Capítulo 1
No me arrepiento I
La historia que voy a contarles se sucedió hace unos pocos días.
Y si esto llego a pasar es gracias a mi novio.
El se llama Eduardo, tiene 26 años. Yo me llamo Nora y en febrero cumplí 21.
Desde hace 3 años que estamos en pareja y puedo decir que han sido hermosos, plenos de felicidad y buenos recuerdos para grabar en mi memoria.
En cuanto al sexo, con él descubrí lo bueno. Casi diría lo mejor del sexo. Aunque desde hace unos días entre en la duda.
El hecho es que desde que me acosté con el por primera vez (antes solo lo había hecho con mi ex y fue un desastre) me volví una fanática del sexo. Descubrí lo que es tener orgasmos múltiples y gozar sin vergüenza.
Con el tiempo nos fuimos conociendo en el plano sexual. Hablábamos mucho al respecto, el me comentaba sus fantasías y yo las mías.
Muchas de ella, por no decir todas, las llegamos a practicar. Al año de la relación el me comenzó a contar que lo calentaba imaginarme con otro hombres.
Lo cual a mi nunca se me había cruzado por la cabeza.
Mi amor era solo para el y no tenia pensado traicionarlo ni serle infiel. Si bien me podían llegar a parecer atractivos otros tipos, y teniendo un buen levante, no consideraba una posibilidad el sexo con otros hombres.
Para que entiendan mejor el relato les detallo mi cuerpo.
Soy morocha, cabello ondulado, ojos pardos, estatura: 1,68, 88 de pechos, cinturita muy chiquita, cola grande (esto me suele traer bastantes problemas en la calle) y piernas normales, aunque un poco mas anchas de lo que quisiera.
De cara soy bonita, no en exceso, pero bella al fin.
La cuestión es que cada vez hablábamos mas del que me acostara con otro. Mas que nada era mi novio el que sacaba el tema.
A mi me terminaba calentando un poco solo en los momentos mas calientes, pero no me apetecía demasiado. Solo pensaba en ello cuando estaba con mi pareja.
Con el tiempo fue creciendo la fantasía. De hecho hubo una vez que le comente que había un compañero de trabajo que me gustaba mucho y el me dijo que hiciera el amor con el, pero al final lo pensé bien y retrocedí, ya que no me parecía lo correcto.
Todo siguió en fantasía hasta que conocí a Maria. Ella era compañera de trabajo mía. Era sumamente linda, flaca, bonita y sobre todo muy adicta al sexo.
De paso les comento que he tenido relaciones sexuales con otras chicas cuando tenia 17 con dos amigas mías.
Pero fue un lapsus, no duro mucho, ya que me gustan mas los hombres. Pero de vez en cuando pensaba en volver algún día a tener sexo con mujeres.
En cuanto a Eduardo, el me permitía mantener sexo con chicas siempre y cuando le contara todo.
En todo el tiempo que llevamos de novios he tenido sexo con mi mejor amiga unas dos o tres veces, pero no fue nada del otro mundo.
Maria era una chica que rápidamente se hizo mi amiga. Me confeso todas sus aventuras y poco a poco fui notando que le gustaba. Extrañamente se sincero y me dijo que fantaseaba con estar en la cama conmigo.
Me dijo que era su deseo de toda la vida, y que quería finalmente probar con alguien del mismo sexo.
Nos besamos alguna que otra vez, pero la amistad fue mas fuerte y preferimos no confundir los tantos. Éramos demasiado amigas para correr el riesgo de estropearlo todo.
Una noche fui a su casa y estábamos ella, yo y su novio: Nazareno. Era un chico aceptable.
Alto morocho, ojos verdes y muy, muy flaco. Encerrados los tres en su habitación nos pusimos a tomar cerveza, mucha cerveza. Cuando estábamos bien entrados en copas nos pusimos a hablar de sexo.
Hablamos abiertamente. Maria y yo estábamos en la cama sentadas (cama marinera). Nazareno estaba sentado en una silla. Comenzamos a revelar nuestras fantasías.
Primero fui yo que reconoció que pensaba en un trío. Una menagge a trois. Maria dijo la suya (la cual sorprendió bastante a su novio) y Nazareno nos comento que fantaseaba con la idea de acostarse con dos chicas (el sueño del pibe, en definitiva).
Yo luego me anime a confesar que también me gustaban las chicas y que siempre iba a extrañar el cuerpo de una mujer.
Entonces el dijo que porque no probábamos de tener sexo Maria y Yo. Nos miramos las dos y nos reímos al unísono.
El nos cuestiono de la razón de esa risa cómplice. Le reconocimos que ya habíamos pensado en tener sexo y de que varias veces nos habíamos besado.
