Capítulo 5
- Viólame, grábalo y mándamelo I
- Viólame, grábalo y mándamelo II y III
- Viólame, grábalo y mándamelo IV
- Viólame, grábalo y mándamelo V
- Viólame, grábalo y mándamelo VI – Final
Abre los ojos y me sonríe cuando le digo “te quiero, mamá”, aún con el ceño fruncido por el dolor. De rodillas con las manos en sus muslos, respirando hondo tras haber sido violada salvajemente por el culo, contra el suelo y ahí mismo delante de mi cara. Para evitar que este cabrón me lo haga a mí. El encapuchado sólo lleva eso, la capucha, y se ha levantado, jadeante. Su rabo, brillante, gordo y enorme, con dos huevos inmensos, sigue en pie de guerra.
La agarra por la cabeza, tirándola de rodillas delante de él. Me mira, los ojos brillando bajo la capucha, y le gruñe:
— ¡Abre la boca!
Ella obedece, resignada.
Y se la mete de un empujón, glog, glog… las babas volviendo a gotear más por su boca violada. Joder, que preciosa está así, pienso, y mis piernas vuelven a apretarse la una contra la otra.. glog.. glog.. glog.. Mi madre traga y traga…
El encapuchado me apunta con la pistola —Ven aquí, zorra. — y me digo relájate, el miedo no te ayuda.
Apoya la pistola en mi cabeza, el metal frío contra la sien, y me hace una seña para que me acerque más. Obedezco, andando con las rodillas. Sé lo que va a hacer.
Saca la polla de la boca de Marta, ella tose y también sabe lo que va a pasar, – ppff no, déjala… – escupe saliva, respirando como si se ahogara. Me acerco y me pego a ella, él abre más las piernas, abarcándonos más a las dos, arrodilladas frente a él como esclavas esperando la irrumada del patricio, obedientes, ya amaestradas. Mi madre le pone la mano en el muslo al cabrón, intentando atraerle, y busca la polla de su violador con la boca, intentando tragársela para protegerme. Él le empuja la cabeza y me coge del pelo. Abro la boca a tope y miro de frente a ese monstruo morado lleno de saliva de mamá. No puedo soportar más verla sufrir, puedo ayudarla… Piensa en el vídeo, Ana, piensa en el vídeo y cierra los ojos…
Me la mete de golpe, el capullo me choca contra la garganta, y trago, y trago, y trago. Mi madre solloza. Pongo una mano en su hombro, temblando, pensando “puedo aguantar, por ella”, y echo mi cabeza hacia atrás de golpe, con un chorro de saliva cayendo en mis tetas, y le hablo a mi madre todo lo rápido que puedo
—¡Mamá tranquila, yo puedo… GLOB! GOG GLOG! – Ha vuelto a cogerme la cabeza, atropellarme los labios e invadir mi garganta. Glob, glob, glob… Aprieto las piernas, me concentro en el vídeo, el vídeo que les pedí a mis padres, el vídeo que me levanté sin recordar y recibí en el móvil… Yo dormida, mi madre grabando, mi padre follándome la boca, manejando mi cabeza sobre sus piernas como un juguete…
El cabrón empieza a alternar, sacándola de mi boca, glog… y metiéndosela a Marta. Luego vuelve a mí. Mi cabeza siente otra vez la empuñadura del arma, y la cabeza de mi madre está agarrada por la otra manaza. Me la clava hondo, me ahogo, la saliva me gotea por la barbilla, y veo a Marta, con la cara roja, mocos saliéndole por la nariz, tragando como si le fuera la vida en ello cada vez. Al mirarla, mi coño vuelve a palpitar un poco, mientras al asaltante se le suelta un poco la lengua… Debería estar a reventar ya, joder, pienso… — Traaga zorra… ahh.. así.. traga puta.. mff… — gruñe como un jabalí.
