Tres piernas IV

Con dieciséis años recién cumplidos comencé mi segundo curso en el instituto, ya no era un novato tímido aunque seguía (y sigo) siendo un chico reservado, llegaron los primeros polvos, el pelo mas largo, las faltas a clase.

Valle se había enterado de mis escarceos con Reme y ni me saludaba, de Marcos no volví a saber nada, solo que aquel año desapareció del instituto, Reme seguía siendo fiel a su promesa, no le importaba con quien andará ni con quien follara mientras ella tuviera su ración semana de polla mientras sonaba el álbum Let it be de los Beatles a todo carajo para tapar sus grititos histéricos cuando se corría.

En la panda de los fumetas estaba Marilo, una fan de los T Rex que alucinaba con el glam y que era lo mas moderno de todo el instituto, era guapísima, estaba requetebuena y sus padres forrados de pasta, viajaba a Londres a comprarse discos y me tenia loquito, pero no me atrevía a nada con ella, ademas estaba enrollada con Jose mi mejor colega de la época.

Reme se había convertido en una adicta a mi polla, y sobre todo a tenerla encajada en el culo hasta los huevos, era una absoluta fanática del coito anal, había perfeccionado su técnica de dilatación del esfínter hasta el punto que se la clavaba sin complicaciones y quejas, mas bien lo contrario, cada vez me pedía mas guerra y que la culeara duro y sin complicaciones, también se había puesto un poco pesada y ya no se conformaba con las sesiones semanales de estudio en la habitación y me buscaba por el instituto, su padre le había comprado un coche de segunda mano y su asiento trasero acogió tremendas enculadas durante ese curso, una de las veces, cuando estabamos al anochecer entregados a la faena en el callejón junto al instituto, el destino quiso que Marilo pasara por allí y se quedara con la copla, nuestras miradas se cruzaron mientras Reme se corría viva, sonrió.

Al otro día Marilo me invito a un porro en las escalinatas de entrada el instituto mientras los demás estaban en clase:

-Vaya con el calladito- me dijo- al final va a resultar verdad lo que me habían dicho y que me negaba a creer, que las lobas de COU se dan bocados por disfrutar del cacharro que tienes entre las piernas.

-Venga ya- pero Marilo ya había decidido (las mujeres siempre lo han hecho por mi) me cogió de la mano y sin decir una palabra me llevo a su casa.

No había nadie, era una mansión por todo lo alto, llena de antigüedades y muebles de diseño, su habitación era como mi casa de grande, entramos y su boca busco mi boca, su lengua busco mi lengua.

-Ya esta bien que sean las perras esas las que disfruten de la joya del instituto, tu eres mi colega y yo estoy mas rica y soy mas enrollada que todas esas brujas, ademas ya he visto como me miras muchas veces.

-Yo?

-Si tu calladito, es verdad lo del refrán de las matas callando- y dicho esto se despojo de su chupa de cuero, su pantalones ajustados y su camiseta y se quedo delante mia en ropa interior, si bien estaba acostumbrado a la lencería fina (tanto Valle como Reme eran de buena familia y se permitían caprichitos) la de Marilo me dejo alucinado, bragas y sujetador de encaje color violeta comprados en sus viajecitos a Londres y un cuerpo para lucirlos, Marilo era la tía mas maciza y proporcionada que había visto de cerca, en la intimidad.

La besaba y acariciaba mientras ella lentamente y con la mirada mas morbosa del mundo me desvestía lentamente, sonriendo de forma absolutamente perversa, llevando absolutamente la iniciativa, cuando bajo mis slips…silbo:

-Caramba este monstruo es mayor de lo que creía, ni en sueños hubiera imaginado una cosa así- en ese momento las manos de Marilo se apoderaron de mi polla, de mi cuerpo y de mi alma.

