Capítulo 7

DÍA A DÍA 7

CHARLINES

El viernes amaneció un precioso día, Carmen ya había salido para la Gomera y Ángeles y yo desayunamos y fuimos para la oficina.

  • ¿Esperanza, puedes venir un momento?
  • ¿Si que deseaba?

Wuauuu, Esperanza estaba tremenda con una mini que le tapaba lo justo y dejaba ver sus preciosas piernas casi en su totalidad y un top muy ajustado que marcaba sus pezones que ya apuntaban al cielo.

  • Buenos días, Esperanza, estás espectacular. He hablado con Carmen y el lunes irás a la Gomera, ella te enseñará. Dependiendo de lo pronto que aprendas Carmen vendrá a dirigir esta sucursal.
  • Muchas gracias, señor, le prometo que pondré todo el empeño en aprender lo más rápido y lo mejor posible.
  • Perfecto mañana me mudo a la nueva casa, nos puedes echar una mano ¿si te va bien?
  • No tengo ningún problema, paseme la ubicación al wasap y mañana me acerco.
  • Perfecto luego te la paso.

El día transcurrió de lo más tranquilo.

Fuimos al hotel, recogimos las cosas y las llevamos a la nueva casa. Era una casa no muy grande de dos habitaciones con baño, un salón comedor y cocina con una parcelita con una piscina. La casa era individual y estaba cara al mar.

  • Muy bien Ángeles, la ubicación es perfecta.
  • ¿Nos damos un baño?
  • Jooo, por no deshacer la maleta….
  • Que maleta, en bolas, aquí no nos ve nadie y qué más nos da.

Nos desnudamos y nos metimos en el agua que estaba bastante caliente, todo el día le daba el sol calentando el agua. Estuvimos jugando un buen rato y una mano por aquí y otra por allá. Mi polla estaba en condiciones de buscar guerra y había un coñito que estaba chorreando y no de agua precisamente. Coloqué a Ángeles agarrada a la escalera y metí mi polla en ella. Ella aprovechaba que se podía agarrar a la escalera para balancearse y así poder meter mi polla todo lo dentro que podía.

  • Vamos cabrón, no sabes hacerlo mejor, más fuerte, más fuerte, hummm más fuerte.

Agarré su pelo en una coleta y eso le hizo tensar la espalda lo que hacía que mi polla entrase un poquito más.

  • Así hummm así dame fuerte hunn no pares no pares.

Mi mano libre agarró su pezón y lo apreté en un fuerte pellizco que le hizo llegar a un fuerte y largo orgasmo.

  • Hummm siiii siiii asiiii ahhhhh hummm aprieta fuerte siiii,

Curvó su cuerpo para empalarse entera y así recibir una fuerte descarga en su interior. Dos golpes de mi pelvis hicieron que no quedase nada dentro de mí y un hilillo blanco apareció en el agua.

  • Hummm hoy te has superado, casi me dejas seco.
  • Bueno hoy cenamos en el hotel y después aprovechamos la habitación, ¿te parece bien?
  • Me parece perfecto.

Salimos, nos secamos y recorrimos la casa, encendimos el frigorífico y fuimos a comprar algunas cosas que me harían falta esos días.

Subimos en el coche y fuimos a la Montaña de Ajódar, decían que aparte de su posible pasado mágico- religioso, se veían las mejores puestas de sol de la isla. Desde el coche se apreciaba perfectamente y con el aire acondicionado se estaba muy bien. Sacamos unas cervezas y las paladeamos tranquilamente mientras el sol se iba escondiendo. Metí mi mano en el bolsillo, sorpresa, encontré y saqué el huevo.

  • ¿Mira que sorpresa?
  • Qué curioso, ¿no? Jajajajja
  • Toma póntelo que no contaba con él, seguro que ayudará a darte una buena despedida.
  • Goloso jajajjaj

Volvimos con el huevito a media potencia.

  • Si sigue a este ritmo me correré en el coche.

Paré en un lado de la carretera y aumenté la potencia del aparato.

  • Ahhhh paraaaa, paraaaaa por favoooor. Hummmmm siiiii siii

Buscando mi boca, se fue en un orgasmo más bien tranquilo y relajado.