Saca la polla de mi boca, me empuja con la pistola y agarra a mamá del pelo. — Voy a hacer lo que me salga de los cojones con tu hija, ¿lo entiendes? — Le dice, mientras ella se levanta trabajosamente, siguiende el tirón. La lleva de nuevo hasta el potro y la pone en él boca arriba, con las piernas abiertas. El golpe de su espalda en el cuero suena fuerte, seguido del aire escapándose por las costuras. Me indica con la pistola que me acerque, mientras se inclina sobre mi madre y le gruñe —Ya verás como te entra en el conejo bien fácil, puta.. Chupas como una golfa y seguro que estás mojada.. — Y le penetra el coño de golpe, hasta los huevos. El coño de mi madre recibe esa tranca gorda hasta el fondo de un empujón, gruñendo – Ngg… Nnnn… — Ella ve cómo me acerco, enseñando los dientes y con los carrillos hinchados, bufando, con los ojos llorosos y el ceño fruncido, pensando que si aguanta me dejará en paz… pero la cara se le desgarra, roja; pienso que el dolor le está torciendo la boca. Al llegar junto a ellos, despacio, las piernas me flojean un poco y me tiembla el culo.
Él empuja, plaf, plaf.. y sus cojones se estrellan con su ojete enrojecido por la violación anterior. Me mira, ve que estoy atenta y no me quita ojo mientras la empala… Y mirándome, poco a poco, va llevando la pistola a la boca de mi madre…
—No por favor – Le digo, con los ojos abiertos como platos, mirándola ahora a ella.
Le presiona con el arma, el cañón frío contra sus labios, y mamá lo mira, horrorizada. Sus tetas botan por los empujones. La imagino chupando el cañón como si fuese una polla.
—Pórtate bien — plasf, plasf, las embestdidas suenan chapoteando —o te despacho y me follo a tu hija. —le dice él. — ¡Abre! — plaf, plaf — ¡Abre la puta boca!.. Así… Chúpalo.
Marta lo chupa, los labios succionan y la lengua lame el metal como un rabo, con los ojos cerrados, y pienso que este cabrón ha debido ver las mismas guarradas sádicas que yo… El coño de mamá se defiende lubricando, ayudado por las babas copiosas que le hemos dejado al cabrón en la polla y los huevos, y suena chof, chof… Sus tetas botan, mojadas, perfectas como enormes flanes, y abre los ojos de par en par… Puedo ver el pánico en su cara, con la pistola apuntando a su garganta. Sin embargo, horrorizada, sigue chupando y lamiendo y lamiendo y chupando… Miro su vientre perlado de sudor, plaf, plaf, vibrando a pollazos…
Pronto, él le empuja el rabo hasta el fondo, regodeándose en la imagen, con el culo apretado, presionándola… —Ves como te gusta puerca… te estás corriendo..
Esos espasmos son de dolor, subnormal, pienso… Ella jadea, el pecho subiéndole y bajándole, mientras él empieza a sacarle el rabo, chorreando de babas y flujos. Al sacársela, me mira, con los ojos duros bajo la capucha —Vete a la camilla, quiero que la cámara pille bien la fiesta.
Marta intenta incorporarse, el pelo mojado pegado a la cara, y protesta con la voz quebrada, casi con un sollozo:
—Me has dicho.. que no le harías nada.
—Ha! Voy a hacer lo que me salga de los huevos… pero ahora voy a descansar y se lo vas a hacer tú. Ve con ella a la camilla o me la follo ya mismo.
Ella gime, débil, baja del potro negando con la cabeza, y me sigue. Giro la cabeza al llegar a la camilla y trato de calmarla —Mami, no te preocupes, está bien…
Él me interrumpe — La puta grande abajo, y tú, puta pequeña, encima, haced un 69.
