La fiesta
Mi amigo Juan llegó a casa después de comer. Por teléfono me dijo que tenia que pedirnos un favor y que pasaría por casa a eso de las 4 de la tarde. Nos sentamos el y yo juntos en uno de los sofás y en el otro mi mujer.
Nos dijo que esa misma noche tenia una cena en casa de uno de los dueños de la empresa donde trabajaba a la que asistirían todos los trabajadores. Era una cena de gala y necesitaba pareja, motivo por el cual nos pidió como favor el que mi mujer le acompañase ya que el no tenia pareja.
Yo no dije nada, no me hacia mucho la idea ya que sé que mi mujer le gusta mucho aunque confío en los dos y por que no decirlo, el morbillo de saber que mi mujer pueda estar con otros me excitaba un poco. Mire a mi esposa y le dije que yo no tenia inconveniente, que decidiera ella que al fin y al cabo iba a ser la que fuera a la fiesta. Ella accedió amablemente a la petición de nuestro amigo y el se levanto y la dio un beso en la mejilla dándole las gracias.
Le dijo que al ser una cena de gala debía llevar vestido largo, él llevaría esmoquin negro y que pasaría a buscarla a las 8 de la tarde. Así se despidió y se fue. Ya solos mi mujer me dijo que si no me importaba y yo le dije que no. Que se divirtiera, que yo me quedaría en casa haciendo algo.
Se acercaba la hora en que vendría Juan a buscarla y mi esposa se fue a dar una ducha para después vestirse.
Yo estaba viendo la tele cuando llegó nuestro amigo. Le hice pasar al salón ya que Ana, mi mujer, todavía estaba terminando de vestirse. Nos sentamos y le ofrecí una copa. Mientras charlábamos llego mi mujer al salón, estaba impresionante. Perfectamente maquillada, con el pelo recogido y dos mechones cayéndole por delante de la cara que le daban un aire dulce y sensual.
Llevaba un vestido largo de color azul muy pálido sin mangas que llegaba hasta su cuello dejando sus hombros al aire. Sus grandes pechos se adivinaban perfectamente ya que la parte de arriba era transparente y tan solo tapaba su cuerpo los adornos que salpicaban el vestido.
La parte de abajo era como de gasa totalmente transparente que mostraba casi por completo sus hermosas piernas y tan solo un pequeño forro interior ocultaba lo justo para que no se le viera su parte mas intima; también tenia una gran abertura en un lateral que llegaba hasta su cintura aunque al tener mucha tela abajo nos se veía a no ser que se agachase o se sentase. En los pies lucia unas preciosas sandalias de tiras finas plateadas y de tacón fino muy alto.
Estaba muy sexy ya que llevaba un vestido largo que la cubría por completo y a la vez estaba casi desnuda ya que no llevaba sujetador y sus grandes tetas se movían con libertad bajo el vestido y cuando se agacho a recoger el bolso que se le había caído vi perfectamente que tenia puesto un tanga muy pequeño que le tapaba lo justo por delante y nada por detrás. Ella se dio cuenta y se acomodo un poco el forro que se le había subido mostrándonos su entrepierna entre las transparencias del vestido.
Juan estaba con la boca abierta comiéndose a mi mujer con los ojos. Le dijo que estaba preciosa y que iba a ser la envidia de la fiesta. Yo me estaba arrepintiendo de dejar que esa belleza se fuera con nuestro amigo que sabia que la deseaba tanto como yo. Mi mujer por el contrario estaba alegre de saber que iba a una fiesta a divertirse y además me sonreía pícaramente como haciéndome rabiar.
Me despedí de ella dándola un beso y diciéndola que se divirtiera y que no hiciera tonterías a lo que ella me respondió con una sonrisa malévola diciendo que ya me contaría a la vuelta.
El tiempo no pasaba y los celos me iban comiendo poco a poco, estaba nervioso, impaciente de que pasasen las horas y mi mujer llegase a casa. A la vez el morbo de saber que estaba con mi amigo que seguro que se la comería con los ojos, y que ella estaba imponente me excitaba un poco, eso sin contar que era una fiesta y que el alcohol y la música haría que tal vez mi mujer se divirtiera un poco mas de lo normal.
La tarde se convirtió en noche y yo me quede dormido. No se el tiempo que paso pero me desperté con el ruido de la puerta de la calle, oí la voz susurrante de mi mujer y de Juan, después un breve silencio que se hizo eterno, volví a oír la voz de Juan susurrando algo y a mi mujer reírse en bajo y por fin el ruido de la puerta cerrándose. Sin lugar a dudas la había besado en ese espacio de silencio y no debió ser un beso en la mejilla de amigo ya que duro demasiado.
Yo estaba tumbado en la cama oyendo el sonido de los tacones de las sandalias de mi esposa que se acercaban a la habitación. En la oscuridad vi su silueta y di la luz de la mesilla de noche. Ella me sonrió y se acerco a besarme.
