momento se lo estaba succionando, provocándole un orgasmo de proporciones increíbles.

Gritaba, jadeaba, suspiraba, se pellizcaba los pezones me tiraba de los cabellos y al mismo tiempo me empujaba contra su vulva.

Sin que ella siquiera me tocara la verga sentía que me corría en cualquier momento, así que me giré y puse mi polla sobre su cara acariciando sus mejillas con el glande.

Ella en medio de ese paroxismo orgásmico, abrió su boca para tomar aire, cosa que yo aproveché para introducir la punta de la polla.

y tomándola de la cabeza empecé a follarla por su boquita.

Primero puso cara de horror, pero luego se ve que no le desagradó ni le dio tanto asco como había dicho y comenzó a lamerme el capullo.

(estoy circuncidado).

Era maravilloso sentir esa lengua caliente y húmeda y el calor de toda su boquita envolviendo mi polla a medida que se la metía hasta el fondo de su garganta, provocándole alguna arcada, y sin poder aguantar más, le dije, no la saques pero prepárate que me corro, intentó sacarse la polla de la boca pero la tenía inmovilizada con mis manos y exploté en un mar de semen dentro de su boquita.

Ella instintivamente tragaba para no ahogarse pero al mismo tiempo la saboreaba y caían dos ríos de leche por sus comisuras, lo que me calentó aun más, y le dije sigue chupando hasta que esté bien limpia y me agaché a seguir mamando su panochita, con lo cual entre mi corrida y mi mamada le provoqué el tercer orgasmo de la tarde.

Estaba decidido a joderla hasta dejarla exhausta y sin fuerzas de seguir orgasmando.

Se quedó tendida semiinconsciente suspirosa y sudorosa, pero con una carita de felicidad digna de ver.

Me tendí a su lado todavía con la polla empalmada (claro tenía buena resistencia, era muy joven).

A los pocos segundos ella se volteó hacia mí y me dio un delicioso beso en los labios: gracias cuñado ha sido maravilloso.

Y tenías razón, me encantó la sensación de tener tu polla en mi boca, y cuando te corriste, primero me impresioné pero luego comencé a saborear tu semen y me pareció el manjar más delicioso que haya probado.

Yo me levanté con mi lanza apuntando al frente, lo que le hizo gracia y fui a por una cerveza.

pero lo que me impresionó fue ver las sábanas empapadas entre sus piernas.

Parecía como que se hubiera derramado un cubo de agua.

Cuando volví tuve una visión celestial, de Paty espatarrada en mi cama, mostrando su vulva roja y brillante, mientras soñaba despierta, con dos manchones de semen en su barbilla y otros tantos sobre sus pechitos mirándome llegar con sus ojos fijos en mi enhiesta verga, que por supuesto pedía y estaba preparada para más guerra.

Me senté junto a ella que comenzó a acariciarme la verga.

Tío, que caliente y suavecita es, siempre está así dura, no te duele ni te molesta, como lo disimuláis cuando vais caminando.

No preciosa, está dura porque estoy excitado por todo esto, pero normalmente se encuentra en reposo colgando entre las piernas.

Siguió acariciando, bajando y subiendo su manito, que no alcanzaba a rodearlo, por el tronco hasta que se animó a bajar su mano hasta los cojones que también acarició con suavidad.

Que gordos y suavecitos son, tan peluditos.

Porque no le das otra chupadita, ahora que estás más tranquila y lo puedes saborear mejor.

Bueno, se agachó y empezó a lamerme la punta, extrayendo una gota de semen que paladeó como un gourmet.

Luego recorrió todo el tronco con la lengua, bajó a los huevos y volvió a recorrer el camino.

Al llegar al glande se lo metió entre los labios mientras lamía la punta con la lengua.

Parecía una experta.

Yo en este momento abrigaba mis dudas sobre su virginidad, pero decidido a comprobarlo la acosté de espaldas y me ubiqué entre sus muslos, sobándole el clítoris con mi capullo.

Ohhhh, que rico Beni, seguí porfa, así, me gusta muchooooooo, pero por favor lleva cuidado, recuerda que es mi primera vez, y diciendo esto flexionó sus muslos apoyando los pies contra mi pecho.

