Trabajo universitario

Bien, esto me pasó hace algunos años con unas compañeras de la universidad. En aquel entonces tenía 23 años (actualmente tengo 26) y estaba a la mitad de mi carrera universitaria. En aquella época yo me consideraba bisexual, aunque mis relaciones con hombres se reducían a 2, mientras que con chicas eran algo así como 3 veces más (mi primera vez con una chica fue a los 17), aun no me atrevía (no sé por qué) a considerarme completamente lesbiana.

En ese semestre tuve que tomar una materia muy aburrida donde sólo te mandaban a hacer investigaciones y a escribir largos y aburridísimos informes sobre ellas. No conocía a ninguna de las personas que veían esa materia conmigo ya que mis amistades ya habían tomado ese curso antes. Además como dicho curso sólo tenía 3 horas, 1 solo día a la semana y todos los trabajos que el profesor mandaba eran individuales, pues no había procurado tampoco hacer alguna amistad ahí.

Pero ya casi finalizando el semestre (faltaban más o menos como 3 semanas para terminar), el profesor nos pidió hacer una investigación estadística muy ambiciosa y por eso nos ordenó que nos agrupáramos para hacerlo en equipos de 3 personas. El día en que ocurrió esto yo llegué tarde a clase. Bueno, total que cuando llegué ya todos los grupos estaban formados, pero había 1 que sólo tenía 2 integrantes, así que el profe me metió en él.

Eran dos chicas, Jennifer y Andrea. Yo las conocía de vista y de habernos cruzado un par de palabras alguna vez pero más nada. Inmediatamente fui y las busqué para ponernos de acuerdo de cómo íbamos a hacer el trabajo. Me senté con ellas para terminar de oír la clase y cuando ésta terminó fuimos al cafetín y ahí empezamos a charlar del trabajo y a conocernos un poco ya que prácticamente no nos conocíamos.

Las dos chicas me cayeron súper bien, ambas eran muy chéveres. Al principio sólo hablamos del trabajo, pero luego cuando empezamos a hablar de nosotras y luego de otras cosas, pues rápidamente entré en confianza. Ellas eran muy cálidas y me empezaron a tratar como si nos conociéramos de toda la vida (cosa que me gustó mucho). Antes de despedirnos decidimos citarnos en algún momento de la semana para cuadrar bien qué días íbamos a trabajar.

Desde un principio ambas chicas me gustaron mucho. Las dos eran muy lindas físicamente. Las 3 teníamos la misma edad, y más o menos la misma contextura física. Jennifer era una rubia de cabello liso largo, ojos azules muy claros, medía algo así como 1.72 m., piel blanca pero bronceada (se notaba que iba con frecuencia a la playa), su rostro era muy lindo con unos labios carnosos que provocaba besarlos, y sus medidas eran como 90-60-90. Andrea por su lado tenía el cabello largo y negro azabache lo cual contrastaba con su piel blanca. Detrás de sus anteojos tenía unos hermosos ojazos negros. Su rostro también era muy lindo aunque sus labios no eran tan gruesos como los de Jennifer. Esta niña medía más o menos mi misma altura 1.69 m., y sus medidas eran como 93-60-92. Y pues por mi lado yo tengo el cabello largo castaño oscuro, ojos cafés, piel blanca, mido 1.69 m., mis medidas son 92-60-91, y pues las personas que me conocen dicen que soy muy linda.

Bueno, a mediados de la semana cuando nos volvimos a ver cuadramos en empezar a trabajar el lunes de la semana próxima, cosa que al principio no me gustó mucho, ya que esa semana sería Semana Santa y como durante toda la semana no hay clases, pues yo ya tenía otros planes, pero bueno, como ellas se empeñaron tuve que aceptar. Los padres de Jennifer tenían una casa en la playa así que ella nos propuso el pasar la semana en la playa y pues mientras estuviésemos ahí haríamos el trabajo. Al final las 3 estuvimos de acuerdo y fijamos en irnos para la playa el domingo en la tarde.

Pues así fue, llegó el domingo y yo sin muchos ánimos esperaba a mis dos compañeras que me pasarían buscando. Pensaba en lo aburrido que sería ir con los padres de Jennifer, cuando de pronto las chicas llegaron a mi casa. Me sorprendió ver que sólo estaban ellas dos en la Blazer (Jennifer manejando). Al montarme le pregunté que dónde nos encontraríamos con sus padre, y ella me respondió que sus padres no irían, que estaríamos sólo las 3 en la casa. Al oír eso me animé mucho, ya que así, pues cambiaba mucho el panorama.

