Una sesión de internet acaba en la cama con sorpresa

Tengo 43 años, mi hija para ese entonces tendría unos dieciocho.

Era una chica realmente preciosa, alta, delgada, una buena delantera y cara de picaruela. Siempre me había llevado muy bien con ella, había crecido y yo por estar inmerso en mi trabajo, no me habia dado cuenta de cómo se iba convirtiendo en mujer compartíamos todos nuestros secretos, pero hacía ya casi un año que la notaba distinta, se había hecho toda una mujer, y según a mi me parecía, demasiado, vestía siempre muy atrevidamente, y siempre la veía con algún chico, siempre distintos y siempre mayores que ella, evidentemente se lo pasaba en grande, nunca me dijo nada, pero un día le encontré un paquete de condones medio vacío en su bolso, según parecía follaba como una loca, o sea ella ya no era virgen y eso me fastidiaba, como su mama, mi esposa Claudia, no me comunico eso me sentí algo abrumado, que mi propia familia no tuviese confianza conmigo y decidí trazarme un plan quería coger a mi hija, pero me detenía a pensar en el incesto y sus consecuencias posteriores, me fue dando morbo y excitación de solo pensar en coger a mi hija que mi pene se fue entrando solito de los malos pensamiento que me llegaban, tenia como unos dos semanas de no coger a nadie, ni a mi esposa, ya que siempre que la cogía pasaba como lastimada, ya que siempre me decía que era muy grande mi pene y bueno, no era cualquier mujer que lo fuera aguantar toda, ya que mis 26 cm y 7 de grosor, siempre que me excitaba se desarrollaba todo y eso que tenía un miembro de más que considerables dimensiones, .

Todo empezó un día, estaba yo duchándome, salí de la ducha como siempre, me secaba delante del espejo, desnudo, silbaba una canción distraídamente cuando me percaté que la puerta estaba entreabierta, cuando fue a cerrarla me encontré que mi hija estaba detrás mirándome, al momento me tapé con la toalla y me puse coloradísimo.

«Pero ¿qué haces ahí?» – la dije.

«No sabía que la tuvieses tan grande» – me dijo ella. Aquello me hizo avergonzarme todavía más, no me acuerdo lo que balbuceé y cerré la puerta deprisa y corriendo, mientras pude oír a mi hija riéndose detrás.

Durante un par de días intenté esquivarla, estaba muy avergonzado, pero noté que ella cada vez me mostraba más atenciones, siempre quería hablar conmigo, y bueno, pasaba más tiempo fuera de casa.

Una semana después, cuando pensé que todo estaba olvidado, era viernes por la noche, claudia mi esposa estaba con jaqueca o migraña y se habia tomado un calmante, se había ido a dormir, estaba yo en el despacho, terminando un trabajo en el ordenador.

Entonces entró ella. Mi hija, Era verano, así que sólo llevaba una camiseta de manga corta que la llegaba a media altura de los muslos, era mía, se la di hacia tiempo, iba descalza y casi no la oí entrar.

«¿Qué haces?» me preguntó. Me sorprendió un poco. La miré, estaba increíble, sus muslos resplandecían a la luz artificial, y sus pechos se marcaban en la camiseta, dos pezoncitos en mitad de esas dos montañas.

«Terminando un trabajo» la dije volviendo al ordenador.

«Tu tienes acceso a Internet, ¿verdad?»

«Sí» la dije sin separar la vista del trabajo, tenía que terminarlo cuanto antes.

«Por qué no me dices cómo funciona, porfa» me dijo

«No tengo tiempo, tengo que terminar esto»

«Si papito, sólo un rato, nunca he visto cómo funciona»- me dijo, evidentemente eso era mentira, creo que nadie a esa edad no ha entrado alguna vez en Internet, pero ella se acercó, noté el calor de su cuerpo, me revolvió el pelo cariñosamente como solía hacer cuando me pedía algo.

«Bueno, pero sólo un rato, luego te vas y me dejas acabar esto» la dije. Se puso detrás de mí, casi podía notar sus pechos flotando encima de mis hombros la verdad es que empecé a excitarme un poquito. «¡¡¡Dios mío!!!» pensé, es mi hija, pero es que está muy buena. La enseñé un par de buscadores, y unas cuantas páginas curiosas, quería que se fuese cuanto antes.

«Bueno, esto está muy bien, pero sé que hay páginas más divertidas» me dijo. La miré con sorpresa.

«¿Páginas más divertidas? ¿De qué estás hablando»

«Venga, no te hagas el santurrón, seguro que las has mirado miles de veces, páginas eróticas, páginas porno, sé que hay muchísimas, enséñame una, venga»

«Pero hija, qué dices, cómo te voy a enseñar eso» la dije.

