La historia que les voy a relatar tiene su comienzo en la escuela secundaria a la cual concurría.

Estaba cursando mi último año de secundaria y lo único que nos importaba a todos era nuestro viaje de estudios.

Ese día en particular, todo había empezado mal.

Había tenido algunas riñas con mi madre y desde ese momento estaba de total mal humor. La última hora de clases correspondía a la hora de historia.

La profesora era una chica joven, de unos 25 o 26 años (aunque aparentaba menos edad) bastante tímida, de baja estatura (1,65 m) tés blanca, cabello oscuro, delgada y de buen trato, pero lo que más sobresalía en ella eran sus hermosas tetas y su espectacular culo. Normalmente con ella el grupo tenía muy buena relación, tanto es así que nos tuteábamos y a ella la llamábamos por su nombre.

Cómo decía anteriormente, ese día estaba de bastante mal humor y estaba hablando en clases de la organización del viaje con mis otros compañeros de curso, sin atender en lo más mínimo lo que la profesora estaba explicando.

De repente, se me acercó y me increpó que por qué no está atendiendo y que si seguía así no iba a aprobar su materia. Luego se dio vuelta y comenzó a caminar hacia el frente del aula. En ese momento no tuve mejor idea que decirle textualmente lo siguiente: «Si lo que necesitas es otra cosa aquí estoy».

Lo dije de bronca que tenía y sin pensarlo demasiado. Inmediatamente me arrepentí de haberlo dicho. Esperaba que ella se volviera para sancionarme severamente por lo que había dicho, sin embargo ella hizo como que no escuchó nada y continuó rumbo al frente, manteniéndose distante el resto de la hora.

Luego salimos del aula de clases y comentamos el hecho con mis compañeros.

Cuando ya íbamos saliendo de la escuela recordé que me había olvidado un libro debajo del pupitre, así que me volví rápidamente pues sé que no demoran en cerrar las puertas de la escuela una vez terminadas las clases.

Cuando entré a la carrera al aula, me choque de frente con la profesora de historia que había vuelto a buscar algo que también había olvidado.

Quedamos frente a frente y por efecto de la velocidad que yo llevaba tuve que abrazarla para no tirarla al piso. En ese instante sentí como todo su cuerpo se estremecía.

Me di cuenta que ello se debía a que tenía miedo debido a lo que había ocurrido hacia un rato en su clase. Se quedó paralizada y no atenía a nada. Yo, ni lento ni perezoso, aproveché la situación de que estaba frente a ella abrazándola y bajé mis manos para apoyarlas sobre sus nalgas.

Ella solo suspiró pero no se movió en lo más mínimo estupefacta de terror. Entonces comencé a acariciar su culo y a frotarlo con fuerza. Mi verga comenzó a engrosar y tuvo una gran erección que ella sintió contra su vagina.

En ese mismo momento giré mi cuerpo arrastrándola contra la pared. Allí comencé a desprenderle su camisa hasta que afloraron sus tetas todavía cubiertas por un sostén de color azulado con transparencias y puntillas muy excitantes.

Metí mis manos por entre la camisa y con suavidad desprendí el sostén por la parte de atrás de su cuerpo. Una vez hecho esto tomé el sostén y con fuerza lo tiré al piso.

Tenía unas tetas espectaculares, y después de manoseárselas un poco, me incliné y comencé a chapárselas. Su respiración era agitada y ella continuaba inmóvil. Como sabía que no me las vería en otras aproveché para desabrocharle los pantalones y bajárselos.

Al principio que costó un poco porque los usaba muy apretados contra su cuerpo pero luego lo logré y se los bajé hasta los tobillos.

Su figura me encantó, pero como lo que yo más quería es ver su culo, la hice girar -prácticamente la levante y la hice girar- (aclaro que ella no pesaba más de 49 o 50 kilos) quedando al descubierto su hermoso culo. Llevaba unos calzones negros calados y con trasparencias bien metido en la zanja del culo.

No me pude contener y se los bajé con fuerza dejando al descubierto ese fantástico paisaje.

Entonces la arrinconé contra la pared (su cara contra la pared), mientras con mis manos le acariciaba las tetas, con mi pija le rozaba la raya del culo.

En ese momento fue la primera vez que habló y me dijo que no la penetrara.

A esta altura yo estaba recaliente y me la quería coger a toda costa. Sin embargo y a pesar de todo me acerqué a su oído y le dije que me lo cambiara por algo. «no sé qué» me dijo.

Entonces yo le dije que se arrodillara y me la chupara. Ante esto, hizo una cara de no querer y entonces apreté mi pija contra su ano pretendiendo metérsela, entonces accedió a mi pedido y arrodillándose ante mí comenzó a chupármela. Al principio lo hizo tímidamente pero luego lo hizo mucho mejor hasta que acabé en su boca.

Ella se vio sorprendida por esto e intentó escupir mi semen haciendo feos gestos pero yo no se lo permití tapándole la boca.

Claro, tan malo no soy y le permití que escupiera en una bolsa de caramelos vacía que tenía en mi bolsillo.

Entonces la levante, le di un beso en la boca y le dije que no dijera nada de esto porque era solo entre nosotros dos y ella se lo merecía.

Me dijo que sí aceptando su responsabilidad y entonces dejé que se vistiera y se fuera.

Luego recapacité sobre lo que había ocurrido y me dio miedo que me delatara.

Esa noche no pude pegar un ojo pensando en ello, sin embargo nada pasó y al otro día volvimos a tener clase con ella como si nada hubiera ocurrido.

Eso sí, jamás volvió a regañarme por mi comportamiento.