Me la follé y ni se enteró

Esta historia es verídica y no la he contado antes por temor a posibles represalias de mi mejor amigo.

Me llamo Iván y tengo 18 años, si bien cuando ocurrieron los hechos contaba solo 15.

Mi mejor amigo se llama Fernando y tenía 16 años.

Cuando íbamos al Instituto a los dos nos gustaba la misma chica, Raquel, de mi misma edad, que pronto empezó a interesarse por Nando y me dejó a mi de lado.

Pasé los tres peores meses de verano viendo como Nando se aprovechaba del lindo cuerpo de Raquel, una bonita chiquilla de 1.75 de altura, melena larga y castaña (que me hacía calentar pensando en el color de los rizos de su coño), unas tetas pequeñas pero ricas y un culo ideal.

La amistad con Nando era muy fuerte, pero cada vez que le veía amorrándose a Raquel me ponía de una mala hostia, pero no lo exteriozaba, al contrario, me hacía el simpático y procuraba arrimarme a la chica para recibir su roce o su olor a hembra recién abierta, pues más de una vez Nando me había contado como comenzó a tocarle las tetas por encima de la camisa para acabar tirándosela sobre una manta un día de campo.

Con el tiempo conocí a una chica llamada Eva, de mi edad, que por cierto era muy amiga de Raquel, y con la que acabé unas semanas después perdiendo mi virginidad en la cama de mi habitación un día que no había nadie en casa.

Desde entonces me la follo cada vez que quiero, aunque la muy pija no quiere que me corra en su coño, y siempre me obliga a usar condón, aunque si se traga mi leche cuando me corro en su boca, cosas de adolescentes.

Nuestra relación con Nando y Raquel eran excelentes, salíamos los cuatro en pandilla, y más de una vez nos pegamos el filete las dos parejas en el salón de una casa que Fernando tenía en el campo y que sus padres casi no usaban.

Siempre le hacía bromas a Raquel, pero cuando alguna vez me intenté sopasar con ella, me tuve que conformarme con un rechazo claro, que yo disimulaba como podía bromeando con ella.

Un día, poco tiempo antes de que comenzara el curso, nos desplazamos a un pueblo situado a pocos kilómetros de dónde Nando tenía la casa del pueblo, dónde había fiestas.

Estuvimos los cuatro bailando y bebiendo, y hasta nos permitimos el lujo de fumarnos unos porros.

Cuando acabó la verbena, ya casi de madrugada, un amigo del grupo nos acercó en su coche a la finca.

Como él también iba con su novia en el asiento de adelante, nos tuvimos que poner los cuatro detrás, mi novia Eva y Fernando en las puertas y Raquel y yo en medio de los asientos.

Mientras duró el viaje por un camino rural, Nando y Raquel no paraban de morrearse, bueno, casi era él quien la besaba a ella, pues tanto la chica como mi novia estaban hechas unas piltrafas y apenas podían reaccionar.

Nando le metió una mano a su novia por la camisa, supongo que para agarrarle una de las tetas que tanto me atraían, a la vez que le comía la boca.

Ante ese espectáculo, yo también abracé a Eva, y deslizando el brazo derecho por su cuello, situé mi mano por entre los botones de su camisa, dejando a un lado el elástico del sujetador hasta agarrar su pezón entre dos dedos.

Debido al alcohol y el porro su cabeza se meneaba y tuve que sujetarla junto a la mía para que no se moviese.

Mi polla, entre el gusto que me estaba dando la teta de mi novia y el roce que me dada el cuerpo de Raquel, sabiendo que sus tetas estaban siendo estimuladas a pocos centímetros de mi, estaba a punto de estallar.

Con disimulo, y aprovechando el bamboleo del coche y la oscuridad apoyé mi mano izquierda en la pierna de Raquel, esperando su reacción.

Muy a su pesar, su estado no le permitió distinguir de quien era la mano, por lo que ni se inmutó, situación que yo aproveché para seguir subiendo por el muslo bajo su corta faldita hasta tocar con la yema del dedo el elástico de sus bragas.

El coche dió un brinco, debido a lo malo del camino, momento que aproveché para empujar un poco más mi dedo bajo el elástico hasta tomar contacto con los rizos de su coño.

Fue sólo un instante, lo suficiente para hacer que casi me corriese si no llega a ser por culpa del conductor, que encendió en ese momento la luz interior para poner una cinta de música en la radio.

Como pude saqué la mano de entre las piernas de Raquel y ante el calentamiento que tenía no dudé en cambiarla de lugar, y tan pronto como se apagó la luz corrí a meterme bajo la entrepierna de Eva.

Le levanté un poco la falda y le plante de lleno la palma de la mano en su conejo,que recorrí arriba y abajo jugando con sus rizos.

Debido a que mi lengua jugaba con la de Eva, al roce de mis dedos que se fundían con sus pezones, y al toqueteo bajo sus brajas, la muy puta como pudo se abrió un poco, lo suficiente para que mi dedo corazón separara sus labios introduciéndose hasta el nudillo en su mojado conejo.