Tardamos más o menos 3 horas en llegar a la playa. Por el camino la pasamos muy bien, charlando, riéndonos de nuestros cuentos, oyendo música. Pero cuando llegamos realmente me sorprendí. La casa quedaba en una urbanización privada muy exclusiva a las afueras de un pueblito costero muy conocido en mi país. Y la casa sencillamente era espectacular, inmensa, toda una mansión. Yo no sabía que los padres de Jennifer eran gente tan adinerada, pero en ese momento me enteré.

Cuando llegamos ya era de noche, así que no hicimos mucho. Jennifer me mostró toda la casa (Andrea parecía conocerla muy bien, con seguridad ya habría ido varias veces). Me comentó también que realmente estaríamos muy solas ya que como era Semana Santa su padre siempre le daba permiso de salida al personal de servicio, así que tendríamos que cocinar nosotras mismas, etc. Aunque había 2 cuartos de huéspedes Jennifer nos preguntó si queríamos dormir cada una en uno de los cuartos o si preferiríamos dormir todas juntas en el suyo. Andrea se me adelantó y dijo que mejor todas juntas para que así pudiéramos conversar al acostarnos. Yo acepté.

La habitación de Jennifer era muy grande y linda. Empezamos a acomodar nuestras cosas en el closet y Jennifer nos dijo que luego iríamos a algunos de los otros cuartos para traer dos camas más. Ambas asentimos. Pero como ya teníamos mucha hambre fuimos primero a ver qué cocinábamos para comer.

La velada la pasamos maravillosamente. Cocinamos juntas, comimos y luego seguimos hablando de nosotras, nos contamos muchas cosas. Cada minuto que pasábamos juntas nos llevábamos mejor y yo sentía que me compenetraba más con ellas. Bebimos algunas cervezas mientras hablábamos y así perdimos la noción del tiempo. De pronto miré mi reloj y me di cuenta que eran las 2:00 a.m. Se lo hice saber y decidimos irnos a dormir. Realmente estábamos cansadas. Cuando entramos a la habitación nos recordamos que no habíamos traído las otras camas. Las tres nos miramos y nos dio mucha pereza el ir a buscarlas, así que decidimos dormir las 3 en la cama de Jennifer, total, era una cama matrimonial inmensa y todas cabíamos perfectamente en ella. Yo me metí al baño un momento para cambiarme y ponerme un baby doll muy lindo que me había llevado y cuando salí ya mis 2 amigas estaban en la cama. Me acerqué y cuando me estaba metiendo bajo las sábanas me di cuenta que ambas estaban en ropa interior, pero no le di importancia a eso y me acosté. Aunque seguimos hablando, rápidamente las 3 nos quedamos dormidas.

Esa noche hizo mucho calor. Me desperté empapada en mi sudor. Miré mi reloj, eran las 5:30 a.m. Pensé en darme una ducha y mientras me estiraba miré hacia el otro lado de la cama y no había nadie. Mis amigas no estaban. Eso me extrañó mucho así que me levanté de inmediato y las comencé a buscar. Cuando salí del cuarto oí el ruido de una ducha así que fui directamente al baño. Imaginé que las chicas tendrían tanto calor como yo y decidieron ir a ducharse también. Cuando llegué al baño la puerta no estaba bien cerrada, así que la empujé suavemente y entre sin hacer ruido y lo que vi me paralizó. Andrea y Jennifer se estaban duchando juntas. En realidad no le podía ver sus rostros claramente, pero si se veía la silueta de sus cuerpos a través de las portezuelas semi-transparentes que encierran la ducha. Esa visión me excitó mucho, ambas estaban muy juntas disfrutando del agua que caía sobre sus cuerpos. Podía ver que Jennifer tenía sus mano puestas en las caderas de Andrea, mientras ésta le enjabonaba los senos. Cada vez me excitaba más y más. Andrea pasaba el jabón por todo el cuerpo de su amiga. Cuando le enjabonó la espalda ambas quedaron totalmente abrazadas. De pronto Jennifer puso su cara frente a la de Andrea, y vi lo que pareció un beso. Yo estaba sobrecogida ante aquella visión pero de pronto oí que Andrea le decía a Jenny que mejor se apuraban porque yo me podía despertar. Sentí miedo de que las chicas se dieran cuenta que las estaba espiando así que rápidamente salí del baño y corrí hasta la cama. Me metí bajo las sábanas y me hice la dormida.

