Capítulo 2
- El trio que se me convirtió en reto
- Un trío que se me convirtió en reto II
No había logrado nada con mi esposa, Mayra no avanzaba, hasta el momento había intentado todo lo que tenía a mi mano.
Hace un par de semanas me lance un poco más, tomamos un par de copas de vino y puse un video porno; la cual inicio con dos chicas que al estarse maquillando, de un momento a otro se empezaban a besar pasionalmente, y no dejan de hacerlo mientras se despojan lentamente de sus ropa, quedan completamente desnudas, acarician y besan sus pechos, luego hacen diferentes posturas donde se turnan, una a la otra para lamer sus coños. En un momento entra uno de los de los esposos de las chicas y se una a la acción.
Al inicio mi esposa no perdía detalle del video, pero después de un momento acabo todo el intereses. Aunque después, esa noche, hicimos el amor muy delicioso. Hace meses que no lo hacíamos así.
Saludo a José, le comento un poco los acontecimientos, me invita a ir a su apartamento.
– Pero no creo que Mayra acepte algo, ella no es así.
– No te preocupes, no va a pasar nada, de nada, solo quiero que pasemos un momento entre amigos.
Ya el sábado nos alistamos para ir donde mi amigo, mi esposa viste un enterizo blanco, de pantalón que se ensancha mientras llega al zapato y un cinturón que marcaba su cintura. Yo un jean, camiseta ajustada al torso, banqueros ajustados y tenis.
Al llegar al piso de José, ya nos esperaba su esposa con la puerta abierta, pero solo asoma la cabeza.
– Hola chicos, nos saluda Ara.
– Hola, respondemos nosotros al unísono.
La beso en la mejilla, las presento. Nos invita a seguir.
Entramos detrás de ella, estaba hermosa de nuevo, con una camiseta estampada ajustada que resaltaba su busto, una minifalda en jean que casi deja ver sus glúteos, no llevaba medias de ningún tipo y su cabello y maquillaje lucia perfectos.
José nos saluda, nos esperaba en la mesa con un pequeño refrigerio.
La velada pasó muy tranquila, hablamos de todo un poco, reímos y bebimos .
Al despedimos quedo una agradable sensación entre todos, nuestras esposas se abrazan largamente y se dan un gran pico el la mejilla.
Pasaron los días, Mayra me comento en varias ocasiones de la velada con mi amigo y lo bien que la había pasado. José me había comentado que no insistiera en una nueva reunión, que fuera ella quien lo sugiriera, y así paso.
– Amor estoy aburrida, que tal si vamos este fin de semana dónde tus amigos.
– Ya lo llamo, a ver que nos dice…
Me palpitaba el corazón en exceso, timbra el teléfono, contesta, nos saludamos y le comente que si podíamos ir.
– Diego, lo siento, este fin de semana no puedo, pero el próximo sí, que les parece.
Aunque quedamos para el otro fin de semana, mi esposa quedó un poco triste, consternada y a mi los días se me hicieron eternos.
Me visto de camisa negra y pantalón de dril color gris, Mayra lleva más de 20 minutos en el baño, abre la puerta y sale.
Está hermosa, con falda corta, medias de ligero que se acomoda al salir, top negro ajustado al busto, y unos tacones realmente altos.
Esta vez nos encontramos en un restaurante cercano al apartamento de José, el cual, junto con Ara, habían quedado muy sorprendidos por el cambio de mi chica.
Nuestras esposas van al baño, regresan. Mayra se ve muy nerviosa y totalmente ruborizada, pero su cabello y maquillaje lucían aún mejor. En el restaurante nuestras esposas se robaban todas las miradas y nosotros dos, una que otra también.
Ya en el apartamento y con un par de tragos en la cabeza, Ara saca un dado y dice:
– La verdad o se atreve, nos numerados del 1 al 4, dependiendo el número y a quien corresponde, la persona que le toque dice la verdad o se atreve a un reto que ponga quien lance el dado, si saca su propio número los demás ponen el reto y se toma un trago, con 5 y 6 todos bebemos.
Mayra y yo somos 1 y 2, José y Ara 3 y 4 respectivamente.
Por fortuna me tocó lanzar el dado de primeras y este señala el 4, le tocaba a Ara.
– Me atrevo
– Ponte de pie y gira para podernos verte.
Mi esposa me da un pequeño golpe el el costado.
– Amor…
Ara se levanta, alza sus brazos y hace que su falda se suba un poco, dejando ver un poco una tanga de color rojo, gira sobre si misma, ninguno de los presentes la perdió de vista, aplaudimos, silbamos y al final reímos.
Ara lanza el dado, sale 3, José.
– La verdad
– Te gusta hacerme el amor…
– Claro que sí amor, si quieres te lo hago aquí mismo, la toma por la cintura y la besa apasionadamente.
Lanza José, 6 todos bebemos un trago rápidamente, hacemos caras y reímos.
Lanza mi esposa, saca 1, ella misma. Queda en silencio unos minutos..
– Verdad
– Que es lo más loco que haz hecho sexualmente hablado, se apresura a preguntar Ara.
Todos quedamos en silencio esperando la respuesta.
– El último año del colegio… hice el amor con el novio de una amiga.