– ¿Te he despertado cariño?, me dijo a lo que yo le dije que no se preocupase que estaba pendiente de su vuelta.
La mire cuando se alejaba a dejar el bolso en la cómoda y vi lo hermosa que estaba. Algo chocaba en ella y en la imagen que tenia grabada de cuando se fue, tan hermosa y seductora con esos juegos de transparencias, ¡ su pelo ya no estaba recogido! ¿Cómo pudo soltarse? ¿Seria el baile? Se la notaba un poco bebida pero no borracha.
– Estoy muy cansada, voy a meterme en la cama ahora mismo, dijo.
Le pregunte que tal se lo había pasado y me respondió que muy bien, que no había estado en una fiesta así nunca. Que estaba deseando repetirlo pero que esta vez iríamos juntos, que yo también me lo pasaría muy bien, seguro.
Me dejo un poco intranquilo su respuesta y mis sospechas de que algo mas había pasado crecían. Ella se sentó en la cama para quitarse las sandalias y su vestido dejo al aire por completo sus piernas y sus caderas.
– Vaya abertura que tiene el vestido, ¿no?, la dije con nerviosismo.
– Si, algo así dijo Juan cuando me senté en el coche para irnos a la fiesta.
Eso me puso ya a cien. Y me atreví a preguntarla por su pelo:
– ¿Cómo es que te soltaste el pelo?
– La fiesta se animo demasiado y se me debió de soltar, no recuerdo en que momento.
En ese momento la agarre por la muñeca y la tendí en la cama diciéndola en tono amenazante que me contase que había pasado y que no se burlase mas de mi, que quería saberlo todo.
– ¿Todo, todo?, me pregunto ella con sonrisa intrigante
– Si, con detalles, le respondí a la vez que me excitaba un poco por que sabia que algo había pasado.
– Esta bien, pero no te molestes. Muchas veces hemos bromeado con cosas así o hemos leído relatos en Internet de mujeres que lo hacen con otros hombres y esta vez lo que vas a oír es real.
Yo ya estaba mas excitado y con ganas de saber que celoso o enfadado como antes. Era una sensación rara que me gustaba y la pedí que me contase todo.
Ella empezó así a contarme:
Cuando bajábamos en el ascensor Juan y yo, no me quitaba el ojo de encima. Y me decía lo guapa que estaba, que si fuera su esposa no me dejaría salir sola a ninguna parte. Llegamos a la calle y el muy galante me abrió la puerta de su coche. Al sentarme el vestido dejo completamente al aire mis piernas y mi tanga, yo me tape mirándole con un poco de vergüenza y vi que estaba que me comía.
Por el camino el no dejaba de mirar a al vez que conducía y le tuve que decir que estuviese atento a la carretera que nos la íbamos a pegar. El me dijo que no podía apartar la vista de mi, que estaba preciosa y diciéndome esto me puso la mano suavemente en la pierna. Sentí un escalofrío en mi cuerpo de sentir una mano distinta a la tuya en mi piel, ya que el supo poner la mano en el lugar preciso para encontrar la abertura del vestido abriéndose este con el movimiento de la carretera poco a poco.
No le dije nada, me gustaba como me acariciaba y él que lo noto, subía la mano poco a poco hasta llegar al interior de mis muslos y rozar levemente mi coño que estaba un poco mojado y humedeció levemente el tanga.
El me sonrió al ver que yo no le apartaba y continuo acariciando mis piernas y tocando mas veces mi coño parándose en el y jugando a separar mis labios vaginales con sus dedos. Yo estaba en el cielo y me recosté hacia atrás en el asiento con los ojos cerrados disfrutando de aquel masaje e instintivamente lleve mi mano a su entrepierna. Al notar su polla dura y grande debajo del pantalón abrí los ojos de repente y mirándole a la cara sonreí. El respondió metiendo su mano entre el tanga y mi piel introduciéndose lentamente entre mis labios vaginales y penetrando un poco en mi interior. Saco la mano y se la llevo a la boca chupando mis jugos.
Yo ya no sabia ni lo que hacia, estaba fuera de mi. Estaba dándome mucho gusto y placer y eso hacia que me desinhibiera del todo bajando su bragueta y sacando su polla fuera. Era muy grande y estaba mojada, la deseaba, así que me agache debajo de sus brazos que sujetaban el volante y me la metí en la boca. Se la chupaba con ansia de comérmela toda, de no soltarla y deseaba su semen.
El ya no podía mas y tuvo que parar en el arcén, echo su asiento hacia atrás y metió su mano por detrás de mi agarrándome las nalgas y jugando con sus dedos en la raja de mi culo mientras yo le chupaba la polla. Eché mi culo hacia atrás para facilitarle la labor y el metió sus dedos en mi coño a la vez que también masajeaba mi ano. Yo estaba fuera de mi y chupaba por completo su polla grande a la vez que me tocaba el coño y el culo con sus manos.
