Capítulo 2

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El vecino de arriba II

A la mañana siguiente de la historia que les conté la vez anterior, desperté creyendo que era uno de esos sueños morbosos que tengo de vez en cuando, pero me desperté en otra habitación, una muy desordenada y de muy mal olor, la noche anterior no me había fijado en todo eso, pero de verdad estaba en la habitación de el vecino de arriba.

Me dio mucha rabia y a la vez mucho morbo pensar que en este momento mi mujer estaría con Héctor, aquel Héctor que la había hecho gritar y gemir tanto la noche anterior.

Recordé que yo tenia que ir a trabajar, por tanto baje las escaleras para ir a darme una ducha y cambiarme de ropa.

Cuando entre a mi habitación, o mejor dicho la de ellos, encontré a mi mujer muy abrazada al enorme pecho de Héctor, ella lucia una enorme sonrisa y el, totalmente desnudo mostraba su enorme pija que aun flácida, se veía amenazante y cabezona.

Me detuve un rato a mirarlos y parecían muy felices, hasta hacían buena pareja.

El, enorme , con un cuerpo bien formado y un rostro muy varonil, y ella tan bella, ahí acostada con sus lindos senos acostados en la humanidad de Héctor.

Me sentía el hombre mas cornudo del mundo, pero me hacia feliz ver la sonrisa que mi esposa tenia después de un buen polvo, mucho mejor que los míos, supongo.

Entré a la ducha muy despacio para no despertarlos, cuando salí, Héctor ya estaba despierto y me miraba con cara burlona.

«Ya te vas a trabajar cornudo?»me dijo

No respondí y comencé a vestirme porque se me estaba haciendo tarde. En ese momento, Carolina se despertó y le dio un beso a Héctor de buenos días.

Yo definitivamente la desconocía, ella era una esposa abnegada, claro, hasta ayer, le dije todo esto con un tono de desespero, ante la mirada burlona de Héctor.

Ella me respondió que ayer había descubierto la felicidad y que no pensaba dejarla por lo que yo le dijera.

Me explico que ella y Héctor eran solo amigos, hasta que ella escucho lo que Héctor me dijo cuando ella salió.

Me dijo que pensó que esta era la forma como Héctor le decía lo que quería, ya que a el le gustaban las situaciones de riesgo, ella sin saber que reacción tomaría yo, le llevo la cerveza a Héctor y el se encargo de hacerme creer que ellos ya lo habían hecho antes para ver ella que decía. Me dijo.

«Mario, te cuento todo esto para que entiendas que lo de ayer fue una casualidad que me llevo a encontrar lo mejor que he visto en mi vida. Quiero quedarme con Héctor y espero que lo entiendas»

Ante estas palabras solo atine a decir desesperado y casi llorando

«Esta bien, quédate con el, pero por favor no te vallas»

Héctor soltó una gran carcajada , ella lo miro con mucho cariño y le toco la cara sonriendo. El reía y reía,

Caro y yo nos quedamos viendo como reía un por un rato, después cuando se calmo, dijo

«Quiero ver hasta donde llega todo esto!!»

«Mi amor—le dijo a Caro—tengo mucha hambre, me dijeron que tu marido hace unos buenos huevos revueltos» y volvió a reír.

Me negué argumentando que tenia que ir a trabajar. Ella me dijo que ya era muy tarde y que ya no me dejarían entrar, que mejor ella llamaría y diría que yo estaba enfermo.

«Además—agregó—hace mucho tiempo que me debes un desayuno, por que no hacer dos»y ambos soltaron la carcajada, la cual callaron con un largo beso.

Espere a que terminaran su apasionado beso ahí parado, lo interrumpieron y me miraron como diciendo que esperas? Y yo solo atine a decir.

«Ambos con cebolla?»dijeron que si y volvieron a lo suyo.

Mientras estaba en la cocina preparando el desayuno, me sentía como el mas cachudo del mundo, no podía creer lo que le había dicho a mi mujer y que estuviera aceptando esto en mi propia casa, pero, todo era para tenerla allí, además sabia que no podía competir con Héctor en ningún campo, el sabia todo lo que ella quería y era un portento de hombre.