Su piel blanca, sus ojos verdes, su proporción, sus tetas perfectas en forma de pera, su cintura mínima, su culo respingon y sobresaliente….y su pubis…el primer coño depilado que veía en mi vida (y tarde varios años en volver a ver otro) cuando los dos desnudos nos tumbamos en la cama, me situé sobre ella y su mano guió a mi polla por el camino correcto yo era un hombre enamorado y entregado, y lo fui mas conforme empezamos la faena, su coño se apretaba a mi polla como un guante de seda, sus caricias y arañazos en su espalda, los chupetones en mi cuello (quedo amoratado y mi vieja me dio un broncazo) cuando se estaba corriendo, sus movimientos de gata en celo cuando se acercaba a mi mirando fijamente a mi polla tiesa hasta que comenzaba una morbosa mamada poniendo carita de chica ingenua, traviesa y asombrada, la variedad de posiciones mirando el kamasutra y fumando marihuana, durante tres meses baile al son que Marilo tocaba, me cruzaba con Reme que angustiaba me imploraba que le acompañara, ignorandole, Marilo era mi razón de ser, mi dueña, pero nada es perfecto y pronto saboree el amargo sabor del engaño.

Desde el primer día sospeche que Marilo ocultaba cosas, que no solo era la diferencia de clases sociales, que había secretos que no compartia conmigo y al final de curso, después de haber aprobado por los pelos me tope con la cruda realidad.

-Este fin de semana nos vamos al campo para celebrar el fin de curso-

Me costo la primera bronca gorda con mis padres, me fui fuera sin su permiso, pero era un chico enamorado, ciego, llegamos a la casa de la sierra y allí nos esperaba Jorge, el superprogre y enrollado profe de filosofía del instituto, el que nos miraba a todos como si fuéramos un rebaño de ignorantes que jamas sabría nada de la vida y un oscuro presagio me invadió, la casa solo tenia una habitación con una gigantesca cama de agua y la confianza entre Marilo y Jorge me hicieron sospechar lo evidente, que yo no era el único, después de la cena Jorge nos enseño unos pequeños trozos de papel con el dibujo del ying-yang chico, era papel secante con LSD tomamos y comenzó el viaje, el mal viaje, se desnudaron y me desnudaron y comenzó el primer trio de mi vida, con mi polla como icono al que Marilo y Jorge adoraban y mamaban al unisono de rodillas ante mi mientras sus bocas se unían y se besaban, Marilo me tumbo boca arriba en la cama y se sento sobre mi cara, ofreciéndome su coño a mi boca pero también inmovilizandome mientras sentía como Jorge se sentaba en mi polla y se la iba clavando poco a poco, ellos cara a cara se besaban, mientras que yo tumbado solo era un juguete, una lengua en el coño de Marilo y una polla en el culo del hijo de puta del profesor de filosofía que iba de hippie, estaba hecho polvo, nunca había follado con tan pocas ganas y cuando rompí a llorar sentado al borde de la cama, tapándome la cara con las manos para que no me vieran, mientras Jorge y Marilo follaban y riendo me invitaban a participar en el numerito, me jure a mi mismo que jamas me volvería a enamorar ni a confiar mis sentimientos a nadie…..a ahora os puedo decir que cumplí mi promesa.

Ese verano baje al abismo, me escape de casa y me fui a Ibiza, conseguí trabajo de camarero y así estuve un par de semanas hasta que conocí a Crista, una pintora alemana de treinta y pico años, montada en el dolar que decidió que yo era demasiado valioso para consumir mis días tras una barra, me convertí en su acompañante, todos mis caprichos, ropas, drogas…..eran cumplidos, a cambio solo tenia que satisfacer a Crista, que a pesar de la edad estaba superbien y era la típica rubia de ojos azules con la que todos soñamos de pequeños, solo que yo no podía amar, mi corazón estaba roto y ademas de sacarle el dinero a raudales la hacia sufrir. Al igual que Reme, Crista se convirtió ese verano en adicta al sexo anal, todas las noches me montaba un espectáculo erótico para estimularme y cuando no lo conseguía lloraba desesperadamente suplicándome que la follara hasta que lo conseguía, se humillaba ante mi y me gustaba, yo no sabia nada de sadomasoquismo en aquella época pero cuando el verano termino Criita ya no me llamaba Manu, me llamaba AMO.

