Capítulo 6

CAPÍTULO SEIS

Ángel notó como la rubia temblaba y como se mordía el labio inferior, seguramente presa de alguna calentura interna. Por su parte, María tenía las bragas empapadas ante la determinación de ese hombre. Le había dejado realmente impresionada y estaba caliente como una perra.

A la hora de despedirse, Ángel volvió a extender la mano, acercándose mucho a la rubia, entrando dentro de su espacio de confort. Esta cada vez temblaba más y sus pezones se marcaban claramente en la camisa que con la americana abierta los exponía para el deleite de Ángel. Este ya marcaba una prominente erección en su pantalón, erección que no se molestó en disimular. Acercándose a la cara de la rubia, le dio dos largos besos en las mejillas y en el último y tirando de su mano hacia abajo, le dijo.

Sácame la polla y chúpamela.

La rubia se le quedó mirando, ahora temblando como una hoja al viento. Lo miró, lo remiró y lentamente fue bajando hasta tocar el suelo con sus rodillas.

María, miraba atónita la escena y sus bragas ya no podían contener sus flujos, pues estos bajaban sin remisión por sus piernas, mientras observaba como la rubia desabrochaba el pantalón de Ángel.

La rubia como hipnotizada, sacó la polla al exterior y quedó alucinada. Nunca había visto una polla así, nunca había sentido una polla así. Temía que le hiciera daño, esa polla era monstruosa, al menos para ella.

¿a qué esperas? Vamos chúpala.

La rubia abrió la boca lamió primero el capullo y después intentó meterla en su boca. Tuvo que abrir extremadamente su boca y aun así justo le dio para poder engullir algo menos de la mitad. Le gustaba esa polla, su calor, su olor y su sabor. Puso todo su interés en hacer una buena mamada y la verdad que la estaba disfrutando. Ese hombre la había hecho mojarse mucho y ahora la tenía al borde del orgasmo con solo obligarla a chupar su polla.

Ángel estaba disfrutando, esa rubita, la chupaba muy bien y eso que no le cabía en la boca. Le estaba haciendo una buena mamada, lenta y profunda, metiendo y sacando su polla con mucha lentitud. Esta excitación le llevó a asir a María por la cadera y darle un impresionante beso en la boca.

María se derretía en sus brazos y más cuando notó cómo le hacía la tanga a un lado, e introducía dos dedos dentro de su coño. Notó como estos por la humedad entraron hasta hacerla sentir los nudillos en su clítoris, ya totalmente hinchado.

Mientras la rubia se afanaba en la mamada, a la vez se excitaba con los gemidos de María, que no podía reprimirse. Los dedos de Ángel entraban sin impedimento en su coño buscando una y otra vez su punto G.

María se retorcía de placer, mientras notaba como el orgasmo empezaba a recorrer su cuerpo, como sus piernas comenzaban a temblar y como dejaban de sostenerla. María cayó al suelo de rodillas, sujeta a las piernas de Ángel.

La rubia seguía con su chupada, ahora ya llegaba con la polla hasta su garganta. Notó, una mano que se escurría entre sus piernas buscando su sexo, como su tanga era corrida hacia un lado y como unos dedos menudos entraban en ella. No aguantó ni dos envites y terminó llenando de sus flujos la mano de María.

En ese momento se tragó la polla hasta el fondo traspasando su garganta y corriéndose como una perra.

Ángel empujó la cabeza de la rubia sobre María, esta se deshizo de su tanga y le ofreció a la rubia su depilado coño. La rubia no dudó y sacando su lengua buscó el abultado clítoris de María, empezando a lamerlo con pausa. Ángel bajó la tanga de la rubia dejando su sexo libre, acercó la polla hasta ese mojado coñito y de una se la insertó hasta los huevos. La rubia se sintió llena y a la vez que gritaba, clavó su boca en el sexo de María, sorbiendo su clítoris.

María gritó a la vez que con su coño callaba la boca de la rubia, que era salvajemente penetrada por Ángel. Este le daba con todas sus fuerzas y, ya, a punto de correrse se salió de la rubia y juntando las dos boquitas se corrió sobre ellas que raudas se lanzaron a devorar tan impresionante miembro.