Bajé la potencia del huevo mientras Ángeles cogía mi polla sobre el pantalón.

  • Cabrón he empapado mi falda. ¿Qué hago ahora?
  • Pues lo más que puedo hacer es dejarte la chaqueta, pero si te portas bien.

Dejó mi polla y se quedó muy formalita sentada en el asiento del copiloto.

Al llegar al garaje del hotel Ángeles me preguntó.

  • ¿he sido buena?
  • Claro, muy buena y me quité la chaqueta y se la ofrecí.

Entramos al restaurante y nos sentamos en una mesa al final del comedor.

  • No seas cabrón y no juegues. Luego en la terraza jugamos si quieres.

Cenamos con el huevito al mínimo, pero los ojos de Ángeles brillaban por la excitación. Subimos a la terraza y buscamos unas bambalinas algo alejadas. Después que el camarero nos trajo las consumiciones le dije.

  • Mastúrbate para mí, yo te ayudaré con el huevito.

Levantó su falda, se quitó la tanga y empezó a acariciar su clítoris despacio casi con mimo con ternura. Pasaba su dedo muy despacio buscando sus líquidos para lubricar la acción. El huevo estaba a media potencia lo que ayudaba a la masturbación.

  • Sácate una teta.

Ángeles sacó la teta donde tenía su mano libre y empezó a apretar y rozar su pezón. El huevo subió de potencia y sus gemidos también.

  • Siiii, mira como estoy, jodeeer, follame ¿a qué esperas? siiiii, miraaaa miraaaa.

Subí la potencia al máximo.

  • – Siii, asiii, siiiii

Ahora ya metía tres dedos en su coño

  • – siiii, siiii follameee, me corooooo, siiiii, dameeeee fuerte, dameeeeee .

Los gritos eran muy audibles, así que me levanté y metí mi polla en su boca, entrando fácilmente hasta su garganta, a la vez que sentía un líquido mojar mis zapatos. Esto y la excitación de toda la tarde hicieron que me corriese con rapidez, llenando su garganta con mi semen

  • hummmm siiii siiiiiiii.
  • Hummmm puttaaaa te estás corriendooooo

Ángeles limpiaba con lentitud mi polla, a la vez que yo escuchaba, un ruido como si algo vibrase golpeando hierro. Era el huevito que se había salido y chocaba contra la pata de la mesa. Lo recogí y lo guardé para así, terminarnos la copa para bajar ya relajados a la habitación.

Al llegar a la habitación sujeté a Ángeles con suavidad de la cintura y junté mi boca con la suya en un beso dulce y muy mojado, mi mano fue recorriendo su cuerpo a la vez que nos acercábamos al dormitorio.

Fuimos dejando la ropa por el pasillo y llegamos casi desnudos a la habitación. La tumbé en la cama besándola sobre la suave tela del sujetador, mordí sus pezones mientras acercaba mi mano a su sexo. Le quité los corchetes de su sujetador, sacándolo por sus brazos mientras la volvía a tumbar sobre la cama. Mi boca fue bajando lentamente por su cuello y bordeando la circunferencia de sus senos mientras mi mano acariciaba su coño. Mis labios se apoderaron de su pezón derecho y lo lamía y mordía con suavidad mientras ella con sus manos acariciaba mi polla. Fui bajando por su cuerpo hasta llegar a su sexo que lamí durante un buen rato sintiendo como se retorcía de placer.

Mis manos abrieron su sexo y mi boca se apoderó de su clítoris el cual lamí sin prisa succionando y girando mi lengua sobre él. Ángeles con sus piernas totalmente abiertas se retorcía sobre mi cuello y empujaba su cuerpo contra mi boca, buscando que mi lengua destrozase ese botón que tanto placer le estaba dando.

  • – Siii, siiii, yaaaa, estoyyyy.