Al rato sentí que mis dos amigas llegaban a la cama. De pronto sentí como muy delicadamente Andrea asomaba su rostro sobre mi hombro, seguramente para verificar si aun dormía. Yo cerré mis ojos y traté de parecer lo más dormida posible y creo que sí se lo creyó. Al rato me quedé dormida de verdad.

Cuando me volví a despertar ya eran las 10:00 a.m. Nuevamente mis amiguitas ya no estaban en la cama. Al bajar por las escaleras oí voces en la cocina. Y en efecto ahí estaban las dos chicas haciendo el desayuno. Ambas estaban en short y franelilla y ambas estaban descalzas. Yo bajé aún con mi baby doll puesto.

– Épale loca, al fin te despertaste -me dijo Andrea-, vente que vamos a desayunar.

Todo parecía normal. Ambas me hablaban como si nada hubiera pasado, así que asumí que no se habían dado cuenta. Mientras ellas me hablaban, yo pensaba en lo que había visto, y en lo lindas que ambas se veían. Pensaba en lo mucho que me gustaría tener algo con ellas, pero no sabía cómo reaccionarían. Tal vez eran novias y no les gustaría un trío. Además me caían muy bien como amigas y no pensaba arriesgar eso. Así que pensé que si algo iba a pasar sería mejor que ellas tomaran la iniciativa.

Bien, pues así pasó el lunes, nos pusimos de lleno a hacer el trabajo y eso ocupó todo nuestro día. El trabajo realmente era muy extenso y nos llevó hasta el miércoles terminarlo. Para ese entonces no había vuelto a pasar nada entre mis amigas, al menos nada que yo percibiera. De hecho, ya para ese momento me había hecho a la idea de que ya no iba a pasar nada, así que trataba de conformarme con disfrutar de su compañía y de lo chévere que eran conmigo.

Ya eran como las 5:00 p.m. cuando terminamos el trabajo y las chicas estaban algo cansadas al igual que yo así que fuimos a descansar un rato. Esta vez yo fui la primera que me desperté y ya eran las 11:00 p.m. Cuando miré a mis amigas aún dormían. Andrea que siempre dormía en medio, estaba abrazando por la espalda a Jenny. Me quedé un rato mirándolas, se veían muy hermosas y me provocaba comérmelas a besos. Pensé en despertarlas, así que fui corriendo a la cocina y busqué unas cervezas.

Cuando regresé nuevamente a la cama tomé una de las botellas y se la pasé por la espalda a Andrea. La chica lanzó un gemido muy rico mientras se despertaba estremecida por el frío ya que la botella estaba helada. Jenny también se despertó con el movimiento.

– Arriba niñas -les dije- hay que celebrar que ya terminamos el trabajo.

– ¿Qué pasa…? -decía Jennifer aún medio dormida.

– Pues esta loca que me puso esta cosa en la espalda -decía Andrea mientras se sentaba en la cama.

– Sí vamos, vamos, arriba las dos…

Me bajé de la cama y fui al radio y puse un CD de música movida a todo volumen, luego me monté en la cama de nuevo y empecé bailar al ritmo de la música. Ambas me miraban y se reían. Al empezar la otra canción tomé a Andrea de las manos y la hice pararse para que bailáramos juntas. Las 3 nos reíamos como bobas. Andrea y yo bailábamos muy juntas, de pronto ella me puso sus brazos sobre mis hombros así que yo le puse mis manos sobre sus caderas. Miré a Jenny y ella nos miraba muy pícaramente mientras seguía bebiendo. Al rato se paró y se unió a nosotras. Nos bajamos de la cama pero seguimos bailando y bebiendo las 3 juntas.

Después de un largo rato de bailar estábamos exhaustas y algo mareadas. Yo les propuse que fuéramos a bañarnos en la playa y ambas aceptaron.

Fuimos a buscar nuestros trajes de baño. Las 3 teníamos bikinis. Las dos chicas de desnudaron delante de mí (tal vez por lo alegres que ya estábamos) y yo hice lo mismo. Ambas eran muy hermosas. Jenny tenía sus senos redonditos y paraditos. Sus pezones eran pequeños y rozados. Los senos de Andrea eran un poco más grandes que los de Jenny y sus pezoncitos eran marrones como los míos. Andrea estaba totalmente depilada pero Jenny sí tenía algunos vellitos rubios sobre su monte. Los culos de ambas eran redondos y respingones. No pude evitar mirarlas descaradamente ya sin importarme si se daban cuenta o no. Mi sorpresa vino cuando noté que ellas también me miraban a mí así. Nos terminamos de poner nuestros bikinis, metimos en un bolso 3 toallas y salimos por el patio hacia la playa.

