Tengo 50 años y llevo 20 años de casado, manteniendo una vida sexual muy activa con mi esposa.
He sido deportista, lo cual me ha ayudado a mantener una figura atlética, pero más que eso he cultivado una personalidad agradable y trato de ser una persona de fácil, especialmente con la gente joven.
Ahora les relataré lo que, sin proponérmelo, sucedió con la hija de mi cuñado, el hermano de mi esposa, una hermosa criatura de 18 años, de cara preciosa, alta para su edad, muy alegre y con un cuerpo, que ya muestra unos bellos senos, erguidos y con una redondez que se aprecia fácilmente gracias a las modas que ahora usan las jovencitas y que ella también acostumbra a usar, con un top que destaca su precioso busto y deja al desnudo su cintura y a la vista su hermoso ombligo y unos bluejeans de tiro corto que le hacen ver plenamente su cinturita delgada, sus caderas bien demarcadas y la redondez de sus nalgas.
En conjunto es una preciosa jovencita de cabello largo y sedoso, labios carnosos, sonrisa espléndida que muestra una muy bien alineada dentadura y como complemento, unos ojos grandes, negros, alegres y que muestran toda la vivacidad de su edad. La llamaremos Patty
Aunque nuestros encuentros no eran muy frecuentes, en cada oportunidad que me encontraba con Patty, ella siempre demostraba una especial atención hacia mí, porque yo le hacía bromas y comentarios graciosos sobre cualquier tema y ella parecía disfrutar mucho de mi compañía.
Yo siempre lo tomé como algo propio de su edad y aunque últimamente me parecía cada vez mas linda, nunca traté de insinuar ni pensar nada distinto a una agradable comunicación y si se quiere hasta algo de complicidad en las críticas que nos hacíamos al oído sobre algunos miembros de la familia.
En algunas ocasiones, con ingenuidad y sin malicia, se sentaba en mis piernas y me decía que le contara cosas graciosas o recostaba su cabeza en mi pecho para reírse de alguna ocurrencia en nuestras cortas charlas.
Un sábado en la tarde estando de visita en la casa de su abuela, mi suegra, donde regularmente nos reunimos los miembros de nuestra familia, la noté particularmente cariñosa conmigo, al punto que, ese día, se acercó a mí cuando yo estaba en la sala de la casa conversando con todos los demás y con toda naturalidad se arrodilló a mi lado y puso una de sus manos en mi pierna, muy cerca de la zona donde reposaba mi verga…hasta ese momento.
Cuando empezamos a conversar y a reírnos con alguna complicidad por la burla que hacíamos de la forma de vestir de alguna de las personas allí presentes, noté que ella movía suavemente su mano y cada ves se acercaba mas a mí miembro que ya se había despertado y empezaba a ponerse duro y excitado.
Yo trataba de disimular mi excitación, pero al reír y seguir conversando con ella, su bella sonrisa y sus preciosos ojos me invitaban a querer tenerla allí, cada ves mas cerca de mí. En un momento dado, en que algún comentario mío la hizo reír con mas fuerza, ella alzó un poco su mano de mi pierna y al posarla nuevamente vino a caer directamente encima de mi pene, ya duro y totalmente rígido por la excitación que me causaba su cercanía.
En ese momento, ella abrió los ojos denotando sorpresa por el contacto que se estaba dando y yo instintivamente le sonreí y le guiñé un ojo pretendiendo que no se sintiera incómoda. Rápidamente puse mi brazo sobre su mano impidiéndole retirarla y ocultándola de la visión de los concurrentes, quienes departían alegremente y sin reparar mucho en nuestra conversación.
Fui cediendo poco a poco la presión de mi brazo sobre su mano y mantuve la charla para tratar de atraer totalmente su atención. Ella, para mi sorpresa, no retiró inmediatamente su mano de mi verga, que estaba aprisionada por los bóxer pero que mostraba toda su dureza y grosor a ese contacto virginal, sino que la deslizó lentamente, una vez hacia arriba y luego hacia abajo suavemente sobre toda la longitud de mi verga.
Luego, haciendo algo de presión sobre mi pierna, a modo de despedida, retiró su mano pero mantuvo su sonrisa, algo nerviosa. Hablamos un rato mas, se levantó de mi lado y se dirigió a otra parte de la casa. En la siguiente hora, varias veces nuestras miradas se cruzaron y yo sentía percibir en la suya algo de ansiedad y coquetería . Yo estaba en un grado de excitación total. La perseguía con mi mirada donde quiera que se hacía y quería hacerle sentir que estaba siendo atraído por ella.
