Capítulo 2

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Lidia sabia de la condición de cornudo de Carlos, y éste le había contado lo que hicimos cuando ella no estaba. Le fue hablando de mí, y un día me dio el movil de su mujer para que le mandara un mensaje e ir conociéndola, y poniéndola cachonda a ver si un día se animaba a quedar los tres.

Fuimos hablando por whatsapp varios días hasta que surgió la ocasión de conocernos los tres. Quedamos una tarde en la que me pude escapar a la salida del curro, la verdad es que yo no lo sabía, pero Carlos lo había preparado para que estuviéramos solos Lidia y yo. Cuando llegué a su casa me abrió Lidia. Yo ya la había visto en fotos que me había enseñado, pero ella no me conocía, sólo sabía de mí lo que le había contado Carlos. Nos saludamos, la verdad, como si nos conociéramos bastante, aunque habíamos hablado, luego en persona las cosas a veces pueden ser diferente, pero no. Era tal como esperaba tras las conversaciones que habíamos tenido.

Me dijo que Carlos se había tenido que ir a comprar con su hija, así que íbamos a estar solos los dos. Yo pensaba que dado que no iba a estar él, no pasaría nada, solo conocernos y ver que tal (iluso de mi!), pero lo habían preparado bien la pareja para que fuera algo más excitante.

Estuvimos hablando un poco de a qué nos dedicábamos cada uno, y rompiendo el hielo, hasta que salió el tema del sexo, a ella le gustaba y le daba cierto morbo ver a Carlos tan cachondo cuando hablaban del tema de cuernos, y habían decidido probar (ya conté que habían tenido alguna experiencia previa aunque no fue lo esperado). La verdad es que hablando con Lidia, me estaba empezando a poner cachondo, lo que contaba, que le gustaba mucho pajear pollas, y que le daría mucho morbo ver a su marido comiendose una, dado que aunque se lo había contado, nunca lo había visto.

El caso es que yo estaba bastante cachondo ya con la charla y Lidia cogió el teléfono para llamarlo

– Hola Cariño, sí ya ha venido, estamos hablando de todo un poco. ¿Sabes? Estoy pensando en que ya que ha venido no podemos dejarlo que se vaya así y debería verle la polla ¿no?. Tú ya se la has visto y a mi me apetece vérsela también.

Yo estaba flipando, y cada vez más y más cachondo!

– entonces ¿Quieres que le haga una pajilla a tu amigo?

– Claro que siiiiii (escuché por el teléfono)

– No se hable más

y Colgó el teléfono. Lo había hablado con Carlos que ella me haría una paja y que lo grabaría con el movil para verlo luego y pajearse bien a gusto. Lo tenían todo planeado, yo la verdad es que pensaba que ibamos a estar los tres, y ante semejante sorpresa tampoco iba a decir que no!

Me dió el teléfono y empecé a grabar:

– Bájate los pantalones – me dijo Lidia

Me bajé los pantalones y me quedé en boxers, ella se puso a mi lado y comenzó a jugar con mi polla por encima de la ropa interior. Yo sentía como mi polla iba creciendo más y más hasta que cuando se cansó de jugar ella misma me quitó los boxers.

Me agarró la polla con lujuria disfrutándola, yo estaba en su sofá desnudo mientras la mujer de otro (y con su consentimiento) me hacía una deliciosa paja. Se quitó la ropa y ella se quedó en ropa interior, un sujetador y bragas blancas que me parecieron espectaculares, la vista de sus tetas tan a mi alcance me estaba poniendo cardíaco y sus manos recorriendo mi polla ayudaban a que estuviera en el séptimo cielo.

Tal como conté antes, habían quedado en que me iba a pajear y de repente ella se metió mi polla en la boca uffff que placer sentir esa boca húmeda rodeándome la polla mientras yo con una mano temblorosa seguía grabando, y torpemente con la otra acariciaba sus pechos que me volvían loco.

La mamada era de escándalo, se metía mi polla en la boca, me besaba la punta, la lamía, me acariciaba los huevos mientras hacía todo esto y yo estaba en el gloria. Estuvo un rato en esa postura sentada de lado en el sofá hasta que dijo que no estaba cómoda, y se arodilló en el sofá. Abrí las piernas para facilitarle la postura y me siguió lamiendo la base de la polla y los huevos mientras con su mano me masturbaba cada vez más rápido

– Sigue grabando, voy a hacer que te corras y que Carlos vea lo bien que lo hemos pasado

No iba a tardar en correrme y la avisé, apretó mi polla contra sus tetas y siguió pajeándome hasta que me corrí sobre ellas manchándole el sujetador que no se había quitado. Ver a la mujer de otro, en ropa interior, en su propio sofá y con mi leche por todo su cuerpo es una imagen que no olvidaré nunca.

Exhausto y desnudo sobre su sofá tardé unos minutos en recuperarme, me habría gustado ser ahora yo el que la desnudara, y comerle el coño y pajearla hasta que se corriera (y quien sabe si follarla), pero me dijo que no que Carlos iba a volver con la hija pronto y que había que terminar ya.

Me despedí de ella y quedamos en que la próxima vez sí estaríamos los tres.

Luego por la noche hablando con Carlos flipó, ya que le dijo que solo me iba a pajear y cuando vió que me comía la polla se puso como una moto. Aún tiene el vídeo guardado y no sé la de pajas que se habrá hecho viéndolo, lo que puedo decir es que alguna que otra me ha hecho a mí mientras lo veíamos…

Continúa la serie