Pese a que era de noche había una cierta claridad ya que la luna se reflejaba en su totalidad en el agua. Jenny y yo instintivamente miramos a los alrededores buscando gente, y para nuestra suerte no se veía a nadie cerca. Ambas llevábamos tomada de las manos a Andrea ya que ella sin lentes no veía mucho. De inmediato las 3 nos metimos al agua tomadas de las manos. Nos adentramos en el agua hasta que nos llegó un poco más arriba del ombligo. Ahí empezamos a jugar a empujarnos y a mojarnos todas. Y en medio de ese jugueteo vino una ola y nos sorprendió. Cuando pude sacar mi cara a la superficie vi que la ola le había quitado la parte superior del bikini a Andrea. Las 3 nos reímos mucho y tratamos de localizarlo pero fue inútil. En un descuido Andrea se me acercó por la espalda y me sacó mi bikini y me dijo que si ella se tenía que bañar desnuda, entonces todas lo haríamos. Yo acepte riéndome y entonces ambas nos fuimos contra Jenny y le quitamos el suyo, sólo que a ella le quitamos el bikini completo. Eso inició un juego de desnudos, ahora contra Andrea, y al final ellas dos vinieron contra mí y me quitaron la parte inferior.

Ya las tres estábamos totalmente desnudas. Seguíamos jugando, empujándonos hasta que de pronto vi como Jenny se fue contra Andrea y la abrazó. Las dos chicas empezaron a acariciarse muy eróticamente. Sus pechos estaban unidos unos contra otros. Andrea acercó sus labios contra los de su amiga y se besaron. Yo las miraba encantada cómo sus labios se deslizaban unos sobre los otros. Abrían las bocas para meterse sus lenguas. Andrea subió sus brazos y rodeó el cuello de Jenny mientras ésta la abrazó por la cintura. Cada vez sus cuerpos se pegaban más y más durante ese beso que no parecía tener fin. Andrea comenzó a subir una de sus piernas y la posaba sobre las nalgas de Jenny como para tratar de subirse en ella pero el movimiento del mar se lo impedía. De pronto una ola fuerte nos golpeó y las separó.

Las chicas me miraron sonriendo maliciosamente. Podía ver la pasión en sus ojos. Se me acercaron, Jenny se puso a mi espalda y Andrea frente a mí.

– Aleja no te asustes, no nos tengas miedo, verás que lo vamos a pasar muy bien -me dijo Andrea mientras me miraba fijamente con sus ojazos negros-.

Claro, ellas no sabían que a mí también me gustaban, y pues se me ocurrió que les seguiría el juego haciéndome la inocente.

– ¿Qué me van a hacer? -les pregunté- .

– Te vamos a hacer feliz -me susurró Jenny al oído mientras me empezaba a morder la oreja-.

Andrea acercó su rostro al mío y después de un instante unió sus labios a los míos. Fue rico sentir la humedad y el calor de sus labios. Se resbalaban por los míos y a su vez me los apretaba. Sentía como el calor de su boca poco a poco iba entrando a la mía, mientras sentía como la lengua de Jenny se metía en mi oreja. Jenny se apretó a mi espalda y Andrea a mi pecho. Éstas loquitas estaban haciendo un sándwich conmigo. Sentía cómo la cosita de Jenny me empujaba fuerte por mi culito mientras los pezones de Andrea se clavaban sobre los míos. Los besos de Andrea me tenían extasiada y mucho más cuando empecé a sentir que su lengua se abría paso dentro de mi boca. Mi lengua la recibió gustosa y comenzaron a jugar. Mientras ya la boca de Jenny estaba en mi cuello lamiéndome y chupando e incluso mordiéndome como una vampira. Uuuufff, yo estaba ya totalmente entregada, nunca había estado en una situación así y mucho menos con dos mujeres a vez. No sabía qué hacer, sólo quería dejar que esas dos dulzuras me comieran viva.