Los tres quedaron unos minutos sobre el frío suelo del nuevo piso de María.

¿Te ha gustado putita?

La rubia lo miró aún con los ojos abultados y fuera de sus órbitas y le contestó.

Joder, sí, me ha encantado.

María por su parte sonreía con cara de vicio.

No os olvidéis de firmar mañana.

Tranquila, no lo haremos- dijo María

Los dos bajaron hasta la calle y María lo miró con arrobo.

Joder, muchas gracias me has bajado mucho el precio, me has dado un polvo de muerte y estoy segura de que me vas a follar como una perra.

Jajajajaj, bueno, te lo tendrás que ganar, invítame a una birrita.

Entraron en una cafetería y se sentaron en una mesa.

¿Cómo sabías que la rubia estaba dispuesta a follar?

Intuición, primero sus pezones casi traspasaban la camisa y eso que llevaba sujetador, sus labios estaban abultados, no dejaba de mirar mi polla y tus pechos. Por si esto fuera poco, temblaba como una niña y estaba tremendamente excitada.

María se quedó callada, pensando que, una vez analizado el tema, las señales eran claras y ese tipo era un experto jajajaj.

La verdad es que a mí me pusiste muy perra con tu actitud, conseguiste diez mil euros menos de lo esperado y me regalaste una comida de coño y una corrida espectaculares.

Pues me alegro, podía haber negociado algo menos, pero creo que con esos diez mil euros podrás arreglar el piso en condiciones. Total, solamente te hace falta un poco de ventilación, una buena mano de pintura y si quieres, barnizar el suelo, ya que la tarima está muy bien. Yo sí que lo haría, ganaría mucho el piso.

Pues no sabes cómo te lo agradezco, la verdad es que yo no sabría qué hacer, ni cómo hacerlo.

Pues si quieres te echo una mano en lo que te haga falta.

Te tomo la palabra.

Salieron de la cafetería camino al hostal, ya casi eran las ocho y media y Ángel entraría en breve a cenar. Al entrar Tomasa sonriente le ofreció a Ángel una nota que le habían dejado.

Toma han dejado esto para ti.

Ángel abrió la nota y leyó” muchas gracias por cuidarme la otra noche y muchas gracias por el piropo de la otra tarde. Si te apetece te espero esta noche a las dos y me enseñas eso que no quisiste enseñarme el otro día”

Al terminar la nota, Ángel sonrió y su polla pegó un salto en su pantalón, se follaría a esa niña y la iba a volver loca. Entró a comer y la niña y su padre estaban de frente a él, la niña se ruborizó y sonrió al verlo. Ángel saludó a los dos y se sentó a cenar. Tras la cena siguió su ritual con el purito y el brandy. Una vez apuradas ambas cosas, procedió a tomar asiento en la recepción. La niña y su padre se subieron sobre las doce, la niña meneaba su culito con gran parsimonia, y atraía la mirada de Ángel que embelesado seguía ese vaivén. La noche transcurría tranquila y a eso de la una de la madrugada, dos jóvenes francesas llamaron a la puerta. Ángel no pudo no mirarlas fijamente, a la rubia a los ojos, verdes y grandes como los de un gato y a la morena a los pechos. Esta tenía puesta una camiseta de tirantes que justo cubría poco más de sus pezones. Las dos muchachas pidieron una habitación y Ángel raudo buscó una un poco más grande y se la ofreció. Las dos chicas sonrieron y entraron con Ángel en el ascensor. Las acompañó hasta su habitación y les comentó el funcionamiento del hostal por la noche. Las muchachas sonrieron y Ángel marchó de nuevo a su puesto.

Ya eran casi las dos, por lo que subió a la habitación donde le esperaba la niña. Llamó suavemente a la puerta y esta se abrió, con la muchacha escondida tras la puerta. Ángel se fijó en ella, sus labios abultados y sus ojos que se le salían de las órbitas denotaban su excitación. Las areolas y los pezones estaban totalmente abultados y se podía percibir un ligero temblor en la muchacha.

Desnúdate y siéntate en esa silla.