Viendo la pronta llegada de su orgasmo, metí debajo de su espalda una de las almohadas para hacer subir su sexo. Apunté mi polla a la entrada de su coño y lentamente fui entrando en ella, Ángeles me rodeaba con sus piernas mirándome fijamente, con sus ojos abultados por el deseo, a la vez que me apretaba con fuerza

Fue un mete y saca muy lento sintiendo como entraba cada milímetro de mi polla para volver a salir y entrar una y otra vez con una lenta cadencia. ese coñito me apretaba y succionaba, a la vez que Ángeles apretaba sus piernas cogiendo mi espalda e intentando qué mi polla entrase más y más.

  • – Siiii, hummm, que gusto, me voy a correeeerrr, siiiiii, jodeeeer

Apretando fuertemente sus piernas en torno a mi cintura se corrio con un fuerte grito.

  • – Siiii, que gusto, me querías dejar un buen recuerdo ehhhhh.
  • lo dudabas cabrón, lo dudabas

El sábado llegó pronto y una luz radiante entraba por el corto agujero que dejaban las cortinas anunciando un precioso día de sol. Desayunamos y abandonamos el hotel, no sin antes dejar una buena propina en la recepción por su amabilidad y buen hacer.

Fuimos a la nueva casa, donde Esperanza ya estaba esperándonos.

  • – Buenos días, Esperanza.
  • – Buenos días.
  • – ¿Dispuesta para la limpieza y colocación?
  • – Por supuesto.

Esperanza había aparecido con unas mallas super pegadas que dejaban poco a la imaginación y un top que dejaba a la vista su plano vientre y resaltaba sus duros pezones.

Entramos en la casa y empezamos a colocar la ropa y a adecentar un poco la casa que por otra parte ya estaba bastante limpia.

A eso de las doce, reuní a las chicas y les propuse darnos un baño en la piscina.

Nos despojamos de toda la ropa y como niños saltamos en la caliente agua de la piscina. Cogimos unas cervezas y estuvimos hablando mientras las apurabamos. Luego podíamos ir a algún sitio de Gran Canaria a comer.

  • – Si queréis podemos ir al restaurante “Que Leche”. Es un sitio informal, pero con mucho glamour y hacen unos platos que te mueres. Yo lo digo de oídas ehhh que es un poco caro jajjaja.
  • – Jajajaj bueno todo es caro o barato depende de la calidad y el servicio.
  • – Vale iremos luego, llama para reservar.
  • – Podemos jugar a algo mientras hacemos tiempo.
  • – ¿Habéis jugado a la botella?
  • – Jajajaj claro, como no.
  • – ¿Pues venga, quien la mueve primero?
  • – Ya tiro yo, dijo Ángeles.

Lanzó y la botella quedó apuntando a Esperanza. Unas preguntas no muy incisivas fueron respondidas por ella. Después fue mi turno y la botella cayó del lado de Ángeles que igualmente respondió a las preguntas. Cuando me tocó a mí las chicas subieron la apuesta y hube de desnudarme. después la botella quedó apuntando hacia Esperanza.

  • – Bueno dialoguemos, que le mandamos, ¿no sé, no se? síii. Mastúrbate para nosotros.
  • – ¿Jooo no seee, pero me vais a ayudar?
  • – Tendrás que provocarnos.

Esperanza empezó a recorrer su cuerpo con las manos, lo recorría lentamente acariciando sus pechos y pellizcando sus pezones que ya parecían la tetina de un biberón. los apretaba y estiraba mientras se mordía el labio.

  • – hummmm siiiii, jodeeeer siiiii

Esperanza abrió sus labios mostrándonos el interior húmedo de su coño, nos miró, se relamió y buscó su clítoris acariciándose suave y lentamente, lo pellizcaba e intentaba tirar de él, haciéndolo cada vez más grande. no paraba de mirarnos y hacer moines con su cara mientras gemía quedamente.

Yo agarré mi polla y empecé a subirla y bajarla a la vez que miraba fijo el coño de Esperanza.

  • – Mira perra cómo me has puesto la polla
  • – Siii hummm me gusta.

Mientras Ángeles con la mano en su sexo ya metía dos dedos dentro de su coño

  • – Jodeeer como me estáis poniendo cabroneeees.

Ángeles se abrió bien el coño y dijo.

  • – Ven zorra y cómetelo ¿a qué esperas?

Esperanza bajó de su silla y gateando se acercó al coño de Ángeles. Lo empezó a devorar con ansia y con ganas.