Yo aproveché para lamer sus pantorrillas, y las acomodé sobre mis hombros dejando expuestos su coño y culo a mis ojos, manos y verga.

Seguí frotándole con mi polla, hasta que en un momento abrí sus labios y metí la punta; ay, grito, me duele.

Shhhhh, tranquilita que seré suave, te dolerá un poquito al principio y cuando te rompa el himen, pero enseguida pasará y vendrá el goce.

Fui haciendo más presión, y entrando y sacando la puntita para mejorar su lubricación y al mismo tiempo ir dilatando su entrada.

Es una sensación riquísima la que me brindaba su coño hirviente y húmedo pero estrechito, apretando mi verga inmensa.

Era la primera vez que desvirgaba a una adolescente de esa edad (luego vendrían, gracias a dios, muchas más).

Presioné un poco más notando que Paty estaba tensa y me miraba con ojos desorbitados > y mirada suplicante y ansiosa.

Cuando llegué al tope que marcaba su himen, me recosté sobre ella, poniendo sus piernas abrazadas a mi cintura, cruzados sus pies a mi espalda (en esa época yo también era delgado y con cintura estrecha, y ella con sus largas piernas.

Y le di un beso de lengua profundo y sentido, para luego susurrarle al oído, respirá hondo mi cielo que ahora viene lo mejor, y de un empellón le metí la tranca hasta el fondo notando algo que se desgarraba y un líquido caliente que bañaba mi polla y escurría por mis muslos.

Ella profirió un grito desgarrador, que yo ahogué uniendo nuestras bocas y buscando ansioso su lengua ávida de placer.

Mientras me mantuve quieto en el fondo de su vagina para permitir que se amoldara.

Notaba las contracciones (que se me antojaron deliciosas) de sus paredes vaginales, que pugnaban por echar ese cuerpo extraño, aunque cada vez menos extraño y mejor acogido en el seno de ese volcán ardiente.

En eso noté que sus contracciones cesaban su ritmo y ella empezaba a menear su cadera y a empujar con su pelvis hacia arriba.

Señal inequívoca de que ya estaba lista y quería gozar.

Paty, si supieras que te tengo ganas desde que conocí a tu hermana hace dos años (a los dos meses de conocernos nos casamos) pero me contuve como pude hasta ahora.

la besaba en los labios, los ojos, le lamía las orejitas al mismo tiempo que iniciaba un vaivén de mete y saca que nos pusieron a los dos a mil revoluciones.

Era maravilloso sentir el calor que emanaba de sus entrañas y percibir todo su amor casi infantil volcado en ese rítmico meneo de sus caderas acompasado a mis embestidas suaves y profundas, que llenaban su cueva.

Empujaba mi espalda y al mismo tiempo se elevaba a mi encuentro logrando una profundización maravillosa de mi polla en su vagina.

Notaba cada vez como topaba con su cuello uterino, y al mismo tiempo cada vez más porción de mi polla lograba encontrar refugio allí adentro y cuando salía casi toda, ríos de flujo corrían sobre mis muslos y mi polla hacia mis huevos, que sensación, mezcla extraña de placer y cosa rara.

Ella gemía, gritaba, lloraba, me besaba y pedía más mientras me arañaba la espalda y jalaba mis cabellos.

Beni, Beniii, te quiero mi amor, dame más adentro, más fuerte, siiiii, me corro de nuevo, ahhhhhhhhh, por diosssss, que dicha.

Yo seguí bombeando hasta que no aguanté y sentí que me venía, y estuve a punto de sacarla, pero me dijo en un balbuceo rápido, tomo pastillas!!, con lo cual se la volví a meter hasta el fondo y la inundé con mi leche en tal cantidad que rebalsaba por sus labios vaginales y corría por sus nalgas mezclada con sus jugos cada vez más abundantes, y al mismo tiempo bañaban mis muslos y encharcaba las sábanas.

Agotado bajé sus piernas y me tendí sobre ella sin sacar mi polla, ahora sí camino de la flaccidez, y abrazándola con ternura le pegué un hermoso morreo.

