Capítulo 5
- Unos cuernos bien puestos y… disfrutados I
- Unos cuernos bien puestos y… disfrutados II
- Unos cuernos bien puestos y… disfrutados III
- Unos cuernos bien puestos y… disfrutados IV
- Unos cuernos bien puestos y… disfrutados V
Unos cuernos bien puestos y… disfrutados V
13 de marzo. Cuernos sobre ruedas.
1ª Parte: La versión del marido Cornudo.
Me despertó sobresaltada «me ha dejado un mensaje, viene de viaje en el puente aéreo»
Miré el reloj era hora de levantarse y empezar la jornada.
Ella estaba nerviosa, pues por sorpresa él se presentaba de nuevo antes de lo previsto y además… no se quedaría por la noche, así que habría que apañárselas para que pudiera disfrutar de ella, esa era mi obligación…
Cerca de las nueve, quedamos en una cafetería próxima a la oficina, de él, y ella avisó de que llegaría tarde a trabajar.
Yo no tenia problema de horario, así que cuando decidieran ir al trabajo les haría de chofer… como el resto del día…
Nos vimos en la puerta de la cafetería, me estrechó la mano cordialmente y volviéndose a mi mujer le plantó un morreo sin cortarse un pelo mientras disimuladamente le acariciaba el culo… que después me confesaría que le encanta…
Entramos y charlamos sobre diversos temas mientras desayunábamos. Siempre que podía le hacia a ella alguna caricia o arrumaco, algún beso fugaz en los labios, mientras yo observaba orgulloso.
Concretamos los planes del día.
Yo estaría disponible. Él regresaría en el último avión del día, pero pensamos en ir a cenar al salir ellos de trabajar sobre las 7 de la tarde.
El resto del día estuve nervioso deseando que llegara el momento de vernos por la tarde. Cavilaba como lo haríamos para que él pudiera disfrutar aunque solo fuera una vez de mi mujer y echarla algún polvo, pero no se me ocurría nada.
A las 6:30 me llamó para decirme que había terminado y que pasara a buscarle.
Le recogí en su oficina y durante el camino hablamos de las excelencias de mi mujer, de su culo, que según me dijo era el mejor culo que había tenido nunca entre sus amantes, sus tetas, de como se calentaba y el volcán de su coño y de que él la estaba haciendo disfrutar y gozar como hacia tiempo nadie había hecho.
Las maratonianas sesiones vividas por ella y él hasta ese día ponían a mi mujer muy caliente y cuando llegaba a casa casi me devoraba, notando yo una fantástica evolución en sus maneras sexuales mucho más liberadas y con mucha mas decisión e iniciativa, la estaba haciendo una autentica zorra caliente.
Le comenté la dificultad de dispone de un sitio, y se nos ocurrió a los dos que cuando la recogiéramos, nos iríamos a cenar al aeropuerto, pero ellos dos pasarían al asiento de atrás y el trataría de aprovecharse de ella al máximo, e incluso a lo mejor podríamos parar en el margen de la autopista o en algún rincón de la vía de servicio.
La recogimos. Estaba preciosa como siempre.
Después de unos minutos él sugirió pasarse atrás, pero ella dijo, sin mucho convencimiento es cierto, que no, que quería que fuéramos delante los dos.
En un semáforo, él aprovechó para pasarse atrás y a los pocos segundos estaban morreándose y acariciándose.
En vez de enfilar hacia el aeropuerto les pregunté malicioso si querían que diéramos una vuelta por el parque del oeste y ver el templo de Debod, él dijo que bueno y ella me dijo que era malo entre sonrisas y besos de él.
Busqué un lugar oscuro por la zona del templo, pero no había ninguno que me gustara expresamente, así que dimos la vuelta y salimos nuevamente al paseo de rosales.
Mientras ellos seguían con su fiesta y los morreos eran cada vez más intensos y sonoros. Yo no podía ver mucho por el retrovisor pues debía conducir, pero sabia que las manos de él seguro que estaban ya bajo la falda de mi mujer tratando de sacarle el primer orgasmo, pues ella jadeaba ostensiblemente.
De pronto se me ocurrió: La casa de campo… y hacia allí me dirigí…
Ellos seguían morreándose y mi mujer ya había alcanzado un orgasmo por sus jadeos, mientras el le metía mano por toda partes y ella se dejaba encantada.
Tras recorrer la casa de campo en gran parte vi una enorme explanada donde otros coches detenidos marcaban que era una zona de picadero rodante, busque un sitio apartado y lentamente aparqué y apagué las luces.
Detrás ya solos se oían jadeos y morreos, mientras yo no me decidía a volverme y observaba por el retrovisor.
Seguro que nadie imaginaba que en aquel coche, uno más en esa zona, un cornudo marido aguardaba complaciente a que su mujercita fuera ensartada por su amante en el asiento de atrás del coche que él había conducido hasta allí.
La situación era morbosa y excitante…
En pocos segundos su falda había volado y sus bragas y medias estaban por los tobillos mientras el se perdía entre sus piernas y sus manos magreaban con pasión sus tetas.
Ella con los ojos cerrados y recostada sobre el asiento gemía de placer mientras él le comía el coño.
En unos segundos llegó su primer orgasmo, espectacular, sonoro, sentido que me excito más aún.
Tras ese primero, él subió hasta su boca y la besó largamente mientras ella le acariciaba y metía sus manos a través de la camisa.
Siguieron amándose con desesperación y de pronto él se quitó los pantalones y el calzoncillo, aquella gruesa polla negra erguida estaba reclamando la boca de mi mujer, lentamente ella fue deslizándose hacia su aparato y se lo metió en la boca de una vez empezando un espectacular y excitante ritmo de sube y baja sobe aquel vástago.
Mientras él le acariciaba el clítoris y le metía un par de dedos por el culo haciéndola gemir con la polla aún dentro de su boca y me miraba a mi orgulloso y complaciente contemplando la escena…
El ritmo era frenético entre ambos, y pasados unos minutos él me pidió que le pasara los preservativos que estaban en su maleta a mi lado.
Así lo hice y tras colocarse uno, la levantó y la sentó sobre su polla de un solo golpe… empezó un rítmico mete y saca cogiéndola por las caderas, ella frente a mí con los ojos cerrados, apoyada entre los dos asientos delanteros y follada por su amante que seguía bombeándola sin compasión mientras su tetas bailaban un frenético baile arriba y abajo y ella se mordía los labios de placer… pasados unos minutos de frenético subir y bajar, ella alcanzó un magnifico orgasmo y segundos mas tarde, después de una cabalgada de casi 15 minutos él se corrió con fuerza en su interior.
Luego ella se recostó sobre él, y tras retirarse una vez que él hubo salido de ella, se recompuso y los tres estuvimos durante un rato charlando.
Fuera llovía con fuerza y dentro aun cuando ella no quiso que le hiciéramos un sándwich, creo que los tres habíamos cumplido nuestro objetivo: Disfrutar.
Después ya fuimos al aeropuerto donde ellos como tortolitos se besaban y acariciaban sin importales mi presencia, y de regreso a casa, le di duro por el culo, ese culo que ha descubierto el placer y se dilata al sentir la punta de una polla convertido en un agradecido tragón.
Previamente ella había también practicado su otra asignatura aprobada haciéndome una mamada de escándalo que me puso la polla en condiciones para poderla ensartar por ese maravilloso culo.