Inocencia II

Después de mi maravillosa experiencia con mi prima Maria mis padres volvieron a casa. Todo era distinto ya entre nosotros.

Aprovechábamos para descubrir nuestros cuerpos.

Siempre que nos quedábamos solos nos tocábamos y masturbábamos, era genial como iba transcurriendo el verano.

Yo empecé a tener una gran atracción sobre su hermana Nuria que a pesar de sus 13 añitos era toda una mujercita más que adorable.

Ella era muy morenita y con el pelo larguito, era muy inocente y dulce.

Toda una belleza con un culo ya bien marcado aunque todavía le quedaban por crecer un poco los pechos.

Me encantaba imaginármela desnuda o bien haciendo lo mismo que ya hice con su hermana, a la que todavía no me atrevía a penetrar.

También como a su hermana me imaginaba que me viera desnudo, que fuera su primer chico desnudo, que se hiciera un poco mujer conmigo era algo que me fascinaba, pero había que aprovechar mis oportunidades que seguro tendría en este verano.

Ella tanto María como Nuria, se venían todo el verano a mi piscina.

Nuria no sabía nada de lo de María y yo.

Aunque a veces no sabíamos como resistirnos y aprovechábamos para tocarnos o besarnos en la piscina ante cualquier despiste de los demás.

Yo soñaba con Nuria cuando la veía en la piscina, con su bikini ya de mujercita.

No podía evitar masturbarme pensando en ella, o pensarlo cuando también me lo hacía María.

Yo no era capaz de decirle nada de esto a María más que todo, porque creo que en el fondo nos estábamos enamorando el uno del otro, y que lo de su hermana era más que todo una atracción sin importancia pero que me excitaba todo lo que podía y más.

Era ya mediados de agosto.

Se presento la oportunidad tan soñada, María tendría que ir con sus padres a la boda de un primo durante un fin de semana.

Nuria no quería ir y yo aproveche para decir que me quedaba con ella, para que a ella también la dejarán.

Mis padres también iban junto a mis tíos a la boda.

Todo parecía genial.

Se iban un viernes después de comer y no volverían hasta el domingo por la noche.

Sus padres me dijeron que la cuidará ya que los abuelos también iban y nos íbamos a quedar los dos solos en mi casa.

Ella se trajo sus cosas para dormir en mi casa y para pasar un fin de semana chachi como ella decía, pudiendo salir con las amigas hasta más tarde sin que le regañen y en la piscina.

Llegó el viernes y todos se marcharon.

Nos quedamos los dos solos en mi casa. Eran más o menos las 4. Nuria me dijo vamos a la piscina y allí estuvimos un ratito disfrutando del sol y charlando.

La conversación paso a temas más íntimos y me dijo:

«Sabes lo que me regalaron mis amigas para mi cumple». Mi prima ya había cumplido 14 años.

«No el que»

«Un bikini de esos de tanga».

«Venga ya y no te lo has puesto». Me estallaba el corazón de pensarlo y me sorprendio que me dijera eso.

«Bueno no. Es que me da cosa eso, es que se me ve todo el culo y mi padre me ve así y me mata o se muere él, me lo han regalado más que todo de cachondeo».

«Y no te lo has probado entonces».

«Si pero cuando estaba sola en mi cuarto»

«Pues podías probártelo ahora, estamos los dos solos y yo no voy a decir nada»

Se sonrojo y dijo «Es que me da un poco de vergüenza, ponerme así delante de ti, tapa poco por abajo y arriba».

«Si todas las mujeres se ponen así nos ves las playas y eso, y además hacen top less».

«Que no, que no me lo pongo. Ponte tu desnudo y me lo pongo».

«Eso no es lo mismo y si me baño en unos calzoncillitos cortos que tengo te dará vergüenza».

«Bueno vale nos cambiamos los dos eh no me engañes».

Yo fui a mi cuarto y ella fue al suyo.

Al momento me puse mis calzoncillos negros muy ajustados.

Aparecí en la piscina. Mi prima no tardó en llegar pero a mi me pareció un tiempo increíble, esta ansioso de verla.

Llego como una diosa, con el tanguita negro, que dejaba verle casi todo.

Sus pechos se veían casi completos, y porque no tenía muchos pelitos que si no también se le verían por abajo.

«Que tal me queda».

«Genial».

Se dio la vuelta y me dejo ver su precioso y hermoso culo. Un culaco de impresión sólo tapado por una titita.

«Estas que no veas Nuria».

«En serio.»

«Si».

«Pero no me mires así tan descarado que me da vergüenza».

A mi se me puso un empalme que no podía y decidí tirarme al agua.

Estuve toda la tarde teniéndome que meter en el agua cada vez que me fijaba en ella.

Se hizo tarde y el tiempo se nublo. Nuria iba a ir con unas amigas por ahí, pero se quedo al final en casa porque amenazaba lluvia y tormenta.

Nos pusimos a ver la tele y le dije que si quería ver una película, que nos pusiéramos cómodos.

