Después de la tempestad ¿viene la calma?

Era Lunes, y el fin de semana había sido agotador ya que la mini orgía que me montó mi amigo me había dejado rendida pero con ganas de mas sexo.

Me excite mucho pensando en todo lo ocurrido y me fui de compras, como a mi me gusta, con mi minifalda, mis botas nuevas, unas medias de rejilla y nada más debajo dejando mi coño mojado a la vista de cualquiera que me mirase por debajo de mi mini, cosa que no era difícil ya que la minifalda era bastante corta.

También llevaba una camiseta súper ajustada y transparente que marcaba muy bien mis pechos redondos y mis pezones duros de la excitación.

Decidí ir en coche porque hacia mucho frío y al llegar al aparcamiento vi a un empleado cerca.

Al salir del coche hice lo posible para que viera mi coño húmedo, y así sucedió tal como yo quise.

Al verme se le puso un bulto enorme en sus pantalones y yo que lo note me agache para que me viera bien por detrás.

Como no me gusto mucho como era no le deje ver nada mas y allí se quedo empalmado y solito.

Entre en la tienda mas mojada todavía de lo que ya venía y subí a la planta de lencería, quería comprarme algo.

Cuando llegué allí había varios dependientes en la zona de zapatería y decidí que sería un buen sitio para satisfacer mis fantasías.

Vi unas botas que me llamaron la atención y me quedé mirándolas, como estaban en la estantería de abajo tuve que agacharme a recogerlas y con toda la intención lo hice cuando tenía a dos de ellos detrás, porque yo ya les había visto como me miraban y note sus pollas duras dentro de sus pantalones cuando pase cerca de ellos.

Les llamé para que me ayudaran a ponermelas y acudieron los dos, mientras uno me quitaba una bota el otro me ponía la otra y yo abría cada vez más mis piernas para que pudieran ver mi coño mojado y me agachaba para dejar ver mis pechos, que casi se salían de la camiseta.

Vi su cara de excitación al verme así y mientras a uno de ellos le sacaba la polla de sus pantalones, al otro le ordene que me chupara el coño y el culo.

Tenían unas pollas enormes y duras , y al que estaba en mi culo le pedí que me metiera su polla dura por mi agujerito y se corriera dentro, ummmm que bien lo hacía, todavía me mojo solo de pensarlo.

Estaban muy excitados y no tardaron mucho en correrse uno en mi culo y el otro en mis botas y yo me corrí mucho así que estaba chorreando y me escurría por las piernas.

Decidí marcharme no sin antes llevarme esas preciosas botas que vi y que ellos habían mojado.

Al llegar al parking el empleado aún estaba allí y me vio las botas mojadas de leche y se quedó mirándolas fijamente adivinando lo que había pasado.

Yo le guiñé un ojo y le llame con la mano para que me ayudara a cargar las bolsas que llevaba; el no se hizo esperar.

Cuando el estaba cargando las bolsas en el maletero yo puse mi pie en el parachoques y como protestando dije: ¡Vaya, se me han manchado las botas nuevas que acabo de comprar!

El se quedo mirándolas y se apresuró a sacar un pañuelo y a limpiármelas, aprovechando para mirarme por debajo de la mini y ver todo el panorama.

Hice como que me había enfadado por mirarme y me puse firme a la vez que le empujaba cayendo él sentado en el maletero.

Diciéndole: ¡Oye, no te pases! ¿Te parece bonito mirarle por debajo de la falda a una chica? ¿ Y si yo te mirase a ti?, mientras decía todo esto le bajaba la bragueta y le sacaba la polla y sin soltársela me incline y me la metí en la boca.

Mientras se la chupaba el me sobaba las tetas y yo me tocaba el coño que lo tenía mojado de antes, estaba muy excitada de nuevo.

Me di la vuelta y me senté encima de su polla clavándomela en el culo mientras yo, no dejaba de tocarme el clítoris.

Después de un rato así noté como se corroa en mi interior y paré de cabalgar.

Me arreglé como pude, cerré el maletero y me marche del parking.

Fue una tarde agradable después de un fin de semana no menos divertido.