Yo subí mis brazos al cuello de Andrea y ésta bajó sus manos primero a mis caderas y luego se fue resbalando hacia mis nalgas. Ahí se encontraron con las de Jenny que hacía rato ya me estaba metiendo unos deditos entre las nalgas para acariciarme mi huequito trasero. Ambas parecieron ponerse de acuerdo y de pronto las manos de Jenny se pusieron debajo de mis nalgas y las de Andrea detrás de mis muslos. Juntas empezaron a subirme. Entendí lo que querían hacer así que se los facilité. Subí rápidamente mis piernas a las caderas de Andrea y la abracé con ellas. Ambas seguíamos besándonos como locas mientras yo rodeando su cuello con mis brazos enredaba mis dedos en su cabello. Jenny comenzó a lamerme la parte superior de la espalda mientras me arañaba suavemente las nalgas.

En esa situación duramos unos cuantos minutos. Yo metía mi lengua casi hasta la garganta de Andrea mientras ella derramaba dentro de mi boca su saliva la cual yo bebía gustosa, y Jenny me chupaba y mordía la espalda el cuello y mi nuca.

Después de rato separamos nuestras bocas un poco para poder respirar. Ambas estábamos aceleradísimas. Mientras nos separábamos yo le mordí con malicia el labio inferior. Ella arremetió contra mi cuello y empezó a mordérmelo. Sentí cómo uno de los dedos de Jenny comenzaba a entrarme por el ano, eso hizo que arqueara un poco la espalda hacia atrás. Andrea de mi cuello siguió bajando hasta mis senos. Comenzó primero a lamérmelos y besarlos muy dulcemente, luego posó sus labios sobre uno de mis pezones y me empezó a chupar. Ella abría toda la boca para tratar de meterse toda mi teta en la boca, era divino sentir aquello. Sus dientes me mordían y yo apretaba más mis piernas a sus caderas. Jenny me tomó el cabello jalando mi cabeza lo más atrás posible. Acercó su rostro al mío y me besó. Esos labios gruesos y húmedos me fascinaron, estaban calientes. Rápidamente me metió su lengua en la boca. Me tenía al borde. Sus besos eran muy intensos, me metía la lengua por todos lados como si quisiera explorarme, sentí cómo me lamía el paladar, los dientes y en general toda mi boca. Sentía que quería metérmela más, así que abrí mi boca lo más que pude. Prácticamente tenía la boca de Jenny dentro de la mía. Yo gemía como loca, pero mis gritos se ahogaban en la boca de mi amiga. Nuestras salivas se ligaron, inclusive con la de Andrea que aun corría en mi boca.

Yo estaba en el cielo, ambas chicas me tenían a más de 1000, no sabía cuánto más podría soportar esa situación. Tenía mi cuquita súper caliente, pero de pronto sin darnos cuenta nos llegó una ola grandísima que nos cubrió y nos revolcó a las 3.

Al recuperarnos del sacudón Jenny sugirió que regresáramos a la orilla y ambas la seguimos. Salimos las 3 desnudas del agua sin percatarnos que durante nuestra ardiente sacudida en el agua habíamos botado los bikinis. Sacamos las toallas del bolso y las extendimos en la arena. Las 3 nos echamos muy juntitas conmigo en el medio. No me dejaron ni respirar. Jenny comenzó a lamerme los senos y Andrea metió su cara entre mis piernas. Comencé a gemir nuevamente al sentir a Andrea lamerme el clítoris. Fue alucinante sentir cómo me lo chupaba. Con sus dedos me separaba mis labios. Su lengua se desplazaba por mi rajita y sentía cómo entraba y salía de mi. Comenzó a darme apasionados besos en mi cuquita. Besaba mis labios vaginales como si fuera mi boca y mis labios le respondían. Cada vez que metía su lengua en mi cueva, comenzaba a hacer movimientos circulares con ella dentro de mí. Eso era algo que no podía soportar, estaba toda húmeda y sentía que el orgasmo estaba muy cerca. Jenny por su parte me chupaba y chupaba mis tetas alternativamente. Me las mamaba muy fuerte como si quisiera hacer brotar leche de ellas. Las dos estaban dándome demasiado placer, yo ya no podía controlar mi cuerpo y sin parar de gemir recibí aquel orgasmo que me hizo convulsionar. Sentí cómo un río de flujos emanaba desde mis entrañas bañando toda la cara de Andrea. Ella con su boca abierta trató de beber lo más que pudo. Mi cuerpo siguió estremeciéndose durante varios segundos y las chicas aun así no se separaban de mí. Cuando el orgasmo fue desapareciendo todo mi cuerpo se aflojó y mis piernas y brazos cayeron débilmente sobre la arena.

