La chica de la biblioteca
En un principio eran risas y comentarios fogosos cuando yo les hablaba a mis colegas sobre esa chica, la cual estaba espectacular.
Todo comenzó cuando un día de verano en la biblioteca estábamos mis colegas y yo, cuando de repente ella apareció con un vestido muy corto y muy ceñido que dejaba entrever sus increíbles formas. ¡uhmmm! Me quedé embobado mirándola.
Le dije a uno de mis colegas …»eh, mira quien ha llegado» poniendo una sonrisa pícara y él me respondió «mmmm… la ninfómana» este comentario había sido sugerido de mí tiempo atrás, ya que a mi parecer la chica tenía cara de viciosilla, la verdad sea dicha y me daba un morbazo terrible.
El verano siguió su curso y mis horas de estudio en la biblioteca coincidían gratamente para el recreo de mis ojos, y a veces incluso mi imaginación, con las horas de estudio de ella.
Comenzó el curso y no supe más de ella hasta los exámenes de diciembre, donde tenía que preparar algunas asignaturas que me habían quedado pendientes del año anterior, cuando volví a verla.
A pesar de que estaba con algo más de ropa que la última vez, a mí me resultaba aún más sexy aquella chica.
La verdad es que después de haberla visto de nuevo, eso fue un incentivo más para acudir a la biblioteca para «estudiar»
Los exámenes pasaron y nuevamente perdí la pista de su paradero. Es cierto que yo estudiaba en una biblioteca que no correspondía para nada con los estudios que hacía pero iba allí porque era donde iban mis colegas.
Febrero se acercaba y yo ya ni me acordaba de que allí nuevamente me la encontraría aunque sólo fuera para el deleite de mis ojos.
Estaba allí, tan radiante como siempre con esa carita de viciosa que tanto morbo me daba.
Uno de esos días por la mañana volví a la biblioteca como tantos otras veces y como no… ella estaba allí me coloqué enfrente suyo a dos mesas de diferencia.
Comencé a estudiar y alguna que otra vez levantaba la vista para relajar los ojos.
En una de estas, dejé la mirada perdida y comencé a pensar quien sabe que cosas, cosas que ni ya recuerdo la verdad.
Lo que sí recuerdo es lo que vino después.
Volví en mí y me di cuenta que mi mirada llevaba perdida durante un largo tiempo justamente en los pechos de «mi chica» y más helado me quedé cuando me di cuenta de que ella me estaba mirando con cara furiosa, al menos eso me pareció a mí, bajé la mirada y me empecé a sudar por causa del incidente.
Me sentí muy mal por la pillada, pero más aun siendo inocente ya que no estaba mirando sus pechos a propósito, pero yo imaginaba que ella no lo vería de la misma manera y pensaría que era el típico salido que va a la biblioteca a mirarles las tetas a las chicas.
A rato bajé con un colega a la cafetería y le conté lo sucedido y él comenzó a reírse de mí y era lógico era una situación complicada pero chistosa sobretodo porque yo no lo había hecho adrede.
Subimos de nuevo y evité volverla a mirar para que no hubiese mayores consecuencias.
Por entonces pensaba que si existían pocas posibilidades de llegar a algo con esa chica, después de lo sucedido menos posibilidades tendría pues su imagen de mi sería francamente fúnebre, pensaba yo.
Ya se acercaba la hora de almorzar y muchos aprovechaban para recoger sus cosas y marcharse, sin embargo yo no iba a ir a mi casa ese día hasta llegada la noche y ya comería algo por ahí.
Ella por el contrario si tenía intenciones de irse pero yo no me atrevía a mirarla por miedo a alguna represalia.
Seguí mirando los apuntes intentando concentrarme en mi estudio pero de repente oigo una voz al oído que me dice … «no estudies tanto» y tan pronto como reaccione pude comprobar atónito que se trataba de la misma chica a la que minutos antes la había «ofendido» mirándole los pechos descaradamente, aunque repito que fue sin querer.
Ella me guiño el ojo y se marchó con una amiga.
La verdad que decir que ese fue el día en el que más concentrado estuve en mi estudio sería mentir como cosaco pues para nada fue así.
Estuve toda la tarde analizando lo sucedido y la verdad no sabía interpretar cual podía haber sido el significado de su reacción.
Uno de mis colegas que casualmente había visto el acercamiento de la chica hacia mí, me dijo que lo que quería esa chica era un buen polvo y yo me reía para quitarle hierro al asunto, pero la verdad que eso también me pasó por la cabeza.