Ella obedece, entre sollozos, y se tumba. No quiere mirarme mientras me acerco. Me subo a la camilla, despacio. Llevo las rodillas junto a las tetas de mamá, y ella pasa sus brazos bajo mis muslos para facilitarme que baje. Veo su coño, mojado y enrojecido, al inclinarme. Está precioso, hace un rato estaba deseando comérmelo. Late, me llama. Decido no hacer esperar al cabrón para que no se ponga nervioso. Bajo la lengua, slurp… Lamiento el clítoris y siguiendo por toda su raja. Ella sube las rodillas para facilitármelo, y agarra mi culo con las manos. Al sentir su lengua, le devuelvo otra lamida y hundo la boca en su raja, abriéndola con los labios para follarla más profundo. Chupo con ansia su coño mojado, con sabor a polla, y ella me lo devuelve, más despacio pero más fuerte, succionando mi clítoris. Su coño chorrea, caliente, y trago flujos, y meto la lengua más hondo. Me chupa el coño con hambre, la lengua clavándose, glag-glog.. quizá pensando que el espectáculo será suficiente para que este cabrón se pajee y se vaya.
Él se queda mirando, y su polla gorda, llena de flujos y babas, brilla en su mano mientras se la casca, shlick, shlick… miro de reojo cómo su capullo casi desaparece dentro de su puño. Sí, córrete ya, cabrón… el sonido húmedo rebotando en la sala. Hinco la cabeza en el coño de mi madre y jadeo mientras la como. Muevo el culo sobre su cara. Arqueo la espalda pegando mi vientre a sus tetas. Si me ve ondulando sobre ella no podrá evitar cascársela más fuerte, ponerse más cachondo, y dejarnos en paz. Gruño en su conejo y le doy lenguetazos, succiono ruidosamente su clítoris y jadeo. Ella gime cuando mi cadera le empuja mi coño en la cara y me abraza la espalda para hundirse y lamerme más hondo.
—Vaya par de cerdas… Seguro que… Os he interrumpido — flap, flap, flap… — Seguro que estábais a punto de hacer esto cuando he llegado, putas degeneradas…
Chupo más fuerte, meto dos dedos, shlick, shlick, follándole el coño, el culo violado temblando bajo mi cara, palpitando ahora enrojecido. Mamá sigue comiéndome con maestraía, y gimo fuerte contra su boca, el calor subiéndome por el pecho… tiro de sus muslos para levantar un poco su ojete y lo chupo, empapado de flujos con un fondo amargo. Le hinco la lengua en el culo, que ya ha cedido mucho más, y pienso que la ha reventado por todos lo agujeros, el morbo apretándome el cerebro aunque el miedo me tenga helada.
—Mira que estáis buenas – flap flap flap, se pajea más rápido — y encima sois guarras… vaya regalo que me tenían preparado…
El cuerpo me tiembla y me corro. Un chorro caliente, directamente en su boca. Ella se corre en la mía y devuelvo la lengua a su coño desde su ojo del culo… Se corre más, le aprieto el culo contra la cara…
… Y aceleramos despacio, jadeando.
—Jajajajaa!! Se corre también con su hija comiéndole el coño… vaya pedazo de putas estáis hechas.
Ya no se masturba. Se acerca a mí. Marta no lo ve, aún jadeando, con mi coño y mi culo tapándole la cara y el calor de mi raja pegado a su boca. Él se la casca delante de mi cara, flap flap flap… No le veo la cara, veo sus cojones balanceándose y subo la mirada para encontrarme con ese capullo inmensamente gordo trepando delante de mí. Me agarra del pelo, con un tirón que me saca el aire, me aprieta la cabeza hacia abajo y y obedezco chupando, slurp, slurp… chupando la corrida de mi madre alrededor de su coño. Me levanta la cabeza de nuevo y avanza hacia mi boca. La abro de par en par.
Me mete la polla de golpe, caliente, gorda, follándome como un animal, empujando mi cuello hasta que me ahogo, gluggg-ggluggg, glopg, glop… la garganta cerrándoseme y Marta suelta, dándose cuenta de lo que pasa y sacando su cara de mi coño por un momento
—Mmmmpffff no! Déjala!…—Calla y cómele el coño a tu hija, puta degenerada.