Nos quedamos adormecidos un ratito, hasta que sentí mi polla ya en reposo, o casi, salirse, entonces me puse de costado abrazado a ella y besándole las mejillas y su orejita.

Te gusto Paty, mi amor?.

Dios, cuñadito, como envidio a mi hermana de pensar que te tiene en su cama para toda la vida!!.

Ha sido la mejor experiencia de mi vida.

también la mía tesoro.

De verdad?? Claro que sí, no todos los días uno tiene la oportunidad de comerse un virgo y espera que todavía no ha terminado.

Ah, no? No.

Nos levantamos y duchamos juntos, la enjaboné todita, disfrutando toda la suavidad y tersura de su piel.

Volví a chuparle el coño y luego ella me enjabonó a mí disfrutando con mi polla pequeñita y mis vellos pectorales y pubianos.

Luego nos secamos, nos tomamos un café y volvimos raudamente a la cama.

Mientras tomábamos café me enloquecía verla envuelta en un toallón atado a su cintura con los pechitos desafiantes al aire.

Yo en bolas.

Cuando volvimos a la cama, le dije porque no pruebas ahora mi polla que está fláccida y sientes como crece en tu boca.

Vale y se agachó a lamerla y meterla en su boca mientras acariciaba mis huevos.

Yo estaba en el séptimo cielo, pensando como me la follaría por el culo, que me tenía obsesionado.

Me dejaría, la forzaría? No, era cuestión de llevarla despacito a ello y que me lo suplicara.

Cuando noté que me faltaba poco para volver a correrme en su boca se la hice sacar y acostándola boca abajo, me senté sobre sus muslos dejando mi polla apoyada a todo lo largo de su surco ínter glúteo.

Que bien se siente, tan dura y tan caliente entre mis nalguitas.

Muévete un poco porfa.

Comencé a frotar sus nalgas con la polla mientras masajeaba sus hombros y besaba su nuca, luego su espalda para ir bajando por su canal vertebral mientras mi polla se deslizaba entre sus muslos y luego sus piernas.

Así llegué al comienzo de sus nalgas, internándome con la lengua en ese canal maravilloso que llevaba hasta su agujero posterior.

Sentía sus estremecimientos y gemidos de placer, y además como amasaba mi polla con sus pantorrillas; bajé hasta casi su raja anterior y luego subí por ese surco debajo de los glúteos que me encanta lamer.

Luego volví a su ano que empecé a lamer y besar, notando como se contraía, pero estaba muy cerrado y pensé que me costaría sudor y lágrimas (estas últimas de ella) abrirlo con mi polla.

Así que luego de dejarlo bien mojadito la levanté un poco de su cadera y se la metí por la vagina, para aprovechar su ya de nuevo abundante flujo, y al mismo tiempo permitir que mis dedos facilitaran el trabajo.

Mojé mis dedos con el flujo que corría por sus muslos hacia delante y suavemente le introduje el mayor en su anito virgen.

Pegó un salto diciendo : que haces, Beni.

Solo acariciarte más profundamente, no te agrada? Sí pero.

No sé, me dio miedo.

de que?, haciéndome el tonto.

Pues una escucha muchas cosas?! Tranquila mamita que solo quiero tu placer y mi goce.

Y seguí metiendo el dedo hasta que ella empezó a moverse y suspirar como si le gustara.

Entonces empecé a meterlo y sacarlo hasta el fondo y moverlo en círculos para darle placer, y de paso dilatarlo.

Ay beni, como me gusta no pares de moverlo, y sigue follándome por delante, asiiii, siiii, me encanta cuña.

Cuando vi que ese dedo ya no dolía y era aceptado con gusto suavemente le metí otro.

Y o no se enteró o le gustó porque siguió suspirando y meneando el culo y la cadera.

Yo seguía metiendo y sacando la polla de su vagina.

Parecía un trépano sacando petróleo por la cantidad de flujo que seguía saliendo de esa increíble cueva.

Cuando ya tuve bien alojados tres dedos consideré que ya era suficiente.