En ese momento ambas separaron sus bocas de mi cuerpo y me miraron con lujuria.

– Te dije que te haríamos feliz, amor, pero aún falta -me dijo Jenny mientras me acariciaba con su mano la mejilla.

– Chicas por fa, déjenme descansar un poco, no puedo más -les dije casi sin aliento.

Pero las muy puticas no me hicieron caso y entre las dos me tomaron por las piernas y me obligaron a ponerme boca abajo. Una vez así comenzaron a lamerme todo el cuerpo. Sentía esas dos lenguas desplazarse por mi espalda de arriba hacia abajo. Sus labios me besaban cada centímetro de mi piel. Cuando llegaron a mis nalgas ambas se separaron. Sentí como cada una lamía uno de mis cachetotes traseros. Después de muchos besos en mi cola, ambas siguieron por mis muslos. Era divino sentirlas recorriendo mis piernas, inclusive llegaron a mis pies y los empezaron a lamer. Se metieron mis dedos en sus bocas, me los chupaban, se sentía riquísimo y súper relajante cuando me metían la lengua entre mis deditos. Uuuufff, ya me habían vuelto a calentar. Lentamente se fueron regresando por donde habían venido hasta volver a llegar a mi colita. No dejaron ni un solo centímetro de mi piel sin besar. Yo tenía las piernas separadas y comencé a sentir cómo una lengua se metía entre mis nalgas. Con las manos me las separaban, fácilmente llegaron a mi culito. Sentía cómo una boca ardiente me besaba mi huequito. Me estremecí toda al sentir ese beso y nuevamente empecé a gemir. Luego las dos lenguas se peleaban por lamerme el culito y éste comenzó a ceder. Se iba abriendo con cada lamida un poquito más, hasta que repentinamente sentí cómo una lengua empezaba a penetrarme. Eso fue lo máximo. Instintivamente levanté mi colita y un profundo gemido salió desde mi garganta. Andrea me ayudó a poner en 4 patas, por lo que descubrí que la lengua ardiente dentro de mí era de Jenny.

Andrea se metió por debajo de mí y comenzó a lamerme nuevamente mi rajita. Un mar de sensaciones estremecían mi cuerpo. Nuevamente las chicas me tenían al borde del orgasmo y esta vez presentía que iba a ser más fuerte. Sentía cómo esas dos lenguas se habrían paso dentro de mí. Me sentía totalmente poseída por ellas. Ya no podía pensar con claridad, estaba como drogada por el placer, comencé a decirles incongruencias que se me escapaban entre gemido y gemido. Les decía que las amaba, que quería ser de ellas para siempre, que deseaba quedar embarazada de ellas esa noche y darles un hijo, y otras cosas así.

Mis palabras deben haberlas excitado mucho porque al decírselas me embistieron con más velocidad, Jenny tenía toda su lengua dentro de mi ano al igual que Andrea en mi vagina. Sentí cómo ambas chicas empujaban mis paredes internas como para tratar de tocar sus lenguas dentro de mí. Eso fue demasiado para mí y me vine casi instantáneamente. Sentí cómo me corría por ambos lados a la vez y las chicas chupaban todo lo que salía de mí. Yo no paraba de gemir como loca, el orgasmo fue tremendo. Poco a poco fui perdiendo las fuerzas hasta caer casi inconsciente sobre Andrea.

Andrea salió debajo de mí ayudada por Jenny ya que yo prácticamente no me podía mover. Oía cómo se besaban y gemían detrás mío pero yo no tenía fuerza para voltear. Al rato pude darme vuelta y las vi a mis pies. Se estaban haciendo un 69 de película. Estaban acostadas de lado y ambas se abrazaban con los brazos y las piernas. Me volví a excitar con sólo verlas. Con sus bocas se devoraban la conchita de la otra. Lo hacían con una pasión y locura que me hechizó. Unos segundos después comenzaron a convulsionar ambas. Se corrieron casi al mismo tiempo. Cuando se separaron ambas me sonrieron al ver cómo las miraba.

– Uds. sí que son un par de puticas, ¿por qué no me esperaron? -les dije mientras me acariciaba mi rajita.

– Pero amor, sólo queríamos dejar que te recuperaras un poco antes de seguir, -me dijo Andrea mientras se reía- vente para que sigamos todas -y se abrió de piernas para mostrarme su cuevita.