– Y eso que tiene de malo, dice José, o de loco.
– Es que… estaba participando también su novia, lo hicimos los tres.
Se apresura a tomar su trago.
Ohhhh…todos exclamación a la ves y golpeando la mesa suavemente… que cuente más, que cuente más.
– Bueno, el chico estaba solo en casa, fuimos a escuchar música y tomar unas cervezas, ya estando un poco tomados ella se sentó a mi lado y sin decir nada empezó a besarme y así terminamos haciéndolo los tres.
Yo la miro un poco asombrado y preguntó:
– Solo fue esa vez?
– No, un par de veces y también un par de veces solas, las dos.
El rostro de mi esposa estaba bastante ruborizado, los labios entre abiertos, se veía muy sensual
Toma el dado entre los dedos y sale 4, Ara.
– Me atrevo.
Mi Mayra balbucea, esta petrificada, muerde su labios inferior. Ara se acerca, la mira fijamente a los ojos, le da un beso suave, vuelve y la mira, la besa más apasionadamente, abre su blusa e inicia a acariciarle los senos. Los besa, Mayra arquea su cuerpo y permite que este se deslice de la silla. Con este movimiento su falda se sube, no había ropa interior, otra vez se intercambian las miradas, Ara sube una mano par la mitad de las piernas de mi esposa, hasta llegar a su sexo. Mueve en círculos los dedos sobre el clítoris de mi Mayra, ella gime, abre las piernas para dejar plena libertad a los dedos, Ara introduce dos, besa los senos de mi esposa e inicia a descender por su vientre con pequeños besos, llega a los labios vaginales, muerde suavemente los muslos y la vulva, lame suavemente el sexo de mi esposa.
José y yo no perdíamos detalle de los movimientos de nuestras mujeres, José ya estaba desnudo, acaricia su pene, se pone de pie, se acerca por detrás a su esposa, la toma de las caderas, levanta su culo, hace un lado la tanga, mete la cabeza en el trasero de su chica y lame, lame con pasión, con energía, ella deja de besar el clítoris de mi esposa para verlo de manera lujurioso, sigue devorando la vagina, mi esposa gime fuertemente y se corre por primera vez.
José se sienta en el sofá, Ara besa los senos de Mayra, los labios y procede a sentarse el la barra de su José, el le quita la tenga, toma su pene y lo pone a la entrada del ano, el cual había dilatado previamente. Mi esposa le devuelve el favor, mientras Ara cabalga suavemente, Mayra la besa, baja por el cuello, se detiene un poco succionado sus pechos, con pequeños besos inicia a bajar por el vientre, llega al sexo de su nueva amante, rítmicamente, suavemente, pasa la lengua por el clítoris de Ara, la cual presiona la cabeza de mi esposa contra su sexo, gime, José acelera el ritmo de sus movimientos, se sale el pene, mi esposa lo chupa con fuerza, con una de sus manos le acaricia los huevos, busca con la punta del glande el ano de la chica para poder volver a introducirla, ve como ese pollon se pierde en ese bello trasero, lame los huevos de José, que por momentos era lo único que quedaba por fuera, que se escapaba de la voracidad de este culo, sube hasta el clítoris de nuevo y Ara da un pequeño grito, su cuerpo tiembla y se deja caer sobre el sofá. Mi Mayra toma su lugar, le da la espalda a José, los dos me miran, hay mucha lujuria, él pone el pene en la entrada del ano de mi esposa, ninguno de los dos deja de mirarme, y finalmente ella se deja caer lentamente, llena de un gran placer. Me mira, yo me acerco, pongo mi pene en su boca, ella lo chupa, lo saca, lo escupe, levantó una de sus piernas por mi hombro y la penetrante vaginalmente. Ella grita, recibe las dos pollas con alegría, con el deseo de dominarlas plenamente, los movimientos se hacen más acompasados, más profundos, la sudoración brota por nuestros cuerpos, Mayra me besa, sacude su cabeza.
– Te amo, te amo, te amo
Se deja ir en un intenso orgasmo, escucho a José agitado, creo que esta llenando el trasero de mi amada, yo no me quedo atrás y bombeo con más rapidez para dejas hasta la última gota de leche en su coño.
Quedamos por un largo rato tendidos en el sofá, en el suelo, conforme nuestros cuerpos cayeron, quedando fundidos.
Esa noche nos quedamos en la habitación de huéspedes, Mayra me despierta succionado mi pene, lo hacemos suavemente, tiernamente, ella llega, yo lo hago, me da un pequeño pico en la nariz.
– Sabes una cosa… te amo, me haces muy feliz.
Va al baño a ducharse.
Yo veo sobre la mesita de noche una tarjeta pequeña de color negro, la tomo, leo con rapidez:
Extasis
Cumple todos tus caprichos
Reserva:
Aparece un número telefónico, la dejo de nuevo, pienso: pronto es nuestro aniversario, la vuelvo a tomar y la guardo en mi billetera.
Bajamos a la sala, ya nos tenían Ara y José desayuno. Hablamos un largo rato mientas comíamos.
Nos despedimos, José me abrazo, me dice:
– no se te olvide mi propuesta.
Ya en la noche saco la tarjeta que encontré, pero lo que paso con esta tarjeta hace parte de otra historia.