FastLove (Rebeca)
Un viernes de un verano mas, como casi siempre suena el teléfono.
Amigos que llaman para pasar contigo una horas de alcohol y risas.
Aquel año recién empecé mi educación superior y la verdad no me lo tome todo lo serio que debía.
Lo cierto es que aquella noche no me apetecía ir en compañía de nadie, solo necesitaba probar suerte y necesitaba pasearme por lugar de ambiente mas adulto ya que mis amigos siempre acaban recalando en los lugares donde las adolescentes cual animales en celo espera pillar al primero que mínimamente muestre algo de interés.
No digo que aquello no estuviese bien, pero si que llega a ser un poco monótono.
La noche comenzaba bien, el ambiente era relajado, el lugar estaba repleto de chicas muy interesantes y la música t dejaba escuchar.
Ya se sabe, todo aquello que se planea rara vez suele salir bien y ¡como no!, esa regla no iba a romperse en mi caso.
Yo estaba entablando una conversación muy amena con una chica en la barra del bar, muy serenamente charlando y bebiendo, cuando oigo mi nombre.
Era ella…mi prima y su séquito de amigas, no contentas con identificarme mientras se acercaban para darme el beso de rigor iban chillándome no se que cosa, no lo pude oír ya que la vergüenza que me provoco oír mi nombre en toda la sala impedía que prestase atención a otra cosa que no fuera mi sonrojada cara.
Aquellas cinco bellezas se acercaban mi con sus «trajes» o esas cosas que se ponen que las llaman vestidos, pero no es mas que unas benditas para que no digan que van totalmente desnudas.
Mi prima con copa en mano fue presentándome una por una a todas sus amigas. Y yo repondría con cordiales besitos para todas.
Después de una rato de severo interrogatorio, ya sabéis que las chicas y más si van acompañadas de tu prima te preguntan casi todo.
Como digo me sometieron a un severo interrogatorio, el cual creo supere, ya que una de ellas, me arrastro como posesa para echar un dancing.
Seguimos charlando y después de unos cuantos ratos, profundice mas con Rebeca, ya que fue la que mejor me caía, era la más bella y más interés mostraba hacia mi.
La noche ya no era tan joven y me desgañitaba entre la barra del bar y la zona de baile, para de alguna manera sorprender aquella belleza.
Era cuando bailábamos cuando más cariñosa se mostraba. Me acariciaba el pelo y resbalaba su mano por todo mi torso.
Danzaba de una manera muy sugerente, aquello (sus movimientos) más propio del reino animal, me levantaba mucho la moral y veía en aquella chica un fetiche sexual.
No quería meter la pata y romper aquello con un beso, porque al fin y al cabo no era mas que el primo pequeño de su amiga y tal vez mal interpretaba aquello que a mi modo de ver aprecia una galería de artimañas previas a algo mejor, que se suponía vendría a posteriori.
Fue en uno de esos tantos viajes a la zona de baile cuando motivada por una canción muy sensual llevo uno de sus dedos a mis labios apenas me dio tiempo a reaccionar ya que cuando la conciencia me volvía a mi apenas no me dio tiempo a disfrutarla porque me sumergí en los jugos de su boca que alimentaban la sed que todo el calor de la sala, sus movimientos y todo aquello se veía acumulada en mi cuerpo sudoroso.
Suavemente casi sin querer sus labios me abandonaron, justo en ese momento dijo:
– ¿Te apetece acompañarme?
– ¿Dónde me llevaras?
– Ahorra tus fuerzas y deja esa verborrea quieta unos segundos… solo di si…
Eso dije, ¿Qué pensabais que me lo iba a perder? ¡ni de coña!
Pues eso que tras mi tímido si, tomo mi mano y me dirigió a su coche –yo creo que ni siquiera oye mi si, lo dije tan en silencio que supongo solo vería mover mis labios- Por si no lo he dicho soy un tipo bastante tímido y no es lo mío, francamente, tomar la iniciativa con las chicas.
Durante el trayecto solo hablamos de estupideces vamos cosas que carecen d e interés para lo que cuento. Lo único que pregunte fue:
– ¿Dónde me llevas Rebeca?
– ¿Dónde crees…? Dijo en un tono muy pausado -¿Te apetece subir a mi casa?
– No me lo puedo creer (dije yo llevándome las manos a la cara y sonriendo un poco)
La verdad el resto del camino no pude seguir conversando y a ella tampoco le apetecía demasiado.
Entramos en su garaje y desde allí en ascensor asta el octavo piso donde ella vivía.
Me impresiono aquel antro, sus viejos debían de ser ricos porque su apartamento era realmente genial.
Aunque no conseguí explicarme todo aquello…vivía como una reina.
Nada mas entrar me mostró el mini-bar y me invito a que preparase algo.
Ella mientras yo andaba entre aquellas botellas se ausenta unos momentos pero no tardo mucho. Apenas le dio unos sorbos a la copa que le prepare.