«Venga, no seas malito, si tú puedes verlas, yo también, venga, enséñame una y te dejo acabar ese trabajo tan importante».

«Bueno, una más y te vas» la dije, pero me temblaba el pulso. Iba a enseñarle páginas porno a mi hija, ¡¡¡estaba loco o qué!!!. Bueno, en aquel momento hubiese hecho cualquier cosa porque me dejase solo, de todas maneras tal y como estaba de excitado..

Entramos en una página que conocía, tenia bastantes fotos clasificadas, empecé por la desnudos de chicas, lo que siempre hacía, después de mirar unas cuantas fotos, ella me dijo:

«Bueno, y ¿no hay chicos?» la verdad es que no lo sabía, nunca lo había mirado, pero allí estaban, tíos enormes, con enormes pollas, aquello pareció interesarle más, así que dio la vuelta a mi silla y se sentó encima de mi rodilla, yo estaba en pantalón corto, así que pude sentir el calor a través de mi pierna, se sentó solo en uno de mis muslos, abriéndose las piernas, pude notar como el calor y la dureza de sus glúteos, me estaba poniendo malísimo, mi polla empezaba a crecer debajo de mis shorts, y cada vez se notaba más, pero mi hija seguía concentrada en la pantalla.

«Qué interesante, déjame el ratón ahora, porfa» me pidió, la verdad es que tal y como estaba casi no llegaba al ratón, se lo dejé, estuve a punto de apoyar una mano en su muslo, en el último momento reaccioné y la puse en el brazo de la silla.

La verdad es que para no haber entrado nunca en la web, se le daba muy bien.

Después de ver la carpeta de chicos, pasó a la de hardcore, aquello se empezó a poner muy caliente.

«Uff» decía ella. «¡¡¡Qué barbaridad!!!» yo ya no podía hablar, tenía la polla que me apretaba en el pantalón como mil demonios. Entonces abrió el enlace de hardcore-teenagers, empezaron a aparecer fotos de chicas no mucho mayores que mi hija follando como locas.

«Ya has visto bastante, por favor, vete ya» la dije, ella me miró con una sonrisa.

«Un poquito más, porfa!» entonces me miró a la entrepierna , allí mi polla luchaba por salir de su encarcelamiento y el abultamiento era increíble, vi cómo se pasaba la lengua por el labio y volvía a la pantalla, antes se incorporó un momento para levantarse un poco la camiseta, ahora caía a los lados de mi pierna, y mi muslo estaba en contacto directo con su entrepierna, pude comprobar que llevaba un tanguita, de esos que se meten entre las piernas, y que estaba muy caliente, muy caliente.

Ella seguía viendo las fotos, mientras empezó a moverse un poco entre mi pierna, frotándose contra mi muslo, primero muy despacio, luego fue aumentando. Yo estaba a punto de reventar el pantalón.

«Papá, ¿tú crees que yo estoy más buena que estas chicas?» Me dijo, yo no sabía qué responder, entonces algo dentro de mí que no era yo la dijo.

«Bueno, ellas están desnudas…» en ese momento me tapé la boca, intenté reaccionar

«Bueno, quiero decir, que no es lo mismo, …» Ella se mordió un poco el labio inferior como pensando. Se levantó.

«Eso se soluciona fácil» me dijo mientras se quitaba la camiseta delante de mí, no llevaba sujetador como ya suponía, y su pechos empezaron a moverse, estaban brillantes, hacía mucho calor y tenía algunas gotas de sudor en la tetas, lo cual las hacía más deseables.

Yo me quedé con la boca abierta sin saber qué decir.

«Claro, esas chicas te parecerán más buenas, haciendo lo que hacen y excitándote tanto» dijo ella mientras se sentaba encima mío, ahora notaba su sexo justo encima de mi polla, se pegó a mí y empezó a pasearme los pechos por delante de la cara.

«¡¡¡Me deseas, a que me deseas!!! Yo te deseo como una loca, desde que te vi desnudo no he pensado en otra cosa que hacerte mío papito, y de esta noche no pasa» me dijo, mientras que se agachaba y se ponía entre mis rodillas, me aflojó la cuerda del pantalón y me sacó la polla, ésta saltó como un resorte.

«Oh, Dios mío, sí que es grande. papito, cómo no le has dicho que tenías esto tan increíble entre las piernas.» Me dijo mientras empezó a pajearla, yo estaba sin habla, entonces noté sus labios posarse en la punta de mi capullo, empezó a engullirlo, yo seguía allí parado mientras mi hija me hacía la primera mamada, que ni su madre se atrevía a mamarlo semejante pene y aquello era mucho mejor de lo que nunca hubiese imaginado.

