Recuerdos infames y bestiales

Esto de leer tantos relatos eróticos gay me remonta a las experiencias vividas en los años mozos.

Se cometen muchos errores, pero se viven situaciones inimaginables.

Mi inicio como pasivo fue tardío, frisando los veintiocho años, pero neciamente había involucrado el corazón, entonces después de la dolorosa primera cogida, me aferré más a quien en ese entonces era mi pareja y disfruté muchísimas veces ser penetrado por una gigantesca verga de casi 24 centímetros, muy gruesa, sin circuncidar y con gran cabezón que siempre estaba fluyendo precum, era delicioso.

La relación continuó alternando las cogidas….sin embargo, como que a José Luis ya no le gustaba tanto que yo hubiese dado la vuelta y entonces me refería ofensivamente que necesitaba coger mucho, es decir, meterse en su goloso culo diferentes vergas y por lo general siempre buscaba que fueran mayores en dimensiones cada vez.

Yo estaba enamorado, o apendejado, le era totalmente fiel y sólo esperaba el momento de estar juntos para practicar un rico 69…. eran sesiones muy calientes que nos dejaban exhaustos….. sin embargo, él se salía y en ocasiones no lo veía dos o tres días.

Yo sufría terriblemente, mi vida emocional dependía de él, era algo patológico.

Una noche, fui a buscarlo a dos o tres bares donde sabía que se iba a conocer gente hasta que lo encontré en «El Padrino». Tomé una cerveza frente a la barra y por el espejo vi que él se encaminaba al baño.

Yo estaba nerviosísimo, triste, enojado, era una mezcla de emociones increíble.

Cuando regresó del baño me dijo que había conocido a un tipo con una mega verga… que se iban a ir a coger a una brecha a la salida de la ciudad.

Yo le pedí que no fuera…. le dije que me hacía daño su desprecio y entonces me dijo que cual era el problema, que si ya me gustaba la verga fuera con ellos, a fin de cuentas el hombrón con el que andaba nos podía coger a los dos y sería más rico en un trío.

Algo me decía que no debía aceptar y me negué rotundamente.

Ellos dos salieron y cuando se perdieron de vista, pagué mi cerveza y me fui a casa.

Eran las 4 de la madrugada cuando llegó. Se veía muy maltratado, con huellas de violencia….. me asusté y le pregunté qué había pasado.

Entonces me contó toda la historia: se fue con el tipo, Ángel se llamaba, salieron a carretera, tomaron por un camino vecinal, detuvo el coche bajo un árbol, le dio una mamada al tipo que ya tenía la verga en plena erección y según él era mucho más grande y gruesa de lo que había imaginado…. dijo que se sintió invadido por una calentura tremenda y le pidió que se la dejara ir por el culo.

Acto seguido, José Luis se desnudó, se bajó del coche, se recostó con su cabeza en el asiento del conductor, colocó sus pies en los postes de la portezuela y el tipo fuera del coche con pantalón y slip hasta las rodillas, escupió su deseoso culo y empezó a bombear en frenéticas penetraciones que lo hacían sentir en la gloria….

De repente, potentes luces cegaron sus ojos…..

Apenas reaccionaron, Ángel subió sus ropas y echó a correr. José Luis estaba desnudo, con la verga dura y el culo lleno de saliva, mecos y residuos fecales, no alcanzó a levantarse de su posición cuando lo rodearon cuatro hombres…. eran cuatro policías que lo insultaron llamándole puto come vergas, joto descarado y más palabrotas.

Sin dejarlo hablar uno de los policías se fue por la portezuela del conductor, abrió su bragueta y mostró una enorme verga, se la puso a José Luis en la boca, ensartándolo sin piedad, hasta casi ahogarlo, mientras por la otra portezuela, otro de los policías le dejó ir hasta el fondo su verga no muy larga pero sí muy gruesa y cabezona, dijo que le daba unas arremetidas que lo hacía ver estrellas, así fue como los cuatro cabrones le dieron una desculada infame.

Al terminar los cuatro, se pusieron en fila para que les chupara sus culos….. dijo que uno de los policías era un sucio, que apestaba horrible pero los demás lo empujaban para que metiera la lengua….. fue tremenda su experiencia.

Sin embargo, no fue todo, José Luis en el carro traía equipo deportivo.

Uno de los policías tomó un bate de béisbol y le ensartó una buena porción en el ya adolorido culo, hasta que lo sangró profusamente.

Para finalizar, le quitaron reloj, anillos, cadena, esclava, dinero, credenciales y tarjetas de crédito.

Lo obligaron a vestirse y lo vieron perderse en el camino.

Mientras José Luis me platicaba esto a detalle, se fue desnudando, su bóxer estaba mojado en sangre, semen y residuos fecales, pesaba de la gran humedad acumulada.

Olía horrible. Fue tremenda la impresión que recibí.

Se metió bajo la ducha y seguía sangrando, salió, se puso nalgas arriba en la cama y me pidió que le revisara: su culo era una masa sanguinolenta.

Así se quedó dormido y a la mañana siguiente, sábado, estaba recuperado y entonces siguió su narración diciéndome que si bien la experiencia había sido difícil, uno de los policías era guapísimo y tenía una verga enorme, que con gusto volvería a metérselo.

El domingo por la tarde, el susodicho llegó a buscarlo.

Le llevaba sus pertenencias y le dijo que le encantaría sentir una nueva de sus mamadas….. que le había encantado su culo y quería coger muchas veces con él.

Esa tarde, presencié una mamada colosal, el policía en efecto tenía una super verga, muy gruesa, con un cabezón enorme, sin circuncidar, al bajar su prepucio mostraba una bola rosada de la que manaba leche incesantemente, le vació varias veces su carga de mecos en la cara, se embarró todo el pecho y obligó a José Luis a limpiarlo todo con la lengua.

No pudo cogérselo porque tenía el culo destrozado, pero luego, se siguieron viendo, se hicieron pareja y obviamente, yo desaparecí del cuadro.