Hija guarra

Mi hija y yo vivimos solos en un piso en el centro de bilbao.

Mi mujer y yo nos divorciamos hace tres años y ella emigró a la capital por motivos de trabajo.

En un principio Laura y yo no congeniabamos mucho pero poco poco nos fuimos uniendo más a sabiendas de que no podíamos convivir de esa manera.

Tratábamos de entrometernos en la menor medida de lo posible entre nosotros.

Mi hija es una mujercita de esas que cuando salen los fines de semana se prepara bien y viste de forma provocativa. Pues como de costumbre asi salio ese sábado de marcha.

Cuando dieron las 6 de la mañana escuche la puerta de la casa y supuse que era ella.

Me levanté y fui a ojear.

Era ella.

Llevaba una copas de más en el cuerpo y no controlaba muy bien sus movimientos así que en varias ocasiones pude observar que tras esa faldita corta se escondía su almeja.

Nunca puede imaginar que mi hija vistiera falditas sin ponerse bragas.

Cada vez que tenia la ocasión miraba y le decía:

-«Laura hija ten cuidado que se te ve todo eso que tu ya sabes»

A lo que ella respondía:

-«Que papi si te tiene que gustar. Eres un hombre y yo una mujer»

No me lo podía creer mi hija dándome charlas.

Ella se calento mas de lo debido y me dijo:

-«tu tambien estarias muy guapo enseñándomela»

-«por favor laura soy tu padre»

Ella se me acerco lentamente y puso sus dos palmas de las manos en mis piernas. Yo estaba muy acalorado.

De repente sus manos comienzan a bajar el pantalón de mi pijama. Yo ya no podia mas. No se lo impedi ya que sabía que iba a gozar mucho.

De repente ella saco mi polla y la empezo a chupar como una auténtica experta, cosa que me gusto mucho.

Yo estaba tan excitado que comencé a pasar mis manos por sus tetas hasta que ella me cogió una mano y se la llevó a su chocho que estaba muy húmedo.

Allí estaba en el paraíso, y me dijo ella:

-«quiero más papi»

yo lo interprete a mi manera y baje mi cabeza hasta su coño y empecé a lamerle ese chocho hasta la saciedad.

Ella me cogió otra vez la polla y empezó a menearla arriba y abajo hasta que yo no podia mas.

-«Laura quieta que no aguanto mas»

-«Tranquilo papi quiero tener toda tu leche en mi boca»

Así que se la metió de nuevo en la boca y parecía que se la quería tragar, hasta que me corrí dentro de su boca.

Después de esto , exhaustos nos fuimos a dormir cada uno a su habitación y no hablamos de esto hasta la próxima vez que hubo tema.

Así fue el primer contacto con mi hija.