Entonces sucedió lo impredecible. Patty dijo en voz alta a su padre que tenía que ir a sacar las fotocopias de un libro que una compañera suya le había prestado y devolver el libro a su compañera.
El papá de Patty, algo disgustado, le dijo que irían mas tarde, que porqué siempre se acordaban de esas cosas a última hora, precisamente cuando el estaba descansando y disfrutando de la compañía de sus familiares. Entonces, yo intervine y dije que en mi oficina, que queda a muy pocas cuadras de donde nos encontrábamos, tenía disponible la fotocopiadora y como yo tenía que pasar por algunos documentos, no tendría inconveniente en llevarla y facilitarle las cosas.
Él, de muy buena gana dijo que eso era perfecto y como si nada nos despedimos de todos, inclusive de mi esposa, diciéndoles que regresaríamos en un rato.
Salimos de la casa y nos montamos a mi automóvil sin mirarnos siquiera, ya dentro del auto mientras nos dirigíamos a mi oficina la miré y noté en ella un evidente nerviosismo por lo que le pregunté si le pasaba algo.
Ella me respondió, con una sonrisa tímida pero coqueta, que le había dado pena lo que sucedió en la sala hacía solo un rato. Yo, tratando de disimular, le dije que no debería darle pena ir a mi oficina a sacar unas copias para su estudio.
Ella haciendo cara de extrañeza y sin dejar de sonreír, me dijo que no sentía pena por esa razón, sino por la manera en que me había tocado estando en la sala. Inmediatamente reaccioné y le dije que eso no tenía importancia, que era una circunstancia normal y no deberíamos darle trascendencia.
A lo cual ella respondió con una bella sonrisa diciéndome – «Pero tu estabas excitado». Le respondí que era natural estarlo cuando una linda chica como ella estaba tan cerca de un hombre y yo le admiraba su belleza.
Contestó que era una situación nueva para ella, que no era consciente de provocar eso en los hombres. Le pregunté si tenía un novio y me dijo que había varios chicos que la pretendían pero no había tenido nada en serio con ninguno. Que no quería comprometerse a un noviazgo siendo tan joven pero que sentía cierta curiosidad por todas las cosas del noviazgo.
Aproveché el momento para corroborar lo que yo siempre creí y le pregunté distraídamente si ella aún era virgen. Patty me contestó que sí y que tenía muchas dudas respecto al sexo. Yo traté de tranquilizarla y decirle que todo llegaría con el tiempo. Llegamos pronto al edificio donde quedan mis oficinas y dejamos el auto en el parqueadero, que por ser sábado estaba totalmente vacío e igualmente las oficinas.
Entramos al sexto piso donde está mi empresa y nos dirigimos al sitio donde esta ubicada la fotocopiadora. Está en un sitio muy estrecho y solo hay lugar para que una persona se ubique con alguna comodidad frente a la máquina.
El resto del sitio está lleno de estanterías con papeles y documentos de archivo. La hice seguir al estrecho espacio disponible y mientras la máquina se calentaba, yo también estaba en el mismo proceso sintiendo su hermoso cuerpo tan cerca de mí, era inevitable que nos rozáramos al hacer cualquier movimiento y sin pensarlo más decidí tomarla por la cintura desnuda con mis dos manos y colocarme detrás de ella rozándole su culito suavemente con mi verga ya totalmente empalmada.
Al sentir mi contacto volteó a mirarme y con una voz dulce y con mirada tierna me preguntó si de verdad le parecía bonita. La volteé lentamente y nuestros cuerpos quedaron frente a frente con nuestras caras a un palmo de distancia.
Le contesté, ahogando un suspiro que me salía del alma, que era la niña mas preciosa que había visto en mucho tiempo y sin mas dilaciones acerqué mi boca a la suya y la comencé a besar lentamente y suavemente hasta que los besos se fueron convirtiendo en un intercambio apasionado de nuestras lenguas. Simultáneamente y sin dejar de besarle esa exquisita boca, tomé una de sus manos y la fui dirigiendo hacia mi verga, poco a poco.
Cuando ya estuvo su mano en contacto con mi verga le volteé la palma de la mano y le apreté un poco contra mi miembro rígido y ansioso. Patty sintió la presencia de mi verga y la apretó suavemente con movimientos hacia arriba y hacia abajo.
Dejando de besarla, le dije al oído, «quieres conocerla?» y me respondió con un leve quejido: «si». Yo me desabroché con rapidez mis pantalones y saqué mi verga a punto de estallar y tomando a Patty por los hombros la fui bajando lentamente hasta hacerla arrodillar. Su cara estaba enrojecida por la excitación y no dejaba de contemplar mi verga totalmente erecta , pero sin tocarla.