La conversación subía de tono y se lanzo con un descaro casi agresivo a mi boca.
Agarro mi camisa y me la saco, no se porque después de verme semidesnudo comenzó a reírse, era algo un poco embarazoso para mí, me decidí y tras dudar un poco libere sus hombros de los finos tirantes del vestido.
Cayo al suelo y….ohm! Madre mía pude contemplar sus lindos pechos, no eran exageradamente grandes ni pequeños tampoco, eran de ese tamaño que yo llamo ¡perfectos!.
Muy bien puestos, la bese ella me cogió de la mano y me indico su cama.
Me invito a abalanzarme sobre ella y comencé a desperdiciar toda mi saliva en aquel espectacular cuerpo, su piel era realmente agradable y olía…mm…(eso si que es indescriptible), pero nunca había olido nada que me hiciera sentirme tan a gusto.
Mi polla pedía paso a toda prisa entre mis pantalones, apenas había lamido una pequeña parte de aquel cuerpazo.
Tras una artimaña de Rebeca de pronto me veo debajo de aquel cuerpo, siendo besado y relamido por aquella bestia sexual.
De pronto noto que mis pezones ya no le motivaban tanto como unos minutos atrás y comienza ha desviar su cabeza e intenciones hacia el sur de mi geografía, noto que sus exploraciones empiezan a rozar el limite de lo que había conocido asta ese momento y le digo:
-¿qué haces?
Vuelve a subir su cabeza a la altura de la mía y poniendo su dedo índice en mis labios en señal de que lo que deseaba en ese momento es que me callase y dijo:
– No te preocupes solo relájate y disfruta…
Yo estaba un poco tenso, porque la verdad no es que fuera un experto en materia sexual…desabrocho el botón de mi pantalón y jaló por ellos asta sacarlos de mis piernas.
Tan pronto recupero su posición empezó a masajeármela con sus manos y su boca asta q metió su mano dentro de mis calzoncillos y la extrajo, en ese momento mi verga sintió un frescor intenso que provocaba la brisa que entraba por la ventana, después de haber soportado una erección dentro de aquel estrecho pantalón, creerme aquello lo recuerdo como la liberación de mi pene, fue una sensación increíble si a eso añadimos los pequeños mordiscos, muy suaves esos si, que Rebeca le hacia a mi polla compensándolos esos si con seductores y exquisitos lametazos a mi polla, sinceramente lo mejor de mi poca vida sexual asta la fecha.
Yo solo atinaba a balbucear o a emitir pequeños murmullos de placer no se cuanto duro aquella mamada pero me pareció cortísima porque me corrí, no la pude avisar así que solo atine a separar su cabeza de mi polla con uno de mis brazos, en aquellos momentos no podía hablar el latido de mi corazón creo que lo podrían haber oído los vecinos entre tanto ella no había soltado mi polla y continuaba moviéndola espasmódicamente mientas mi polla chorreaba, vaya que si chorreaba, me llovía sobre el estomago y parte del pecho.
Tras unos segundo q me tome de re entre en la realidad tome la iniciativa y comencé a lamerla de nuevo tras un breve in-pas de tiempo por sus pecho me adentre poco a poco en su concha que estaba ardiendo…lamí sus piernas eran increíble, aquella niña se tenia que machacar en un gimnasio tenia unos abdominales deliciosos muy bien formados…
Yo nunca había lamido una concha así que supongo no lo haría demasiado bien…aunque Rebeca no dejaba de presionar mi cabeza contra esa parte de su cuerpo.
Al reto me cogió de los pelos y tiro de ellos, coño me hizo mucho daño ¿Qué pasa le dije? Quiero que me la metas, me respondió, como metiéndome prisa, me tumbo de un empujón a su lado y ella se sentó sobre mi polla, la cogió con una se sus manos y atino a meterla en su concha mientas con la otra mano guardaba el equilibrio apoyándola en mi pecho.
Se la clavo toda, al principio iba muy lentamente muy suave y me encantaba pero luego iba acelerando asta que, para mi gusto, se convirtió en frenético.
Me empecé a desquiciar y un breve mareo recorrió mi mente cuando me recupere del mismo q apenas duro unos segundos comencé a azotarla con un movimiento desde abajo hacia arriba muy tímidamente asta que conseguí un ritmo muy aceptable tal y como mi maestra instantes antes me había enseñado.
Hasta tal punto q ella cesó su meneo y se quedo estática recibiendo solo el que yo le proporcionaba.
De nuevo agarre la iniciativa me incorpore y sin dejar de habitar en su interior la coloque debajo de mí. Tuve que volver a insertarla en su interior ya q con el juego de cambiar de posición se escapo.
Ella abrió tanto las piernas que no fueron molestas para que pudiese meterla toda.