A partir de ahí mi relación con la chica fue diferente y ella me lo demostraba con sus sugerentes miradas que me hacían imaginar mil y una cosas.
A pesar de estas perversas miradas que de vez en cuando me echaba y debido a mi timidez sobretodo, no encontraba la manera de entrarle y conocerla de verdad.
El periodo de exámenes iba acabando a la vez que mis esperanzas por conocerla.
Sobretodo cuando llegó el momento de preparar el último y más difícil de mis exámenes.
Tenía que prepararlo a conciencia y tome la decisión de no ir a la biblioteca de siempre, para no verla y evitar desconcentrarme.
Me dispuse a ir a otra biblioteca, pero esta vez iba sin mis amigos para evitar distracciones de cualquier tipo.
La verdad que no se como … pero para mi «desgracia» la vi aparecer a los pocos minutos de haber llegado yo a la biblioteca.
Pensé que cambiando de biblioteca lograría quitarla de mi vista y sobretodo de mis pensamientos pero parecía que me estaba persiguiendo. Sin embargo ahí estaba tan radiante o más que nunca.
Al principio me hice el despistado, pero una de las veces la fui a observar y para mi sorpresa ella ya estaba preparada con su mirada penetrante clavada en mí que me atravesó de arriba abajo dejándome aturdido por unos momentos.
Una leve sonrisa nació de sus labios lo cual me tranquilizó bastante.
Me propuse estudiar y por momentos lo estaba consiguiendo, hasta que las ganas de comer se apoderaron de mí y tuve la necesidad de comer algo para proseguir más tarde con mi estudio. Me dispuse bajar a la cafetería y fui a coger el ascensor cuando sin darme cuenta me vi acompañado dentro del ascensor por «mi chica».
No me lo podía creer, estaba descaradamente persiguiéndome. ¿Pero con qué fin???? Luego me daría cuenta de cual.
Me sonrió y se presentó. «hola que tal?? Me llamo Alicia…y tu??» yo le respondí con mi nombre y seguidamente le pedí disculpas por lo sucedido días antes alegando que no me juzgase mal por ello y ella me respondió «tranquilo no te he juzgado mal, pero ahora calla. No digas nada!!!» y me sorprendió con un beso en los labios que no tardé en responderle.
Nuestras lenguas comenzaron a jugar de tal manera que perdimos el control acariciándonos desenfrenadamente, pero la frenada del ascensor nos hizo reaccionar y nos despegamos. Salimos del ascensor y evidentemente las ganas de comer se me habían quitado.
Mi mente estaba enardecida de deseo por Alicia y su mirada me transmitía lo mismo me agarro de la mano y me dijo que buscáramos algún sitio para estar «a solas».
Yo no me lo podía creer. Estaba con la chica que tanto me había imaginado y no dejaba concentrarme en los exámenes.
Al principio no sabía de ningún sitio donde ir pero me acordé de un viejo despacho cercano a donde nos encontrábamos, el cual estaba abandonado y sería idóneo para evitar que nos interrumpieran.
Le dije que me acompañara y así lo hizo.
Nuestras miradas chocaban constantemente dejando claro que los dos nos estábamos moviendo por el deseo.
Llegamos al despacho y solo encontramos en el una silla, una mesa bastante amplia, un armario , un sillón lleno de polvo.
Aquello estaba un poco lamentable pero a nosotros nos daba igual, sobretodo a ella, que tan pronto cerró la puerta se abalanzó sobre mí dándome un profundo beso que me hizo casi perder el equilibrio.
Los besos y caricias inundaban el eco de la habitación, era delicioso, estaba profundamente excitado.
Ella me desabrochó la camisa mientras yo la cogía por las nalgas, apretándola hacia mí y tocando con su abdomen mi pene, que para entonces ya estaba muy duro.
Le quité suavemente su camisa de asillas dejándola con un sostén muy sensual que me excitó más aún.
Ella quería más y poco a poco sus besos fueron bajando por todo mi cuerpo hasta encontrarse con la hebilla del cinturón, que no supuso ningún problema para ella, que con gran habilidad me quito los pantalones de una vez.
Mi polla estaba apunto de reventar mis bóxer y ella al verlo logró atinar una frase diciendo » uhmmm , tendré que liberar al prisionero» y yo me deje hacer.
Ella bajó los bóxer y tras mirarla unos segundos la cogió y comenzó a masturbarme.
A principio fue suave, pero luego lo hizo con mayor intensidad. Estaba en la gloria más cuando comenzó a darle pequeños besitos y se la metió en la boca.
Lo hacía con una soltura increíble y que me dejaba adivinar que no era ninguna principiante.