Hacia cualquier cosa para romper mi indiferencia, me provocaba para que le pegara y se retorcía de gusto cuando le soltaba una hostia, la ataba por las noches, le quitaba el dinero del billetero y me iba por ahí a beber y a drogarme, cuando llegaba al amanecer Crista atada no me suplicaba que la soltara, me suplicaba que la enculara,  cosa que yo hacia con extrema violencia, metiendole la polla sin lubricante, sintiendo un placer intenso y malsano cuando notaba como su culo se abría ante el empuje de mi polla  mientras ella gritaba de placer y de dolor, ahora se que yo no tuve la culpa, que solo fui el catalizador que saco la masoquista agazapada que había dentro de Crista, pero durante años esta relación en la que me comporte como un cabronazo peso como una loza sobre mi conciencia.

Me follaba a las amigas de Crista mientras ella atada miraba como lo hacíamos y llorando suplicaba lo que ella llamaba «la ración de carne y leche de su dios», seis meses tormentosos en la idílica Ibiza que acabaron una mañana cuando vi que Crista hacia sus maletas y se iba a pasar una temporada con su familia que estaba muy preocupada por su decadencia y que me culpaba a mi de todo, llorando se despidió de mi, su regalo de despedida fue un talón de un millón de pelas de 1980, una pasta.

A la semana siguiente hice mis maletas y me largue a Madrid, donde se estaba cociendo la movida, un conocido acababa de abrir un local de moda y me convenció que con mi polla seria el relaciones publicas ideal, que todos los pijos y pijas de Madrid invadirían su garito, no sabíamos lo que era el sida, era la época de las orgías, de las anfetas y de la cocaína.

Silvia, la camarera mas zorra y divertida que he conocido nunca me alojo en su casa de Malasaña, compartida por Belen, una aspirante a actriz que nunca conseguía un papel pero que vivía del carajo con el dinero de sus papis y Hector un pintor gay que vendía pocos cuadros y mucha coca, todos estaban en los veintitantos, yo a punto de cumplir los dieciocho era su mascota, «Priapo en el reino de Tierno Galvan» decía Hector que lloraba de pena cuando Belen y Silvia me metían en la habitación a follar y no le invitaban a pasar.

Me aficione a Silvia, en especial a su sonrisa y a su coño, me gustaba comérselo, es el coñito mas rico que ha pasado por mis labios, su néctar como clara de huevo, su clitoris abultado como un glande pequeñisimo, sus orgasmos encadenados cuando llegaba al cenit y la funda ideal para mi polla cuando estaba mojadisima, podia follarla salvajemente después de correrse en mi boca, cuando estaba superlubricada y a la vez sentir la presion de su coño en mi polla y las sabias contracciones musculares de su coñito, no eramos novios oficiales porque la promiscuidad y la inexistencia de celos era la tónica del momento, pero casi.

El club iba viento en popa, la pasta entraba a raudales, para colmo Hector me propuso un negocio que pronto se desvelo absolutamente rentable, dejarme chupar la polla y encular a sus clientes forrados de pasta por 50.000 pelas de la época, podía enviar dinero a casa donde hacia falta, a espaldas de mi padre que no quería saber nada de «ese diablo que tengo por hijo»

Abogados, políticos y empresarios chuparon mi polla y se la clavaron en el culo hasta que se les saltaba las lagrimas, para colmo y después de tres días de borrachera decidí dejar el alcohol y las drogas duras y cuidarme en un gimnasio, con lo que quitando la pasta de la ropa y la comida mis gastos eran exiguos y mi cuenta corriente crecía y crecía.

Hector era mi amigo y también mi amante, era un pacto mercantil, cada cinco llamadas de clientes el cobraba su comisión y su culo recibía un torrente de leche proveniente de mis pelotas, a veces, Silvia, mujer de pocos escrúpulos, se unía a la fiesta, cosa que a mi me encantaba y a Hector no le hacia puta gracia.

El tiempo corría rápido, me invitaban a las mejores fiestas, donde las chicas y los chicos se daban codazos cuando pasaba a su lado y decían:

-Ahi va el de las tres piernas