Deseos
Tengo una mujer increíble con un cuerpo seductor y muy apetecible.
Ella sabe perfectamente lo que me excita y sabe darme todo lo que necesito sexualmente.
Cuando estamos en casa, y yo estoy viendo la tele en el salón, algunas veces ella se va al dormitorio y se viste sexy para luego ir a ponerme caliente, provocándome y acabamos haciendo todo tipo de juegos eróticos.
Solo pensarlo e imaginármela me calienta muchísimo y cuando oigo el inconfundible sonido de sus tacones altos acercándose por el pasillo tengo que contenerme para no correrme en los pantalones.
Soy un fetichista de los zapatos de mujer y ella lo sabe, tiene una pequeña colección que hemos ido comprando juntos y cada compra tiene su pequeña historia derivada de mi excitación.
Esa tarde yo estaba en el salón y mi mujer en el estudio trabajando en el ordenador, cuando empecé a oír el inconfundible sonido de la lujuria, esos tacones que golpeaban el parquet y con cada golpe aceleraban mi corazón y hacían crecer mi paquete.
Ahí estaba mi mujer, en la puerta del salón acariciándose levemente la pierna y la cadera seduciéndome con su conjunto.
Tenía puestas unas sandalias negras de una sola tira en la parte delantera y una pulsera en su tobillo, de tacón alto y fino.
Unas medias blancas brillantes que terminan en una liga de encaje en su entrepierna.
Un tanga blanco pequeñísimo y un sujetador de media copa de los que ponen los pechos juntos y elevados y muestran medio pezón.
Yo no podía mas, ella lo sabia y se reía traviesa.
Se acercaba lentamente tocándose por encima del tanga, chupando un dedo y acariciándose el pezón. La escena era muy caliente y mi polla estaba a punto de romper el pantalón.
Ella delante de mí me puso un pie en mi paquete y luego lo subía hasta mi cara para que se lo chupase, sabía que me encantaba.
Yo acariciaba su pierna y llegaba hasta su coño, tenia el tanga húmedo, ella también disfrutaba.
Se agachó de espaldas a mi y se aparto el hilito del tanga de entre sus nalgas tocándose, yo metí mi cara entre ellas y lamí su rajita del culo, tiene un culo redondo para comérselo. lamí el ano de mi mujer mientras tocaba los labios de su coño mojado y sus grandes tetas.
Ella se volvió a dar la vuelta y saco mi polla empezando a chuparla.
Lo hace muy bien, es una experta chupando pollas.
Después de estar jugando de esta manera la senté encima de mi y se la clavé en el coño.
Ella cabalgaba con ganas y sus pechos ya fuera del sujetador botaban arriba y abajo en un sube y baja no muy rápido pero sí a buen ritmo.
Cuando estábamos a punto de corrernos se quitó de encima mío y se agacho para que me corriera en su cara y sus tetas cosa que la encanta.
Después de un poco me dijo que quería ir a dar una vuelta y yo la dije que si pero que debía ir así vestida.
Ella me miró sonriente y le gusto la idea. Se puso encima un vestido muy escotado y corto que apenas tapaba los ligueros de las medias.
Nos dirigimos con el coche a un centro comercial en el que había multicines, bares, etc.
Decidimos ir a una zapatería que había allí a ver si había algo nuevo que mereciera la pena.
Estando en el escaparate vimos unas sandalias negras da tacón alto de aguja de las que solo tienen una tira ancha adelante y nada detrás, unas mules.
Entramos en la tienda y mi mujer se sentó en un banco para ser atendida. Yo permanecía de pie y vi como se la veían las tetas casi por completo por el escote.
Encima al sentarse en el banco que era bajito, el vestido se le subió casi hasta la cintura dejando ver la parte alta de las medias.
Yo estaba cardiaco, estaba mas excitante que nunca y el morbo de estar en un sitio publico aumentaba las sensaciones.
Ella estaba muy a gusto y tranquila, además sabia que yo estaba a mil y eso la empujaba a hacer cosas excitantes.
Vino a atendernos un joven que al ver su cara creería que le había tocado la lotería ya que esa escena de mi mujer casi desnuda era de película porno.
Él mientras hablaba con ella sobre las sandalias que queríamos comprar le comía con la vista todo el cuerpo.
Tuve que irme al servicio y allí nada mas tocarme lancé un chorro de semen contra la pared ya que estaba que estallaba.
Me lave la cara y salí un poco más fresco. Al entrar de nuevo en la tienda vi a un par de chicos que estaban mirando el escaparate y hablando entre ellos sobre mi mujer.
Yo mire al interior y la vi con las piernas ligeramente abiertas mientras el joven dependiente le calzaba una de las sandalias.
Se le adivinaba desde fuera el tanga así que el dependiente dentro debía estar al rojo. Los chicos del escaparate hablaban de lo buena que estaba y de cómo se la tirarían.
Eso me encendió otra vez, esta vez con nerviosismo de celos y a la vez de deseo.
Entré en la tienda y al llegar donde estaba mi mujer, casi me da algo.
Mientras le calzaba la sandalia, tenia su otro pie descalzo en el paquete del chico que estaba en cuclillas mirando directamente a sus tetas y a su tanga.
No sabia que decir, hasta que mi mujer me miro sonriente diciéndome que le gustaban y que quería llevárselas.
El chico dijo que iba al almacén a por otras ya que esas tenían un pequeño defecto en el tacón.
Cogió la caja con las sandalias y se fue al almacén quedándonos solos en la tienda.
Le dije a mi mujer que pretendía y ella me respondió que tenia ganas de pasarlo bien y que no me preocupase.
Ella un poco impaciente dijo que iba a ver que pasaba ya que tardaba un poco el chico y se dirigió al almacén.