  • – Jodeeeer que bien me lo comes, sigue no pares zorra, no pares siiii.

Yo me acerqué a Esperanza y apuntando mi polla a su coñito se la metí primero hasta la mitad y luego de una hasta el fondo. Esperanza abrió la boca mordiendo el clítoris de Ángeles que agarró con fuerza su cabeza, repasando su coño por la boca, subiéndolo y bajándolo.

  • – Zorrita como me estas poniendo, hummmmm, siiii, asiii, siii, no pares, no pareeees siiiiii .

Un chorrito de flujo salió del coño de Ángeles, Esperanza lo bebió con ansia mientras gritaba

  • – Siiii, asiii, humm más, nooo pareees, hummm nooo paaaareeees nooooooo .

Ángeles aprovechó para meter su cabeza bajo las piernas de Esperanza y a la vez que lamía mis huevos, lamía también su abultado clítoris.

  • – Puta, hummm, vas a hacer que me corra, siiii, jodeeer, siiii, que bien lo comes, siii

Bombeando con fuerza me corrí dentro de Esperanza, que a su vez soltó un chorro de jugo bañando los pechos y la cara de Ángeles. Ángeles no dejaba de chupar, mientras yo sacaba mi polla ella rebañaba con gusto los líquidos que salían del coño de Esperanza. Le dio la vuelta y la hizo una gran comida metiendo su lengua en lo más profundo del coño y lamiendo su clítoris hasta que Esperanza sujetó con fuerza la cabeza de Ángeles y en un

  •  – Siiiiiiiiiiiiiiiiiiii, Siiiiiiiii, siiiiiiiiiiiiiiii

Se corrió en su cara dejándola totalmente pringada de jugos.

  • – Hummm esto ha sido bestial jodeeer
  • – Duchémonos y a comer.

Llegamos al restaurante que la verdad tenía muy buena pinta. Nos sentamos en una mesa con banco corrido pegado a la pared. El camarero nos preguntó qué deseábamos para comer, si ya lo sabíamos.

  • – De entrada, nos va a poner una botella de María Remirez y después, nos sorprende con una pequeña degustación, si puede ser.

La verdad es que todo lo que nos trajo fue fenomenal, una auténtica delicia.

El chipirón y la lubina espectaculares.

A los postres también trajo una pequeña degustación que compartimos y paladeamos con sumo gusto.

Al hincar la cuchara en la espuma de maracuyá, noté como una mano sobaba mi paquete mientras otra bajaba la cremallera del pantalón sacando mi polla fuera.

  • – Sois unas putas muy malas, ehhh.
  • – Tú calla y disfruta.

Lentamente una movía mi polla mientras la otra tocaba mis huevos y con sus uñas rozaba la piel de mi escroto. Mi polla estaba como una piedra, de dura.

  • – ¿Quieren una copa?
  • – Perfecto lo que usted nos ponga estará bien.
  • – Casi os pilla y yo aquí con la polla fuera.
  • – Chusss calla. Mira la rubia de enfrente como se está poniendo.

Mientras ellas no dejaban de menear mi polla, en frente había una rubia que no paraba quieta miraba se reía y se mordía el labio inferior. Me miraba fijamente a los ojos para luego bajar la vista hacia mi polla. Yo no podía verla, pero seguro que al menos una mano estaba en su coño. Tenía los ojos vidriosos y abría la boca en señal de placer. Yo ya no aguantaba más y mientras me reclinaba en el asiento un buen chorro salió de mi polla llegando a mitad del pasillo.

Los ojos de la rubia se abrieron mientras metía mi polla en el pantalón. Me guiñó un ojo, se lamió los labios y se levantó al baño, yo salí detrás de ella.

Al llegar al baño, la agarré del brazo y tiré de ella al baño de tíos, la metí en uno de los cubículos, pegué mi boca a la suya y metí dos dedos entre sus bragas. Estaba empapada y en pocos segundos se corrió como una auténtica loca chillando sin parar.

  • – Siiiii, siiiii, siiii, siiiii.

Se sentó en la taza jadeando, mientras yo salía del baño y me sentaba junto a mis chicas.

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