«Para, para» le dije «Eres mi hija y esto esta mal y tu mama esta arriba y puede venir en cualquier momento » la dije.

«No papi,mama tomo unas pastillas para dormir y no despierta ni que haya un terremoto…»

«No, no, para que estas bien chica, aunque las mujeres me gustan mucho, nunca lo he hecho con ninguna, pero…»

«Así que voy a ser la primera.! eso hace que me ponga todavía más caliente», me dijo mientras que se quitaba el tanguita, ahora pude ver su coñito, mi hija se lo depilaba, sólo quedaba una pelusilla en la parte alta, no podía dejar de mirarla, sus tetas, su coño.

«¿Te gusto? me preguntó. Yo moví la cabeza. «Quieres comerme el coñito?» la dije que sí, así que me llevó de la mano a su cuarto, a su cama, casi me caigo, tenía los pantalones en los tobillos, me los quité y me quedé en pelotas.

Ella se tumbó en la cama y se abrió de piernas, yo me puse entre ellas, olía extraño, lo más excitante que había olido nunca, empecé a lamerle el sexo, a chupetones, luego empecé a recordar que era mi hija,la que tenía entre mis brazos, eso me puso mas excitado y le abrí los labios del sexo y recorrí mi lengua por ellos, los noté muy húmedos, los separé más y metí toda mi lengua, hasta donde pude, mi hija se retorcía en la cama jadeando.

«Ah, ah, ah papito, qué bien lo haces, sigue metiendo tu lengua, ¡¡¡sigue!!!» me gritaba, yo seguí con la lengua, pero ahora también me ayudé de un dedo, el cual metía y sacaba de su coño, ella pareció perder el control en ese momento noté una oleada húmeda y caliente se me venía en la boca, ella empezó a gritar y a jadear como una loca.

«AHHHHH AHHHHHH» se había corrido en mi cara la muy guarra. «FÓLLAME, FÓLLAME…PAPITOOOO» empezó a gritar, yo estaba alucinando, allí estaba mi hija tumbada en su cama, desnuda, pidiéndome que la follase, y lo malo, es que yo quería hacerlo, era lo que más deseaba hacer. Así me lancé sobre ella, evidentemente en el primer intento no pude metersela, ya que estaba mas gruesa de la cabeza de mi verga y sabía que le dolería y poco a poco comencé a meterle la cabeza, le espachurré todo sus labios de su coñito, y pensé que la partiría, ella se incorporó un poco, me miró mientras jadeaba.

«así, sigue,» me animaba y entonces yo empujé, casi toda la cabeza de mi polla se deslizó dentro de su coño, seria solo unos pocos centímetros, como 8 estaba tan mojado que no me fue complicado «AHHHHHHHHHHH» gritó ella, pero quedaba otra buena parte, empecé a empujar hasta que se la metí toda, evidentemente por el grito que dio nunca se había metido un calibre como el mío por el coño.

«AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH SIIIIIIIIIIIIIIIIIIII OHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH DIOSSSSSSSSSSSSSS MIOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO QUÉ GUSTO AHHHHHHHHHHHHH» gritaba y jadeaba mientras que se retorcía como una serpiente, yo empecé a perforarla, al principio despacio, pero poco a poco me fui calentando , dejé de pensar que era mi hija, era la primera mujer, que le metía toda mi verga, ni mi esposa la aguanta toda, pero mi hija, era la primera que la aguantaba y me follaba, y me convertí en un animal, la penetraba como un loco, pero ella parecía gozar más que yo, la apretaba los pechos, o me tiraba sobre ella para morderlos, así estuve gozando de ella era como estar en el paraíso, entonces sentí que me iba a correr, me entró miedo.

«Me corro, me corro» la dije, ella me sujetó y apretó las piernas.

«Córrete dentro, córrete dentro, quiero tu leche, AHHHHHH» gritaba, yo no puede más y descargué todo mi semen dentro de ella, allí estaba yo descargando mi manguera que parecía no terminar nunca de sacar lefa, ella gritando como una loca, al final caí rendido encima de ella.

«Ha sido increíble» lea dije, ella me miró y nos besamos.

«Mira dije: tienes sangre en el coñito, no sera que Yo te he desvirgado»

«No, papa, eso fue que me entro hasta muy dentro y no te aflijas, no me has desvirgado tu,

Como sabrás, ya he follado antes, hoy, papa quiero pedirte un favor y es mi fantasía, nunca me han dado por el culo, y quiero que tú seas el primero, me da un poco de miedo, porque la tienes muy grande, pero lo deseo tanto, así que quiero que me rompas el culito, papito» la miré alucinado, si follar me ponía a cien, el tema de dar por culo a mi hija era lo más lujurioso que hubiese pensado.