Por fin se corrió y yo trague todo lo que pude sin evitar que algo se me escapase de los labios y a la vez me corrí notando sus dedos dentro de mi ano y de mi culo, hasta adentro.
Me incorpore y el me beso en la boca sujetándome las tetas con sus manos, fue excitante. Nos colocamos un poco la ropa el se guardo su polla y arranco el coche entrando en la puerta que se encontraba a unos doscientos metros de donde habíamos estado parados.
Era una gran verja de hierro muy alta que daba acceso a un gran bosque y al final una mansión. había muchos coches y gente que se dirigía a la escalinata de la entrada, parecía un castillo. Yo estaba muy excitada y contrariada de la mamada que le había hecho delante de aquella propiedad.
Ya dentro entramos en un gran salón que parecía un campo de baloncesto, era grandísimo y había mucha gente. Una orquesta amenizaba la fiesta y había gente bailando. Se nos acerco un joven atractivo que saludo a Juan y me presento. Era el hijo del dueño de aquella mansión y de la empresa donde trabaja tu amigo.
El joven me dijo que estaba hermosa y muy buena, a la vez que se reía un poco. Yo le sonreí con cara de no gustarme mucho su piropo y el me pidió perdón. Me presento a unos amigos, todos chicos de su misma edad, unos 25 años. Me estaban desnudando con la vista lo poco que se me podía desnudar ya que se me veía casi todo por las transparencias de mi vestido que estaba haciendo estragos en la fiesta.
Estuve bailando un poco con Juan y luego fuimos a sentarnos con su jefe y su esposa y otro matrimonio. Estuvieron hablando de negocios mientras las mujeres hablábamos de todo un poco. Entre la gente vi a Luis, el hijo del dueño, que me miraba al fondo mientras tomaba una copa y me saludo en la distancia. Juan se debió dar cuenta y me dijo que fuera con el, que no me aburriría, que tenia remedios para los momentos aburridos de las fiestas. Me dio que fuera con el que ya se nos uniría luego.
Yo me levante y me dirigí a el sabiendo que algo se tramaban ya que se sonreían como si todo fuera bien dentro de un plan. Al llegar me dijo Luis que si me aburría y yo le dije que un poco. El me dijo que le acompañase que siempre realizaba fiestas paralelas en la parte de arriba en otro gran salón que tenia la mansión.
Al llegar arriba otra gran sala acogía a un grupo de chicos que se giraron al verme llegar. Era la única mujer del lugar y eso me intranquilizo un poco. Me presento y uno a uno me fueron besando. No sé ni los que había, por lo menos eran una docena o más. Me invitaron a tomar algo y me senté en una butaca con Luis y un par de ellos. La conversación era agradable al principio y luego fue cambiando hacia mi persona. Mi vestido fue tema de conversación primero y luego mi cuerpo, yo había tomado varias copas y estaba alegre y desinhibida. Me pidieron que bailase para ellos y así lo hice.
Me movía sensual al principio y con el paso de los minutos ellos me jaleaban y yo intentaba darles mas acariciándome por encima del vestido o agitando mis hombros para que mis pechos bailasen libremente a la vista de todos ellos. Poco a poco se fueron uniendo todos los chicos hasta rodearme en circulo y Luis que era el cabecilla, no en vano era el anfitrión, se acerco a mí bailando pegado a mi cuerpo y poniendo sus manos donde le apetecía. A mi no me importaba y estaba calentándome por momentos debido a la bebida y a que todavía recordaba la manera en que me entregue a Juan en el coche y que me hacia excitar dada la situación que nunca pensé realizar.
Ya no era solo Luis el que me tocaba sino alguno mas de ellos, estaba rodeada de dos o tres chicos que me tocaban libremente mi cuerpo al ritmo de la música y el resto solo miraban y gritaban pidiéndome que me fuera quitando la ropa poco a poco haciendo un striptease. Me gusto la idea y así lo hice. Primero fui subiendo mi parte baja del vestido hasta mostrar mis nalgas desnudas por el tanga y luego entre Luis y otro chico me ayudaron a quitarme la parte de arriba quedándome solo con el tanga y las sandalias.
Mis grandes pechos eran acariciados por sus manos al igual que mis nalgas y mi coño por encima del tanga. Uno de ellos se puso de rodillas y me empezó a lamer el coño apartando el tanga a un lado, era delicioso sentir esa lengua en mi rajita y otro me tocaba las nalgas y metía sus dedos entre ellas acariciándome el coño y el ano por detrás.