Me corro otra vez en cuanto mi madre vuelve a succionar mi clítoris, mareándome, con las pelotas del cabrón golpeándome la barbilla cada vez que siento su capullo alojarse de golpe en mi garganta, plas, plas… PLAF!… Me estoy corriendo aún cuando él me aprieta la cabeza con las dos manos, entrando más profundo. No me ha dado tiempo a respirar bien… Vuelvo a ver las estrellas y espero que se me corra en la garganta… Pero no llega. Me libera, veo la saliva caer a la camilla y al suelo como en un escupitajo enorme y automático.
— Gírate y cómele la boca — me ordena. Es un alivio comerle la boca en lugar de que me ahogues, cabrón.
El corazón me late tan fuerte que lo siento en la garganta. Levanto la cabeza, le miro con odio y levanto la pierna para girar. Mi madre respira entrecortada, el cuerpo brillante, y bajo mi piel pálida contra la suya, a horcajadas, buscando el contacto de su coño contra el mío.
— Venid aquí – dice desde atrás. Se refiere a que vayamos hacia el borde de la camilla. Miro a mamá. Las dos lo entendemos. Quiere los dos coños a tiro. Le dejo espacio y se arrastra, yo gateo hacia atrás.— Así, buenas putas, así… — se regodea él, viéndo como ella repta y yo palmeo, llevándole culos y coños en fila, por nosotras mismas, como pidiéndole rabo. Mis pies llegan a no tocar camilla, y mamá baja hasta que sus piernas cuelgan. Sabe que debe ponerle el coño y el culo a disposición para no recibir más golpes. Cuando para, bajo el culo de nuevo, a horcajadas sobre ella. Siento sus pezones húmedos contra los míos, y abro más las piernas para pegarme. Su calor traspasa la humedad y me reconforta. Me abraza y me acaricia la cabeza. Pego mi mejilla a la suya y le toco la cabeza. La beso mientras trata de hablarme son suavidad. — Tranquila cariño, ya pasaAAAHH!!! — me grita en el oído al sentir la invasión.
No he escuchado el plaf. El cabrón le está metiendo la pistola por el coño. Lo sé por sus ojos cerrados. Se muerde el labio. Shlick, shlic… el metal se hunde en su carne mojada. Nuestro violador usa la otra mano para agarrarme el culo, y siento cómo me abre el ojete mientras grita a mi madre —¿Te gusta, eh puta? ¡Dilo! — Ella gime, rota, me abraza fuerte y le responde — Sí! sí.. fóllame más, reviéntame el coño.. Sigue violándome, reviéntameahh! El grito me taladra los oídos, el miedo torciéndole la cara, y él suelta un ha! seco.
Miro al móvil. Grabándonos. Lo miro directamente, pensando en la grabación que quedará. Se la va a cascar agusto, el cabrón. El coño me late al pensarlo, mojado, aunque el pánico me tenga helada. Saca el cañón, chorreando flujos, y siento que lo pasea por mi coño. Cierro los ojos, preparándome. Sube a mi culo siento más aún el frío del metal.
Nos rodea, empieza a dar una vuelta a la camilla. Nos observa, y mamá gimotea, cogiéndome la cabeza, como si pudiera protegerme. Nos observa, dos diosas vejadas y rendidas, a su disposición. Cualquier resistencia se ha disipado, entre violación, golpes, humillación y, finalmente, incluso orgasmos.
Me azota el culo. El cuerpo de mi madre reacciona con más susto que el mío al notarlo, un pequeño respingo y sus manos sujetándome la cabeza. Le veo aparecer por el rabillo del ojo. Pegada a la camilla, se acerca por el lado en que está mi cara, y veo su rabo hinchado pulsando. Se para. Se acerca a la camilla, acomodando los huevos sobre ella, y su polla encima, pegada a mis ojos.
—Chupa. — Me ordena.
—Déjala, por favor… Yo te voy a hacer lo que quieras… — Mi madre intenta tirar de mí para cambiar las caras de sitio, pero aguanto y se lo impido, aunque sigue protestando —Lo que quieras… Ni te imaginas…
Él me mira. — Chupa bien.
