Capítulo 5
Todos tenemos un tío solterón en la familia y en mi caso apenas había tratado con él.
Mi tío vivía en casa de mi abuela, cuando ella partió el quedó como dueño con la aprobación de sus hermanos. Yo apenas lo había visto en alguna reunión familiar además de que mi trato con el era escaso, el era de esas personas que poco contacto tenía con la familia y yo por ser joven andaba en otras cosas.
Un día que volvía de jugar a la pelota tuve un desperfecto con la moto a un par de cuadras de la casa de mi tío, considerando que estaba lejos de mi hogar, decidí acercarme para pedirle prestado herramientas y solucionar el problema del rodado.
La verja estaba cerrada pero detrás de la puerta mosquitera se veía la puerta principal entreabierta al igual que la ventana del living, lo que significaba que él estaba. Toqué el timbre varias veces, demoraba bastante en salir hasta que apareció, eran días de mucho calor por lo que no me sorprendió verlo con el torso desnudo usando solo un short. Para colmo de males no me acordaba su nombre solo el apodo con el que lo llamaban en la familia que, en mi caso, sería incómodo decir su apodo si apenas lo conocía.
-Hola tío, cómo está. No sé si me recuerda- le dije con incertidumbre. Claro que me reconoció, a pesar de no estar en contacto muy seguido con la familia si tenía presentes a todos. Le expliqué mi inconveniente y me dijo que abriría el portón del garaje para que entre por ahí donde también estaban las herramientas. Entré, acomodé la moto y nos saludamos más cordialmente; en el garaje había un auto fuera de servicio, cubierto de polvo, me alcanzó la caja de herramientas y se ofreció a colaborar en lo que fuera necesario.
Mi tío era un hombre de unos sesenta años, cabello blanco, con una incipiente calvicie, algo gordito, panzón y lampiño. Como dije solo tenia puesto un short azul oscuro que resaltaba su blanca piel. Mientras me ayudaba me contaba que demoró en atenderme porque estaba en video llamada con un viejo amigo que no veía hace muchos años.
Hubo un momento en el que el se tuvo que agachar para sostener una llave mientras yo hacía fuerza del otro lado, al inclinarse asomó por debajo de su ropa la tira de una bombacha roja, era una tanga hilo dental que se veía muy sexy. Apenas la vi quedé pasmado y con una sorpresiva erección, yo venía de jugar al fútbol por lo que traía puesto mis pantalones cortos y la camiseta de mi equipo, me hice el tonto pero mi chota aún no bajaba y me incomodaba pensar que se notaba.
Terminamos de arreglar la moto y el me dijo que entrara a lavarme las manos y limpiarme un poco, de paso tomar algo fresco ya que no cesaba el calor. Cuando salí del baño el me esperaba con una deliciosa limonada helada y me preguntó:
-Me di cuenta que me viste la tanga y lo dura que se te puso la verga al toque. Tanto te calentó lo que viste?
Yo apenas balbuceaba intentando negar lo evidente mientras mi pene se erguía de nuevo, el se acercó, me tocó el bulto y me volvió a preguntar si tanto me gustaba. Se arrodilló, dejó su vaso a un costado, me bajó el pantalón corto, el slip, mi verga salió rebotando como un resorte. El me acarició los huevos y me dijo:
– Que linda pija de macho – engulliendo mi falo con una habilidad que me hizo soltar un gemido de placer.
Nunca en mi vida me habían chupado la pija así, con tanta pasión, de una forma tan rica que me hacía ponerme de puntas de pie y desear más. Mi tío se la tragaba toda, se quedaba un rato pegado, succionando y se la sacaba para tomar aire.
-Hasta acá me llega – decía tocándose la garganta. Goloso, estuvo un buen rato mamando y haciéndome gozar, después se incorporó y se dio vuelta, ya no tenía puesto el short, solo traía la tanga roja metida entre sus nalgas seduciéndome con ese redondo y rosado trasero.
-Vení. Hacémela probar por acá ahora – me dijo empinando el culo mientras apoyaba sus manos sobre la mesa.
Yo que no pensaba en otra cosa que coger, coger y volverlo a coger, corrí la tira, le ensalivé el agujero y se la mandé a guardar de una
-Aah! Aaahhh! Así pendejo! Así cogeme!! – me decía desatado de calentura. Y yo lo bombeaba con fuerza, sin piedad, yo también estaba muy ardiente, arrecho, disfrutando de ese delicioso culo de mi tío a quien tenía el placer de conocerlo mejor, más íntimamente a partir de ahora.
Acabe hecho polvo, ese culo parecía succionar mi verga con vida propia y sin darme oportunidad de escapar. Se la saqué y mi leche empezó a caer entre sus piernas mientras el se masturbaba para acabar en el suelo. Para reponerme me di una ducha y después vi en el celular que tenia un montón de llamadas perdidas y mensajes de mi madre, le envié un mensaje de voz y también mi tío la llamó para calmarla y decirle que estaba en su casa arreglando la moto.
Después llego el momento en que tuve que irme, el me pasó su número de celular, me dijo que si no me arrepentía de esto podía volver las veces que yo quiera para pasarla bien. Antes de encender la moto le dije :
-Tío, disculpe, pero yo me acuerdo de su apodo pero no de su nombre.
-Jorge – me respondió – pero si querés decime como me conocen todos. No hay problema.
Nos dimos un abrazo y me fui.
El apodo de mi tío era El Cura.