Me miraban de vez en cuando y ponía una cara de viciosa en celo que aumentaban mucho más mi grado de excitación y que para entonces ya era mucho.
Ella seguía en lo suyo y yo me recreaba acariciando sus erectos pezones y acariciando su pelo.
Estaba apunto de correrme por lo bien que lo estaba haciendo, pero no quería que aquello acabase sin habérmela follado completamente y la despegué de mí suavemente, y le dije que ahora sería yo quien liberaría a las prisioneras desabrochando el sostén.
Tan pronto como hice esto pude contemplar sus hermosos pechos, y tuve la necesidad de saborearlos.
Comencé a pasar mi lengua por todos los rincones de sus pechos haciendo que ella se excitara aun mas de lo que estaba mientras mi lengua pasaba por su boca, su cuello, sus pechos, mis manos iban bajando hasta sus pantalones, desabrochando los botones y bajando los pantalones.
La agarré por la cintura y la senté en la mesa. Se recostó y mientras subió las rodillas logré quitarle el tanga, dejando completamente desnudo el cuerpo de aquella diosa que me disponía a disfrutar.
Tras contemplarla y admirar su belleza le abrí las piernas comencé a besarlas por la parte interior de los muslos. Su respiración comenzó a agitarse. Tenía un coño perfectamente depilado lo cual me volvía más loco.
Pero quería hacerla rabiar un poquito y seguí besándola esta vez entre el abdomen y el nacimiento de su raja. Ella disfrutaba por mi buen hacer.
Pero creí que ya la había hecho esperar suficiente y me moría de ganas por saborear su coño.
Acerque mi cara oliendo su aroma de mujer y suspirando suavemente entre sus piernas, lo cual aumentó su respiración.
Separé sus labios y mi lengua comenzó a jugar con su clítoris ella gemía y uno de mis dedos mientras tanto se iba introduciendo poquito a poco dentro de ella.
Estaba empapada y tras un rato no tardó en correrse. Yo estaba que me subía por las paredes de la excitación. Apenas sabía su nombre y ya me la estaba tirando.
Era increíble. No pude más y coloque mi polla sobre su entrepierna sin introducirla rozando sus labios y su clítoris.
A ella eso la dejó completamente extasiada y casi me rogó que se la metiera. Lo cual me creaba satisfacción personal, ya que eso me daba a entender que el que mandaba en aquel momento era yo.
Suavemente fui introduciendo mi polla que fácilmente entró en su coño debido a su grado de excitación.
Sus jugos hacían de lubricante y ayudaron de sobremanera a que la penetración fuera todo un éxito. Poco a poco fui aumentando el ritmo.
Apenas podía articular palabras y de mi boca tan solo salían profundos gemidos que se mezclaban son los suyos. La agarré de la cintura y la levante para cambiar de postura. Me puse yo esta vez recostado sobre el escritorio y ella se sentó encima mío.
Comenzó a cabalgar sobre mí como una auténtica vaquera. Dios!!! uhmmmm ¡! Ufffff!! Ahhhh!!!! Era demasiado. Estaba gozando sin lugar a dudas.
Era increíblemente morboso y eso lo hacía aún más excitante. Lo hacía a las mil maravillas. Estuvimos un rato más así y cambiamos de postura un par de veces más, hasta que me volví a recostar y se metió mi polla en la boca haciéndome una mamada de escándalo.
Estaba apunto de correrme y se lo advertí para que se retirara, pero parece que a ella le dio igual e incluso aumentó el ritmo mas y mas y no pude controlarme y acabé dentro de su boca tragándose todo mi semen sin rechistar y limpiando los restos que quedaban en mi pene.
Era toda una Experta. No había duda. Agotados nos quedamos los dos acostados sobre el sillón. Y mientras yo le acariciaba el pelo me dijo que había disfrutado mucho. Yo le respondí con un tierno beso asintiendo que yo también había disfrutado mucho.
Al rato cuando ya estábamos recuperados, ambos nos vestimos y bajamos, con destino a la biblioteca.
Al llegar, ella recogió sus cosas y yo me senté en mi sitio, se acercó a mí y me dio un beso increíble en los labios. Y al oído me dijo» Hasta otra prisionero» y guiñándome el ojo se marchó, desapareciendo en el ascensor.
Lo cierto es que ese día estudié como nunca y aprobé el examen con nota.
Y descubrí que no hay nada mejor que echar un buen polvo antes de estudiar.
No la he vuelto a ver más desde aquel increíble día, pero para mi alegría los exámenes de Junio se acercan…..y quien sabe ….quizás apruebe …….»Y con NOTA»