Atormentado

Esta es la palabra exacta que define mi historia.

Primero tengo que decir que tengo una novia que se llama Mónica; una chica atractiva, majilla.

Y luego que tengo una hermana llamada Sandra – y con perdón por ser su hermano- que tiene un par de melones por pechos.

He salido sólo con dos chicas.

Con la que estoy ahora y con una anterior llamada Patricia.

El caso (y voy a ser muy sincero) es que siempre me ha obsesionado el que mis parejas no tuviesen ese cuerpazo que tiene mi hermana. Creo que la culpa de este pensamiento obsesivo la han tenido mis padres que me educaron consintiéndomelo todo.

Mi hermana en cambio ha tenido muchas más relaciones que yo, es como he oído alguna vez que se dice, «promiscua».

Desde luego que no me extraña.

Debo decir que mi vida sexual con mi novia es excelente pero siempre he tenido una gran pasión irrefrenable por Sandra.

Lo que voy a contar ocurrió en un momento especialmente delicado.

Es el azar el que te conduce a las situaciones más insospechadas. Mónica me había sido infiel y me lo había contado todo.

Se sentía culpable y quería favorecerme de alguna manera. Y a mi hermana le había abandonado su novio, cosa que le había producido un estado depresivo bastante grande.

Mónica que la aprecia mucho me preguntaba constantemente por ella.

Bueno, pues coincidimos en cierta ocasión los tres solos en casa.

No recuerdo de que estábamos hablando y no se si fue Mónica o Sandra la que sacó el tema de que podíamos bañarnos los tres juntos. He de decir que ambas son muy ingenuas y que no tenían presente el sexo en ese mismo momento.

Nuestra bañera es grande y pueden caber hasta tres personas. Nos desnudamos y nos metimos. Yo disimulaba, haciendo como que no veía los tetones de mi hermana (ya se los había visto otras veces).

Me senté en un borde, llegándome el agua hasta la cintura, mi novia en medio y Sandra en el otro lado. Lo de que se trataba realmente era de lavarnos mutuamente la cabeza; así mi novia enjabonó mi pelo y empezó a restregar.

Luego me echaba el agua encima para aclararme.

Tengo que decir que yo estaba empalmadísimo. No se como ni de que manera me levanté un poco y se me vio. La polla dura.

– Vaya-. Dijo Mónica.- En que momento te ha ido a suceder esto. Si está tu hermana.- Entonces me besó en la boca-. A esto habrá que ponerle remedio.

Entonces mi hermana se levantó y se marcho.

– Os dejo chicos que os divirtáis-nos dijo.

Me puse en cuclillas y enjaboné la cabeza de Mónica.

Me levante con mi polla recta. Se la metió en la boca. Así mientras frotaba su cabeza ella me la chupaba.

Me estaba volviendo loco. Lavándole la cabeza.

Cuando estaba a punto de correrme oímos un teléfono. Mi hermana golpeó con los nudillos en la puerta.

– Es para ti Mónica… llaman de tu casa.

Salió de la bañera, se paso una toalla para secarse, y se la arrolló para no salir desnuda.

Y entró mi hermana.

– Habéis terminado- me dijo.

– Si- le mentí.

Así que se volvió a meter en la bañera. Con sus bamboleantes senos. El agua me llegaba a la cintura y no se me veía el pene tapado por el agua grisácea y jabonosa.

– Lávame el pelo anda- me dijo.

Se acercó a mí, notando su aliento en mi boca. Se lo enjabone y comencé a frotar. Sus pechos estaban frente a mí y me estaba quedando bizco.

Y no pude aguantar más. Me erguí sacando mi larga polla y eche el cuerpo de mi hermana hacia mí. Apretujé mi polla contra uno de sus senos hasta que logre meterla entre los dos.

– ¡Vaya!- me dijo.

Yo suspiré. Estaba muy colorado. Se dio cuenta. Entonces se apretujó los senos aplastando mi polla.

– No pasa nada. Vale. No pasa nada – me decía meneándomela con sus pechos. Hacía esto mientras yo toqueteaba su pezones.

Me corrí llenando su cuerpo de esperma que se enjuago rápidamente con el agua.

– ¡Qué no vuelva a suceder más!- me dijo.

Yo me quedé aliviado.

En ese momento entró mi novia. Terminamos de aclararnos .

– Lo dejamos para otro momento- me dijo Mónica- pensando que todavía estaría deseoso de sexo.

Así sucedió todo.