Capítulo 1
- La puta de Sylvia cumplió objetivos I
- La puta de Sylvia cumplió objetivos II
- La puta de Sylvia cumplió objetivos III – Final
La puta de Sylvia cumplió objetivos I
Me llamo Sylvia. Tengo 36 años, estoy casada desde hace unos cinco años y trabajo en un despacho como comercial.
Soy morena, pelo liso por encima de los hombros, delgada, cara ancha, ojos grandes y oscuros, pechos pequeños pero bien firmes, piernas largas y finas, culito respingón y prieto que suelo lucir en la playa en tanga y en la oficina con minifaldas muy cortitas, ajustadas o de vuelo.
No tenemos hijos ya que el trabajo no nos deja tiempo y mi marido suele llegar muy cansado, en cambio yo, aunque llego cansada también llego caliente y con ganas de jugar con el, pero la mayor parte de las veces tengo que consolarme yo sola haciéndome una paja con un consolador de látex.
En el despacho en que trabajo mi jefa es una zorra exigente, rubia, bajita pero con unos melones bien gordos, tanto que parecen caídos y siempre se pone muy nerviosa cuando estamos a punto de cerrar el año debido a los objetivos de ventas.
En este año la muy guarra nos echo la bronca a todos pero en especial a mi, que me tiene envidia porque al menos mi marido me folla y como soy delgada para no decir que le gustaría tener mi cuerpo me dice que no tengo tetas, que ella tiene tetas como le gustan a los tíos y cosas así, es una guarra la tetorras esa.
El caso es que tenia que conseguir los objetivos como fuera y por eso quede con un nuevo cliente al final de la tarde en mi despacho.
Ya se habían ido todos y estábamos el cliente y yo en mi despacho.
El cliente era un hombre de unos 55 años, ligeramente gordo, muy basto y daba la sensación de estar sucio y maloliente pero que tenia mucho dinero.
Yo llevaba puesta una minifalda muy muy corta, con dos rajas en los muslos por lo que al sentarme en un sofá bajo frente a el o cerraba las piernas o se veía todo el tanga y parte de los pelitos del coño.
Solía ponerme ahí cuando mi jefa venia al despacho ella con su minifalda apretada y enseñando su chocho gordo y yo enseñándole el mío para que se enterara ( si ella decia que tiene mejores tetas que yo, yo tengo mejor coño que ella, no te jode ).
El caso es que no cerré las piernas por lo que el cliente me vio a gusto el chocho o al menos el tanga.
Se me hacia duro porque además no llevaba sostén bajo la blusa que era transparente y se marcaban los pezones – mi jefa me vio llegar así y me miro pensando ¡vaya pinta de puta!, pero que le iba a hacer, no veía otra forma de cumplir objetivos y el premio era un reloj de sport para quien lo lograra.
El cliente, D. Andrés no quitaba ojo, al chocho y a las tetas. Se hacia de rogar el muy cabrón y me dijo, ya preciosa, pero que gano yo por invertir con vosotros en ese proyecto y le dije, pues aparte de participar en ese proyecto ( me acerque y le coloque la mano sobre su pantalón ) podríamos llegar a algún otro entendimiento y le toque la polla que la tenia gorda y dura bajo el pantalón.
Me mitro como si fuera una puta y me dijo: Sylvia, no sabia que fueras tan zorra, pero por tu cara estaba claro ya que tienes la cara de putón mas salido que he visto nunca y a mis amigos ya les he dicho que me atiende Sylvia la putona salida, y ya he visto como me ponías cachondo con tu carita de guarra y tu coñito depilado y como sabes, una zorra como tu si quieres que invierta con vosotros vas a tener que mamarme la polla.
Y claro que quería que invirtiera, así que me lance a mamarle la polla que olía fatal y sabia a pises pero lo primero es lo primero, de mi no se iba a reír la tetorras de mi jefa.
Se la chupe con ganas para que no pusiera luego reparos a la hora de invertir, le chupe los huevos el culo, metiéndole la lengua bien adentro, me tragué su pollona hasta el tope, chupándole el capullo gordo que tenia.
Me quito el tanga y el resto de la ropa de un tirón. Y así en pelotas me la metió en el coño de un empellón, a lo bruto.
Me follaba como si fuera una puta y la verdad es que pensando en que iba a lograr el objetivo, me deje llevar y me puse cachonda. Me puso en la ventana, apretándome las tetas contra el cristal frio para que si hubiera alguien en la calle me vieran siendo follada.
Me llevo al despacho de mi jefa, le senté en su sillón y se la volví a chupar hasta hacer que se corriera de gusto sobre mi cara.
Me hizo tragar su esperma, cosa que a mi marido nunca le había hecho ya que éramos muy remilgados para el sexo, pero me gusto tragarlo.
Se la metí en el pantalón tras darle unas cuantas lamidas mas para limpiársela, le volví a chupar el ojete del culo lleno de mierda y pelos y me dije, bien Sylvia, has sido tan puta que has conseguido que invierta y si quieres mas tengo algunos amigos que les importaría follarse a Sylvia la puta guarrona.
Pero eso es otra historia que ya les contare.