Yo entendí en seguida lo que quería y me fui hacia ella. Comencé a acariciarle y besarle las piernas y rápidamente llegué a su cueva. Jenny se acomodo detrás de mí y buscó con su cara mi rajita. Nos acomodamos en forma de triángulo y Andrea por su parte buscó la conchita de Jenny. Ahí comenzamos las 3 a chuparnos al mismo tiempo. Era genial. Mientras nos lamíamos como locas, casi al unísonos comenzamos a meternos dedos en los culos. Estábamos como en una cadena y todas podíamos sentir los espasmos de las otras dos. Yo metí toda mi lengua en la concha de Andrea y le daba con dos dedos por el culo. Ella movía su caderas y chillaba muy duro. Yo seguía dándole más y más hasta que le metí un tercer dedo. Sus caderas se estremecían cada vez más. Mientras Jenny a mí me daba con todo. Me metía y me sacaba los dedos de mi culo con mucha facilidad y una vez a dentro me los movía circularmente. Toda su lengua estaba dentro de mi vagina y sentía cómo me chupaba muy fuerte. Al rato cambió sus dedos y me los metió en mi concha y su lengua la metió en mi culo. Fue riquísimo sentir cómo su lengua empapada con mis flujos se deslizaba totalmente dentro de mi ano. Yo hice lo mismo con Andrea. Metí mi lengua en su culo y la empujé lo más adentro que pude mientras le metía 4 dedos en la rajita. Creo que todas nos hacíamos lo mismo y era divino, algo sublime. Cada una reaccionaba instintivamente a lo que la otra le hacía. Y en ese momento comenzaron a llegar los orgasmos. Fue algo casi instantáneo para las tres. Todas nos estremecíamos y nos revolcándonos como locas, parecía que el orgasmo de una se le pasaba a la otra, fue increíble. Así duramos largo rato cada una recibiendo en su boca los flujos de la otra.

Cuando nos fuimos separando lentamente yo realmente no podía más, estaba exhausta. Tenía todo el cuerpo adolorido y mi conchita y mi culo los tenía hinchados al igual que mi senos. Sin embargo mis amigas comenzaron nuevamente a besarse y acariciarse. Cuando me percaté que empezaban otra vez les pedí que por favor nos fuéramos ya para la casa, que estaba muy cansada y no podía más, pero ellas no me hicieron caso. -Ya verás como hacemos que te regresen las fuerzas- me dijo Jenny cuando comenzó a chuparle los senos a Andrea. Pensé que debía hacer algo, o si no estas ninfómanas me iba a matar esa noche en la playa (aunque hubiese sido una manera muy sabrosa de morir). Se me ocurrió hacerles algo para dejarlas tan cansadas como estaba yo.

Ambas estaban echadas de lado, Jenny mamándole los senos a Andrea. Yo me les fui por debajo y les hice separar las piernas. Comencé a acariciarles a ambas sus conchitas. Rápidamente se volvieron a excitar y para mi sorpresa yo también. Les lamí alternativamente las rajitas primero a Jenny y luego a Andrea mientras ellas seguían chupándose y besándose. Empecé entonces a meterles dos dedos a cada una en sus rajitas. Ellas movían sus caderas rítmicamente. Fue muy fácil metérselos así que seguí con uno más y luego con otro, hasta que logré meterles las manos completas. Ellas se abrieron todo lo que podían. Yo comencé a bombearlas, sacaba y metía mis manos. Eso las puso a mil. Ambas gemían muy fuerte y se movían al ritmo de mis manos. Ya no se acariciaban, sólo se apretaban entre ellas sintiendo lo que yo les estaba haciendo. Comencé entonces a hacer las embestidas un poco más bruscas y a moverle mis puños dentro de sus vaginas. Eso las tenía como locas y ya no gemían sino que gritaban como perras. Yo movía mis manos por todo el interior de sus conchas e incluso traté de empujárselas más adentro. Eso a mí también me tenía muy excitada. Sus gritos me ponían a mil. Tenía mis manos tan adentro de ellas que hubiese podido tocar sus úteros si hubiese querido.