Estaba fuera de sitio y me dejaba hacer. En esto que vi a Juan frente a mi sonriendo y diciéndome que me lo estaba pasando en grande, como yo merezco y creo que tenia razón. Luis y Juan hablaron entre ellos y me dijeron que era el momento de jugar con la caja del placer. Yo les pregunte que que era eso y me dijeron que me lo enseñarían ahora mismo.
Tres chicos se fueron a la sala contigua y trajeron un gran artilugio con ruedas. Era una enorme caja de metal abierta por la parte de arriba y con agujeros por todas partes. Iba montada sobre unas patas con ruedas y debajo de la caja había una especie de colchoneta a unos 50 cm de ella. Entre unos cuantos me metieron dentro a mi sola, me dijeron que tirase el tanga fuera y yo así lo hice. Acto seguido vi como se iban desnudando todos ellos y se acercaban rodeándome por fuera de la caja. Era alta y solo veía movimiento a través de los agujeros que tenia por todas partes. En esto que muchos de los agujeros se taparon y aparecieron por algunos de ellos las pollas de los chicos. El juego consistía en que yo debía jugar con todas aquellas pollas a mi antojo sin dejar ninguna. Así que como estaba excitadísima empecé por tocar alguna con las manos masturbándolas lentamente y viendo como se iban poniendo duras y grandes, luego otras las metía en la boca mientras estiraba mi cuerpo para frotar las que me quedaban en la parte de atrás con mi trasero.
Fue muy excitante notar tantas pollas tocándome todo el cuerpo. Me sentaba sobre alguna de las que estaba abajo y cabalgaba sobre ellas a la vez que con mis manos agarraba otras y con la boca chupaba las que podía, estaban todas muy tiesas y húmedas. Yo no podía mas y creo que me corrí un par de veces. Luis abrió la portezuela de uno de los laterales de aquel habitáculo y me dijo que saliera que ahora tendría pollas hasta cansarme.
Me puso a cuatro patas delante de el sobre un enorme colchón que estaba en el centro de la sala en el suelo y metió su polla en mi boca follándome con fuerza haciéndome casi atragantar con cada empujón. El resto de ellos se masturbaba alrededor mío y yo de vez en cuando soltaba alguna mano y agarraba lo que podía. Mientras algunos me sobaban el coño y el culo metiéndome los dedos hasta adentro y fue cuando uno de ellos me escupió un par de veces en el coño y en el culo para ensalivármelo y metió su polla en el coño follándome con rapidez y sin miramientos. Estaba gozando como una puta, me sentía como tal y estaba muy excitada. Cuando note que se corría inundándome el coño con su leche caliente otro ocupo su lugar e hizo lo mismo y me folló a su antojo, así fueron pasando por mi coño y por mi ano todos ellos, algunos sin correrse diciéndome que si era una buena puta tendría como premio final una ducha como la de los pilotos de formula uno pero sin champán, con leche de hombre. Eso me hizo ponerme a mil por hora y creo que tuve otro orgasmo de tantos esta noche. En mi boca también se turnaban, a la vez que en mi coño y ano que follaban a la vez haciéndome un sándwich. El peor rato aunque solo por un momento lo tuve cuando dos de ellos metieron sus pollas a la vez en mi ano. Me dolió un montón, pero desapareció al poco ya que mi culo se dilato lo suficiente para recibir esas dos hermosas pollas que me perforaban el culo. También lo hicieron por delante pero mi coño dilataba mejor ya que habían pasado casi todas las pollas por el.
Cuando ya no podían mas me ordenaron tumbarme boca arriba y poniéndose todos alrededor mío masturbándose me dijeron que disfrutase de la recompensa y empezó a caer una lluvia espesa de semen caliente sobre todo mi cuerpo desnudo. Yo me acariciaba y tragaba lo que me caía en la cara y boca. Con mis manos me untaba el cuerpo entero como si fuera una crema cualquiera. Era muy excitante tener todas aquellas pollas eyaculando sobre mi cuerpo.
Una vez que acabaron me puse de rodillas y fui chupando los restos de sus pollas dejándolas bien limpias. Alguno de ellos también me limpio el coño y el culo con sus lenguas disfrutando de mis agujeros dilatados y chorreantes de semen.
Después de un rato así, me llevaron a un jacuzzi y me dieron un masaje entre unos cuantos enjabonándome y lavándome por completo. Fue muy relajante y excitante por que no, tantas manos tocando mi cuerpo, las burbujas, el agua caliente, era delicioso.
Después me vestí y Juan me trajo a casa. ¿Qué te parece la fiesta a la que me llevo tu amigo?
Yo no sabia que decir, estaba empalmado y asombrado de aquello. Parecía una película de porno duro y le había pasado a mi esposa que me lo había contado como si tal cosa. Yo estaba a cien y ella lo sabia así que no hace falta decir que el resto de la noche fui solo yo el que disfruto de su hermoso cuerpo y de lo fantástica que es en la cama.