El no nos creía, por lo cual nos insto a que se lo demostráramos allí nomás. Al principio nos negamos, pero finalmente aceptamos.
Entonces nos besamos. Y que besos!!!!!!!!! Realmente me excite. Encima con el alcohol que habíamos bebido!!!!! Nos dimos unos besos tan calientes!!!!!! Nunca nos habíamos besado tan apasionadamente. Lo que mas me calentó fue que Nazareno estuviese allí, mirando como lo hacíamos.
En la radio comenzó a sonar «why does my heart feel so bad» de Moby cuando Nazareno nos pidió que tuviéramos sexo ahí mismo, en ese mismo momento. Nos negamos por que teníamos miedo de que alguien abriera la puerta y nos viera.
Pero le reconocimos que nos parecía supe cachondo que nos viera teniendo sexo. Con el correr de la charla (muy caliente debo reconocer) ellos dos fueron cada vez mas insinuando que quería tenerme en la cama. Finalmente les dije que no aceptaba la propuesta, mas allá de que me seducía enormemente. Solo les prometí que iba a hablar con Eduardo para saber si me autorizaba.
Al día siguiente le conté todo a mi novio. Y al contrario de lo que esperaba, me dijo que estaba todo bien. Que quería que me acostara con Maria con Nazareno como espectador. Y que si quería hacerlo con Nazareno no lo dudara y que lo hiciera.
Realmente me sentí extraña. Por un lado me dolía que mi propia pareja me instara a acostarme con otras personas, y por el otro me encontraba completamente caliente con la idea de hacerlo con Maria (que me gustaba tanto) y sentir a otro hombre haciéndomelo.
Me excitaba sobremanera la posibilidad de que ese chico estuviera desnudo conmigo. Ver otro hombre, otro olor, otro gusto.
Además, había aprendido muchísimo con Eduardo y siempre me preguntaba como seria tener solo sexo y nada mas que sexo con otro hombre. Esa posibilidad me ponía de los pelos.
Por la noche hable por teléfono con Maria y con su novio y les comente que podía acceder a su pedido. Y todo se sucedió en forma rapidísima. Me citaron a las 11 PM en un bar de Castelar y hacia allí me dirigí.
Me arregle toda, me puse muy linda, aunque no como puta. Me calcé un pantalón de vestir negro, unas sandalias muy lindas que dejaban mis pies casi desnudos, como a Maria le gustaba y una musculosa que remarcaba mis hermosos pechos.
En principio arreglamos que solo lo haría con Maria, que el solo observaría o cuanto mucho le haría el amor a mi amiga enfrente mío.
Eso me decepciono un poco ya que por mi cabeza estaba la idea de encamarme con Nazareno.
Luego de tomarnos dos botellas de champagne nos dirigimos al telo…
Al llegar al telo, en la zona de Castelar, nos surgió un imprevisto. Además de que había varias parejitas esperando por un turno, no querían dejarnos ingresar a los tres juntos.
La única solución que nos dieron fue la de que alquiláramos dos habitaciones y que después cada cual fuera al cuarto que más quisiera.
Al final, luego de esperar mas de una hora (que vergüenza me dio que nos miraran como unas fiesteras, aunque debo reconocer que eso mismo también me calentó) nos dieron dos habitaciones de $45, las cuales tuvimos que pagar antes de ingresar. Eso me dio un poco de bronca, pero en definitiva estaba dispuesta a pagar lo que fuera con tal de hacer lo que habíamos ido a hacer.
Subimos por las escaleras a la habitación que supuestamente era para Maria y Nazareno. Ingresamos y me puso muy contenta ver que contaba con jacuzzi, tele de pantalla grande y un montón de detalles que podían hacer la noche muy, muyyyyyyy larga y sobre todo, placentera.
Pedimos champagne (ya se venia la tercera botella de la noche a esa altura) y nos pusimos a beber. Recién a la media hora de haber entrado Nazareno nos pidió que comenzáramos a dar el espectáculo. Teníamos el turno hasta las dos de la tarde del día siguiente. Y eran recién las 12 y monedas.
Nos sentamos en la cama (grande vale decir) y nos descalzamos. El nos aseguro que teníamos unos pies hermosos (de hecho mi novio siempre me lo decía) y nos pidió que de una vez comenzáramos.
La verdad es que por el efecto del alcohol no tuve ningún problema en comenzar a besarme con Maria. Nos besamos un largo rato hasta que Nazareno nos reclamó que nos comenzáramos a desnudar. Cada cosa que hacíamos se daba mas que nada porque Nazareno nos mandaba a hacerlas.