Aquella situación era alucinante. Yo las tenía totalmente en mi poder. Ellas no se podían zafar de mí. Para hacerlas sentir más, comencé a abrir mis puños dentro de ellas. Las dos gritaban sin parar. Me pedían que por favor parara que las estaba reventando. Yo no les hice caso y poco a poco traté de sacarles las manos aún con los puños abiertos. Ellas gritaban cada vez más e instintivamente comenzaron a pujar al sentir que algo tan grande les salía por sus vaginas. En ese instante se corrieron muy violentamente. Sus músculos vaginales se contrajeron. Realmente parecía que estuvieran en trabajo de parto, así que para no hacerlas sufrir más comencé a sacarles mis manos con mucho cuidado. Sin embargo ambas ya habían sobrepasado su limites y sin poder contenerse se orinaron. Para ese momento yo estaba súper excitada y el ver que se orinaban por lo que les estaba haciendo me produjo un orgasmo tremendo.

Al terminar de sacar mis manos ellas sintieron un gran alivio y se terminaron de chorrear todas. Yo las mire fijamente y comencé a lamerme mis manos que estaban totalmente empapada de su flujos y de algo de sus orines. Ellas aún sollozando comenzaron a reír entrecortadamente mientras sus ojos se llenaban de lagrimas. Yo me puse sobre ellas y las besé muy profundamente a ambas en la boca y les lamí las lagrimas que corrían por sus rostros. Luego me recosté entre ellas mientras todas descansábamos totalmente exhaustas.

– Coño Aleja, eso fue tremendo, no puedo creer que nos hayas cogido así. Yo creí que me iba a morir. -dijo Andrea.

– Es que pensé que si no las hacía acabar en grande, no nos íbamos a ir nunca -les dije riendo.

– ¿En grande…?, ja, vaya que si lo fue amor -decía Jenny- si prácticamente nos hiciste dar a luz. Al final fuimos nosotras las que terminamos dándote hijos.

Las tres nos reímos mucho y seguimos hablando y diciéndonos cosas muy lindas un rato más mientras descansábamos.

Al ponernos de pie cada una tomó una toalla para cubrir un poco nuestra desnudez y rápidamente caminamos hasta la casa. Una vez ahí nos duchamos las 3 juntas. Fue muy dulce, las 3 nos acariciábamos muy tiernamente mientras limpiábamos nuestros cuerpos. Aquello fue muy rico, nos besamos mucho a la vez que frotábamos nuestros cuerpos una contra las otras. Volvimos a hacer el amor ahí aunque esta vez fue un poco más calmado, más tierno. Ya no había el frenesí de hacía rato, pero aún seguía la pasión dentro de nosotras. Yo por mi parte besé y lamí hasta el ultimo de los rincones de cada uno de sus cuerpos. Lo hice pausadamente para disfrutar al máximo del sabor de la piel de cada una, sus senos, caderas, piernas, pies, brazos, abdomen, es decir todo sus cuerpos.

Y ellas, pues bueno, nuevamente hicieron conmigo lo que les dio la gana, literalmente me hicieron volar al cielo dentro de esa ducha.

Ya casi eran las 5:00 a.m. cuando nos fuimos a dormir. Nos acostamos desnudas y rápidamente nos quedamos dormidas las 3 abrazadas. Dormimos casi todo el día siguiente. Aquella cama era todo un enredo de piernas, brazos y cabellos. Sólo nos levantamos para comer y de vez en cuando para ir al baño.

El resto de la semana la pasamos así, las tres juntas amándonos como locas. Cualquier rincón de la casa era buen lugar para hacerlo. Hicimos el amor no sé cuántas veces, y de formas que yo sólo lo había soñado en mis fantasías.

Lamentablemente llegó el domingo y tuvimos que volver a la ciudad. En el camino de regreso Jenny me comentó que su padre le había regalado un departamento y que las dos iban a comenzar a vivir juntas. Pero dado todo lo que había sucedido en la semana, ambas habían pensado en pedirme que me fuera a vivir con ellas. La oferta era muy tentadora así que les pedí tiempo para pensarlo. Finalmente unas semanas después les dije que no. Tal vez los tríos sean muy ricos en lo que a sexo se refiere, pero en relaciones amorosas no. Siempre he pensado en el amor como algo de pareja, por lo que un tercero siempre saldrá sobrando. Y aunque las dos me gustaban mucho, no quería ser yo precisamente la que enturbiara el amor que se sentían.

Sin embargo, después de esa semana sí volvimos a tener otros encuentros, aunque cada vez se hicieron más esporádicos. Siempre estuvimos las 3 juntas en nuestras relaciones, a excepción de una ocasión. Unas semanas antes de la graduación, Jenny se fue de viaje con su familia y Andrea me invitó a salir ese viernes. Pues bien, el viernes se convirtió en todo el fin de semana…, pero bueno, esa ya es otra historia.