Con el espejo
Como me ordenaste entré al baño con un espejo de mano.
Me desnudé por completo y entré a la bañera.
Puse el espejo en una esquina, apuntando directamente hacia mi coñito.
Tomé la ducha de mano y le ajusté el chorro. Lo dirigí directamente a mi rajita y abrí la pluma.
El agua empezó acariciándome el clítoris, bajé un poco el chorro y empezó a entrarme por la entrada de mi vagina.
El agua estaba fría y mis pezones empezaron a ponerse duros.
Apagué la ducha, no quería hacer nada todavía, eso fue solo un momento para calentarme.
Querías que estuviera bien limpia cuando empezara a meter mis dedos, por lo que empecé por quitarme los pelitos que ya me estaban creciendo.
Regué espuma por toda mi puchita, metiendo de vez en cuando un dedo hasta mi clítoris (después que me calenté con el agua, no quería volver a caer en el enfriamiento).
Tomé el aparatico de afeitar y comencé con mi tarea.
Sentía la navaja rozar mi piel. Con el espejo enfrente tenía una visión clara de mi puchita toda llena de espuma blanca.
Estaba fantaseando con que mi coñito estaba lleno de leche, ya que varios hombres se habían corrido encima de mí.
Cerré los ojos y me imaginé tirada en el suelo y que hombres me rodeaban con sus vergas en la mano bañando mi rajita de leche.
Empecé a temblar, sin querer uno de mis dedos estaba acariciando mi clítoris.
Sin dejar de tocarme abrí la ducha y me quité toda la espuma. Tomé el jabón y me lo restregué para hacer espuma.
Con la mano abierta me lavé mi chochita.
Me puse de pie y me lavé mi culito con mucho jabón.
Ya que estaba en esas no pude evitar y abrí mis piernas, recosté mi hombro de la pared y paré bien mi culito.
Con un dedo bien enjabonado empecé a meterlo por mi culito.
Tu querías que estuviera bien limpia y quería complacerte.
Sentía como ya mi dedito estaba completo adentro.
Movía mis caderas atrás y adelante, tratando de que entrara hasta el nudillo.
MMMMMM que calentón me estaba dando.
Me saqué el dedo y tome la ducha.
Todavía de pie la dirigí a mi ano para enjuagarlo.
Ya con mi puchita y culo bien limpios, me sequé con una toalla y salí de la bañera.
Tomé el espejo y lo puse en la alfombra y me puse a horcajadas encima del espejo.
Con dos dedos me abrí mi conchita y por el espejo veía lo rosadita que es.
Por primera vez me vi mi clítoris, he oído que hay chicas que lo tienen muy grande, hasta de una pulgada, pero el mío es pequeñito.
Una vez que quite las capas de piel, lo pude ver.
Es duro y sensible.
Me lo acaricié con un dedo.
No podía quitar mis ojos del espejo.
Veía mi dedo moviéndose en círculos y veía como mi puchita empezaba a humedecerse.
Dejé mi clítoris por un momento y moví mi dedo hacia la entrada de mi vagina.
Pasé la puntita del dedo alrededor, para lubricarme bien.
Poco a poco vi como mi dedo iba entrando en mi hoyito.
No sé que me gustó más, si sentir mi dedo entrando o ver como mi conchita se comía todo mi dedo.
Fue algo inolvidable.
Parecía tener algo dentro de mí que chupaba mi dedo. Las piernas empezaron a flaquear y me recosté de la pared.
Comencé un entre y saca rítmico.
Me separé de la pared para empezar a acomodar mi culito para ser penetrado.
Me metí el dedo grande en la boca y lo llené de saliva y echando las nalgas para atras, metí mi dedo hasta la mitad por mi culo.
Veía mis dos manos encontrarse.
Estaba gozando como una perra encelo.
Abrí mas las piernas y me metí otro dedo por mi rajita.
No hizo falta tocarme el clítoris para llegar.
En el momento en que vi como mi hoyito se abría para recibir mi otro dedo, me corrí con largos espasmos y estremecimientos.
Creo que tuve dos orgasmos, uno físico y otro mental.
Fue algo increíble.
Aun antes de venirme, solo con verlo todo por el espejo, ya me estaba corriendo, en mi mente…
No sé si me entiendes.
No sabes lo que estas haciendo conmigo, enseñándome estas cosas.
Creo que a partir de ahora, además de masturbarme, voy a poder ver como me masturbo, lo cual me causa igual placer.