La muchacha lo miró y sin más dilación, procedió a dejar caer el camisón que llevaba, dejando a la vista sus abultados pezones en unos tersos pechos que apuntaban al cielo, gritando su extrema juventud. Su lampiño sexo aparecía totalmente brillante sin duda por la gran cantidad de flujo que ya le era imposible albergar. Se sentó en la silla cerrando sus piernas y tapando púdicamente sus pezones.

Baja esas manos y abre las piernas. – ordenó Ángel

Rápidamente la muchacha bajó sus manos y abrió sus piernas, exponiendo su cuerpo a la vista de Ángel. Este por su parte se deshizo de su camisa y lentamente se despojó de los pantalones calcetines y calzoncillos, dejando su polla enhiesta, ante la mirada atónita de la joven. Esta abrió sus ojos y su boca en señal de sorpresa.

Madre mía, ¿eso me cabrá dentro?

No tengas ninguna duda. ¿quieres tocarla?

Si por favor, déjame tocarla.

Ángel se acercó y la muchacha tímidamente acercó su mano a la polla de Ángel, la tocó, la abrazó con sus dedos y acercó la otra mano para comprobar que ni con las dos manos tapaba esa majestuosa polla.

Muévela, menea tu mano lentamente.

La muchacha empezó a menear la polla comprobando que esta se ponía aún más dura. Alzó su cara y miró a Ángel buscando su aprobación.

Acerca tu boca y chúpala, chúpala como si fuera un helado.

La muchacha tímidamente acercó su boca a la polla y metió el capullo en ella, este a duras penas le cabía en la boca. Mirando a Ángel a los ojos, sintió como este sujetaba su cabeza y empezaba a meter y sacar su polla con fuerza en su boca. La muchacha se sentía tremendamente excitada al sentir como su boca era follada y como ese monstruo le entraba casi hasta tocar su campanilla.

Ángel se movía lentamente no quería forzar la situación. Esas embestidas y las lágrimas en los ojos de la muchacha le estaban excitando y notaba como estaba muy cerca de correrse, pero no, no quería correrse aún, por lo que, sacando la polla de la boca de la chiquilla, se arrodilló ante ella, sacó su lengua para repasar sus labios y fue recogiendo ese líquido que destilaba como un manantial.

La muchacha sorprendida, notaba como su cuerpo iba asumiendo nuevas funciones, notó como hervía su sexo y como una corriente circulaba por su columna, hasta explotar en su cerebro. Sujetó con fuerza la cabeza de Ángel para poder así aguantar y disfrutar de ese intenso orgasmo. Abrió lentamente sus piernas mientras soltaba la cabeza de Ángel, el orgasmo aún se movía por su cuerpo y sus fuerzas habían desaparecido. Durante casi un cuarto de hora estuvo disfrutando de esa sensación maravillosa que jamás había experimentado.

Ángel la miraba con interés desde otra silla colocada estratégicamente en frente de la chiquilla. Vio su cara de placer infinito, como sus tiernos pechitos se hinchaban por el placer y como de su coño manaba un líquido que discurría por sus piernas. Sus ojos hinchados y las babas que brotaban de su boca confirmaban su estado de éxtasis total.

Joder tío esto ha sido realmente impresionante. Pero ahora necesito tu polla dentro, quiero saber que se siente y cómo se siente.

Ven aquí y métetela tu misma, así será imposible hacerte daño, salvo que tú quieras hacerlo.

Ángel se tumbó en el suelo y la muchacha se puso encima de él. Lentamente fue bajando, Ángel mientras sostenía su polla para facilitar la penetración. La muchacha fue bajando hasta tocar con sus labios la punta del capullo. Aquí gimió y se relamió. La cabeza de esa gran polla traspasó sin dificultad los primeros centímetros del estrecho canal.

María gemía y sentía como le abría y le llenaba a la vez. Cuando tenía casi la mitad dentro, la quería entera, lo quería todo, se sentía terriblemente llena y excitada. Pero de repente se topó con la barrera de su himen, notó como la polla se paró de repente y ella la quería toda. Subió un poco sobre ese ariete y aguantando la respiración, se dejó caer hasta tocar con su culo la tripa de Ángel. El aire se retiró de su cuerpo y no pudo más que gritar y sujetarse con fuerza al pecho de Ángel.