Me gustaba aquel movimiento y a juzgar por su expresión, a ella también. Tenia una mano en mi pelo dándome pequeños tiránicos, aunque para ser sinceros era tanto el placer en que estaba sumergido que no podía sentir el de mi pelo y su otra mano concentrada en mi boca..
Como fideos mojándolos en el interior de mi boca sin apenas salsa debido al gran desgaste de jugos que me estaba causando.
Me estaba empezando a venir esa sensación previa a la eyaculación y comencé a suavizar el ritmo a ver si así podría posponerlo durante unos minutos más.
A ella no le gusto en absoluto la idea y gritándome dijo:
¡Sigue! No te pares ¿Qué haces?
Administrar mis recursos –le dije en un tono sarcástico
Ella mostró una sonrisa y me dijo que siguiera asta el final que no me preocupara.
¿Seguro?
Que si coño córrete dentro de mi joder!
Entonces fue en ese momento cuando continúe clavándole mi dotación masculina muy asta el fondo mientras que a veces trataba de que mis penetraciones no fuesen tan profunda pero si con un movimiento muy muy rápido.
Fue la segunda vez que comencé con este corto movimiento (corto pero rápido), cuando note su escalofrío y unos movimientos muy extraños en su vagina, pareció cobrar vida era como un bicho que me la devoraba y fueron esos movimientos los que impidieron que toda mi leche permaneciera aun mas tiempo en mi interior.
Así que ellos ( mis huevos) comenzaron a hacer el trasvase de fluidos de un cuerpo a otro.
Reventé literalmente, creo que nunca me había corrido tan abundantemente, al menos esa sensación me dio.
Caí a su lado como una hoja seca que cae desde la rama más alta de un árbol.
Me hallaba allí sobre aquellas sabanas humedecidas de todo aquello que había ocurrido y ella allí mitad recostada a mi lado mitad recostada sobre mi pecho hurgando en mi boca de nuevo con sus dedos y su lengua, no se si trataba de reanimarme, lo cierto es que en aquel momento no podía mas, me sentía agotado y mi polla yacía medio erecta aun recostada sobre uno de mis muslos, tuve la tentación de asomarme a ver si aun seguía entera, pero no podía ni reclinarme, además tenia aquella pedazo de mujer sobre mi, era enorme sudorosa y llena de saliva y a saber cuantas cosas mas, acariciándome, relajándome, besándome muy dulcemente…
Lo cierto que eso es lo ultimo que recuerdo. Me quede planchado. Habría dormido unas pocas horas.
Solo sé que cuando desperté todo había sido real y allí estaba con un calor tremendo tapado con sus sabanas de seda.
Me incorpore y me acerque a la cocina, de donde provenían unos ruidos de esos electrodomésticos que tanto se usan para preparar desayunos (exprimidores,…). Allí estaba sentada, levanto la mirada y dijo:
– ¡Hola… !
Yo lleve la mano a mi nuca y me rasque la cabeza como avergonzado, se levanto y me dio un nuevo beso, el primero de aquel día. Esa mañana desayunamos juntos y acabamos en la ducha.
Fue todo como un juego erótico. Realmente no sé si di el placer que debía a aquella chica lo cierto es que yo si lo pase realmente bien.
Esperaba que aquel fuese el primero de muchos encuentros con aquella morenaza de cuerpo imparable y escultural.
Pero no fue así, pasaron los día y no tenia contactos con ella, no mostraba interés de ningún tipo y me asolaron las ideas de que aquella niña no lo había pasada nada bien conmigo, lo cual me preocupaba pero no me parecía extraño ya que mi experiencia no era nada basta.
También me dio por pensar que tal vez habría puesto los pies en el suelo y Rebeca habría pensado en lo joven que era yo y eso era lo que en aquellos momentos jugaba en mi contra.
Poco tiempo después alucine al saber que la culpable del distanciamiento que tomo Rebeca para conmigo era mi prima.
Al parecer ese día, en la noche, Rebeca llamó a mi prima al percatarse de que no se quedó con el numero de mi teléfono y mi prima en pequeñas cucharas sacó a Rebeca todo lo que había sucedido la noche anterior entre Rebeca y yo.
Durante varias semanas después, note a mi prima muy ácida conmigo y mi presencia.
No le gusto nada mi relación con el bombón de su amiga, eso esta claro e invito a Rebeca a que se distanciase, todo ello con una sutileza muy femenina y a saber con que métodos persuasivos para que alguien con la independencia y decisión de Rebeca la tomara enserio.
Él echo es que mi prima no facilitó a Rebeca mi numero, de esto me entere meses después, por boca de la dulce Rebeca, al encontrarnos en un famoso comercio de mi ciudad, que aunque portaba novio en mano se moría por besarme.
Aun no lograba entender porque el interés de mi prima en impedir esta relación.
Eso si el tiempo y solo el tiempo es capaz de desenmascarar los más oscuros intereses que para mí había ideado mi prima.