Estábamos tan calientes… Yo no podía parar de besarla, me parece tan hermosa Maria… Me cautivaba su boca, su cuello y sus orejas. Le besaba el cuello, la mordisqueaba y ella hacia lo mismo conmigo.
Hacia mucho frío afuera, pero en la habitación la calefacción estaba a full. Teníamos las mejillas re coloradas. De a poco nos fuimos desvistiendo. Ella me quitó todo. Lentamente, hasta que quede solo en corpiño y tanga (especialmente seleccionada por Eduardo).
Jamás las usaba, pero mi novio me lo exigió. Mientras tanto, Nazareno nos miraba sentado en un sillón. En ese momento solo la deseaba a ella, había perdido interés en el. De hecho, creí en la posibilidad de que finalmente no me acostara con el. Perdí todo el deseo por ese chico.
La desnude a ella. Me puso como loca ver que no llevaba corpiño, tenia unas tetas chiquititas pero muy sensuales. Se las quería morder. Ahhhhh, como había extrañado estar con una mujer.
Y encima tenia toda para mi a una que se iniciaba en esto, y era hermosa. Su cola era redondita, durita y algo grandecita.
Como que la tenia muy cuidada, cerca de deformarse ya que todo lo que comía se le iba a allí. Pero era una cola espectacular. Sus manos eran bien femeninas, con las unas largas y sin pintar.
No como las mías que están todas comidas (no al extremo, pero poco femeninas). Sus piernas eran flacas y muy atractivas. Ideales para buenos vestidos. Ya casi desnudas nos volvimos a besar.
Yo quede encima de ella y me dio mucha vergüenza saber que un hombre estaba allí a unos metros disfrutando de mi desnudez.
Poco a poco fui bajando con los besos. Saboree sus pechos, su abdomen y finalmente, al llegar mas abajo, le quite la bombachita que llevaba puesta. Me desespere por verle los genitales. Y se los vi disimulamente cuando ella me abrió sus piernas, esperando por mas besos. Tenia poco vello púbico, lo cual me enterneció.
Le bese los muslos y todo alrededor de la vagina.
Cuando sentí el aroma que de allí venia no pude mas y le encaje un buen beso en esa zona, sin dirigirlo a un lugar en particular.
Ella gimió. Nunca la había escuchado hacerlo. Y eso me calentó aun mas de lo que estaba. A esa altura ya me había olvidado del muchacho que nos estaba observando.
De a poco fui besándolo todo lo que tenia en mi cara. Primero el clítoris, con la punta de la lengua.
Cuando ya estaba suficientemente durito seguí con los labios y después de abrirlos con mis dedos que estaban completamente aceitados con sus flujos, comencé a lamerle la vagina. El gustito…ahhhhhh. Riquísimo.
Ella se arqueaba en la espalda del placer y cerraba los ojos, mientras con sus manos me acariciaba el pelo. Luego le introduje la lengua en su agujerito, la volví a lamer en todos los lugares y finalmente, se mando un orgasmo terrible. Sus gemidos eran violentos cuando ello sucedió. Sus jugos empaparon mis boca y mi cara.
Continué pese al orgasmo de ella, lo cual desemboco en uno nuevo que llego casi de inmediato. Subí y la volví a besar. Nos besamos un rato largo hasta que ella me pidió que me acostara.
Lo hice y todo lo que había hecho yo lo hizo ella con mi vagina. Tuve uno de esos orgasmos espectaculares que aprendí a tener cuando mi novio me practicaba sexo oral.
Después de eso pude ver que Nazareno se había abierto la bragueta y estaba masturbándose. Puesto que tengo muy mala vista no pude observar el tamaño de su miembro. Igualmente me enloquecí al verlo haciéndose eso.
Después de besarnos un rato mas en la boca el nos pidió que hiciéramos un 69. Accedimos de inmediato y nos besamos las vaginas como media hora mas en la que tuvimos muchos mas orgasmos.
Ella me introducía los dedos en la vagina, lo cual me enloquecía porque me imaginaba que me penetraba.
Yo estaba acostada con la cabeza en el borde de la cama, y veía a su novio al revés como se masturbaba, lo cual me enloquecía.
Deseaba que viniera con nosotras, pero eso no sucedió en ese momento.
Luego de un rato ella me acostó con la cabeza en la almohada y se me subió y comenzó a besar los pechos.
Ambas teníamos los pezones endurecidos y bien paraditos.
Entonces sucedió algo que me puso a mil, que me helo la sangre y me hizo sentir una gran dosis de adrenalina…
Continuará…
Una lástima que no lo continuara. De esta forma se pierde un poco de emoción.