Ángel también notó como la barrera desaparecía y como la muchacha casi sin aire abría desmesuradamente los ojos a la vez que gritaba con fuerza. Ángel en un rápido movimiento tapó la boca de la chiquilla y la atrajó hacia su pecho.

Tranquila, niña, tranquila.

Notaba como las paredes de ese coño recién abierto oprimían su polla produciéndole un doble placer.

Menéate despacio, muy despacio.

No puedo, hazlo tú, no tengo fuerzas.

Ángel le dio la vuelta y empezó a entrar en ella con mucha lentitud y suavidad, no quería llegar hasta el fondo para no hacerle daño. Poco a poco ese coñito se iba llenando de flujos y la penetración se hacía cada vez más placentera.

La muchacha ya empezaba a gemir y notaba como otra vez su cuerpo volvía a hervir y como una corriente circulaba nuevamente por su espalda. Abrazada a Ángel con brazos y piernas tuvo otro impresionante orgasmo que la dejó totalmente laxa sobre el pecho de Ángel.

Este se salió de la chiquilla y dándole la vuelta se pajeó sobre su pecho y su cara hasta regarla con su simiente. La muchacha con los ojos medio cerrados y el cuerpo agitado sonrió. Ángel en brazos la acostó en la cama, se vistió y se marchó a su puesto de trabajo.

La noche no tuvo más sobresaltos, así plácidamente sesteó hasta la hora de preparar el comedor. Tomasa llegó puntual al relevo y esa mañana no le dijo haber escuchado nada, por lo que Ángel respiró tranquilo. Después de tomar el café, subió a su habitación y se metió en la cama.

La vida en el hostal transcurría tranquila sin altibajos y Ángel pese a sus dotes amatorias, pasaba bastante desapercibido fuera de esas paredes, lo que para él era muy importante. Cuando se levantó, fue a comer. Las francesitas no dejaban de mirarle y él las sonreía con agrado. La chiquilla le miraba también aun con la boca abierta, mientras sus pezoncitos abultados, se marcaban en señal de ofrenda en su camiseta. Cuando terminó de comer, como siempre salió a tomar su copita y fumar su purito. A la media hora apareció María, hoy se había vestido de ejecutiva, con una camisa blanca y una falda larga azul marino. Donde unos zapatos de tacón de unos ocho centímetros realzaban sus piernas y le daban un aspecto envidiable. Cuando se sentó a su lado, Ángel pudo apreciar el bonito escote que ofrecía esa camisa.

¿Qué miras tan atontado?

Que estas para follarte aquí mismo.

Jajajaj que raro que no pienses en eso. Anda vamos que ya te estas poniendo burrote jajajajaj

Salieron camino a la notaría, por el camino fueron hablando de lo acaecido el día anterior. De los arreglos que necesitaba el piso y de los gastos que podría tener. Ángel le comentó que él podría pintar el piso si ella quería, por lo que solamente tendría que pagar la pintura y los utensilios de pintura. Que lo tendría que ver con detenimiento, pero que él se podría encargar de casi todo, menos del baño, que eso era más costoso y él no tenía muchos conocimientos.

María lo miraba encantada, seguro que hasta le hacía un presupuesto de lo que le costaría arreglar el piso y así sabría a qué atenerse.

Si te parece bien después de firmar, vamos y echamos un vistazo.

Perfecto.

Al llegar a la notaría, la secretaria le dio una nota a María.

Tenga señora, es de parte de la vendedora.

Gracias.

María abrió la nota y leyó con sorpresa.

“Al final lo pude dejar en cien mil euros, así que espero que lo disfrute tanto como yo goce ayer”

María sonrió y bendijo su suerte y a la vendedora que tan amable había terminado siendo. Miró a Ángel y se lo dijo, este también sonrió.

María firmó las escrituras mientras pensaba en la suerte que había tenido, entre Ángel y la vendedora le habían ahorrado veinticinco mil euros. Ahora podría afrontar los gastos sin problemas. El dinero ahorrado le permitía poder hacer esos arreglos. Pensando y pensando, no se dio cuenta que ya habían llegado al piso.

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