Decidí salir a tomarme unas copas con mi novio Luis.
Nos acompañaba su hermana Paula y su novio.
Pasamos la noche hablando sobre «Gran hermano» y «Operación triunfo» que a los cuatro nos encanta.
Estuvimos tomando bastantes copas hasta que nos pusimos a achucharnos como locos. Cada pareja besándose enloquecidamente y metiéndose mano.
Creo que nos emborrachamos y Luis y Paula nos propusieron ir a la casa de estos a dormir.
Así es que teníais que vernos a los cuatro en dos cama. Yo montada sobre Luis y el otro amigo sobre Paula. Luis y quien esto escribe no podíamos perdernos el espectáculo.
Ver a Paula, la hermana de Luis dejando la cama empapada por sus eyaculaciones. Creímos que se estaba meando. Hasta el pobre chaval que estaba con ella se lo preguntó.
Me quedé dormida por las cervezas y los cubatas.
Me pareció oír entre sueños que Luis decía: «Márchate anda».
Me imaginé que se lo estaba diciendo a su hermana por el espectáculo tan vergonzoso que estaba dando. Imaginaros que veis a vuestra hermana follando y que le está chorreando líquido por todas partes. ¡De verdad parecía un surtidor!.
Me volví a despertar porque me pareció oír unos gemidos.
Vi que el novio de Paula aún seguía ahí. Le estaba masturbando el clítoris. ¡Hala como se corría!. Le salía agua. ¡Y que susto me llevé!.
Al mirar mejor porque sólo había una lámpara encendida descubrí que era Luis, ¡su hermano!, el que le estaba haciendo una paja a su hermana.
Haciendo un incesto, ¡porque vamos no tiene otro nombre!.
Luego ella se puso a chupársela como loca.
Luis le metió dos dedos en su coño. Al rato éste parecía un grifo de todo el agua que salía.
Con la otra mano el cerdo de su hermano le acariciaba el clítoris. Quería ver como su hermana eyaculaba.
El novio de Paula ya no estaba en la habitación. Luis le había dicho que se marchara.
Sabía que no tenía límites. Ninguno de los dos. ¡Como le tocaba el clítoris con el dedo índice y el corazón!.
La otra mano la tenía ocupada. Le había metido dos dedos en su culo.
Al rato la tía esa volvió a eyacular. Lo que salía a veces parecía semen por lo blanco que era.
Luis agarró a su hermana y la penetró por detrás sentándola sobre él. Los dos me miraban.
Sus rostros reflejaban un placer extremo. Sus ojos se les disparaban. ¡Como olía la habitación!. No se daban cuenta.
Me disponía a marcharme. Sobraba.
De pronto Luis me agarró del brazo.
– No te marches por favor- me dijo.
En aquel momento le odiaba. Me estaba engañando. Pero también le necesitaba.
Me la metió por el culo. Le dejé hacer. Su sucia polla que había estado metida en el culo de su hermana ahora se hincaba en mi estrecho agujero.
Comencé a excitarme. Suspiraba. Notaba que me faltaba aire. Me puse muy cardíaca.
Me la sacó. Me sentó sobre él en la cama. Penetrándome por el culo y besándonos en la boca. Ahora era la hermana la que nos miraba. Todo el rato jadeando y empapando la cama.
La sacó de mi culo y me la mostró toda recta esperando que se la chupara. Y es lo que hice. Me la comí entera. Escuchaba como suspiraba Paula al verlo.
– ¡Que par de cerdos sois los dos!- dijo-. Me estás poniendo los cuernos…Luis…Voy a enamorarme de ti.
Vaya comentarios que hacía. A su propio hermano.
Luis me tumbó en la cama y me la volvió a meter por el culo. ¡Que pegajosa la tenía!.
Me tocaba las tetas con sus manos para estimularme y luego se puso a acariciarme el clítoris como lo había hecho con Paula, con sus dos dedos.
¡Qué bien sabía hacerlo!. Pasó una cosa. Que me corrí. Y esta vez eyaculé.
Me paso como a Paula. En ese momento la comprendí. Ese era su secreto. Luis es un amante espléndido.
Esta es mi historia.