Con hielitos
Hace unos días, en el patio del colegio, se me acercó mi amigo Fernando con cara muy afligida.
Le pregunté cual era su problema y me contestó que hace días que viene con la verga parada y por más que se pajea no puede vaciar sus huevos y le duelen con exageración.
Le pregunté si le podía ayudar pues me entristecía mucho verlo así 😉
Le dije que si quería, podía mamársela hasta que me llenara la boquita de leche para así aliviarlo.
Su respuesta me sorprendió muchísimo.
Me dijo que disfrutaba más viendo que participando pero que si todavía quería, podía ayudarlo realizando una de sus fantasías.
Quería verme masturbarme con cubitos de hielo. Tengo que confesar que la idea me fascinó inmediatamente y de no haber sido por que nos faltaban tres clases, lo habría llevado a mi casa en ese mismo momento.
Por la tarde, al salir del colegio, le dije a mi prima que me sentía un poco mal y que esa tarde no iría al ballet.
Tendría la casa sólo para m_, pues mis padres estaban trabajando y mis hermanos en casa de mi tía.
Nos fuimos mi amigo y yo y cuando llegamos a casa nos dirigimos a la cocina para buscar los hielos y luego a mi cuarto.
Llevé una vasija con hielo a mi cuarto y entorné un poco la puerta, justo para que Fernando pudiera verme por la abertura.
Como me pidió, me desnudé por completo, puse unas toallas encima de la cama y me acosté con las piernas bien abiertas en dirección a la puerta.
Tomé un pedazo de hielo ( la nevera de casa hace hielos de aprox. 5 x 3 cms.) y empecé a pasarlo por mi boca, bajándolo por mi barbilla hasta mi cuello… me hacía cosquillas.
Seguí bajándolo hasta mis teticas. Los pezones se me pusieron duros como el mismo hielo. Los torturé como por 2 minutos.
Tomé otro hielo y me abarqué mis tetas con ambas manos apretándolas con los hielos hasta que se gastaron.
Mi puchita ya era un charco con mi jugos.
Tomé otro hielo y solamente con pensar en lo que iba a hacer ya me estaba estremeciendo…
Con una mano abrí los labios de mi puchita y lo puse en mi rajita.
Cerré las piernas y sentí el frío. Empezó a gastarse de una vez, por lo caliente que estaba.
Sentía el agua correr por todo mi tajo hasta el hoyito de mi culo. Abrí de nuevo las piernas y tomé otro hielo.
Lo pasé por mi clítoris.. mmmmmmm… me revolcaba en mi cama por las sensaciones que sentía.
El agua combinada con mi leche me tenía toda encharcada.
Seguí masajeándome el clítoris por un minuto más… Ya me moría por sentir en mi vagina dos pedazos de hielo.. no me iba a conformar con uno…
Ya a estas alturas ni me acordaba que Fernando me estaba espiando, hasta que sus fuertes gemidos me recordaron su presencia.
Esto hizo que mis jugos salieran mas abundantemente.
El hielo que tenía en la mano se puso del tamaño de uno de mis dedos aproximadamente, lo puse en la puerta de mi vagina y empuje hasta que se metió completo por mi túnel, que rico sentí..
Tomé otro hielo y empecé a metérmelo también.
Me rosaba las paredes de mi vagina, hasta que lo tuve todo dentro.
Tomé otro hielo y empecé a pasármelo por mi culito y esto fue lo que me volvió loca…
Sabía que mi orgasmo estaba cerca y con la otra mano empecé a sobarme el clítoris con mis cuatro dedos, hasta que exploté…
De mi puchita comenzaron a salir borbotones de mi leche ligada con el agua que se empezaba a derretir…
Tuve que esperar mas de 5 minutos a que los espasmos de mi vagina se calmaran y a que mis piernas me pudieran sostener de nuevo…
Me paré de la cama y me dirigí a la puerta, pero Fernando ya no estaba ahí, lo único que encontré fue un gran charco de leche donde mi querido amigo había vaciado sus huevos viéndome realizar su fantasía.