Capítulo 2

Buenas amigos, traigo mi tercer relato. Espero que les esté gustando y, como les he dicho, los relatos irán mejorando en la historia y en la forma de escribirlos con sus comentarios y consejos.

Una disculpa por esas faltas de ortografía en los anteriores; no soy una persona de mucha lectura, pero por comentarios he buscado unas apps que me ayuden con eso.

Bueno, seguimos y aquí tienen otra pequeña parte de lo que ha sido mi vida de cornudo.

Mi esposa aún se niega a buscar un tercero para que pueda verla teniendo relaciones, pero se acuesta con un segundo amigo cercano de ambos.

Como bien se pueden dar cuenta por el título, después de que Liz en dos ocasiones tuviera relaciones con nuestro amigo Jesús, como leyeron en los relatos anteriores, los fines de semana bajo influencias de alcohol, el foco y por mis insistencias hasta que le calentaba y terminaba aceptándolo; entre semana sacar el tema ya no era tan difícil, ya lo platicábamos sin que ella se enojara y lo cortara sin querer hablar de nada. Ya cuando le pedía que quería estar viéndola mientras tenía relaciones, ya no era un no rotundo, sino ahora dudas y miedos de ella, como con quién hacerlo, si sería seguro, si no platicarían las cosas y que se enteraran las personas cercanas, amigos o familia, y cosas así. También el hecho de que Jesús a veces sea más lanzado e irresponsable, ya que como leyeron en casa, en la oportunidad que no me ausentara, él aprovechaba para tocarla o para decirle cosas, y en ocasiones algunos amigos ya los habían encontrado en situaciones morbosas, cosa que era seguro que se dieron cuenta de que entre ellos había algo y que pensaba que en una ocasión me lo dirían, pero no fue así. También aclarar que esas situaciones fueron con amigos de mi trabajo y con algunos vecinos nuestros, no con amigos cercanos.

Esa situación ya le molestaba a Liz, por lo que ya era incómodo cualquier situación que involucrara a Jesús, por lo que me pidió que evitaríamos hacer cualquier cosa de nuevo con él y no me quedó de otra que aceptar (en días futuros le insistía, pero ya se molestaba y así fui dejando de lado eso); también cuando le pedía buscar algún tercero, los detalles eran con quién, en dónde, etc. Yo le pedía buscar a alguien por Facebook, creando una cuenta falsa y que lo hiciéramos en nuestra casa, pero ella se negaba a eso por no conocer a la persona y que fuera a pasar algo malo. Así eran los días entre semana en nuestra casa y los fines la rutina era igual, a excepción de que Liz ya estando en nuestro cuarto platicaba con Jesús para evitar cualquier cosa.

Más el morbo y excitación en mí y ya en ella, al calentarla nos tentaba a buscar algo más en esos momentos de intimidad y fumando, hicimos muchas cosas, como en ocasiones platicábamos y recordábamos lo que ella hizo; también le preguntaba de sus amistades quién le calentaba y usábamos su nombre para crear historias imaginarias. Bueno, yo las creaba y se las iba platicando así, mientras ella me acariciaba y me daba una buena mamada, hasta ponernos a tener relaciones bien excitados para después descansar, mientras ella en Messenger y yo viendo vídeos para reanimar mi deseo. Así eran las rutinas los fines de semana, hasta en una ocasión que mientras ella estaba en su celular, un amigo nuestro de ahí de la colonia, mejor dicho, cordillera, le saludó por Messenger y ella empieza a conversar con él. Este amigo se llama Jaime y ya tiempo atrás sabíamos que a él siempre le gustó mi esposa, pero nunca se dio nada entre ellos, aparte de que él nunca se le declaró hasta tiempo después de que era mi esposa, pero siempre con respeto.