Me acerco, unos centímetros, hacia el borde, separando mi cara de la de mi madre. Abro la boca, con la lengua por delante, y cierro los ojos. Chup… Abrazo el capullo con los labio y doy lametones por dentro, glub.. El la empuja un poco más, y chupo, moviendo la cabeza para chupar, y chupar… El sabor me llena la boca. Se mueve un poco más, y llega más hondo. Saco la lengua bajo su rabo para que la sienta palparle por debajo — Aahhh así… Vaya pedazo de niña guarra tienes que ser… Follándose a su madre… Seguro que se la chupas a tu viejo, putilla… — chupo y relamo como una profesional, acompañando su nuevo empujón y tragándola hasta el fondo, hasta que toco sus huevos con la lengua, aplastada entre ellos y mi barbilla, babeando hasta la camilla, y siento el capullo empujar por dentro mi cuello ladeado… Y plop! la saca de golpe, y la veo retirarse, aún unida a mi boca por un hilo de babas.
Se rie, y sigue dando la vuelta. Llega al lado de la cara de mi madre. Algo incorporada, veo la expresión de mamá. Los ojos cerrados, el ceño fruncido.
—Ves como así callada estás más guapa, zorra. — le dice, burlón.—Déjala por favor… —gimotea.
Sigue dando la vuelta. Abrazo a mi madre, de nuevo pegándome con ella.
—Callad y comeos el morro, cerdas. — ordena. Siento sus manos sobar mi culo mientras vuelve a posicionarse entre nuestras piernas, las de ambas. Restriega los flujos y el sudor por nuestros muslos, y repasa ambos coños y culos con la mano, palmoteándolos, plas, plas…
Aprieta el ojo de mi culo con el dedo. El capullo. Se apoya. Entra. El dolor me atraviesa entera como un rayo, partiéndome. Como una luz que se encendiera de repente detrás de mis ojos. Siento que me presionan las costillas, como un calambre transmitido por los huesos. La honda expansiva se siente en mi coño. Me está follando el culo…
—Mmmggaaaahh!!!! — grito.— ¡Nooooooo! ¡Hijo de puta! — le chilla mi madre, abrazándome la cabeza.
Ha entrado de golpe y plop plop plop ploploplop… Se inclina sobre mí acelerando. Ha empezado a violarme el ojete ya cogiendo velocidad. No he cogido aire aún después de sacármelo. No puedo ni volver a gritar. Ha apoyado la pistola en mi espalda, y me embiste, me embiste, me embiste como un animal
—Uff.. uf… que culo… de puta… tiene la ni-ña…
—Para!! Para!! — grita mi madre, mientras yo empiezo a gruñir, ñg, ñg… y siento que mi coño recibe las descargas, presionadas contra mi madre abajo.
Coge mi pelo, tirando de mi cabeza y sacándome del calor del cuello de mi madre. La miro, apretando los dientes y con la cara estirada y descompuesta. Las babas caen de mi boca a su cara, mientras ella intenta empujar un poco mi hombro para aliviar la presión del tirón y tocar mi cara, como su pudiera calmarme.. gimo entre dientes, ehhh ehhh ehh, y los espasmos saltan dentro de mi coño como un golpe, haciéndolo latir, abriendo mi útero, y haciéndolo chorrear a pesar del dolor, o por el dolor. Marta intenta patearlo por debajo, pero sólo consigue que las embestidas me dañen más…
No puede hacer nada y chilla, aplastada — ¡¡Para, cabrón!!! Para!!! — Y me corro. Mi coño chorrea sin ser penetrado. Mi madre siente la corrida en su raja y me coge con ambas manos de las mejillas — Aguanta cariño… Aguanta..
Él saca la polla, con un pop, y suelto un gruñido. Suelta mi pelo de golpe, y caigo sobre ni madre, golpeando inevitablemente su nariz y la mía. Soltamos un sonido de dolor que le divierte, y se ríe en respuesta. Cierro los ojos, sintiendo palpitar mi conejo y mi culo volver a relajarse… Suspiro hondo, cayendo a plomo, dejando caer el peso completamente sobre mamá.
