Vaya con mi vecinita

Yo ya había tenido muchas fantasías, en mis veinte años en la casa y tengo 35, con mi vecina de enfrente que siempre habían acabado igual, con una maravillosa y furiosa paja o dos.

Una de mis actividades preferidas era la de espiarla por la mañana cuando recogía la ropa del tendedero que esta enfrente de mi cuarto, pues aunque se había jubilado hacia poco por larga enfermedad según me contó le seguía gustando mucho madrugar, entonces yo aprovechaba los días de fiesta y me ponía en frente de mi ventana semiabierta para que ella pudiese verme y allí desnudo empezaba a masturbarme.

Pues bien una mañana en la que tenia que ir a un recado me levante más temprano de lo habitual y me fui a duchar cuando ya estaba desnudo y a punto de meterme en la ducha me di cuenta que aun no había encendido el calentador y como era muy temprano y no se oía nadie en la casa , mi madre aun dormía, me dirigí al balcón del patio donde estaba el calentador y cual fue mi sorpresa al ver que ella estaba allí, me miro y siguió tendiendo como si nada entonces yo que estaba excitadísimo agarre mi pene que presentaba, como era de esperar, un desafiante tamaño que hasta mi me sorprendió y me puse a masturbarme delante de ella con un ritmo furioso y cuando por fin un chorro de leche saltó de mi pene indicando que había alcanzado mi orgasmo pude distinguir en la cara de mi vecina una sonrisa de complicidad tras lo cual se metió en su casa, yo me quede allí como un tonto encendí mi calentador y me fui a la ducha aunque tengo que reconocer que una vez allí y recordando lo que había sucedido o más bien lo que yo pensaba que iba a suceder, me la imaginaba allí tendida en su sofá y masturbándose con un gran consolador negro que se había comprado para calmar sus largas noches de soltería o como había dicho mi madre de lesbianismo., me tuve que hacer una hermosa paja esta vez con más tranquilidad.

Ya de regreso de mi recado me cruce con mi vecina en el vestíbulo del edificio, venia de comprar y llevaba dos enormes y pesada bolsas, me llamo y me dio un besito mientras me susurro:

– Que bien te lo has pasado esta mañana conmigo ¡pillin¡ Me debes un favor, así que ayúdame a llevar a mi casa estas bolsas, el ascensor no funcionan y las dichosas pesan lo suyo.

Yo accedí con gusto, además me excitaba tanto poder estar a solas con ella en su casa después de lo que había pasado aquella mañana.

Nada mas entrar en su cocina me dijo:

– Bueno relájate y bájate los pantalones y el calzoncillo, que te voy a hacer una mamada de aupa pues desde lo de esta mañana no tengo nada más en la mente que tener tu cola en mi boca y poder tragarme toda esa lechecita que desperdiciaste esta mañana.

Y sin remilgos se arrodillo y como yo tardaba en reaccionar me bajo pantalones y slip con lo que dejo al descubierto mi verga que estaba a ya morcillona y tras unos breves chupeteos no tardo nada en ponerse bien dura y tiesa.

Entonces dio comienzo su vaivén bucal con los labios bien apretados como si no quisiera que se escapara aquella estupenda golosina, por desgracia aquello no duro mucho porque al poco de empezar con aquel juego maravilloso sentí como de mi pene salía un chorro de leche que mi vecina no dudo en tragárselo, como luego pude comprobar.

Después retiro mi pene ya algo flácido pero rojo y con un poco de leche goteando de su punta, de su boca.

Me subió ls pantalones y se puso de pie, diciéndome:

– Bueno cariño, espero que lo hayas pasado tan bien como yo, y si es así no dudes en volver a la casa de tu vecinita.

Ahora ya puedes marcharte a tu casa y me dio un beso mientras me acompañaba a la puerta.

Bueno así acabo mi primera aventura con mi vecina, y os puedo asegurar que no fue la ultima por suerte para mi y espero que para ella tan bien.