Lo primero era recuperar a mi pobre polla, así que me tumbé, ella se puso encima de la cama, pude ver cómo se le salía el semen por el coño y le chorreaba por las piernas, ella lo notó, así que cogió parte con los dedos y se los llevó a la boca, luego empezó a acariciar su cuerpo contra el mío, acabó poniendo las tetas en mi polla, que empezaba a crecer y a crecer de nuevo, para acabar el trabajo me la chupó como siempre había visto en las películas, hasta que empezó a costarle meterse toda la polla dentro, estaba ya muy empalmado.

«Espera así un momento» me dijo mientras saltaba de la cama y salía de la habitación, yo empecé a pajearme mientras la esperaba, volvió al rato con un bote, era vaselina, me la dio y se puso a cuatro patas encima de la cama.

«Bueno, sabes lo que tienes que hacer, ¿no?» me dijo, mirándome con cara de lujuria. Yo abrí el bote, unté bien mis dedos y me puse detrás de ella.

«Me he lavado bien», me dijo, eso me sonó a «chupamelo», así me empecé haciéndole un dedito, luego empecé a aplicar mi lengua para humedecerlo, notaba cómo su esfínter se abría y se cerrada al sentir mi lengua
‘AHHHH AHHHH AHHH» gritaba ella, entonces ahora empecé aplicarle la vaselina por todo su ano, me unté otra vez más, la verdad es que miraba mi polla y aquella abertura y pensé que jamás podría meterla, me puse un poco yo en mi polla.

«Venga, házmelo, papi, ya, no puedo esperar más, me estoy corriendo como una loca de sólo pensarlo» entonces le abrí los muslos, puse la polla en la entrada de su culito, y empecé a metersela, el principio fue fácil, estaba muy lubricada y la cabeza del capullo entró sin muchos problemas.

‘AAAAYYYYYYYY» gritó, pero sólo tenía la punta dentro, el resto fue más complicado, era tan estrechita, fue empujando y empujando cada vez más fuerte para poder meterle toda la polla, ella no paraba de gritar todo el rato.

«AAHHHHH AHHHH AHHHH DIOS, QUÉ DOLOR, CÓMO ME GUSTA, SIGUE, SIGUE, LA QUIERO TODA EN MI CULITO, LA QUIERO AHHHHH AHHH TODA, DIOSSSS» gritaba mi hija según la sodomizaba, no sé cuánto tiempo tardé, pero al final conseguí empalarla del todo, mi hija estaba muy tensa, su espalda erizada, gritaba como una posesa, entonces empecé a follarme su culito, la empalaba a dentro y afuera una y otra vez, ella perdió completamente el control. «RÓMPEME EL CULO, RÓMPEMELO, AAAAAUUUUGGGGGGG AUUUUUGGGGG QUÉ BUENO, CÓMO ME CORRRRROOOO» gritaba yo también perdí completamente el control, sin contemplaciones, me agarré a sus pechos para poder metérsela más, y gozar el tacto más agradable, cada vez se me hacía más fácil meterla y sacarla, y la verdad es que como acababa de correrme mi capacidad de aguantar era increíble, pensé que perderíamos el sentido los dos.

«ESPERA, AGGG ESPERA, quiero ponerme encima, quiero ponerme encima: me dijo ella jadeando, así me que tumbé en la cama, la espalda apoyada en el cabecero, ella se puso encima de mí, apoyó las piernas en mis rodilla y se dejó empalar, creo que llegó todavía más al fondo, ella temblaba según se la volvía a meter, siguió jadeando, ahora yo me agarré a sus tetas y no las soltaba, ella saltaba encima de mí, cada vez que caía yo la empujaba para arriba para perforarla más.

«AAAHHHHHHH AHHHHHH AHHHHH AHHHHHH AAAAHHHHHHHHH» eran sus gritos ante cada embestida, estábamos completamente cubiertos de sudor, ella con una mano empezó a excitarse el coño, era como un manantial de flujos, entonces ya no pude aguantar más, esta vez ni se lo pregunté descargué toda mi carga en su culito, ella erizó la espalda, yo me apreté contra ella y le agarré los pechos con más fuerza, ella volvió la cabeza y nuestras lenguas se fundieron mientras que mis últimas gotas de semen salían dentro del sodomizado culito de mi hija.

Nadie absolutamente nadie, sabe este secreto que lo tenemos bien guardado mi hija y yo, solo esa noche hicimos el amor, siempre nos miramos, como padre e hija, nadie sospecha nada de esa noche loca en que perdí la cabeza por mi hija, mas hoy soy feliz al lado de mi esposa y mis tres hijos, incluyendo a mi hija, que pronto se casa.