En ese momento le dije: «tócala, es tuya» y tímidamente acercó su mano y la tomó con gran delicadeza. Parecía que tuviera en su mano algo distinto de una verga que quería poseerla.
Le dije:»Me gustaría que la besaras» Patty volvió sus ojos hacia mi como preguntándome cómo lo haría y le dije:»haz de cuenta que es una chupeta y es solo para ti». Bajó su cara hacia mi verga que palpitaba como nunca y comenzó a besarla, primero en la cabeza con solo sus labios y yo hice algo de presión con mi verga hacia su boca para que la abriera, lo cual conseguí y logré introducirla en ella para luego tomarla por la cabeza e iniciar unos movimientos rítmicos al compás de esa increíble mamada que me estaba haciendo una preciosa jovencita y me hacía sentir que era el placer mas tremendo que había tenido en mucho tiempo.
Luego de unos minutos que me parecieron la gloria y para evitar que mi verga estallara en su carita, la levanté y de nuevo empecé a besarla pero esta ves con mucho mayor frenesí y pasión, metiendo mi mano por entre su top para acariciar sus senos y descubrir unos pezones pequeños pero duros por la pasión que también le envolvía.
Desabroché su brassiere, le levanté los brazos y le saqué su top y su brassiere en un solo movimiento, quedando su torso desnudo frente a mi.
Seguimos besándonos apasionadamente y acariciándole sus senos comencé a besarlos, mordiendo suavemente sus pezones y succionándolos con más firmeza hasta hacerla gemir de placer.
Luego la abracé y puse mis manos sobre su hermoso culito y de un solo envión la alcé obligándola a aprisionarme con sus piernas la cintura.
Así caminé con ella alzada, sin dejar de besarla, hasta la zona de recepción donde se ubica una cómoda sala de espera para los visitantes y la deposité con suavidad sobre uno de los sofás. Acariciando con una mano sus senos fui desabrochando el botón principal de su bluejean y bajé la pequeña cremallera que era la única barrera que separaba mi vista y mis demás sentidos de ese coñito virginal que me parecía increíble tener a mi alcance.
Bajo su bluejean apareció una tanguita blanca que cubría una nube de pelitos negros no muy densos. Halé su pantalón hacia fuera y ella se ayudó un poco para deshacerse de ellos totalmente. Tener ese coñito allí expuesto era una visión extraordinaria y con toda mi lujuria me lancé a besarlo por encima de su tanguita moviendo mi cara como si quisiera penetrarla con mi nariz por entre la suave seda de su pantie. Sentía su respiración agitada y eso me animaba a seguir disfrutándola y a hacerla disfrutar de tan incomparable momento.
En un rápido movimiento saqué su tanguita y quedó ante mis ojos uno de los mas hermosos coñitos que en mi larga vida he contemplado y ahora estaba allí, para mi, palpitante, con un olor joven que me embriagaba y estimulaba mis sentidos a su máxima sensibilidad.
Con fruición, con deleite, con toda la pasión que era capaz de sentir y con toda mi experiencia concentrada en ese acto, comencé a basar ese coñito, primero por los lados recorriendo con mi lengua sus frágiles pliegues y tratando de abrir esa delicada caverna con mi lengua que progresivamente y como un niño busca la teta materna, buscaba su precioso botón hasta encontrarlo allí, expuesto, palpitante, rosado y delicado, para iniciar tal ves la mejor faena que recuerde en lo que a succionar, morder, deleitar y saborear un clítoris había hecho en mi vida.
Logré lo que nunca antes había logrado con mujer alguna. La hice llorar de pasión, de lujuria, de satisfacción, con suspiros y jadeos entrecortados y agarrada de mis cabellos y empujando hacia ella mi cabeza, intentaba ahogarme de placer. Su orgasmo fue extraordinario y largo. Necesitó de varios minutos para recuperar el aliento y yo recuperar mi alma puesta allí por completo. La acaricié como si fuera lo mas delicado que hubiera tenido alguien entre sus brazos y con palabras tiernas le hice sentir mi afecto y mi amor. Patty solo atinó a decir entrecortada que se había sentido como una verdadera mujer por primera ves en su vida y que jamás olvidaría este momento.
La dejé recostada en el sofá, me arreglé los pantalones y me fui a sacar las fotocopias que la niña necesitaba.
Tras algunos minutos regresé y la encontré ya recuperada y se abrazó a mi muy fuertemente y me dio un beso intenso que yo jamás olvidaré.
Regresamos a la casa y adoptamos nuestras actitudes convencionales.
Solo espero tener un nuevo encuentro con Patty y estoy casi seguro que lo tendré.