Mete la polla en mi coño de golpe.
— mffff — es lo único que consigo decir, con la boca contra el cuero.
Mi madre grita, con las pelotas del violador pegadas a su coño abierto, mientras él me hunde la polla hasta que parece que me está abriendo el útero. Es enorme. Siento cada vena llenándome, latiendo, gorda, inmensa, ardiendo. Mi coño estalla babeando, y empieza una especie de orgasmo leve, el de la penetración cuando estás agotada, una especie de extraña defensa adicional. Cuando empieza a moverse, no oigo bien los gritos de mi madre. Sólo siento un bate de carne venosa invadiéndome, reacomodándome las entrañas, empujando mi ano dolorido, haciéndome sentir las tetas de mi madre frotarse contra las mías. El orgasmo exhausto continúa. Soy una muñeca rota, con el coño invadido tan de repente tras la follada de culo sin preparación. Si hubiese empezado a follarme a la misma velocidad a la que lo ha hecho por el culo, hubiera entrado en shock. Calcula bien, el hijo de puta, pienso.
Las pelotas palmean el coño de Marta cuando empieza a moverse en mi coño, saliendo casi completamente para embestirme y que sienta de nuevo toda la barra abriéndose camino… plas.. plas.. plas.. Cada vez más fuerte, mi cuerpo suelto baila encima del de mi madre y mi frente da contra el cuero. Intento recuperar mi presencia y abrir los ojos, avivar las manos, recuperar una posición controlada, justo cuando me empieza a embestir como un animal. Ahora vuelvo a entender los gritos de mi madre, que gira su cara hacia mí para intentar saber si estoy bien — ¡Noo-oh-hoo.. No por favor…
Le digo, con la voz quebrada, en cuanto puedo hablar:
—Mami.. mami.. me está violando..
Ella aulla, llora, le insulta, ruge como un demonio suplicando…
—Mee.. — PLAF!! — está… — PLAF!!! — violando… — ¡¡PLAF!!! — ma-MAMÁ…
Me acaricia, las manos sudadas, y empiezo a correrme… un chorro caliente, borbotones cayendo sobre su coño. Acerco mi boca a su oreja como puedo…
—Me está… violando de.. de verdad..
—No, no te corras en ella, no por favor… — Le dice mamá al asaltante, mientras yo sigo explotando, las oleadas en forma de espasmos haciéndome sentir una sacudida en los ojos, sacándome la lengua de la boca, sintiendo cómo las embestidas hacen salpicar mi corrida hasta mi espalda tras rebotar en él. Está empujando contra mi torrente, un enorme squirt a presión que le escupe a él tanto como me empuja a mí el pecho desde dentro…
—Te voy.. ahh.. mm.. a dejar… el coño.. bbufff… chorreando de leche… putaaaahhh!!!
Eyacula dentro mientras brama, chorros calientes llenándome el útero, el semen quemándome por dentro incluso contra mi propia corrida, que continúa brotando. Lo siento y los apretones de mi corrida uterina hacen que sienta el orgasmo con dolor, como si mi útero intentase devorar esa polla..
— Ma… Mami me… Me preña.. Me… Me preña…
Siento cada bombeo, la polla pulsando, el semen espeso empezando a salir de mi coño junto a mis flujos, goteando caliente… Visualizo el coño de mi madre contra las pelotas de él, recibiendo flujos y semen, mi madre sintiéndolos en su culo contra la camilla.. Las oleadas de calor me llegan a la cabeza como un subidón de anfetamina…
Gruñe, latiendo al fondo de mi coño.
Sale.
Caigo.
Sobre mamá.
Aprieto los ojos.
Luego los suelto, relajo.
Oigo, nebulosamente, la voz del violador.