Los saqué y noté un suspiro como de desilusión, rápidamente y antes de que se estreche nuevamente llevé mi lengua a su culo y lo penetré profundamente con ella, lamía sus glúteos y volvía a meterla adentro, sentía como el esfínter se contraía y me la apretaba.

Sigue, sigue, no pares por favor, maaaaaas, mmmaaas, sigue.

No puedo más, por favor meteme tu polla por ahí.

Yo que seguía chupándole el culo, entre lamida y lamida le dije, cómo no era que tenías miedo?.

No hagas caso, por favor no me hagas desear, métemela ya, yaaaa! Bueno, tampoco era cuestión de hacerme rogar más, incorporándome y sacando mi polla excelentemente lubricada de su vagina, la apoyé en su culo y suavemente se la fui enterrando.

Era maravilloso ver como ese anito virgen hasta entonces, absorbía toda la longitud y grosor de mi verga.

AAAAYYYY, me duele mucho, ya basta por favor, quítala un poco, por favor!!! Yo me retiré un poco casi me salgo del todo, cuando ella cerró sus piernas para no dejarme sacarla toda.

No toda no, hasta ahí nomás.

Volví a arremeter suavemente y esta vez aguantó hasta que la tuve hasta la mitad enterrada.

AYYYYY, para, para, y yo comencé a meter y sacar hasta allí, haciéndola gemir y llorar.

Yo sentía como nunca, también era la primera vez que me follaba a una mujer por el culo (mi mujer nunca me dejó hasta ahora) y hasta ese entonces no se me había dado por allí hasta que vi el culito tan tentador de esta nenita, mi cuñadita, Patricia!!!!.

Era algo maravilloso, sentir como su esfínter me apretaba el tronco, me ordeñaba cuando yo entraba y salía, sentir ese calor abrasante cuando estaba adentro, y las contracciones de sus paredes, notar como controlaba su excitación con mi follada, y cuando llevaba mi mano a su vagina, como chorreaba flujo por ella.

Era una mezcla de sensaciones maravillosas que pocas veces había vivido y viviría desde entonces.

En esa nube de placer estaba yo cuando noté que se venía en un nuevo orgasmo, casi convulsando de placer, lo que aproveché para enterrarle mi lanza hasta el fondo pegando mis huevos a su coño empapado y a partir de allí no paré de bombear ese maravilloso camino entre sus deliciosas nalgas hasta que solté uno de las mayores corridas de mi vida, en el momento en que sentí mis huevos bañados con su flujo y las contracciones espasmódicas de su esfínter.

Sentí como la llenaba de leche caliente y ella me dijo, maaaaaas, que maravilla ese líquido tan caliente que me está llenando las entrañas, sigue, sigueeeeeeeee, empujando su cadera hacia atrás para metérsela hasta donde cupiera, y se volvió a correr profiriendo gritos de placer, hasta caer rendida sobre la cama y yo sobre ella.

Luego nos volvimos a duchar y nos vestimos (ya eran las ocho de la tarde y ella debía volver a su casa) sentándonos en el salón a conversar de lo pasado.

Patricita, esto ha sido algo maravilloso, pero no puede repetirse.

Ya, lo tengo claro, me dijo.

Pero no me importa, me has hecho la mujer más feliz del mundo y no me importaría no volver a follar en mi vida.

Creo que tengo sexo para disfrutar en mis recuerdos durante muchos años.

Te quiero , gracias.

Pero déjame algo más, y agachándose entre mis piernas me sacó la verga del short que me había puesto y llevándosela a la boca me pajeó con los labios hasta que me corrí nuevamente, esta vez por supuesto menos abundante.

Me la chupó hasta que estuvo bien limpia y relamiendo sus labios me dijo, quería llevarme tu sabor como otro recuerdo.

Gracias por todo beni.

Eres el mejor cuñado del mundo.

Se fue con los ojos llorosos, y nunca más volvimos a hablar del tema.

Luego ella se casó tuvo dos hijos y sigue siendo una hermosa mujer, que más de uno quisiera follarse.

Continúa la serie