Mujer necesitada de sexo cuenta sus métodos de autosatisfacción

Hola a todos, mi nombre es Mercedes y tengo una tienda pequeñita en un pueblo muy bonito.

Estoy casada con un hombre sumamente pasivo en la cama con el que he tenido dos hijas feísimas y con el que ya no hago el amor.

Comencé con lo que denomino «Mi autoconsolación genuina» hace más o menos veinte años, después del nacimiento de mi última hija.

Mi hombre dejó de satisfacerme y yo cada vez estaba más caliente y necesitaba esos orgasmazos que me llenan de vitalidad.

Fíjense que de pronto estoy cortando la carne y chismorreando con alguna vieja y de repente ¡zás! Me tengo que meter en la trastienda para tocarme.

– Un momento señora, voy a buscar unas cosas más ahí detrás!! –estoy harta de repetir esa frase.

Una vez me masturbé detrás del mostrador, me saqué las bragas discretamente y con la mano izquierda empecé a masturbarme, ese día había mucha gente en la tienda esperando para comprar pero yo erre que erre con la manita, al rato la saqué de mi vagina chorreante que desprendía un olor muy fuerte y de tan perceptible que era ese perfume de sexo tuve que ir a lavarme al mano a la trastienda.

– Un momento por favor, voy a buscar unas cosas a la trastienda!- dije mi frase de siempre.

Recuerdo haber vendido más de veinte zanahoria y calabacines usados anteriormente para mi satisfacción personal, yo les cuento como lo hago, atiendan bien, cojo el pepino o cualquier cosa parecida en forma, tamaño y dureza, me saco las braguitas y empiezo a metérmelo suavemente por mi hoyito, hasta que queda casi todo dentro, después lo sacó y lo vuelvo a dejar con los demás productos en venta

Siempre me ha preocupado mucho el dinero, así que no estoy para tirar la comida.

Otra de mis practicas habituales consiste en desnudarme por completo cuando todos están durmiendo y frotar mi cuerpo contra el suelo chillando como una posesa.

Necesito mucho el sexo saben? Mi vagina necesita chorrear constantemente, necesito alguien que me folle de una puta vez porque mi marido ni me toca, ni siquiera se si se toca él.

He ido algunas veces a la tienda del placer de Ramón , me encanta la sección adivina quién te pajea, pero no tengo suficientes fondos como para ir tantas veces como mi chocho requiere.

Y pensar que mi madre, que tiene una joroba más alta que su cabeza está harta de follar con Isidro, el que tiene la casa de las plantas colgantes, me pongo enferma.

Figúrense que estoy pensando en pedirle a Nati que me preste a uno de sus perros para que me lame el coño.

Pero por el momento sigo con mi autoconsolación esperando a alguien que tenga un par de huevos para follarme todas las veces al día que lo necesite.