Allí estuvo casi todo el camino que nos quedaba hasta llegar al chalet.

Nos dejaron en la puerta y el coche se fue. Las chicas se habían sentado en el suelo, apoyadas contra la pared.

Entre nando y yo metimos como pudimos a Raquel y la tumbamos en la cama, para salir luego y realizar la misma operación con Eva.

-Que te parece si le quitamos la ropa…- Me preguntó Fernando.

-Vale…- le dije.

Comenzó a desnudar a Raquel, quitándole le camisa con esfuerzo, pues su novia ni se movía, pareciendo más un cadáver que la niña morena que quitaba el hipo.

Yo también le quité a Eva la camisa, mirando de reojo a la chica de mi amigo.

Sin camisa la niña se veía de muerte, con un sujetador blanco de encaje que tapaba sus pechitos glotones.

Como estaba mirando más a Raquel que a mi novia, y debido al bamboleo del cuerpo inerte, no me di cuenta que a Eva se le había salido un pezón del sujetador y que mi amigo miraba con descaro.

Me di cuenta y se lo volví a meter dentro.

Nando cogió a su chica y le sacó los zapatos y la falda. La niña llevaba unas bragas blancas a conjunto con el sujetador que marcaba su chocho, dejando algunos pelillos fuera del elástico.

De nuevo y de reojo miré aquel cuerpo, mientras desnudaba a Eva del todo, dejándola sólo con las bragas y el sujetador.

La visión del cuerpo casi desnudo de Raquel comenzó a excitarme, y no pude ocultar el crecimiento de mi polla cuando me quite la ropa.

Fernando hizo lo mismo, y al ver mi empalme se miró su bulto, que también estaba crecido.

-Vamos a follárnoslas…- me dijo a la vez que se tumbaba en la cama de al lado sobre Raquel.

-Pero sin correrse, pues no llevo condones………-le dije

-Serás tú, mi chica terminó el período ayer y le voy a llenar el coño en un instante…- me respondió mientras deslizaba hacia un lado las bragas de su amiga y tras meterle de un golpe el rabo comenzaba el bamboleo.

Yo también se la metí a Eva, sin quitarle las bragas, aunque mi cabeza no dejaba de pensar en la chica de mi amigo.

Aún con la luz apagada podía ver la forma de Nando menearse sobre su novia. El cabrón con la calentura que tenía no tardó en correrse dentro de la chica.

Yo también se las saqué a mi novia, después de llegar casi a correrme ante la situación.

-Me voy a duchar…- me dijo Nando.

-Vale, ahora voy yo…-

Se levantó con el rabo goteando aún leche y se metió en la ducha. Escuché el ruido del agua al caer y mi cabeza y mi rabo dieron un respingo.

Me levanté y zarandeé a Eva. La tía ni se movía. Me acerqué a la otra cama y moví a Raquel. Tampoco se movió.

Superando mis miedos y ante la situación que jamás se me volvería a poner en bandeja me tumbé sobre la novia de mi amigo y excitado ante esa situación deslicé el elástico de sus bragas y le metí un poco el dedo.

El coño rezumaba sudor y leche por todas partes, así que viendo que la niña no se movía me bajé el calzoncillo y le metí un poco el rabo.

Miré su cara para ver si se movía, pero como no hizo nada empujé hasta el fondo.

Enseguida noté el calor de su coño y el de la leche que aún hervía en su interior.

Como Fernando no podía tardar mucho me apuré en la follada. Le bajé el sujetador y chupé con ansia sus pezones oscuros. Besé sus labios y sus tetas mientras mi polla se abría entre sus carnes lubricadas con la leche de Nando.

No sé lo que pudo durar aquello, pero cuando escuché que se cerraba la ducha empujé todo lo que pude mi rabo entre los pelos de la chica y comencé a vaciarme dentro de ella.

Una explosión que me salió desde lo más hondo de mi cuerpo, y que ascendió por mi rabo hasta explotar dentro de su coño, lanzando varios chorros de leche hasta el fondo de su vagina.

Me incorporé, le coloque la ropa y me tumbé en mi cama junto a mi novia.

Miré las bragas de Raquel y ví la humedad que se le traspasaba. Enseguida salió Fernando con una toalla y se tumbó desnudo junto a Raquel.

Aún me duraba el gusto que acababa de proporcionarme con el coño de la niña que no dudé en clavársela a Eva, mezclándole los jugos míos, los de Nando y de Raquel con los suyos.

Cuando desperté, sólo yo continuaba en la cama, los demás estaban sentados desayunando. Me levanté de un salto pensando que todo había sido un sueño, pero al ver una mancha amarillenta y seca en mis calzoncillos supe que había sido real.

Miré a Raquel con deseo mientras pensaba para mí:

-Te he follado y no te has enterado.

Ahora seguimos siendo todos muy buenos amigos, pero guardo para mí este secreto.