Ya estando ellos conversando, el hecho ese en mí me excitó recordando lo de Jesús y justo cuando hablaban había una plática, digamos algo más íntima, aproveché para decirle algunas contestaciones a Liz. De primero se negaba, pero mis insistencias la fueron convenciendo, por lo que pude lograr que la plática subiera a un tono muy morboso entre ellos, hasta que llegaron esas peticiones de fotos atrevidas de él. De primero Liz se negó, pero lo mismo, la pude convencerla, así que le envio algunas que ya tenía de antes. Así, un rato más, él también le mandó fotos y yo aproveché para empezar a tentar a Liz. La iba calentando diciéndole cosas sobre su virilidad y cómo sería tener relaciones mientras la acariciaba y cosas así. En eso, él le preguntó si no le causaba problemas estar hablando así con él, por lo que también la convencí de decirle que yo ya estaba dormido, que siempre era lo mismo y que en ocasiones ella se quedaba incómoda sin poder dormir, por no poner que estaba insatisfecha. Para ese momento, Liz ya le había platicado que estábamos fumando crack y que era cada vez que veníamos al rancho, y que casi siempre, al llegar a la casa, tenía una rápida relación. Yo me venía y me quedaba dormido, todo eso por ideas mías que le comentaba para que Liz le respondiera así. Cuando llegó a ese momento, él le insinuó que saliera y se fueran a un lugar mientras yo dormía, y eso no lo desaproveché y la convencí de aceptar. Ahí estaba Liz alistándose a las 3 a.m. para salir a escondidas de la casa de mi abuela; tendría que salir por la puerta del patio que estaba pegada a mi cuarto. Jaime pasaría por ella en su camioneta y la esperaría enfrente de la casa. Así, pasó, y ahí estaba yo, por tercera ocasión en el cuarto, solo, desnudo y masturbiéndome, imaginando lo que estaría haciendo Liz. Cuando estaba ya por mi décima ocasión para terminar, se escucha la puerta y luego se abre la puerta de mi cuarto, entrando Liz y metiéndose a la cama, no sin haber soltado una sonrisa por cómo me encontró, cosas que me daban morbo y me excitaban. Así que, después de besarla y reconocer ese sabor a virilidad en su boca, le pregunto qué le dio risa al entrar. Al principio, me evadía y contestaba con otra cosa, pero mi morbo, ya sabiendo por qué era en mi mente, o mejor dicho, esperanzado de que fuera por lo que yo imaginaba (que me encontrara ahí en cama, desnudo y masturbándome) para despertar mi virilidad y que ella pensara que era un pobre cornudo. Y mientras ella estaba teniendo orgasmos, yo ahí solo, estar en esa situación fuera el motivo de su sonrisa, eso me excitaba y era lo que esperaba en su respuesta, y para mi suerte, fue algo parecido, pero en palabras más suaves de ella, supongo que para no lastimarme. Me dice que le daba algo de gracia el encontrarme así. En fin, después de eso, ya ella misma, sin pedirle nada, me empieza a besar y a masturbarme con su mano, y me empieza a contar lo que hizo. Me dice que, apenas subiendo a su camioneta, la saludan normal y él pone en marcha y se van a un cuarto que tiene en una nogalera de su familia. Ahí, en el cuarto, él le explica que es el cuarto del personal que cuida en temporadas de fruta, y tiene lo conveniente que ocupaban ellos: una cama. Me dice que, al principio nerviosos, empiezan a platicar rápido de lo que está pasando y hasta dónde llegó la situación. Él le pregunta cómo es que se animó a aceptar, y ella, recordando la conversación, le responde que porque no la dejé satisfecha horas atrás y que andaba muy caliente. Al decir eso y con lo que Jaime le preguntaba, tuvo que decirle que ella era muy cachonda y calenturienta, que cuando la dejaba así y me quedaba dormido, ella pasaba el resto de la noche tocándose sin parar y se venía varias veces ahí sola a mi lado mientras dormía. También le dijo que yo nomás le pedía que me la estuviera mamando, y eso no le gustaba casi, pero lo hacía por mí. Pero ya estaré así por bastante tiempo, que ya le estaba cansando, y sin querer eso mismo hizo que la plática llegara a ese punto con él. Así fueron algunas preguntas que se hicieron nada más llegando. Así fue que en cuestión de minutos, de que ella dijera todo eso, ya se besaban y se desnudaban ferozmente el uno al otro y ella me dijo que en ese momento se olvidó por completo de mí, que no fue como las ocasiones con Jesús; que en esta ocasión se sentía más cómoda y con más ganas de estar Ahí, me comenta que fue una cogida mucho más rica que con Jesús, que fue más calmado, como si hicieran el amor. En la primera cogida, ella terminó dos veces y lo hicieron tres veces, y obviamente sin condón. En las primeras dos veces, el término fue dentro de ella y en la tercera vez en su boca, pero ella la escupió apenas que él terminó. Nunca se ha tragado el esperma de nadie. Ya por último, al ir en la troca, él le pidió nerviosamente una mamada, diciendo que le gustaban bastante, pero por lo que le dijo, no se animó hasta ahorita. Así que ella, muy ansiosa, se recostó en todo el asiento y él se desabrochó y bajó sus pantalones y boxers hasta abajo. Ella me comenta que al acomodarse y retar con su verga frente a su cara, el aroma que daba le volvió a evitar bastante y, muy ansiosa, empezó a comérsela muy suavemente, haciendo bastante saliva por el antojo que le dio. Me dijo que era la primera vez que se le antojaba tanto llevarse la verga a la boca y que lo disfrutó bastante. Tanto iba disfrutando que no se dio cuenta cuando él detuvo la troca, y no fue hasta que él terminó que se dio cuenta que estaban frente de la casa. Ella se levanta y busca acomodarse para poder escupir la venida de Jaime, abriendo un poco la puerta, escupe esa corrida que tuvo, recompone la ropa y se despiden con un beso de pico. Ella sale rápidamente y se va hacia la puerta del patio para entrar por la puerta de atrás, y minutos después ya se encuentra conmigo. Para ese entonces, ella regresó pasadas las 5, a punto de dar las 6, por lo que no fue mucho tiempo lo que pudimos disfrutar. Cuando amaneció y se levantaron los familiares, teniendo que hacer lo mismo.

Ahí mi tercer relato y el segundo hombre que disfrutó mi esposa y yo aún sin poder estar presente. Pero eso estaba por cambiar en el siguiente fin de semana, pero eso es cosa del siguiente relato.

Saludos y espero bastantes comentarios, es un morbo rico leer lo que opinan de nosotros.