La esposa del cliente de mi amigo
El relato que les contaré, sucedió cuando un amigo de aventuras me invitó a una reunión que se realizaría en la casa de un cliente.
Comenzaré esta historia diciendo que tengo 35 años de edad, y me encuentro actualmente divorciado.
Debido a que en la actualidad tengo mucho tiempo libre, me dedico a correr en las mañanas y juego futbito con mis amigos tres veces por semana.
Los problemas que originaron la separación de mi mujer no vienen al caso, así que los pasaré por alto.
Un día viernes cuando me disponía a salir de mi trabajo, recibí la llamada de un amigo mío con el cual salíamos muy seguido cuando éramos mas jóvenes.
Charlamos un rato y me comentó que tenía una reunión mas tarde, y había pensado en invitarme para no ir solo. Acepté y quedé en pasar por él a las 8 de la noche e irnos a la reunión.
Llegué a su casa puntualmente y tomamos rumbo hacia la dirección que me dio.
En el camino le pregunté que clase de reunión era, y me dijo que debía visitar a un cliente con el que estaba haciendo negocios.
Me dijo también que este hombre ya era un poco mayor, pero que tenía una esposa joven y atractiva. Mencionó que quería que la conociera ya que sabía que a mí me gustaban las mujeres así, y de paso me podría distraer un poco.
Llegamos a una casa grande y al tocar la puerta nos salió a recibir un hombre de aproximadamente 55 años.
Mi amigo me lo presentó y nos invitó a pasar muy amablemente.
Cuando nos sentamos en la sala llamó a su mujer para presentárnoslas, y debo decir que mi amigo se quedó corto en su explicación sobre ella.
Era una mujer de 30 años, y tenía puesto un vestido corto de vuelo. Sus piernas eran torneadas y rellenitas como a mí me gustan.
Tenía en ese momento puestas unas medias de nylon que resaltaban la belleza de sus piernas.
El vestido no podía ocultar el par de senos que se manejaba, y tenía una cara que era una mezcla de inocencia y sensualidad.
Durante la reunión bebíamos licor, mientras mi amigo se enfrascaba en una conversación con su cliente de la que yo no entendía nada.
Además de eso yo aprovechaba para admirar a la mujer del cliente de mi amigo a mi antojo.
Pude notar que el marido de esta maravillosa mujer vivía para los negocios, y casi no le prestaba atención. Yo pensaba que en vez de perder el tiempo conversando, lo aprovecharía haciéndole el amor a esta belleza.
De rato en rato ella se paraba de su asiento para poner música, y al inclinarse hacía el equipo de sonido, la parte trasera de su vestido se levantaba, dejándome ver el encaje de sus medias de nylon.
El licor que habíamos tomado, había hecho que mi amigo y su cliente se pusieran bastante mareados, y pude notar que el cliente de mi amigo se estaba quedando dormido.
Debido a que la esposa de este señor se encontraba también un poco mareada, pidió disculpas y se retiró a su habitación.
Yo pensé que ahí se había acabado todo y nos retiraríamos, pero al mirar a mi amigo este me hizo una seña para que la siguiera a su cuarto.
Un poco sorprendido yo le devolví la seña como diciéndole que su marido estaba presente, pero él volvió a insistir que la siguiera.
Me paré de mi asiento y el cliente de mi amigo ni se percato de ello, así que subí las escaleras y al llegar a la segunda planta vi que habían varias puertas, pero solo una de ellas estaba entreabierta y con la luz encendida.
Me acerqué sigilosamente y al ver dentro de la habitación, ahí estaba ella tendida en su cama.
Me acerqué hacia donde estaba y me senté al filo de la cama a observarla. Parecía dormida así que me atreví a pasar una mano por una de sus piernas.
Ella se movió un poco pero nada mas, así que lo que hice es levantarle un poco el vestido para ver debajo de él.
En ese momento pensé que su marido podría subir en cualquier momento al notar mi ausencia, pero confié en la pericia de mi amigo para entretenerlo.
Lo que vi cuando le levanté el vestido hizo que la verga se me pusiera dura.
Las medias estaban sujetas por un portaligas y sus braguitas eran pequeñísimas, de tal forma que sus labios vaginales desbordaban por sus costados.
No aguanté tal visión y jale sus braguitas a un costado, dejando su conchita abierta para mis ojos.
Pasé mis lengua por su concha chupándole los labios de su vulva, y le apreté sus piernas con mis manos.
Era tanta mi arrechura de tener a una mujer en ese estado de abandono, que inmediatamente me quité toda la ropa.
Seguidamente me subí a la cama y le puse mi verga dentro de la boca. Ella al sentirla empezó a chuparla en medio de su borrachera.
No saben la excitación que tenía de que una mujer como esa, esté con mi verga en la boca chupándola como toda una puta.
Quería sacar el mayor provecho de esta oportunidad y le saqué sus braguitas, y le abrí bien las piernas para luego meterle mi verga por la concha y empezar a culearmela.
Solo la escuchaba jadear pero no abría los ojos, y me pregunté si se estaría dando cuenta de todo lo que le estaba haciendo.