—Aquí tengo otro, todo grabado. A callar, o todo el mundo os va a ver corriéndoos como puercas mientras os violan.
Oigo clinc, thud… siento el abrazo de mamá. Sus caricias en mi cabeza.
Todos mis sentidos están como amortiguados, y todos mis músculos se destensan.
El semen sigue saliendo de mi coño, resbalando por mis piernas, mezclándose con el sudor y las babas en el suelo.
Mamá me habla al oído:
—Vamos a la ducha, o al jacuzzi, a limpiarnos, cielo…Consigo asentir, y sonrío levemente. O eso creo.
— ¿Te ha gustado tu regalo? — Dice mi madre con dulzura.
……….
El asaltante se quita la capucha al salir de la habitación, con el pasillo oscuro tragándoselo y notando el eco de sus botas demasiado fuerte en los oídos. Llega al hall, guarda la capucha en la chaqueta y abre la puerta, que cerró por dentro. El aire fresco de fuera le pega en la cara.
Gira a la derecha, hacia la cafetería de la esquina, con pasos lentos. Clara sentada tomando café, con una sonrisa maliciosa en la cara. Papá le da las llaves con un «gracias, joven», y se va, silbando bajito.
……………….
Me llamo Ana y tengo 19 años. Tengo una beca MarArthur desde el año pasado, porque estoy cerquita de liarla realmente parda en biología sintética. Pero parda de verdad. Tanto, que en los libros de ciencia ficción de los próximos diez años aparecerá mi nombre como origen de distopías. Alguien se inventará una jihad salazariana de las biomáquinas contra la humanidad, o algo por el estilo.
Hace una semana me comunicaron la Gates Cambridge, así que mañana salgo para Inglaterra y aprovecharé esa beca al máximo. La mezcla entre todo eso, mi edad y mi aspecto hace que hasta haya tenido que contratar un agente para gestionar mil ofertas que ni me van ni me vienen, pero que hacen llover el dinero. He salido en todos los programas de entrevistas importantes del mundo antes de pajearme el otro día en mi terraza, mientras el vecino se la cascaba en la ventana y yo veía el vídeo en el que mi padre me violaba, estando yo inconsciente.
Soy la única persona que ha recibido la MacArthur y la Gates Cambridge, por cierto. Pero esas cosas no están a la altura.
Sé bastante mejor que casi cualquiera cómo funciona un humano. Sé qué pasa en mí, qué significa y qué no. Sé, por ello, que hay muchas partes de mí que aún no han madurado, y se harán más resistentes a la racionalización dentro de unos cinco años.
Tengo 19 años y el trabajo me sigue pareciendo un juego. Sé que mi cerebro dejará de verlo de esa manera dentro de unos ocho años, y mi forma de sentir las cosas será distinta. No estoy en peligro, no estoy indefensa y no soy una inconsciente.
Sólo es que no siento la biotecnología y la neurociencia como algo tan importante. No tanto como esto. Si no lo hago yo, sin duda lo hará otro. Pero nadie puede sentir estas cosas por mí.
Tampoco nadie puede transmitirme, de momento, las sensaciones y los recuerdos de tener un hijo. Lo tendré en los próximos tres años, haya conseguido o no programar células para hacer pequeñas sopas primigenias en su interior para replicarse y modificarse de forma inteligente. Si no puede ser, pues que les den por culo a todos y que lo haga otro.
Sigo saboreando en todo mi cuerpo el mejor regalo de cumpleaños de mi vida, y eso sí lo siento como algo serio e importante. Más serio que cualquiera de las cosas por las que se me conoce.
Y si crees que no sé lo que estoy diciendo, pues muy bien. Serás tú, concretamente, más listo que yo. No lo pongo en duda. Pero que te follen sin amor ni ganas.
Mi coño va antes que la humanidad. Entiendo que pueda no parecerle bien a alguien. Lo entiendo realmente bien. Pero es lo que hay.
Sé distinguir fantasía de realidad, y eso me permite disfrutar realmente las fantasías.
No hago daño a nadie.
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