Volví con un vídeo y en calzoncillos, había que provocarla.

Ella fue a su cuarto y se puso una camiseta larga y unas braguitas.

«De que es la película». Me dijo.

«No sé la he cogido del cuarto de mi padre».

Era mentira y era una película X.

La encendí y empezamos a verla al principio no sabíamos de que era, hasta que apareció una escena muy fuerte en la que una chica se la chupaba a un chico.

Ella se sonrojó y yo corte rápido la película para ver que decía.

Yo dije «Vaya con mi padre es una película X, te ha molestado».

«No que va déjala si quieres me da igual, yo no he visto nunca ninguna».

La puse y ella se sonreía y preguntaba con todo lo que veía.

«Vaya pito que tiene ese, que guarradas hacen. A ti también se te pone así».

«Claro como a todos los chicos, mira como la tengo ahora».

Me atreví a decirle eso y a señalarle mi polla que estaba que se salía en mi calzoncillo.

Ella empezó a reirse. «Eres un marrano».

«Has visto alguna al natural».

«No».

«Quieres verla».

Dudo «Si bueno si me la enseñas».

«Si te quitas la camiseta te la enseño».

«Esta bien». Cogió y se quitó la camiseta enseñándome sus tetitas. «Ahora enseñamela».

Me quite el calzoncillo y le mostré toda mi picha. Se quedó boquiabierta».

«Vaya aparato que tienes».

«Es que con la película me he puesto. Quítate ahora tu las braguitas y vemos así la película que no pasa nada, no se lo voy a contar a nadie».

Ella no dijo nada se levantó y se quitó las braguitas.

Ante mi apareció un coñito de ensueño, vi su culo en todo su esplendor cuando se levanto y yo no hacía más que mirarla.

De lo excitado que estaba me la empecé a tocar. Ella me miró extrañada y le dije

«No te importa que me toque».

«No haz lo que quieras».

Ella no hacía más que mirarme mientras yo me tocaba, ya me miraba de reojo más que a la película.

Me levanté y me fui a tomar un vaso de agua, más que todo para que me viera totalmente empalmado pasar al lado de ella.

Volví y le hable como si nada, como si aquel pollón que tenía a apenas una cuarta de su cara no estuviera ahí. De pronto acercó su mano y toco la punta.

«Huy perdona es que nunca he tocado una y así tan grande, me han dado ganas».

«Tocala cuanto quieras a los chicos nos encanta eso. Tienes un conejito muy bonito». Yo podía apreciar su coñito en todo su esplendor, tenía un poco las piernas abiertas y yo estaba de pie junto a ella.

Ella me dijo «No me digas eso, que me da vergüenza». Mientras se tapaba un poquito con su manita. «Si que la tienes gorda parece un pepino».

Me reí ante su expresión y me senté junto a ella.

«Mira cogela si es muy fácil».

Le cogí las manos y ella con mucho miedo las puso sobre mi polla, la agarró con fuerza, con las dos manos.

La tocaba de arriba abajo, apretándola.

Empezó a subir y bajar tal y como lo hacía yo antes.

Ya lo hacía con una mano, cogiendo seguridad, con la otra me tocaba y me acariciaba los huevos.

Ella estaba un poco inclinada sobre mi, a veces me día «Lo hago bien» y esto me ponía como una moto. Yo tocaba todo su culo que era de un tacto de impresión, acariciaba su rajita, magreaba con delirio todos sus glúteos.

Por detrás empecé a tocarle su almejita, podía juguetear hasta con sus pelitos que no eran demasiados.

Ella sin soltar mi polla, disfrutaba, gemía.

Le cogí las tetitas, acerque mi boca y empecé a comérmelas, era unas manzanitas deliciosas.

Ella movía cada vez con más velocidad mi polla, sin poder resistir el placer que le estaba dando en su cuerpo. En un acelerón me corrí como un salvaje.

Me acerque a ella y la bese en la boca.

» Ahora vas a disfrutar tú».

La tumbé sobre la alfombra. Empecé a besarla, mi cuerpo sobre el suyo, tuve hasta la intuición de penetrarla pero me contuve.

Baje suavemente hasta sus pechos, lamí esos pezones con delirio.

Relamí su cuerpo, su ombliguito, hasta llegar hasta ese coñito. Me lo comí como nunca lo había hecho. Esa preciosa estaba a mi merced y sólo sabía decir «más, más…».

Aceleró su respiración, gemía como una loca y llegó a un orgasmo gritando como una loca.

Toda la noche la pasamos juntos, abrazados.

No quise avanzar más porque en el fondo no sabía que le podía ocurrir si la desvirgaba.

Al día siguiente se presentaron mis padres, por poco nos pillan durmiendo juntos.

Adelantaron su vuelta.

La historia no terminó aquí y creo que me llegó a tener el verano más maravilloso de mi vida, aunque siempre me acordaré de estas primeras relaciones de mis dos primas.