Lo morboso de la situación hizo que eyaculara dentro de ella, mientras me comía sus labios con mi boca. Mi saliva había mojado sus labios y me quedé un momento sobre ella.
Luego la senté en la cama y le quite el vestido.
Cuando le saqué el sujetador pude ver un par de tetas bien paradas, con una aureola grande y estaban coronadas por unos pezones en punta.
Verla desnuda hizo que se me pusiera la verga dura nuevamente.
Podía hacerle lo que me viniera en gana, así que la puse boca abajo con la piernas separadas y le comencé a lamer el ano.
Cuando estaba por empujarle mi verga por detrás, la puerta de la habitación se abrió. Era mi amigo que al vernos así me dijo, no me han esperado.
Yo le pregunté por el viejo, y me respondió que estaba durmiendo como un bebé, y que el había subido para tirarse a la esposa como ya lo había hecho antes.
Una vez vine y sucedió lo mismo, me dijo. Vamos a gozar entre los dos de esta ricura, me volvió a decir mi amigo.
Dejé que el se la culeara ahora, y se echó sobre ella y le empujó su verga por el ano.
Yo me acerqué a la altura de su cabeza, y le volví a poner la verga en la boca. Ella nuevamente comenzó a mamarla, dándome un placer indescriptible.
Mi amigo me dijo que nos la tiráramos entre ambos, así que me eché en la cama boca arriba y entre los dos la pusimos encima mío.
Le acomodé mi verga por la concha, mientras mi amigo se ponía encima de ella y la volvía a penetrar por el culo.
Tenía ambas vergas dentro, y entre los dos nos movíamos clavándola por sus dos huecos.
De pronto mi amigo comenzó a resoplar, seguramente por que ya se venía y enseguida le solté yo también mi leche dentro de su concha.
Luego de la clavada que le dimos entre ambos, nos quedamos echados a un lado de ella.
Yo observaba detenidamente sus labios carnosos y con mi mano le acariciaba y apretaba sus tetas.
Mi amigo me dijo que podíamos descansar un rato y que luego continuaríamos culeándola.
A pesar que ya me había corrido dos veces, aun tenía ganas de seguírmela cogiendo.
Ver su piel tan blanca y perfecta hizo que quisiera montármela de nuevo, así que mientras mi amigo se quedaba a un lado de la cama, yo me volví a poner sobre ella y la penetre nuevamente por la concha.
Esta vez lo hice de forma pausada, de tal forma que pudiera disfrutar al máximo la situación.
En el momento que yo la tenía con las piernas en mis hombros, entró el marido a la habitación.
Yo voltee a verlo sin saber como iría a reaccionar de vernos a los dos, y lo que le estábamos haciendo a su mujer.
Lejos de increparnos por nuestro proceder, el viejo nos dijo que podíamos seguir en lo nuestro y que él se limitaría a observar.
Yo me quedé sorprendido de sus palabras, pero él se sentó en un sillón que estaba en la habitación y se quedó quieto a observar.
Yo continué penetrándola a mi antojo y tanto era el movimiento, que ella parece que se despertó.
Estaba como atontada pero no oponía resistencia a mi arremetida, y solo jadeaba por el hecho de sentir mi verga dentro.
Me senté al filo de la cama y le dije a ella que se sentara sobre mi verga.
Ella obedeció y comenzó a moverse haciendo que sus tetas bamboleen.
Mi amigo se acercó hacía nosotros y se paró delante de ella. La esposa del viejo al ver la verga de mi amigo la tomó con una mano y se la llevo a la boca.
El viejo al ver la escena no aguantó mas, y se sacó la verga del pantalón.
Tenía una verga muy pequeña que seguramente no le daba el placer que su mujer necesitaba.
Se comenzó a masturbar en su asiento, mientras a su esposa le metían dos vergas de verdad.
La chupada que ella le dio a mi amigo hizo que este le soltara su leche en plena cara, y yo me seguía moviendo con ella encima.
Sentí que iba a correrme, así que le apreté sus tetas abrazándola desde atrás contra mi pecho.
Apenas eyaculé ella se separó de nosotros y se arrodilló ante su marido, y empezó a mamarle su verguita hasta que el viejo eyaculó dentro de su boca.
Luego de eso ella recostó su cabeza en las piernas de su marido y se quedó ahí. Mi amigo y yo nos vestimos, y salimos de la habitación y de la casa.
Cuando conducía mi coche para dejar a mi amigo, le pregunté que había sido todo esto.
El me respondió que hace unos meses conoció al viejo, y este le había contado que no era capaz de satisfacer a su mujer, pero cuando él le había propuesto a ella que estuviera con otros hombres se había negado.
El viejo consciente de la situación, le había dicho a mi amigo que la única manera para que su mujer estuviera con otro hombre, era emborracharla.
Además de eso le había pedido que invite a un amigo suyo pero que no me dijera nada, ya que me podría sentir un poco cortado y no actuaría como lo había hecho al tener una mujer así a mi merced.
Cuando lo dejé en su casa me dijo que me avisaría si el viejo lo llamaba nuevamente.
Esa noche me dormí pensando en el cuerpo que me había comido, y esperaba que mi amigo me volviera a invitar a una reunión similar.