Yo la seguí diciéndola que no fuese allí. Cuando termine de decirlo ya estábamos dentro y vimos al chico oliendo una de las sandalias que se había probado mi mujer y en la otra tenía la polla metida. Me quedé de piedra y el chico mas aun.
Mi mujer sonreía y se dirigió hacia el agarrándole la polla que tenía metida en la sandalia y masturbándole con ella puesta.
Le quito la sandalia y se trago la polla estando de cuclillas. El chico empezó a gemir y ella tragaba esa gran polla lentamente.
No tardo mucho en hacer que se corriera en su boca y en gran cantidad ya que le escurría por los labios el semen que no se podía tragar.
Yo estaba calentísimo viéndola con la leche escurriéndole por los labios y cayendo en el canalillo después de haberle mamado la polla al dependiente.
Detrás de mi oí un ruido y al girarme vi a los dos chicos del escaparate con las pollas fuera masturbándose mirando a mi mujer en esa postura.
Ella les dijo que se acercaran y se puso entre los dos sentada con las piernas abiertas en la escalerilla que estaba apoyada en la estantería.
Cogió cada polla en una mano y empezó a masturbarlos tocándose los pechos con la punta de sus penes mientras me miraba sonriente.
El dependiente se tiro al suelo y comenzó a chuparle el coño tras quitarle el tanga.
Después de un rato así, se sentó encima del dependiente que ya tenia su polla tiesa y se la clavo en el coño cabalgando sobre él, mientras chupaba las pollas de los chicos alternativamente.
Yo había empezado a masturbarme y me acerque a ella. Me puse detrás de ella y separándole las nalgas lamía su raja y su ano mientras veía como entraba esa gran polla en su coño.
Después de haberla chupado el ano un rato le metí la polla hasta que mis huevos se juntaron con los del dependiente.
Ella gemía y disfrutaba y estuvimos follando así un buen rato. Yo me corrí el primero dentro de su ano.
Seguido de los dos jóvenes que inundaron su cara de leche. Ella nos limpio las pollas a todos mientras el dependiente se corría terminando de llenar de leche a mi mujer.
Ella se arreglo y se seco con una toalla que llevaba uno de los jóvenes del escaparate en una mochila.
Les pregunté que si eran de fuera y el de la mochila me dijo que el si, el otro era un amigo con el que se iba a quedar unos días.
Mi mujer al oír esto dijo que no, que se iría a nuestra casa. Yo me quede mirándola como diciéndola que ya era suficiente, no me parecía bien llevar a un desconocido a casa. Pero ella insistió y así hicimos.
El chico, claro esta, prefirió alojarse en nuestra casa antes que en la de su amigo adivinando lo que podía pasar. Y así nos fuimos del centro comercial hacia casa.
Al llegar y tras haber enseñado la habitación a nuestro huésped nos pusimos a cenar.
Mi mujer se puso cómoda con un pantaloncito muy corto y ajustado y una camiseta semitransparente y sin sujetador. La cena fue tranquila en todos los aspectos, conversamos sobre varias cosas, su ciudad, la nuestra etc…
Después de cenar nos sentamos el chico y yo en un sofá y mi mujer en el otro y conversando salió el tema de unas fotos que el chico había hecho en un anterior viaje a otra ciudad.
Mi mujer quiso verlas y se sentó entre el chico y yo. Mientras veía las fotos el chico no la quitaba ojo de encima ya que su coño se notaba perfectamente en su pantalón ajustado y sus pechos bailaban libremente con cada pequeño movimiento de mi esposa.
Se hizo un poco tarde y nos fuimos a dormir. En el pasillo delante de la habitación de nuestro huésped, mi mujer le abrazo y dándole dos besos le dio las buenas noches.
Cuando se separaba de el, le agarro de la mano y le dijo, «vente con nosotros, siempre he querido dormir con dos tíos, arropadita».
Yo ya no sabia que decir, esto se iba de madre. El chico mirándome y encogiendo los hombros la seguía sin oponer resistencia. así que nos metimos los tres en la cama, mi esposa en medio.
Ella abrazada a mi me beso profundamente en la boca y me dijo que siempre había querido tener a otro hombre detrás de ella para que le diera «calorcito» en la espalda.
El chico la abrazaba y la tenía pegada totalmente a él. Ella y yo de cara nos besábamos profundamente mientras notaba que el chico agarraba las tetas de ella con las manos.
Ella dijo que estaba en la gloria. Y también dijo que nuestros paquetes grandes restregándose contra ella la ponían cachondísima.
En esto que la quitamos la braguita y el camisón dejándola completamente desnuda. Yo la seguía besando y tocando el clítoris y el coño que estaba muy mojado. El chico la seguía sobando las tetas y la comía el cuello y la oreja.
De repente ella soltó un gemido de placer abriendo mas las piernas. El chico la había metido un dedo en el culo y la había hecho soltar mas líquidos vaginales ya que yo tenía mi mano empapada.
Nos agarro las pollas masturbándolas mientras gemía. Estuvimos un rato así tocándonos hasta que ella le dijo al chico que se la metiera ya que no se aguantaba.
El chico no se hizo de rogar y se la metió de golpe arrancando un grito de placer a mi mujer. Yo frote mi polla entre sus labios vaginales se le metí hasta el fondo de su coño y así la follamos los dos haciéndola alcanzar varios orgasmos.
Cuando nos íbamos a correr nos hizo sacar las pollas y poniéndonos de rodillas nos las chupo hasta corrernos en su boca.
Mi mujer se quedó tendida en la cama sonriente y extasiada.
Y al poco rato nos quedamos todos dormidos desnudos.
Al despertar por la mañana estábamos solos, nuestro huésped se había ido dejando una nota de agradecimiento por la hospitalidad recibida.