Cindy mi nueva calenturienta amiga

Antes que nada diré que mi nombre es Eduardo, y que algunas personas, posiblemente, sepan más sobre mi, ya que escribí «12 horas de lujuria».

Por tanto, en este relato no haré mayor descripción de mi persona.

Estábamos con un amigo en un bar tomándonos un par de cervezas cuando llegó un viejo conocido de infancia con su novia.

Se sentó en la mesa de la par, ya la reconocernos nos pidió que nos pasáramos a su mesa.

Junto con mi amigo accedimos a la petición.

Estando en la mesa nos presentó a Cindy, su novia. Una morocha de cara muy finita y un cuerpo deseado.

Andaba puesto un jeans que le marcaba un enorme trasero.

Una espléndida cola que cualquier hombre desearía.

Su cintura no era tan delgada, pero si la adecuada para que le sobre salieran unos suaves y firmes senos.

Unas bobies de regular tamaño, redonditos y bien paraditos.

La noche transcurrió. Platicamos, reímos y disfrutamos del ambiente unas horas más.

Para ese entonces, Mauricio, el novio de Cindy, ya estaba bastante pasado de jarras.

Pero eso no fue ningún impedimento para que nos moviéramos del lugar.

De tal manera, que nos fuimos a un «stop and shop» de una gasolinera cercana.

Compramos una botella de vodka y decimos acabarla esa misma noche.

Cuando le dimos el último trago a la botella, ya todos bastantes alegres, salvo Mauricio que esta rebotando de la verga que se había puesto, decidimos irnos a la casa.

Mi amigo se retiró y decidimos que yo acompañaría a Cindy y a su novio hasta su casa.

En el camino Mauricio empezó a dormir la cerotera que se había puesto, y yo desde el asiento de atrás empecé acariciarle el cuello a Cindy mientras ella manejaba.

Cuando note que ella no dijo nada y accedió a mis caricias, deslicé mis manos hasta sus senos.

Logre sentir como eso le excitaba, como el pezón se le fue endureciendo mientras jugaba con mis manos a pellizcárselos.

Llegamos a la casa de Mauricio como unos 15 minutos después de haber salido de la gasolinera.

Tan pasado de copas estaba, que no lograba entender que ya habíamos llegado a su casa.

Abrí la puerta del carro y como pude: medio abrazado y medio arrastrado le ayude a entrar a su casa.

Mauricio vive en una colonia privada, pero su casa se encuentra en un pasaje.

De tal forma, que para salir de ahí teníamos que dar la vuelta en el tope del pasaje.

Cindy arrancó el carro y se fue hasta el fondo del pasaje, un lugar bastante oscuro y solitario.

Sin pensarlo dos veces, me acerque a la cara de ella y le arranque un beso lujurioso de su boca. Esto provocó que ella se tirara sobre mi, en el asiento del copiloto.

Empezamos los dos como desesperados a besarnos de un lado a otro, a mordernos la oreja, y acariciarnos toda la espalda…

Cindy tiene una camioneta Colt Vista, los asientos de atrás son bastantes amplios, por lo que decidimos irnos para la parte de atrás.

La verdad que los dos estábamos excitados, desesperados y con muchas ganas de cogernos.

Tanto así que ninguno tuvo que quitarle la ropa al otro.

Desde que nos pasamos para atrás, ambos sabíamos lo que haríamos y no decidimos perder el tiempo.

Cindy de forma muy atrevida comenzó a deshacerse de su ropa, y desde entonces pienso que no hay mejor afrodisíaco que la infidelidad, el exhibicionismo y par de copas…

Ella se quito la blusa y se desabrocho su sostén, dejando al descubierto un par de senos bastante atractivos y delicados.

Yo para entonces me había quitado la camisa y desabrochado el pantalón.

Cuando nos vimos los dos completamente en pelotas, comenzamos acariciarnos el cuerpo: me ubiqué en su pezón y comencé con mi lengua a tocarlo a sentirlo por completo.

Mientras ella se excitaba cada vez más, y bajó con su mano hasta mi pene lo empezó a masturbar y sacó de mi cuerpo unos cuantos quejidos.

Sin embargo, yo me quede en sus senos, salvo una de mis manos que busco los labios de su vagina para lograr sentir toda la pasión que estábamos produciendo.

Cuando mi mano logró tocar su concha, pude sentir que tan caliente estaba. Inmediatamente introduje uno de mis dedos, el cual se deslizó con plena facilidad ya que ella había lubricado lo suficiente para que la pudiera penetrar.

Con mi dedo empecé a jugar dentro de ella, y ella reaccionó arqueando su cuerpo y empezándolo a mover de arriba hacia abajo.

Sin embargo, la incomodidad era el problema mayor que resolver, por tanto, le dije a ella que subiera una de sus piernas en el asiento del conductor y la otra que la abriera lo que mas pudiera hasta llegar a colocarla en uno de los asientos de la parte de atrás.

Así fue como sucedió.

Ella se abrió y se coloco de la manera más cómoda posible, y yo me coloque encima de ella… la penetre de una sola embestida, ella gimió de placer y contestó mi penetración con el movimiento de su cuerpo, bombeamos un par de minutos hasta que la incomodidad nos jodió la posición.

De tal manera que ella se colocó en cuatro, como si fuera perrito, y yo arqueé mi espalda encima de la de ella, esta posición fue la que nos resultó, ya que empecé a cogerla como si fuera ella una perra en brama y yo un animal que le daba placer por detrás, eso sí, nuestros cuerpos estaban totalmente en éxtasis, con mi mano la agarraba de la cintura, mi boca rozaba toda su espalda, y la cabeza de ella golpeaba contra una de las ventanas del carro, pero eso no fue impedimento para que ambos nos siguiéramos follando.

Nos mantuvimos de esta manera hasta que ella y luego yo explotáramos en el placer de un delicioso orgasmo.

Al final, nos empezamos a vestir, luego yo salí del carro a orinar sobre la acera, y cuando entre de nuevo estaba Cindy con mi celular en su mano anotando su teléfono para que le llamará un día de estos, pero eso será otra historia.