Cuando volví con el desayuno, Caro tenia aquella pija parada y latente en sus manos, tan dura como si no se hubiera parado en años, como olvidando que ayer había tenido una carga de trabajo monumental.

Recordé cuando Caro me pedía una porcioncita extra en la mañana y mi ahora pequeño aparato (ante la absurda comparación), no respondía. Ella me miro como pensando lo mismo, y lanzo un grito de contento.

Deje el desayuno en la mesita de noche.

Ella me dijo que saliera , que a Héctor no le gustaba que yo los anduviera mirando, Héctor dijo que no le importaba que igual el le iba a dar su porción matutina, ella volvió a gritar de la emoción y se tiro a los brazos de el y por un momento se olvidaron de mi.

Comenzaron a besarse largamente y después el comenzó a tocarle las tetas a amasárselas como si fueran balones, el le cogía los pezones y se los pellizcaba y ella gritaba y gemía de placer.

Comenzó a tocarle la cuquita ya muy mojada y a meterle uno y dos dedos rítmicamente mientras le chupaba las tetas, Héctor siguió bajando hasta que llego a su conchita, ella se estremecía de placer y de vez en cuando me echaba una mirada y me decía entre dientes:

«Vez cabrón lo que tenias que hacer, ahora lo esta haciendo otro en tu propia cama»

Héctor todavía tenia su pija dura y lista para penetrar, el se movía por el cuerpo de mi mujer con una destreza increíble, en un momento ya tenia la grandísima pija en la cara de caro y le daba vergazos en la cara, ella reía e intentaba agarra ese vergajo con la boca pero era demasiado grueso, así que se ayudó con una de sus manos y se lo engulló difícilmente hasta casi la mitad, el se movía rítmicamente y de vez en cuando se la sacaba para darle mas vergazos en la cara y el cuello, ella reía a carcajadas y volvía a coger el vergajo para engullírselo.

Así estuvieron un rato hasta que mi mujer le dijo:

«Métemela ya, no aguanto!!»

Así que Héctor muy obediente la penetro sin pensarlo dos veces y de una forma que hasta a mi me dolió, ella se estremeció y grito muy fuerte: Héctor se movía rítmicamente y eso provocaba orgasmos en mi linda mujercita, el la levantaba, la volteaba, la ponía en cuatro, patitas al hombro y todo esto con un meneo rítmico del portento de hombre que tenia en mi cama haciendo feliz a mi mujer.

Después de todo este espectáculo digno de película de porno que me estaban brindando, el se ubico fuera de la cama se corrió a mares, en un momento se volteo y me salpico una buena parte de su semen, una parte me callo en la boca, yo lo probé, tenia un sabor acre, salado pero excitante.

Mi mujer quedo bañada en semen y le dijo a Héctor que se fueran a bañar, en la ducha, me imagino que le dio verga otra vez porque ella gritaba durísimo, yo aproveche y me hice una paja hasta que me vine, casi media hora después se vino héctor alla dentro de la ducha.

Asi pasaron unos días, Héctor hacia visitas a mi mujer casi todos los días estuviera o no yo allí, eso no importaba, a veces Héctor no estaba de humor y no dejaba que yo los viera ,a veces yo hasta me dejaba ayudar a poner almohadas en poses difíciles, y a veces cuando estaba de muy buen humor me dejaba tocar a Caro o hacerle masajes a el en los pies, yo siempre me pajeaba viéndolos o escuchándolos.

No es que disfrutara la situación, pero no me quedaba otra salida.

Un día Caro me dijo muy emocionada:

«Adivina que? Héctor se muda de apartamento»

No lo creí, ya que ella debía estar triste, cuando vi las maletas de Héctor dentro de la casa, ahora lo iba a tener en mi casa, no les parece increíble?

Ya entiendes lucia porque no me puedo mudar?

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